viernes, 16 de enero de 2015

Más que humano

  Hablo yo, varón ilustre y más que humano. La transformación racional de la ciudad es urgente. Sin destruir hay que pacificar. Renovarse: un nuevo mundo es posible. Es el tiempo de todos los tiempos. Regresemos a la Edad de Oro, el camino apenas comienza, ¿por qué creer en la oscuridad de la mentira? La verdad es lumbre, fuego que calienta. Siento que las cosas han perdido el rumbo, se han desviado, los atajos no han sido los mejores, la perversión ha ganado terreno. El hombre es esclavo del hombre, el desprecio de sí mismo se ha generalizado, le ha dado la espalda a las ideas, ha despreciado la razón. Y los más desprotegidos, nuestros pobres, son los que sufren más. Es suficiente ya, el dolor tiene que terminar, por eso el Hospital, hospitalidad, el abrazo, tengo fe en que las cosas cambien. Cambiarán.

  La utopía es aquí y ahora. Platón nos enseñó que el mundo de las ideas y la realidad son uno y el mismo. La conexión es activa, es una acción transformadora y creativa. Tomás Moro imaginó una sociedad armónicamente constituida, como la música, hay que ejecutar su partitura, tocar las fibras más sensibles de esta sociedad. Escuchemos a los grandes, no están muertos, dialoguemos con ellos, la historia no es arriba ni abajo, izquierda o derecha, la historia es el instante. La confianza que Francisco de Zumárraga tuvo en mí se materializó en Santa Fe de la Laguna, porque tuve voluntad de hacer las cosas. Sé que no soy perfecto pero soy perfectible, al igual que mis hermanos todos, me equivoco, sí, pero del error aprendo y me levanto con más bríos, con la fuerza inextinguible de la esperanza. Nada me detiene, porque estoy vivo, respiro en cada uno de ustedes, soy su corazón y su cerebro.

  El humanismo verdadero se encuentra en aquel que denuncia la injusticia, que hace suyo el reclamo. Hoy más que nunca se necesitan, urgen, verdaderos humanos preocupados por sus semejantes. Soy el que escucha. Soy el de la vida sencilla, vivo con poco, un pedazo de pan, una sábana limpia. Abrazo al que llora, curo al enfermo. Porque el cristianismo tiene como fundamento el amor al prójimo, debemos partir de aquí, sé que las cosas serán diferentes si no olvidamos este precepto. La violencia nos habita, es cierto, es parte de este ser escindido que somos, sólo aceptando la batalla interna cambiáremos al mundo, el sol volverá a brillar dentro de nosotros. Soy Vasco de Quiroga y lloro, porque en esta tierra dejé mi alma y ahora es pisoteada por la estulticia generalizada. ¿Qué se puede hacer? Todo se puede hacer, la utopía es aquí y ahora. El humanismo levanta la mano y yo sigo vivo.

Filia

  Hago sufrir a mi familia, por favor, estoy enfermo, necesito ayuda. Como vino, ceno vino, ¿qué es el desayuno? Voy a ahorcarte en este momento. Lo siento madre santa, vivo mi vida loca. Virgen de Guadalupe, morena de fuego, haz pariente del amor. Te voy a matar en este momento, nadie me quiere. Señor, señora, les vengo ofreciendo galletas regeneradoras. Si sí puse para la luz, el agua, tengo mil pesos guardados no sé dónde. Las niñas sufren mucho. Los niños tienen sed. El abuelo está enfermo y ya no hay té para los tres. ¿Quién lava la ropa que ensucio? Te voy a romper los platos limpios, nada más no me dejes dormir en la calle a las seis de la mañana. Hambre, esto es la filia.
  Para compartir contigo está el transporte público, las esquinas de los barrios más violentos, los vendedores de palomas, el agua estancada de las azoteas en verano, los pasos silenciosos de los elefantes castrados, la sucias noticias de los hospitales. Para seguir siendo, corazón, tengo que comprender primero el teorema de los pederastas, los motivos de las escaleras, las noches encerradas en que estos ojos rojos parpadean. Un para que no para de andar buscando escarabajos en las hamburguesas del cariño. Las plantas de los pies verdes se secan, agua color negro chorreando sequías, lo escaso es un acaso, el abono olor a rosas. Te quiero morder las uñas con los pliegues de mi panza, pero estoy adelgazando. Atravieso el diccionario, cansado de no saber el alfabeto ni las sumas de las taquerías, camino viendo el cuello de la sed, la inteligencia intermitente de una mosca. Lluevo, porque soy el resultado del ciclo doloroso de las risas en los funerales. Para volar contigo habrá que guardar el silencio en una nube y cantar, una canción de sol que te impresione.

