jueves, 29 de diciembre de 2016

Estofado

La humanidad es algo que nunca termina de cocinarse, cruda realidad.

Quimbaracumbara

Tambor del pavor que tromba uepa. Sonidos esparcidos sobre la banqueta del vecino sino, destino fogata de hace muchos ponches, cañas chupadas, tejocotes que abrazan, sangre en las encías. El vecino, rápido y furioso, con un bate de béisbol le pone fin a la fiesta. El loco fuma su cigarro de mota, marihuana, verde vida, aguacate sin semilla, esquina de pachecos, esquimo de problemas. Redobles cósmicos que toca el amo del universo mientras las vidas se atan y desatan, baqueta en la orilla de la tarola, silencio antes del dum dum cimbrador. Qué sentido tiene el cuero de cerdo estirado, run con cola, localizan restos humanos en la carretera Uruapan-Playa Azul, ron con hola. Qué pasó con el sentido, dónde están los solos de congas, el bongó nunca se puso duro, las claves habitan algún estuche de cierto pelo, desierto perro uau uau. Un fresa le dice a un hippie: "Está chido tu djembe". La verdad es una percusión y casi no suena.

Ambigüedad

Alabado sea el hijo de Satanás
La noche es buena para aullar
¡No les des paz, no les des paz!
Gritan desde el oscuro pesebre
María, José y 43 reyes magos
Bendito y obeso San Nicolás
Jojojo: un regalo en el calcetín
Cigüeña disfrazada de espíritu
Bote de basura que calienta
Pino de Cherán, marca registrada
Pesebres tomados por sindicatos
Indigentes abrazos de supermercado
Gente por gente entre carros
Su corazón: dinero, fama y poder
Su corazón: ventrículos y arterias
El sol escupe su resplandor
Babilonia en el plano masónico
Saludos de escuadra y compás
Triángulos que guiñan dólares
Blanca e iluminada ambigüedad
Tantas cosas amontonadas
Pero ellos quieren fornicación
Pero ellos quieren a Barrabás
Pero ellos quieren otra guerra
Pero ellos quieren el plasma
¿Qué hay de cenar, madres?
Pavo relleno de órganos infantiles
Romeritos de la devaluación
Pasta al pesto salado con lágrimas
¿Qué hay de regalo, padres?
Un fin del mundo que se dilata.

Villancico sin fondos

Esta ciudad, Morguelia, se paraliza por falta de recursos, ya nadie da posada, el niño Jesús se muere de frío en una banca del Carmen. El estado le debe a medio mundo y la otra mitad se fue de vacaciones. No hay aguinaldo, tampoco arbolito, mucho menos ponche. La única piñata que queda está vacía, alguien la saqueó. Las malas lenguas dicen que en enero será peor, la gasolina subirá hasta evaporarse por los cielos grises y la rosca no tendrá monito sino bombas. Mientras tanto, en la avenida Madero, a Doña Blanca la golpean unos policías federales. Navidad de mierda, navidad punk, año nuevo, viejos monstruos. ¿Y ahora qué recalentaremos?

Urbanas y rurales

1. Soy el que hace parpadear a los semáforos, nunca me toca la suerte del verde.

2. Mis manos pueden aguantar cualquier chaponeada, no existe machete que intimide a mis callos, pero me falta sentir el arbusto de tu sexo. 

3. ¿Alguna vez te has subido a la soledad del último camión? 

4. El ojo de agua juega a las escondidas con los sueños de los campesinos.

Cuatro caminos a Roma


1. Me huelen los pies a queso, pero te acompaño hasta el fin del universo. 

2. Tengo muchos mocos, algunos con sangre, ¿cuándo vendrás a besarme?

3. No limpié bien mi ano, ando cagado y rosado, dame tu mano para perdernos en cualquier lado. 

4. La gonorrea me lastima, una costra amarilla, dolorosa, miro tu rostro, primorosa, mientras me inyectan eritromicina.

Disposiciones preliminares

El ejército mexicano viene por ti. Te matará y desaparecerá: lo sabes. En un dos por tres igual a seis. Tus gritos esparcidos en la calle. Los vecinos encerrados en sus casas. Castrenses golpes a tu madre: ¡Para que aprenda a callarse el hocico! Miedo ergo seguridad. Estado ergo anacronía. In statu quo ante: Dinero. Las elecciones se acercan. Ya huele a mierda. La luna vomita sangre. Los pájaros se suicidan. Tal vez estos enunciados no sirvan de nada, tal vez el fin del mundo pasó hace mucho tiempo y tú sólo estás viviendo de prestado. Lo cierto es el frío y esa Parabellum que te apunta.

¿Dónde están los signos de interrogación?

