jueves, 18 de septiembre de 2014

  Amiga, en tu casa las ventanas son televisiones y están todas apagadas. Cuando me asomo a las cubetas de agua tú ya estás despierta. Qué bueno es poder tener las cosas y no usarlas. Toco el saxofón de tu timbre a pesar de que estoy adentro. Comienza la fiesta con las peleas de los vecinos. El café ya está servido. Libretas de recados hacen las veces de poemas registrados. El café ya está frío. Una lámpara es el mayordomo. Trapeador, escoba, la limpieza de los trastes. Aunque es temprano estamos ebrios. La hora de comer es el simulacro del apocalipsis, sopa aguada. No tengo hijos, tengo deudas. Arroz con huevo. Veinticuatro, sesenta, doce, trecientos sesenta y cinco, bisiestos abrazos nos damos. Amiga, ya me voy, los domingos pagan doble si uno más uno son dos.

Qué leo

Qué leo (sin comillas porque son multitud): Corydon, Prometeo desencadenado, André Gide y la poética de la homosexualidad. El mundo alucinante, Antes que anochezca, El asalto, Reinaldo Arenas y la imaginación que viaja en una isla hacia no se sabe dónde, croquetas que se pegan en el paladar. Los tacos de ubre también se leen. Un redoble muy largo, Manuel Echeverría cuenta la historia de México en el siglo XX a partir de la relación laboral de los dueños de un circo y sus trabajadores. La tienda de la esquina también tiene clásicos ilustrados. La señal, Inés Arredondo, incesto en verano. Un moco embarrado en el mantel como la novela del año. El orden caníbal, Jacques Attali, de cómo la medicina es el negocio más inhumano. Libretita de apuntes para seguir escribiendo. El hombre desplazado, Todorov se desdobla y se vacía para dejarnos ver adentro de su desarraigo. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami puede ser David Lynch. Celebración nacional porque Rulfo toma fotografías a la naquiza. Rubaiyat, Omar Khayyam, el mejor de lo árabes karatekas. Alguien voló sobre el nido del Cuco, Ken Kesey produce películas viejas en donde los locos se hacen los cuerdos y los pieles rojas destruyen los juegos de baño. El coloso de Marusi, Henry Miller más la Crucifixión rosada más los trópicos más una masturbación dubitativa. Artistas nómadas que te sacan la lengua. Dublineses, James Joyce y un gran signo se interrogación que se disfruta con cerveza. Las islas Marías y Pedro Infante. Los muros de agua, El apando, José Revueltas no se cansa. El optimismo óptico. Cándido, Voltaire. El asalto, otra vez Reinaldo Arenas y su última novela escrita desde el hospital. El café de nadie. El movimiento estridentista, Germán List Arzubide. ¿Águila o sol?, Octavio Paz. Infrarrealismo. Hojas de hierba, Whalt Whitman, pues el sexo lo contiene todo, pero en otro poema. Aforismos, Lichtenberg observa con lupa al animal que nada en una lágrima. El hombre en la ventana vende verdades baratas. Las edades de Lulú, Almudena Grandes, más allá del límite del placer. Ensayos, Miguel de la Montaña, intenta escribiendo y en el andar desvela. Autoconocimiento Volkswagen. La montaña mágica, Muerte en Venecia, Doktor Faustus, De la estirpe de Odín, Señor y perro, Thomas Mann, el fárrago iluminado. El tiempo de arriba y el tiempo de abajo, qué horas son cuando te enfermas. Médico de cuerpos y almas, Taylor Caldwell, los best-seller pueden ser clásicos, acá Lucas te receta un remedio para el espíritu. Los de abajo, Mariano Azuela inventó al PRI. Confabulario, Bestiario, Palindroma, Juan José Arreola, las capas, las muchachas y el histrionismo. El cazador de tatuajes, Juvenal Acosta viste de negro y vive en Frisco. La Biblia, varios autores que se pelean entre ellos. Lot, tú eres el más ganón. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra, que no le cortaron la mano, sólo la tenía inmovilizada. El burro pensante, Dulcinea y Rocinante. Gargantúa y Pantagruel, Rabelais, gigantes fornicadores. Más vino. Macario, Bruno Traven, el cuento Amistad, bolillos arrojados a los perros, no como alimento, sino como arma. Bajo el volcán, Malcom Lowry, le dijeron que no fuera a ese bar, la vida es una borrachera. alcoholismo y adivinación. La jaula de la melancolía, Roger Bartra, contra Paz, a favor del axolotl. Atropellos ontológicos. La cámara lúcida, Roland Barthes, lo que la imagen parece y lo que aparece en ella. La captura, Oë Kenzaburo, rurales japoneses ven por primera vez a un negro. El paraíso en la otra esquina, Mario Vargas Llosa, Gauguin y su abuela, el derechista Mario alguna vez hizo buenas novelas. Sífilis en la pluma. Pasado negro, La novela murió, El salvaje de la ópera, Rubem Fonseca, el