                                                   Fotografía de Wen G Vences Rufino

lunes, 12 de enero de 2015

Un poema-pena de amor

Elena es una niña
Acostada en la hamaca
40 grados a la sombra
Poca agua

Efraín es un hombre
Sentado en una silla
Ventilador viejo
250 pesos la botella de mezcal

Elena y Efraín se conocerán
Tendrán calor juntos
Problemas para pagar el agua
Pocos muebles
Hijos e hijas e hijos
Viajes a otras camas
Ganas de llorar

Y de la hamaca no se hablará más.
                                                     Fotografía de Wen G Vences Rufino


¿Y si mandamos al carajo a todos los partidos políticos?

No se puede, entiende que hay mucho dinero de por medio.

¿Qué tal si cada día se asesina a un diputado, senador, gobernador o presidente?

Mira, mejor tómate tu pastilla, te dejo la tele prendida, acá está el control. No pienses esas cosas, la paredes tienen oídos y son tiempos de elecciones.

¿Cuáles son los motivos de esta manada de lobos?

Sólo uno, la democracia.
                                                   Fotografía de Wen G Vences Rufino

Pasa que escribo con el estómago y me como las preposiciones, conjunciones, artículos, etcétera. Vomito dislexias, me equivoco, luego me doy cuenta y corrijo. Es el problema de escribir con las vísceras, pero es lo que hay.

La paz esté con ustedes

                                                    Fotografía de Wen G Vences Rufino


1

  Los policías nos dijeron que teníamos que estar tranquilos, no pasa nada, es algo de rutina. Fue cuando comenzamos a escuchar las detonaciones. Cayeron como costales. Mujeres, hombres, niños. El calor de Apatzingán secó la sangre rápidamente. Cuando salimos del local vimos el montón de cuerpos amontonados, los habían acomodado de manera que parecía que se abrazaban entre ellos. Los familiares de los muertos gritaban, sus sollozos eran agudos, agujas sonoras, pero no commovieron a los asesinos. Había soldados, federales, estatales, municipales. ¡Perros de mierda! Les gritó una señora, la sometieron en seguida. Llegaron los reporteros, la información oficial hablaba de un enfrentamiento, las fuerzas federales sólo se defendieron. Las armas de los caídos eran palos, piedras, coraje. Nosotros vimos cuando los mataron, después de que escuchamos los primeros tiros nos asomamos por la ventana y observamos cuando les disparaban a quemarropa a las pobres víctimas, algunos pedían clemencia, no la hubo. Sí, fueron los policías federales, nadie nos creyó, hasta nos amenzaron con desaparecernos si seguíamos diciendo lo que presenciamos.


2

  Los hechos ocurrieron ayer, martes 06 de enero del 2015, día de reyes. Alrededor de las dos de la tarde unos sujetos armados, presuntamente coludidos con el cartel de los Viagras, nos atacaron con armas de alto calibre. Lo único que hicimos fue defendernos, pudimos salir ilesos, sin ninguna baja de nuestra parte. La ciudadanía puede estar tranquila. Estamos logrando la paz en Michoacán.