En una suerte de desagüe mental que apesta a años de despedidas, caño de recuerdos atascados con peces marrón que vuelan y se meten en las bocas de los que se paran en el puente, en tal digresión comencé a pensar en estos días/noches, en lo que fueron y cómo siguen molestándome en los sueños roncados. El significado de tales hechos enlamados que regresan en las madrugadas coloreadas por los Oniros, la interpretación de las imágenes en movimiento de mi cabeza (metáfora anatómica), es un misterio hasta para los guadalupanos (payasos del espacio interior/exterior). Mileto queda muy lejos, el mapa es relativo. Ya sé que pensar es mucho decir, ya sé que "ya sé" es anti-socrático, y sí, no pienso mucho, tengo noticia de dos o tres cosas, digo verbigracia en vez de por ejemplo, digo es decir en lugar de o sea, digo en ese sentido pero puede ser aquel otro, éste que se estaciona en doble fila, le pongo la multa sin ser policía de tránsito, sin embargo el camión de mudanzas pasa por mi casa, estoy dormido y los moscos abusan de mí. ¿Qué quiero expresar en este ya-todo-está-dicho? Mi dolor por el paso de los automóviles. Soy la banqueta. El perro fue atropellado ayer y a partir de ese accidente, aventón canino, se le agolpan los trozos de mierda junto a la cola, se le forma una bolsa semidura que hay que manipular, casi exprimir para que expulse sus deyecciones. Barro de caca. De ahí que yo escriba tantas mierdas, no hay papel ni toallita húmeda que me quite estos restos con su olor a dolor. Pobre perro atropellado que ahora cojea. Desvelado por los acontecimientos del calendario, cansado de mí mismo, de mi percepción y de la pobreza de mis ganas, sigo escribiendo, gerundeando mis miserias. Diciembre me gustó pa que... Los cohetes y los mariachis no me dejaron descansar en paz, sí, me había muerto porque las deudas con hacienda; sí, me había petateado porque las cosas prestadas no devuelvo; sí, me encontraba sin pulso, la sangre se agolpó en mi miembro, se me durmió la pierna, me comí un plátano porque tiene potasio y con el potasio no dan calambres. ¿Todo eso? Pregunta alguien escondido tras este muro de ceros y unos. Respondo con mi otra mejilla inferior: ¡Todas se llaman Lupes! Así, papi; así, mami; así, dale duro, dale fuerte, métela toda. Me hago el nudo de la corbata en la viga de mi suicidio. También voces escucho, las películas pornográficas han mermado mi capacidad para amar, el ano se me ensanchó, el alma desgarrada va, trizas de la revista Alarma, el doce con espinas, el 24 rey del sol, porque doce y doce y no hay que mezclar números y letras, regla tácita en el orden de mi guacamole gramatical. Qué son estas fechas en donde las luces de colores y el frío copulan, quién es el hijastro de dios, qué madre pare al universo, en qué recipiente guardan al espíritu santo, dónde están los signos de interrogación. ¿Todo eso, di? Sí, todo esto.

Común lugar

Lava tus prendas con lágrimas
y ríe cuando las enjuagues,
que la vida no dura todas las penas
y la ropa no tardará en secarse.

Filos

El tecolote de María sólo agarra la parranda de madrugada, ¡viva la filosofía!

Nació bajo el signo de Saturno, pero nunca se suicidó

Su problema era el fatalismo, un recurrente y negativo pensamiento giraba alrededor de él, un satélite oscuro que a veces se convertía en nube y, otras, en pájaro. Desde pequeño, cuando entendió que nacemos para morir, le pareció absurdo aferrarse a la existencia; como adulto, sabía que el sentido era algo artificial, como el sabor de los chicles o el pelo de la rubia de la esquina. No le gustaban los niños, no tenía jardín, leía lo indispensable. Sentía que la muerte se iba apoderando de él poco a poco, como en una clepsidra, lentas gotas le anunciaban el inevitable fin que no llegaba. Todos los días se miraba en el lugar común del espejo y cada vez encontraba menos razones para peinarse o lavarse los dientes, no era hipocondría sino un desasosiego que le venía de fábrica. Y se movía, con embargo. Salía a la calle con el presentimiento de que no regresaría a su casa, de que algo malo (más malo que seguir viviendo) pasaría. Lo único que deseaba con entusiasmo era el fin, para su desgracia tenía una salud inquebrantable, sobrevivía con lo mínimo, parecía que el universo y todos los dioses que lo habitan se burlaban de él, así lo creía, incluso escuchaba las risas, alguna locura lo habitaba. Insufrible y melancólico, así se consideraba a sí mismo, un moribundo con corbata que no aguantaba el nudo en el cuello, pero que no hacía nada para apretarlo más. Se lamentaba de su condición humana en el silencio de su alcoba, lloraba y envidiaba a los insectos que sólo están unas cuantas horas y después desaparecen, lanzándose violentamente contra el foco caliente del cuarto. Y a pesar de estas fúnebres consideraciones, vivió hasta los noventa y ocho años, se fue en una de las últimas madrugadas de diciembre, mientras soñaba con caballos y cuernos. Tardaron dos semanas en encontrarlo, el olor lo delató. Cuando vecinos y policías vieron el cuerpo que yacía en la cama se sorprendieron mucho, una gran sonrisa se dibujaba en ese rostro hinchado y putrefacto, parecía que estaba feliz de estar muerto, por fin.

Fechas cultas

Los libros me han dejado cicatrices en el cuerpo, tristes recuerdos subrayados, punto y seguido. Pero también hay sonrisas en "estas ruinas que ves", un trópico de alegría, una canción en cascada, la cucaracha con corbata. Los libros me hacen daño, me lastiman, meten sus dedos en mi amorfo pensamiento, ¿has olido esos dedos? Leer no es algo bueno, ni tampoco malo, de los libros he aprendido la maravillosa contradicción. No hay billete mejor guardado que el separador. Leo porque puedo.