humor y la cinematografía hechos libros. El cazador de jaguares, Lucius Shepard, cuentos fantásticos para comprender la realidad. Milagros de vida, J. G. Ballard, y todo lo que este buen hombre escriba. La ciencia ficción del aquí y ahora. El arco y la lira, Octavio Paz, sí, Octavio Paz, el ladrón. Pedro Páramo, El llano en llamas, Juan Rulfo, tenía que aparecer, aunque prefiero a Francisco Tario. Es que somos muy lindos. Confieso que he vívido, Pablo Neruda, la confesión como género, dice la filósofa. Ni lo que digo, Ricardo Yánez, ¿qué son los cigarros de mota? Sobre el suicidio y otros ensayos, David Hume, la causalidad de unos pantalones vaqueros. Mundo del fin del mundo, Un viejo que leía novelas de amor, Historias marginales, Luis Sepúlveda, viajero que enseña a volar a los gatos como gaviotas. Ignominia, Juan José Ryp, cartones de la distopía. Cinismos, Michel Onfray, pensamiento de la acción y hedonismo materialista. Recuerdos de la casa de los muertos, Fiódor Dovstoyevski, sólo la puntita en Siberia. El nacimiento de la tragedia, Nietzsche, por aquí hay que comenzar para volverse loco. Historias del Kronen, José Ángel Mañas, historia de la movida española. Manual de zoología fantástica, Jorge Luis Borges, sin olvidar a Margarita Guerrero. El túnel, Ernesto Sábato, trilogía de los bajos fondos de Buenos Aires. El juguete rabioso, Roberto Arlt, manual para hacer bombas. Imagen primera, Juan García Ponce, relatos de la desolación. Fenomenología del relajo, Jorge Portilla, es que ya nadie pone atención. Varios, Artaud, las piramides mexicanas giran sobre su propio eje. Confesiones de un payaso, Heinrich Böll, es que a veces uno se da cuenta de que no sirve para nada esforzarse. Mi último suspiro, Luis Buñuel, la biografía como pornografía. Filosofía y poesía, María Zambrano, a las orillas del lago de Pátzcuaro. El arco y la lira,  otra vez Octavio Paz golpeando mujeres (metáfora). Filosofía del pedo, Anónimo del siglo XIX, libro esencial para entender la flatulencia. La poesía en la práctica, Grabriel Zaid, se puede vivir poetizando la cotidianidad desde una máquina de hacer sonetos. La tierra de Canaán, Isaac Asimov, la historia amena contado por un divulgador de la ciencia ficción. Cartas a Manuel Rodríguez Lozano (1927-1930), Antonieta Rivas Mercado, mujer todopoderosa. Patología del ser, Elegía de los tríangulos, Ramón Martínez Ocaranza, el poeta que no tiene ni un pelo de tonto. Mi caballo, mi perro y mi rifle, José Rubén Romero, no confundir con Jesús Romero Flores. Mitología tarasca, José Corona Núñez, el poniente es femenino. Billy Bud, marinero, Bartleby, Herman Melville, preferiría no hacerlo. Cuentos, Trilce, César Vallejo, peinado porque ser humano. Cartas de relación, Hernán Cortés, el malquerido. Memorias, Fray Servando Teresa de Mier, la virgen de Guadalupe y las momias de Guanajuato. Misericordia, Benito Pérez Galdós, un esencial en la narrativa, en especial esta novela que expone la mafia de los pordioseros, véase El vampiro de Düsseldorf​  de Fritz Lang. El perfil del hombre y la cultura en México, Samuel Ramos, es que somos muy chiquitos. Las flores del mal, Baudelaire, uno de los citados y no leídos por las multitudes enanas. El nombre de la rosa, Umberto Eco, la risa como veneno. Julieta, Marqués de Sade, piensa mal y acertarás. Historia del Ojo, Bataille, no confundir con Historia de O de Pauline Réage. Cuentos héticos, Francisco Hinojosa, lo wur tú deberías hacer es leer a Kant. Las memorias de Adriano, Opus Nigrum, Marguerite Yourcenar, escritura de altura, si la historia fuera una alacena. Ana Karenina, León Tolstoi, el deseo no puede esperar. El amante, Marguerite Duras, mestizaje y lluvia. Confesiones, San Agustín, si no me preguntas sí sé de qué se trata. Narraciones extraordinarias, Edgar Allan Poe, el agua pantanosa en donde nada la creación. Drácula, Bram Stoker, peste como civilización. De perfil, El rock de la cárcel, Final en la laguna, José Agustín, un chale sin chacos. Chin-Chin el teporocho, Armando Ramírez, escritor y boxeador. La poética, La física, La política, Aristóteles, ya qué. Los anuncios oportunos del periódico. La peste, El extranjero, et al, Camus, con alguno tenía que acabar este vómito informativo. 
El borracho ha perdido el dinero
nuevamente-malamente-tontamente
toca la puerta de la reconciliación
llora pidiendo perdón a la esposa
llora buscando un rincón ratonil
lloró en sus pantalones

a las ocho de la mañana
los vecinos se dan cuenta
que los matrimonios no funcionan
cuando los hijos llegan
antes que el amor.