3

  Ayer me mataron. Fueron los policías, fue el gobierno. Imposible vivir en esta tierra, es demasiado caliente, todo se ha convertido en un desmadre: autodefensas, infiltrados, perdonados, federales, verdes, civiles. El crimen está muy organizado. Lo único que queríamos era vivir tranquilos, pero no se pudo, no se puede. Se me salieron las tripas del disparo que me dieron, en el cuerpo que tenía quedó el boquete, es del tamaño de una bola de billar. Lo que más me duele es que me mataron a la María, ella nomás me acompañó, que para que no me metiera en broncas. Quedó llena de hoyos. Tengo harto coraje, me dan ganas de matar a todos los policías y a los soldados, al presidente, que se los lleve la chingada, ¡hijos de su puta madre! Pero ya no puedo. El estado es el enemigo, ojalá que la gente se dé cuenta, que mi muerte sirva de algo.

¿Escribir?

                                    Fotografía de Wen G Vences Rufino


  En estos últimos meses he estado muy cerca de la literatura local y nacional, no sé si sea bueno o malo, correcto o incorrecto dicho acercamiento. El motivo, o pretexto, de esto ha sido el diplomado en creación literaria que la secretaría de locura estatal y el INBA organizan. Asisto a éste porque no tengo trabajo y puedo disponer de algunos días al mes para hacerme pasar por escritor con trayectoria, además de que es una labor antropológica que desde hace tiempo quería realizar: estudiar a los escritores en su hábitat. La inercia de dicho diplomado (yo diría más bien cotorreo literario fársico) provocó que haya conocido a gente muy capaz que se toma la literatura como algo serio y no simplemente como una alfrombra roja. Juntos con estos últimos organizamos un encuentro de literatura que se llamó Librósfera. Ahí conocí a más escritores de varias latitudes intelectuales. Lo que provoca mi asombro es que sólo una parte muy pequeña de estos literatos se preocupan por lo que acontece en el país, en el estado, en la ciudad de Bombelia. Es triste leer sus textículos y darse cuenta de que sus preocupaciones, sus temas, son tan dispersos y sin contenido, como si en México, y en el mundo, no pasara nada; pareciera que estos escritores viven en otro planeta, colgados de las tetas de la imaginación, lastimando a las musas. Digo triste porque creo que la palabra lo modifica todo, el verbo hace aparecer las cosas, vemos lo que antes ignorabamos, nos sabemos y nos comprendemos. Por supuesto, la palabra denuncia, señala al culpable, hace que nos demos cuenta, conmueve al vecino. Tampoco es que yo sea un luchador social empedernido, tomo distancia, es cierto, para entender los problemas hay que observar el horizonte desde la perspectiva más amplia que se pueda. Trato de ser sincero, mis pretensiones no van más allá del compromiso que tengo con la gente que me rodea, principalmente conmigo mismo: escribir, para mí, es un placer pero también un deber ético. A veces la riego y digo cosas que no, entiendo que soy un ser perfectible, jamás perfecto. Respecto a mis "colegas" siento una gran pena, porque cuando le dan un premio a alguno de ellos corro a leer el texto premiado, entonces pienso que hay un problema con los jueces, con los que participan, con este teatro absurdo de la competencia, me da lástima saber que el ego de un escritor crece porque le dan unos miles de pesos y no porque su texto haya calado en el sentir de alguien no especializado, por ejemplo: cuando una señora desconocida te lee y con lágrimas en los ojos te dice que eso que escribiste le pasó a ella, entonces un gracias de oro vale más que el cheque de la institución. Ningún premio se compara con esto. Claro que si yo quisiera ganar premios tendría que participar primero en los concursos, sin embargo no lo hago, me abstengo. Los poemas-cuentos-novelas-ensayos ganadores me parecen, la más de las veces, insulsos, como comida sin sal. Como dice la canción "hay que tomar partido", por supuesto que no me refiero a los partidos políticos, los cuales tienen que desaparecer lo antes posible, me refiero a la situación que se nos viene encima, la aplastante realidad devoradora de ilusiones. Y luego están los escritores "consagrados", los maestros, que vienen a "provincia" para darnos un poco de luz, y para mostrarnos sus traumas, sus enfermedades disfrazadas de buen gusto. Pobres de ellos, no tengo más palabras que decirles, al final parece que ellos las tienen todas; allá, no muy lejos, la vida les tiene preparado su regalo. Gracias a éstos y a los otros por mostrarme lo que no debo ser y hacer.