Que no entre aquí

Reconozco que no conozco mucho:
Algunas calles con nombres de muertos
El diálogo de Platón sobre la muerte de Sócrates
Sesenta de los ciento trece municipios michoacanos
Mi canción infantil: longuili-longuili-longuili-la
Un vago recuerdo de los pechos de mi madre
Y los atardeceres en el mar de Zihuatanejo
Sé muy poco, pero quiero tanto.

Crónica de los meteoritos

Supuestos meteoritos cayeron en las costas michoacanas hace un mes, era de noche, el espectáculo sorprendió a los habitantes y turistas de las playas de Aquila, al menos ocho destellos fueron avizorados en el horizonte, dejando con la boca abierta a más de uno. Estos objetos resplandecientes, que resultaron ser una especie de metal, fueron encontrados después de intensos trabajos de búsqueda realizados por pobladores y personal del ejército que combate al crimen organizado en esta zona; hallaron siete "cosas del espacio", nombre con el cual las bautizó Doña Martina, mujer lugareña que participó en la inusual recolección. Una vez reunidos los fragmentos, los llevaron a las principales universidades del país para los estudios correspondientes. Al salir del ambiente cálido adquirieron un color oscuro, casi negro, al principio eran rojos y brillantes. Cientos de hipótesis, observaciones y uno que otro chiste se dieron alrededor del hallazgo. Cuando intentaron perforar este material desconocido, pues toda ciencia es disección, se escuchó un chillido muy agudo que incrementó para después desaparecer, el ruido era similar al que hacen las ratas cuando corren en multitud por las alcantarillas de las grandes ciudades, pero no era molesto ni ensordecedor, incluso había algún tipo de ritmo, una extraña melodía que duró menos de un minuto. Lo interesante y sorprendente vino después. Kilómetros a la redonda fue percibido este sonido, de Baja California a Yucatán, además las señales de internet y celular quedaron suspendidas y se registró un terremoto de 4.9 en escala de Richter. Luego de la sacudida y la canción extraterrestre, las partículas galácticas se desintegraron, quedando sólo lo que el proverbio anuncia con tanta determinación: polvo. Por el protocolo y la paranoia, los investigadores tuvieron que hacer las pruebas necesarias para detectar las dosis absorbidas, es decir, para medir los gray en el ambiente, entonces ocurrió lo increíble. La radiación afectó únicamente a la clase gobernante, todos los funcionarios, del presidente de la república al último de los asesores, incluyendo los integrantes de los partidos políticos y las fuerzas armadas, se enfermaron de gripe, una endemia que atacó sólo a los representantes y autoridades a lo largo y ancho de México. Su convalecencia duró una semana, cuando regresaron a sus puestos públicos pasó lo impensable. Por motivos desconocidos, inescrutables son los caminos del señor, ninguno de los enfermos pudo cometer delito alguno después de estos acontecimientos, era como si estuvieran imposibilitados para el mal, tal vez lo desearon, hubo quien expresó que se sentía "incompleto", que ya no era como antes. Sucedió en la tercera semana después de los meteoritos, fue cuando comenzaron los suicidios masivos, primero un senador del PRD, después el presidente municipal de Uruapan, y así siguieron: generales, diputados, coroneles, el director de algún instituto, el secretario de Salud, hasta que el mandatario federal se pegó un tiro en Los Pinos. Desde entonces la gente sigue buscando señales en el cielo todas las noches, las playas michoacanas han reportado un incremento en el número de visitantes.

Algo así como el Cepa

Sepan todos 
que el Cepa no se va, 
se queda. 


En la dinámica de la resistencia universal que se cuelga de dios para robarle algo de luz, cuando la lluvia ácida ha destruido animosa los pocos pensamientos que le quedan a esta ciudad llamada Morguelia, apareció un hombre con los pelos crispados y los nervios lacios, este humanoide inquieto observó y vio que había chance de meterse e intervenir lo que antes fuera la fuente de llegadas y salidas a la capital de Michoangastán; el cómo pidió y consiguió las llaves de la Antigua Central es un misterio, material mitológico que se inhala amarillamente, quizá sólo las pidió por favor y se las dieron, como las nalgas que te piden cuando hablas con los cholos con corbata que administran el engaño, aunque la verdad, esa verdad del oficio firmado regrese en tres días, nos estamos desviando del tema, había una erección, luego ya no, después algo así pero con condón. Digresión, regresa por favor hilo de la narración en un pretérito mal hecho, en forma de cuento. ¿Quién es este sujeto? Jesús Moreno, alias "El Profe", éste es su nombre. Y así comenzó todo, poco a poco el Arte al Servicio de la Comunidad (Asco) hizo lo suyo, se abrieron las puertas, se limpiaron las mierdas, escobas sin brujas, cubetas de agua acarreadas desde la solidaridad, miradas atónitas de cachacoches, envidias álgidas (álgido quiere decir frío, no sea usted uei), agregados culturales del de vez en cuando, drogadictos buena onda mal llamados La Bandita (casi siempre cagándolas, muchachitos pendejos), Arturos por doquier, diputados anaranjados del paro proyectivo, bailarinas esquizofrénicas que escribieron en las paredes consignas del odio con florecitas, concursos de poesía con poca luz, grafiteros de Toluca, rapidín en la oscuridad, bachas en intersticios, Miguel Pasaye pintando el gerundio con rostros hoscos que, sin embargo, agradan; Armando armó el árbol de libros, Penélope abraza a Judas y esto también es arte, porque este todo constituye una historia que se sigue contando, el fin es lo último y quizá no nos toque verlo. Es aquí donde se dice amén. 

