jueves, 18 de julio de 2013

  Rosa de sangre de Cristo tirada en el charco de aceite. Triste y callejera figura católica, ¿por qué no nos has abandonado? Ayer estuve en la cárcel visitando a mi padre, parecía un hermoso día de campo, había música, niños, mujeres alegres y también había dolor. La flor del dinero no se abre para mí. El ruido de la máquina no me deja escribir otra cosa que garabatos literarios. Quiera Alá, ojalá, que alguien me pague por ellos.
  El insulto y la grosería, la lisura, la maldición reconforta a Alma, la de fácil sonrisa. Son los izquierdos humanos y no los derechos un juego de palabras programadas para ilusionar a las bolsas de grasa que viven detrás del ordenador de pizzas automáticas como las cajeras del centro comercial ubicado en la ruta del control remoto. Respira. Obesa respiración. Cada una de las electrónicas sensaciones que recorren el cuerpo social simulan felicidad. Enmariguanado voy orinando los bustos y las estatuas de los héroes nacionales que nos dieron días de asueto, días y noches en los que las amas de casa se ven forzadas a tener sexo. Y de este sexo nació una bolsa de grasa que no se alcanzará a mirar las piernas, nunca jamás cuervo blanco que cagas la cabeza del presidente, nunca más serás mi gerifalte. Febo les quema las tetas, son las hijas de la chingada, ellas piensan en el bronceado como salvación y yo veo a miles de células sufriendo. Mejor sería que sus cuerpos descansaran en las gemonías. Un gargajo glauco, la letra gamma. ¿Es esto una digresión satánica y románica?
  Los gatos forrados están al acecho, no hay que devanarse mucho los sesos para saberlo. Era martes graso cuando el Omnigeno habló conmigo del patrimonio que son los testículos. Mantícoras gigantes atacaban a los recién nacidos pero las hembras humanas estaban más preocupadas en lo que el Sin Nombre me decía. Era el epítome del epigrama de la vida, decían los de la Real Academia del Escroto. No me gusta usar la palabra todos. Todos deberíamos ser Caramurú. Y vi como una mantícora le comía los huevos a Diego Álvarez mientras las hembras humanas acariciaban a los gatitos que pertenecen a la Nueva Inquisición.
  En el vuelo retrasado del avión comercial volaba la mosca sin alas, la observé desde el cerro en que estaba fumando palabras. Calabaza de media noche, tú nos viste pasar abrazados, en llamas. Profundo horizonte rizado de pestañas largas, se busca a un sí diferente, yo busco un sí mismo. Disco ancho por el que pasa la luz, tendría que haber un ruega por nosotros, pero soy envidioso. Son las cascadas y las grandes piedras que me ponen así, raspado de las rodillas, también fui a adorar a la montaña y tuve estas vocales repetidas, es que sólo son cinco y estoy tan triste que lloraré risas entre las ramas.
Te imaginas muerto a las tres de la tarde y ya son dos y media.
  El Pensamiento se despierta con sed, como si en el sueño hubiera caminado horas sobre un desierto de dunas. Pensamiento con piernas sobre las horas en el mar de arena. Se dirige hacia el refrigerador que está en la cocina y no en otro lugar; en un desierto de cocinas, un frigorífico en la sala, como una nevera en la azotea. Pensamiento busca algo frío para tomar y encuentra un cadáver fresco. Después va al baño, donde orina sangre y caga poesía, la noche anterior cenó, el pensamiento siempre cena pesado. El Pensamiento se estira, hace lagartijas, cocodrilos, unicornios y abdominales. La pantalla anuncia el desempleo, los asesinatos, la política, el hombre y la mujer, los niños con hambre, los niños ricos, violaciones, pactos diabólicos, guerras de flores, comerciales, comerciales, comerciales, apaga la televisión. La televisión hace daño al Pensamiento, ¿qué le hizo el pensamiento a la televisión? El Pensamiento se dirige a sus actividades diarias, las que lo hacen Pensamiento. Afuera el Pensamiento va.
El mundo está siendo
Haciendo mundo él está
La testa del vivir zigzaguea
Yo muto
Tú mutas
Ella muta
Nosotros mutamos
Vosotros mutáis
Ellos con cabellos
Da vueltas la luna
Giran las galaxias
Se abre la puerta
Hay una ventana
Y detrás un espejo
Se cierra la puerta
Puerta y muerte
Puerte.
Rayos, relámpagos, espionaje, granizo, basura, volcán, bajo el volcán de las noticias.
  Cuando el dinero no alcanza hay que dejar de rascarse la panza con ese alambre oxidado del pesimismo, esto dicen los que trabajan de sol a águila; hay que echarle ganas a la mezcla ontológica, para que no se caiga la barda de la existencia. Lo que no dicen estos amigos laborales es que trabajar es un problema cuando el pago es una mierda hepática, y para trabajar como esclavo mejor te la clavo con los de tres pulgadas, ¿cuánto ofreces por esta chamba? Se gana mucho poquito con la hética. No hay cosa más bella que te den paella gratis, con su agua de limón, pero si no hay paella aunque sea unos tacos de ubre, eso sí, vegetarianos. Ya me voy para otro lado, la raza se muere de hambre y no tengo ni un centavo. Irse no soluciona nada, irse soluciona todo. Estoy pobre porque quiero comprender las posibilidades de la miseria. Punto y seguidillo, por las lombrices.