Guerrero michoacano drogado

                                                            Fotografía de Wen G Vences Rufino


  Si te da frío abre el refrigerador, si tienes calor no hay gas. Así habló el marihuano cuando estaba en casa ajena, tan pacheco andaba que se le olvidó mear. Es el mar, las micheladas, la cancha o plaza principal, son los inspectores pidiéndote dinero, los sindicatos de músicos que no sirven para nada, todos quieren dinero, tu talón de Aquiles. ¿Y luego? Pues fumas. Entonces te das cuenta que la Majahua está privatizada, Contramar es de unos pocos, la vista está privatizada en Ixtapa, La Cucaracha, sólo unos cuantos güeros caminan para atrás, sin voltear al palmar, blancos como la leche, largos como los postes, pendejos como nosotros, pero con dinero, otra vez el papel sagrado, el plástico sagrado, el metal, monedas, billetes, tarjetas de crédito, especulación, Oxxo (robar, siempre robar aquí). Relleno hay de pollo y también de cerdo. Shorcito de Xihua uei. Regresar al mercado donde comiste. Pescado fresco: empanizado, al mojo de ajo, a la diabla. Dijo Roxane que las vacaciones son el regreso a la naturaleza salvaje del hombre: comer, coger y dormir. El primero de enero estaba un hombre tirado en la arena, en la orilla, el mar le besaba las patas de crudo, playa La Ropa, el montón de gente quería ver el atardecer, buena vibra y otros viajes, la emoción de capturar el momento. El vato tirado ya llevaba varias horas ahí, como arrojado a la existencia horizontal del suelo, los niños lo saltaban, los perritos chihuahua le ladraban, una señora dijo ¡ay! Después se fueron a sus hoteles a quitarse la arena de los calzones. Cayó la tarde, no aguantó más, la pobre, nació la noche de invierno con calor, moscos, mosquitos, turistas pidiendo descuento. Entonces el recuerdo, fuegos artificiales, destellos de lo que fue. Don Ubi era el encargado del terreno que va hacia el faro, cocoteros, serpientes, tarántulas negras, gallinas tropicales, victorias bien frías con su república francesa (véase la etiqueta), claro, playa Las Gatas. Se murió porque así son las cosas, qué se le hace, Don Ubi, Don Josué, Don Acá, Doña Chancla. Marioni vende plata en la misma playa. Chido el vato, es la banda, luchó contra el asfalto y le ganó. Norte-sur. Alucinaciones: Cocodrilos comprando tacos de guisado: requesón, arroz con huevo, barbacoa, mole, chicharrón. El chilangocosteño del semáforo es más zanca que las tiritas. Han pasado tantas cosas, en Morelia se les sigue cayendo la baba a las estatuas, el camión de la basura no pasó, dicen que hay poco dinero, ¿quiénes dicen?, los del dinero, cuáles otros. Retórica, al final siempre es la enfermedad que les da a los animales que tienen lomo. Guerrero, Michoacán, en ambos estados se recuerda a los muertos, a los miles de caídos en esta guerra interminable, se habla de ellos, se mienta su nombre. Frío-calor. Son vacaciones del terror, empeños de enero, reyes narcos, la capacidad de tolerancia, no le jales la cola al gato, el juguete caro y el aventón al otro mundo. ¿Te das cuenta?