Sepan todos que el Cepa no se va, se queda. Podrán quitarlos a la fuerza, madrearlos, escupirlos, armarán sus oficinas o ampliarán el estacionamiento, pero el Cepa se queda, porque esto no es una pipa, es voluntad creativa, madrazos a la muerte, la memoria, piquete de ojos al independiente, ganas de hacer las cosas y concretarlas, la crisis de las instituciones permite que la no institución nazca, el poder de convocatoria de un tal Moreno, un Jesús sin última cena, El Profe que camina por las calles convertidas todas en oxxos y el Ocsito, por supuesto, lo saluda. El Cepa se queda, ya está, no hay discusión, trascendió sobre cualquier chingadera, hay talleres, tamales, fierro viejo que venda. ¿Qué sigue? No hay fin...

Identidad

Era una mierda que se creía flor y no había nadie que la hiciera entrar en razón.

Quizá exista un muerto que...

—Ni en la tumba me dejan de molestar, qué gusto tan retorcido el de molestar a los muertos, ¿no entienden que por eso me suicidé? Me tienen harto, se los escribí en la carta, estoy hasta la madre de sus voces, de todo lo que representan ustedes, los gusanos se asustan con su presencia, no me puedo descomponer a mis anchas, la putrefacción necesita silencio. 

—Pero te trajimos el pan que te tanto te gusta y tu botella de mezcal, el de pechuga, hasta una cajetilla de cigarros, la compró Manuelito con sus domingos; estas flores amarillas son para adornar tu sepulcro, acéptalas con cariño, mira que somos tu familia y éste es tu primer año aquí.


—Lo que deberían hacer es irse, dejarme tranquilo de una vez por todas, es lo que quiero, descanzar en paz, llévense su pan y sus flores, el mezcal dáselo a tu amante y fúmate tú los cigarros. Para mí esto no es ninguna bonita tradición, es una tortura, una chingadera, ¡lárguense! 

—Eres una mala persona, una mala ánima, siempre lo fuiste, Carlos, penarás por los siglos de los siglos, sin encontrar descanso, rezaré por ti. 

—Sí, sí, lo que tú digas, para mí cualquier cosa es mejor que estar al lado de seres tan despreciables como ustedes. Agarren sus cosas y no vuelvan nunca más, dejen que el olvido me abrace, no los necesito, no los quiero.

—Que dios te bendiga...

—¡Vete a al carajo!


Esto también es un infundio

De entre todos los libros que se han escrito, millones de páginas impresas y olvidadas en los libreros hogareños y en las bibliotecas de las escuelas, no hay una sola línea tan clara y precisa como la que encontré aquella noche en el baño de la central de Tijuana: "Hay que morirse rápido porque la vida es la peor de las adicciones, el más terrible de los vicios".

Calichiana

Que las aves vuelen con su buen agüero, yo ya no tengo cielo.

Señalamientos putrefactos

No he hecho todo en esta vida, ¿hay otra? Es lo que me escribió el maestro de historia cuando le entregué el ensayo de mis días. Cacofonía de los sesenta y seis a la mitad. Las señales indican que soy, ¿qué soy? Vendo miserias, ocho por cinco, horas en las que soy una puta mal parida con las nalgas peludas y un grano en la punta de la verga. Qué bueno que los otros saben bien de las palabras: dignidad como liga. Sólo no quiero que me salpiquen con sus consignas baratas, hace mucho tiempo que dejé de vivir de la respiración de boca a boca. Tengo nada y una aguja para el camello de la verdad. ¿Quién vendrá a explicarme mis pasos? Yo opino pienso creo veo la luna a medio día, ¡una coma por el amor textual!

¿Cuál es ese cuento?

No me voy a morir, ni tú te vas a morir, porque ya escribí el cuento en el que seguimos vivos para siempre.

Gélido sorbo

Vida descalabrada, existencia desgraciada, importa más una mentada de madre que la derramada sangre del vecino. Llegará el día en que todos habremos desaparecido, será la calma después del grito. Vaya usted a saber si hay dios, infierno o limbo, lo cierto es que el mundo nació torcido y el café se puso frío.

Transferencia, no investigación

Al igual que algunos insectos, la mayoría de los medios de des-comunicación se comparten el alimento/noticia de boca en boca, a veces cambian alguna cosa, muy leve, pero en esencia es la misma nota (revolcada) con la que sobreviven; el alimento de la parcialidad con la que subsisten ha sido masticado cientos de veces, la fuente es la misma: basura. Yo la llamo trofalaxis reporteril.