Final de viaje

Ya no soy tan joven
me doy cuenta
por cuestiones ético biológicas
No pago la cuenta
Esucho las quejas de los vecinos que ya están hasta la
MADRE
En la radio anuncian promociones
2x1
Pero prefiero la tienda de la esquina.

Fotografía de Wendy Rufino
  
  Camino por las calles de esta ciudad, ando preguntando por mí, me detengo con todo el que encuentro, los cuestiono cuestionándome. ¿Quién me dará razón? Los zapatos gastados, la playera sucia, el perro que no ha comido. Quiero tantas cosas y puedo tantas pocas. Lo que importa es el abrazo, sí, y también los buenos días.

sábado, 3 de enero de 2015

  Quiero dejar mis ojos en el mar, las olas cuando pestañeo. Camino sobre la arena, descalzo, chanclas ya no, soy el mesías de los cocos y las palmeras. El calor moreno de las muchachas, la boca seca, los tambores en el semáforo, sudor escurriendo sobre mi pecho, litros de agua con sal. Agua dulce, agua mineral, agua por todas partes, desierto azul, una cerveza en la tienda de la esquina, gringos bailando en el muelle, don Ubi ya no está, ayer hablé con Marioni y me dijo que las cosas han cambiado, Josué también estaba ahí, comimos campechanas de a cincuenta pesos, las lanchas a Las Gatas veinte pesos ida y vuelta, inspectores molestando con ganas de estar chingando, la palabra me salva, salvavidas poético. Ahora el reloj va para atrás, es este clima que nos abraza hasta exprimirnos, limón de la razón. Tiritas de amor para este año que siempre está comenzando, galletas saladas, aguacate y voluntad. Nado, nada soy, hago las paces con el océano, los peces son mis amigos, porque yo también devengo en pez, floto y muero por la boca. Pescado un treinta y uno de diciembre, soy para caldo.