¿Has visto crecer el sol en tu vientre? Apuntes domésticos a propósito de la poesía de Livier Fernández Topete, presentación del poemario Frente al desierto

Podría ilustrar la presentación del poemario de Livier Fernández Topete, colorearla de "lengua tinta", adornarla con los tenedores sucios de la explicación, contar anécdotas infundadas, decir: "lean este libro por esto y esto y estotro", o hacerme el interesante porque arena somos: "oh sí, Frente al desierto, yo conozco a Livier". Lo haga o no, pinte o despinte palabras en sus oídos, este desorden universal continuará, porque los tecnicismos se vuelven aburridos cuando salen a la calle, el mundo es limitado, junto a su realidad, cito a Livier: "uno tiene que inventarse un mundo ilimitado", afuera hay hambre y "el hambre es un hombre vivo".

Este libro surge de la horas piano, Keith Jarrett y una pizca de tristeza para darle sabor al caldo de los días. Accidentes, puntos suspensivos en la nada. Paréntesis ontológicos. No es necesario que hable y sin embargo me muevo. Las imágenes en este poemario son pensamientos en la alacena, estamos cocinando la existencia, Livier está entre comillas: "la vida es manteca pura en contra de nuestros sueños".

El caosmos doméstico y el mesero que nunca llega: "bajo el sol, nada nuevo"; junto al librero donde Berkeley se esconde, tras el ser, porque un dos tres por mis compañeros, es decir, es ser percibido: "uno solo es nada". El otro que le saca úlceras a la espera, la letra muda, ache y la ele y la zeta y la música de Leonard Cohen y las conjunciones carnales y los libros, no me invento nada: "Percute la sal sobre la mesa, un eco crece en mi garganta".

Pero no hace falta que explique los pianos en Colonia, ahí están sus poeimágenes, despojos de oscuras luces y momentos de claridad casi enceguecedores: "la integridad está compuesta de escombros". 

Esta varia, mucha invención de Livier es balsa de octubre, rescata, sin querer, al náufrago lector, el que siempre en la orilla piensa, sin importar la tormenta, rodeado de tiburones con corbata, en el fin voluntario: "Algo/Alguien/Aun sin saberlo nos tiende una cuerda antisuicida".

¿Quién es ese alguien del que hablan los poemas? Podría ilustrar este balbuceo mío en torno a Livier, obstinarme en la textura interrogante de los ojos que me escuchan, de los oídos que me miran, sí, sinestesia, oxímoron, digresión, lo que yo quiero es clavar la espinita, ella no finge, de suyo le brota la poética del té de limón que cura el resfriado de la muerte: "liquido mi adeudo con vida". Filosofía, porque duda; poesía, porque una inteligencia sintiente es. De la infancia a la mujer madre amante, ésa que ama: "uno a veces se resiste al amor/como se resiste al futuro". Ella imaginaria: "luna mexicana".

Y si nos ponemos serios, pensantes, veo/leo/siento en su poema "Naturaleza" un eco ramoniano, de Ocaranza, pues (moreliana conjunción): "Somos la sombra del tiempo, el tiempo de la sombra, la sombra misma". Pero no queremos seso, queremos su palabra...

Frente al desierto, Livier Fernández Topete, ed. Diablura, 2016. Texto leído en el Jardín de las Rosas dentro de los Viernes de Escritores de la Sociedad de Escritores Michoacanos, 07/10/2016.

Plagio #123


Maté la vaca, le arranqué las patas, me comí su carne, ¿y todavía preguntas si te quiero?

domingo, 2 de octubre de 2016

Genuflexiones verbales

1. "La naturaleza es sabia", frase que quiere decir dos cosas: a) nosotros somos estúpidos y b) el universo es vengativo. 

2. Los padres de familia con poca imaginación llevan a sus hijos al zoológico, les compran un algodón de azúcar y los paran frente a la jaula de los orangutanes para que se sientan orgullosos de su condición. 

3. Morenazi: nacional socialista atrapado en el cuerpo de un jalisciense. 

4. Cambiar la entrada de los boletines oficiales, he aquí toda la libertad de prensa. 

5. El infinito es un lugar en donde todos se aman. 

6. En alguno de los mundos posibles la educación es católica, heterosexual y privada, el problema es que ya no hay plazas disponibles. 

7. La paz mundial como pretexto para la guerra, o de cómo el camión de las seis pasa a las seis y media.

Era

Era un poeta tan malo, pero tan maleta, que escribía versos sobre su bragueta.

Palomas mensajeras

En el atrio de la iglesia las palomas bailaban al ritmo de las campanas. ¡Todas son sordas!, gritó el borracho del pueblo mientras las espantaba e intentaba patearlas con sus zapatos meados. Las colúmbidas subieron a la torre más alta y desde ahí lanzaron sus deyecciones como venganza, no pudo evitar los proyectiles aéreos, las manchas verdiblancas eran tantas que del borrachín sólo quedaron los gritos. ¡Todas son sordas!, volvió a vociferar el beodo mientras las palomas volaban a otros rumbos.