Avetón al otro lado

  He viajado de aventón desde hace quince años, el famoso mochilazo. Sé que es un acto temerario, la temeridad más que una virtud es un defecto. Ayer, cuando viajaba juntos con mis amigos rumbo a Zihuatanejo, comprobé que las cosas han cambiado para mal. La gente ha dejado de tener confianza, los medios de comunicación masiva han triunfado, todos contra todos, nadie es de fiar, cualquier persona te puede atacar, que se acabe la solidaridad, mejor viajar en tu carro solo, sin que nadie te moleste. Tardamos mucho en salir de Morelia, decidimos tomar un taxi hasta la caseta de Zirahuén. En el trayecto nos tocó ver un accidente, no lo vimos en el momento del impacto, sin embargo cuando pasamos el polvo aún estaba levantado y no había llegado ninguna ambulancia y/o patrulla, como yo iba de lado izquierdo y tenía las mochilas encima mis compañeros no pudieron ver nada, pero el taxista y yo vimos aquello. No sé si exista esta palabra, aquello era un "accidante", espectáculo dantesco: fueron tres muertos. Tres muertos que tal vez iban de vacaciones, como nosotros, a relajarse un poco. En vez del descanso encontraron otra cosa. Acá algo de lo que alcancé a ver. Una señora estaba prensada dentro del carro, tenía atravesados un montón de metales y vidrios, sangre por aquí y por allá, la cabeza como si estuviera a punto de separarse del cuerpo; un hombre, al parecer joven, estaba en la parte de atrás, en realidad no puedo explicar la posición que tenía, como si un gigante lo hubiera hecho bolita y con odio lo arrojó allí cual plastilina; la tercera víctima estaba afuera del carro, como a un metro, era una mujer, creo que de menos edad que la primera, tal vez fue la que sufrió menos, ¿cómo puedo saberlo?, se veía menos violentada que los otros dos cadáveres. El taxista dijo dos o tres cosas acerca de la velocidad y la precaución, yo sumé más muertes a mi bitácora. Cuando llegamos a la caseta no fue fácil salir de ahí, tuvimos suerte hasta la de San Ángel Zurumucapio, un aventón nos llevó hasta Feliciano, la caseta que divide a Michoacán y Guerrero. El trayecto fue horrible. Imposible quitarme la imagen del "accidante", y lo fue porque la pareja que manejaba la camioneta venía a una velocidad increíble para el tipo de vehículo que traían, de 120 a 150 kilómetros por hora, rebasando a quien se le ponía enfrente. Uno y otro se turnaban al volante, venían hablando por celular, se abrazaban, reían, era algo grotesco. Sentí miedo, en quince años no había sentido ese miedo a morir, a quedar embarrado, destrozado sobre el pavimento. Recordé los cuerpos sin vida que había visto antes, me imaginé a mí y a mis amigos en el momento del impacto, cómo nos identificarían, quién iría por nosotros, esas cosas que duelen pensarse, más cuando se piensan en la parte trasera de una camioneta vieja que viaja a todo motor. Y bueno, aquí estoy, escribiendo esto, la magia del recordar, sí, un poco de ficción, porque ¿cómo compartirles, sin mentir, lo que sentí? Sólo diré-escribiré que aquí hay muy poco de fantasía.
  Se escuchaban los gritos de la familia "Ya, que se callen", los tambores sonaban con tigre Toño, el del cereal, el saxofón de Memo con sus mil elefantes, las voces cantoras improvisadas al unísono, luego vino la música y el vino luego, reggae pacheco, ska para los madrazos, rock de antaño, salsa para las corundas, cumbia ruta dos, rancheras con trenzas, son jarocho huasteco tierra calenteño, los vecinos vivían la navidad un día después, se quejaban, no es de dios, decían, mientras sus hijas hacían su luchita de Hitler para colarse a la fiesta, algunas lo lograron y tomaron mezcal, cerveza de varios sabores, tinto padre Kino, vodka ruso de frío, alcohol solo, hubo muchos solos, especialmente de percusión y de boca, las pláticas tocaron el tema, "vivos se los llevaron", entonces subió la Jefa, habló del abuelo que estaba cansado y enfermo, charros, lo intenté, de verdad que lo intenté. Ahora a la playa, ni modo, aquí no es lugar.
La banda sonora de esta celebración se raya de cocaína mientras me dan mi regalo:

Canción de peces bebiendo la vida
yo no olvido al año viejo
vivida natividad para luego matar en semana santa al Cristo de tu montaña
no participé en el intercambio
¿por qué me dan algo?
Tres caídas sin límite de tiempo
carnaval toda la vida
Celia carga su cruz
una ola de harina
galletas con forma de árbol
estrella en la punta
San Nicolás toma refresco negro


Baltazar asalta un Oxxo en Guanajuato, lo arrestan por presunto santo, san santo sanababich, inglés del nabo, abro la puerta y me doy un tiro con la pared, después de la puerta está la memoria, clase de español con el mamón de la televisión, carne asada para las vegetarianos, católicos musulmanes alemanes consumidores de galletas marías, días nublados en los que el maltrato físico y psicológico se disfraza de abrazo, vaya usted al carajo, compro vasos de plástico, Rubén Blades y el vato del saxofón me dan mi felicitación, rima, tonta rima la del que se arrima para pedir un favor, por ejemplo: matar a muchos niños y luego hacer de ese día una broma, 28 de diciembre.

Soy inocente, somos inocentes, vamos a celebrar la ocasión.