Zinko

Personas no conocidas 
hasta que el textículo,
ni conoceremos
sino después
del sino vertical,
(4)
aparecen y desaparecen
por la Madero
moreliana
del crespo Michoacán,
(3)
gentes oh gentes,
el trovador
está dormido
en la banca de piedra,
la paloma lo caga,
el tira lo roba.
(2)
Nómadas del mundo,
venid acá,
a Mico,
si se atreven
traigan torta,
una advertencia
"hastaparece",
antes de la
explosión,
después
un Oxxo enorme,
comerciallayín
de precaución
desintegrándose
en un vasolote,
triste cadáver del esquite,
negro como el carbono
de los ojos lectores,
el más cristalino de los infundios,
(1)
ponte verga,
pureza razonada que recorta,
por la rayita en medio,
sin pasarse la lanza,
manguito chupado,
zonas quesadillas
que no con queso,
conocemos el diario
del muchacho discreto,
por favor
un vaso de agua,
porque la materia
está escondida
en los diccionarios,
aguanta
favor de vaso,
la conjunción
iguana al sol.
(0)
La verdad
de resortera
rompe el vidrio
de la espera.

¿Rimas?

Lo cierto es que detrás de tanta distracción está la oscura maquinación de los dineros de la nación; este país es una hetaira maltratada que se la pasa ebria para no sentir la tortura consuetudinaria que le proporcionan sus amos.

Otra del soy o ¡ay, ay, ay!

Desgraciado soy, eso mero. Es somero mi compromiso con la vida, un charco no sólo poco profundo, sino apestoso. Un pez feo, pero comestible; el hocico chato, las espinas en mi espalda, escondido en el fondo de algún mar provinciano. Refugiado en la casa que no es mi casa, que nunca será mía, jamás tendré algo propio porque el banco ya le ha clavado el diente a la poca comida del plato que me prestan. Abro el refrigerador de mi haber sido, ya todo está descompuesto, pasado. En la alacena de mis recuerdos sólo tengo un frasco de vidrio, vacío, por cierto. Me siento en la silla que chilla, me recargo en mi brazo (espero que éste sí sea mío). Introspección del tropezón existencial. Dejé a hijos sin padre, sin abrazos, ni siquiera un regaño para darles. Rompí los condones porque mi miembro es de cerdo, el sexo me gusta para decir adiós. Tengo la marca y no está registrada, la maldición en mi sangre nada, lo único positivo que traigo es la enfermedad. Los hermanos y hermanas se han encargado de extender la peste de nuestro apellido. Mi madre abandonada de mí se emborracha en las cantinas, hurga en las braguetas de los borrachos, busca amor y sólo encuentra propinas. Y el padre del padre irresponsable que soy huye, otro paria mal parido, concatenación del odio, árbol de la metástasis. Sin embargo, me muevo, arrastro treinta y tantos años de crítica sin auto, voy en bici y todavía no la he pagado.

Falacias familiares

De la unión de una mujer y un hombre que se aman nacen hijos sanos, inteligentes y católicos. Estos vástagos son los que le dan forma y sentido a la maravillosa sociedad en la que vivimos, lo bello es cristiano. Los valores convencionales sólo pueden ser transmitidos en la estructura de la familia tradicional: maltrato, incesto, pedofilia, robo, asesinato, diputados, senadores y presidentes. Lo normal es que el varón ponga su blanca semilla en la vagina de la hembra, así surge el milagro de la vida, cualquier desviación de este método debe ser castigado. La penetración anal, la liberación femenina, las madres y padres solteros y la adopción por parejas del mismo sexo son aberraciones provenientes de almas mancilladas, seres perdidos que Satanás ha engañado y les ha hecho creer que hacen lo correcto; estas ovejas están ciegas, piensan que pueden andar por su propio camino pero se equivocan. Es Dios quien nos ha enseñado como tener relaciones sexuales, fue él quien se transformó en paloma para violar a su madre dormida y darnos así la estructura de la familia. Porque la iglesia aún tiene los derechos reservados de la verdad: ¡Viva Cristo Rey, viva la Virgen de Guadalupe, viva la posición del seminarista!

Por fin...

Y por fin entendió que las madrugadas fueron inventadas para robarle besos a la luna.

Plagio #8

"Sólo el que carga el morral le sabe su contenido", así dice el corrido del buen señor Baltazar, no es ningún rey mago pero esto se va a descontrolar. Alguien grita: ¡Ayuda, ayuda! No sé qué hacer, pienso en los intelectuales sentimientos que van en el saco de este bípedo montaraz, intelectuales como los comentarios de la madrugada, esas reflexiones que uno pega en su muro con la intención de llamar la atención de un venado lampareado. ¿Qué es la poesía? A estas horas y alturas lo más seguro es el suelo, poetizo el ahí y no veo al que pidió auxilio. "Para llevarlo al presidio", estas letras me atormentan porque he visto llorar a un policía, quizá sea él el que necesita un abrazo.

Miau

Su misoginia, pedofobia y soledad se derivan de la misantropía enquistada que le acontece, así mismo su fotofobia y homofobia; la primera porque no le gusta salir en el día, agorafobia y antropofobia combinadas; la segunda es sólo una vertiente más de su desprecio por la humanidad, efecto rebote. No es nada personal, explica, para él la existencia es una pedrada que no acaba de matarlo, como si un dios vengativo y perverso gozara con su sufrimiento y lo atormentara con la continuidad en el ser, seguir viviendo como afrenta. Pero lo peor de todo, y esto sí le entristece, es que tiene alergia a los gatos, a los que ama con locura.