Invierno

Este alud mortuorio es de hielos injustos que me persiguen, vienen por mí, verticalmente, quieren dejarme en la nada, maldito gerundio, queriendo en la nada, esta estación me pinta de blanco, nihil est, no hay sol que caliente a las muchachas de treinta días, el ciclo de la vida ha empezado a caerme mal, el eterno retorno a la gripe. Entre la masa va tu recuerdo, pienso, creo, sé que no soy Luis Villoro, él también se murió hace poco, porque cuando uno crece las despedidas crecen. Una larga lista de gente diciendo adiós, lo saqué de una revista de circulación nacional, la chance del abrazo último, luego nos quedamos en la calle como indigentes, esperando la cobija, el caldo de pollo, el regalo de navidad. Digo "nos quedamos" porque me acuerdo de ti. Salvé al Yo pero no al Tú, pinches pronombres sin olor, carajo carajeado, el lenguaje está en la lengua sin hueso y con pelos. Josué, sigo acá, en la casa de los padres, donde viviste, con las peleas de las hermanas, con el Fuchi viejo, las gatas y los gatos que comen como perros, se pelean como humanos y son dioses como dioses. Josué, estos días morelianos son pusilánimes, grises, con corbata y sin aguinaldo. Josué, ¿y tus libros? Ahora me hablas con el haber sido, Heidegger te caía tan mal, el afrobeat era tu fuerte, la playa, antagónica situación la del mar que te llama, otra vez el mar. Te hablé de Reinaldo, dijiste que era puto pero chido, tengo las "Confesiones" en la despreciable versión de Porrúa, acá te la guardo, abrazada, para que no muera de frío. Carnal, de carne, yo también extraño al verano.

Pus sí

  Yo soy la pus virulenta que te amenaza con el contacto amistoso de mi veneno transformador. Vivo en la descomposición constante, huelo mal, doy asco a los paseantes, asusto a los turistas, soy la mancha en la cantera. Mis colores son el negro, rojo, amarillo, verde, y están todos mezclados. Soy el asco del asco, una porquería entre lo sucio, no gano concursos, mucho menos la lotería. Rimo fácil mas nunca robo las esperanzas tantas de esta raza triste, al contrario, le doy la mano a la orina despreciada, me hago uno con la humillación. Yo soy la pus virulenta que se encuentra en tu café del Oxxo o del Starbucks. Me arrastro para que me des un peso, ¿es de tu bolsillo o es del bolsillo del pueblo? Es que acaso estoy pidiendo demasiado: cultura, cultura, cultura, pura mierda pero de la fea, artificial, peor que pus. Cuando camino por las calles de esta ciudad las hago mías, sin eventos, sin millones, con mis ganas de hacer algo. Mi olor carne sangre. Devengo, por eso muero poco a poco, pero, a diferencia de ti, soy feliz, no envidio a nadie, no deseo sino lo que es mío. ¿Qué es mío? La materia. Si tú me insultas te rompo tu madre con mi enfermedad, así de sencillo y culero, yo soy lo patológico. Soy un Cristo karateka, un gusano que trepana tu cerebro, la rata que revisa tu basura, el que raya las paredes, la niña que baila en la marcha, el señor de los tacos fiados. Me la pelas, soy pus virulenta que se resiste a desaparecer. ¿Ya me viste?
No es que todo tenga que cambiar, es que todo está cambiando.
  Esta semana fue la más intensa del año. Ayer terminó la Librósfera (Memoria, Letras y Resistencia). No tengo palabras para agradecer el esfuerzo tremendo que los compas hicieron para que este acontecimiento se llevara a cabo. La falta de dinero no fue pretexto, las personas organizadas son más fuertes que cualquier cheque. Sí, la ausencia, la despedida. Murió mi carnal Josué Ruiz Maldonado, el evento estuvo dedicado para él, para su joven presencia que decidió buscar otras dimensiones. Lo abrazo, me lo llevo en mí, conmigo. La música, todavía traigo la música en la cabeza. Lo terrible, algo más de lo terrible particular. En estos días el cobarde y estúpido de mi cuñado golpeó a mis dos hermanas, lo cual no quedará sin castigo; pienso que cuando protestamos contra el agandalle generalizado no hay un objeto directo hacia el cual dirigir nuestro coraje, se desvanece el enemigo, en este caso yo sé quién es el culpable. No quiero pensar en la idea de la venganza sino en la desquitanza. También sé que no soy el mejor hermano del mundo, han faltado abrazos, palabras, quisiera tener la felicidad para entregársela toda a mi familia, porque cuando los hermanos o los padres lloran yo también lloro y se rompe el corazón roto, o sea, es puro polvo de corazón lo que me queda. Esta vida, la única, es un mecate bien tenso, ando por encima de ella como funambulista. Sí, la neta a veces me dan ganas de mandar todo al carajo, huir como cobarde que soy, ya lo he hecho muchas veces y me arrepiento, no puedo seguir en la languidez espiritual, creo que hay un plan universal para mí y asumo mi papel en este caosmos. ¡Que me alcance la muerte, a ver si puede!
  Habló el que vende su arte: Yo no voy por poco dinero, mi trabajo cuesta mucho, dijo. Y hace bien. Entonces las acciones desinteresadas no existen. Los enfermos ven enfermos en todas partes, así también los que están felices ven felicidad por doquier, las mujeres embarazadas ven a otras mujeres embarazadas. Se dan cuenta de ello o así están predispuestas las conciencias, NADA ES GRATUITO. No vendas tu arte-trabajo tan barato, mucho menos lo regales, que el mundo sepa que eres un mercenario orgulloso de lo que haces.