Digresión mortal

Morir en viernes y con la fiesta en puerta, los platos en la mesa y las botellas en el refri. Morirse el sábado, cuando ningún judío trabaja, caer en el descanso absoluto, no importa que seas puto. El domingo es un mal día para morir, las carnitas no pueden quedarse en la mesa. Lunes, la muerte está fastidiada, no te mueras este día, mejor espera a que las nubes se disipen, al mal tiempo, buena vida. Morir un martes, mejor que el matrimonio, el pago de la tanda y los reclamos de la gente. Los miércoles son dos por uno para morir, pero hay que pagar con tarjeta. Jueves, ya qué, morir no es tan malo si es de noche y estás dormido, ya qué. Muerte, ¿por qué me miras a los ojos? Si los traigo rojos es por la contaminación, el aire sucio, las cacas de los perros y el humo de los sueños. No le tengo miedo a la muerte, sino a lo que hay después.

Peróxido de hidrógeno

Tenía podrido el corazón, sus ojos eran funerales, se llamaba mundo. Sigue sin recordar cuál era esa canción. ¿Todavía hay niños con bombas en las manos? Preguntó uno de tantos policías, ¿todavía? Imagen: Los jóvenes emprendedores se bajan los pantalones en las oficinas de sus patrones; hay que quitar las rimas involuntarias, no va bien con el estilo del texto. Sueldo es el verdadero nombre de la dignidad; esto no va hacia ninguna parte, no va, se queda sin explicar quién es el sujeto, los tiempos no concuerdan, y, por si fuera poco, ayer fue domingo. Puta, así le gritan a la que antes era virgen. Y en la esquina hay un cadáver esperando el camión de la resurrección.

Sabiduría de la esquina

Bien me lo advirtió la señora de la tienda: "Esta torta ya tiene más de dos días", no importó la recomendación temporal: "¿En cuánto me la deja?", insistí, poniendo cara de can. Sólo diez pesos costó, la devoré rápidamente, pues el tiempo en la oficina casi es de oro, hay que comer apresuradamente porque la casa (empresa) pierde; algo andaba mal con ese mole de guajolote, varias flatulencias anunciaron la tempestad que se avecinaba, mis compañeros lo notaron con sus narices, aunque nadie protestó. Hice caso omiso (¿cómo se hace caso omiso ?) de las palabras de la sabia tendera, ella sabía que mi castigo sería inevitable, la cólera de los ancestros cayó sobre mí, la doña representaba toda una tradición de buenos y útiles consejos que dan los viejos. La diarrea me hizo comprender que la gente detrás de un mostrador acumula más conocimiento del que aparenta, por eso es importante escuchar y hacer caso de las recomendaciones: "Si una torta es de ayer, otra cosa comer".

domingo, 14 de agosto de 2016

Estábamos chupando tranquilos

Me piden sinceridad, honestidad, porque sólo así, dicen, el escritor se conecta con sus lectores, dan ejemplos, hablan de Miller, Bukowski, Joyce, puro pinche anglosajón. Va que va, que se arme el cotorreo del ser escindido que casi soy, digo: yo, el más pendejo (no, joven, ahorita no), pregúntenle a los libros que he escrito, ahí están mis cartas de recomendación, las estrellitas en mi frente; mentira, no lo soy, siempre hay alguien más vergas, ni siquiera en eso puedo ser el número uno; yo, el vocativo. Hablo para el gran público que me alimenta con su desprecio, esa masa que me sostiene, la colectividad, la tanda, la ruleta nunca fue rusa, he conocido a puro güero de rancho, también ellos me odian, aunque a veces noto en su mirada cierta empatía, quizá sea una basurita. Aquí estoy, desnudo, con tropos como trapos, diciendo tonterías cuando podría decir la Verdad, ¿a quién le importa la verdad? En mi cuarto apesta a patas, tripas de perro esparcidas en mi cama, me cagué, me oriné, sudé la gota fría porque creí que tenía sida (era sólo un poderoso miembro del reino Fungi). Pero sé bailar con una sola pierna, lavo trastes, mamo el glande (lo dejo limpio), corro y las chichis se me mueven. Tomo coca, fumo mota, mato bachas, pincho el globo. Fungir de payaso literario, nací para esto, aplausos como escupitajos, pido mi postre y me dan desprecio, colecciono estampitas, diplomas en mi baño. No lloro, levanto la cara para que el lodo me maquille, puto yo. Los jóvenes de mi generación tienen todo menos pelo, nalgas y dignidad. No me burlo, estoy enfermo, ¡ayúdenme, por favor!

lunes, 8 de agosto de 2016

Esta poesía ya la escribí mañana (Texto leído en el Jardín de las Rosas a propósito de "Todavía es mañana", del autor Adrián González Camargo, editorial Diablura, colección Troje de Diablos, #3, cinco de agosto, 2016, Morelia, Michoacán).

Todavía es mañana de Adrián González Camargo es un libro de poesía con muy pocos adjetivos, alguien dijo que el adjetivo mata, seguro que el autor también leyó eso de poeta no describas la rosa, muéstrala. Acción, de esto se trata la vida, es decir, la poesía. El poemario de Adrián está divido en tres momentos: Mañanas, Infancias y, el que le da título al mismo, Todavía es mañana. González Camargo se desenvuelve más en el medio cinematográfico, sin embargo las letras siempre lo han acompañado, escribe guiones, que también son literatura, ha ganado premios aquí y allá. Pero esto no es tan importante, no ahora. Lo que nos incumbe, aquello por lo que nos reunimos hoy, en esta plaza hippiosa resguardada por el Manco de Lepanto y Don Vasco de Quiroga (sin carnitas), es la poesía.