Pequeños apuntes sobre lo que va pasando.

Nariz

En el principio está el verbo ir.
Cubro tu cuerpo de mí,
millones de besos,
abrazos.

Estoy en el taller,
me enseñan a hablar.

Tu nombre.
Vivo en medio,
en serio,
en el lodo rojo,
pero lo que importa,
importante,
es tu olor.
  Acabo de llegar y ya me estás corriendo el gallo de las tres negaciones. No, afirmación negativa que cae mientras la cena está lista para tirarse en el bote de la historia, llueven escaleras en el patio de mi memoria. Soy un pronombre que te levanta la falda, estoy a punto de ser secuestrado sin un peso en el bolsillo pero la neta, la verdad asfixiada, me gusta tu hermana, sí, la macana del policía que me pega porque no hablo inglés cuando me preguntan Whyt not? Pared, planta, cambio. Miedo a morir no tengo, el hambre es lo que aterra a este estómago de mierda vacío, caca palabra, popó de dios, intestino grueso con el que me cuelgo de la viga amarilla. Dos "no pues", cuento las palabras, dos no: la culpa es una noche. La muerte de la aguja, la felicidad, el amor, pasajeros de un camión guajolotero que alzan la mano cuando les apunto con mi pistola. QUIERO. Sí, quiero que me paguen por escribir, me lo merezco. También sé que la lectura me da ideas, mala pata del perro del barrrio, en contra de Sócrates van lo vecinos organizados, él creyó en el conocimiento como algo liberador y bondadoso. En serio los amigos, en serio la familia, en serio la escuela, en serio este país de minas por doquiera. Donde quiera dormir, la calle es mi cama. Nos van a invadir los gringos con el pretexto de la seguridad mundial. La cosa nostra, partidos políticos como papel higiénico, me limpio con la mano. Este movimiento de descontento no se acabará con las vacaciones de los muchachos estudiosos, la cultura es algo más que un pedazo de carne.

Huidobro me presta el inicio

Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
Hacedla florecer en el poema.
Que la hoja y la espina se rompan,
se quiebren en sus manos.
El mejor de los regalos, pero no tan caro.
¡Compradla en el mercado!
Neruda viaja en carro, el olor,
ese buqué del enamorado.
¿Lo entienden poetas? ¡Tú, atarantado!
¿Habéis florecido en el pantano?
Una rosa bastará para enredarlos,
compleja situación del objeto y lo nombrado.
Ser es ser percibido,
Diógenes le lanza dioses a las flores.
La semilla de la descripción,
¡no! El momento de la aparición.