Mañanas

No le pregunten de dónde viene ¿qué no ven que proviene de la flor más bella de la luna? Esto lo escribió Reinaldo Arenas, a propósito de su quehacer poético. Adrián tiene un poema que se intitula El fin, antes que amanezca, lo que me recordó ese libro autobiográfico de Arenas: Antes que anochezca. La poesía que nos comparte este autor moreliano es vertical, porque el mundo es vertical, escribe él. En caída, un agujero negro nos invita a desaparecer diariamente, anoche Dios nos traicionó/de varias puñaladas acabamos con él.

Despertar ya es ganancia, la primer parte de Todavía es mañana tiene un tono ligero, divertido e, incluso, filosófico. Adrián González Camargo juega, sabe que su reino es de una página, pero hay alguien más, un ella, una partícula de inspiración, el rocío que nadie más puede ver. Dormir para levantarse y sentir el olor de tu cabello por la mañana. Café, frío y una habitación llena de polvo. Ahí anda el poeta, buscando las sandalias, descorriendo las cortinas a pesar del frío y la lluvia.

Infancias

En Infancias sentí la lágrima solitaria correr por el surco de los años y, un poco, el reclamo hacia la vida, porque estamos hecho para la muerte; además, está la añoranza de esos años en los que mis dientes no eran tan chuecos, la época maravillosa en la que no conocía las facturas ni las rentas, tiempo inmenso, del que hablaba San Agustín sin que nadie le preguntara sobre él; y Adrián se cuestiona: ¿Dónde están los brazos abiertos de mi madre? Y el padre también anda cerca: por eso yo no digo que mi padre me ha abandonado.

Infancias es la sección más solemne del poemario, triste y verdadero, el poeta se desnuda y se lanza al río de la niñez, el recuerdo es una balsa: Me largo del presente/como quien toma una barca para irse a otra parte,/con su padre muerto a bordo. Adrián González Camargo se exige demasiado: el niño tiene que tener una respuesta.

Todavía es mañana

Todavía es mañana me recordó aquella parte de El Perseguidor de Cortázar, donde el personaje principal comenta que esta música ya lo toqué mañana, Adrián es el velador de lo por-venir. Estamos lanzados hacia el futuro o vivimos atrapados en el ayer, todo tiempo pasado fue mejor y frases de este tipo constituyen la médula de esta tercera parte. El poeta naufragó y se lastimó, porque todo eso duele cuando ya no te amo. Continúa en la cartografía de lo que fue: Las hojas se apilan/como cadáveres/año tras año. ¿Qué viento barrerá con esas hojas? Cuántico, el año nuevo es una sábana con muchos pliegues, debería existir un mes que se llamara Poesía, seguro que Adrián habría nacido ahí, un miércoles y sin casa:

Los lugares de la poesía

la poesía no debería quedarse en ninguna página

debe vivir donde nadie pueda tocarla

debe salir por la mañana, antes que todos despierten

dejar las botellas de leche fuera de su lugar

abrir la ventana para que el sol se acomode en la habitación

la poesía debería ser sigilosa

como el gato que recorre la cornisa de la ventana

como el pincel que se cae y nunca más se levanta

la poesía no debería tener casa

ningún poeta debería leer poesía en voz alta

mejor entregar en silencio sus poemas

marcharse y dejar que cada quien lea su poema

desnudos en la cama, sentados frente a la televisión apagada

la poesía no debería resumir el fin de una vida

un poeta no debería escribir poemas por cada partida

¿para qué hablar de las despedidas, si hay cosas más importantes?

los cubiertos siguen sucios, por ejemplo

el tren volvió a dejarme, por ejemplo

caminé hasta el trabajo

me rompí la suela de un zapato y el zapatero no abre hasta el martes

volví a casa y las ventanas tienen telarañas

cortaron la luz y camino con una vela en la mano

me tropiezo con una de tus maletas

adentro están mis cartas

las leo

las vuelvo a leer

las leo tres veces

y pienso cómo es que la poesía no pudo evitar que te marcharas.

Fotografía de Cristina Bustamante

Mensaje de texto turco

Dejé los frijoles en la lumbre y ahora toda la casa huele a flatulencia, ¿hasta cuándo? Y es que estoy harto de estos hongos en mi sexo, del ascenso que no llega, traigo la culpa flotando desde el Bósforo. La darbuka suena porque llorar no puede; hice una lista, ya llevo quinientos cadáveres de niños anotados en la libreta. Escribo a mano, apesta a rayos. Es el olor de lo absurdo y cotidiano.

Aspirante anónimo

Posible mente,
esperanza vaga,
puede ser
inteligente,
quizá piense,
tal vez sepa
algo más
que los demás,
pero no vino
ni dejó su:
número
correo
dirección.

Calichiana

Toda la tristeza del mundo cabe en una sola de tus lágrimas.

¿Cuántas guerras más aguantará este paraíso?

Carlos Montemayor (1947-2010) pisó tierras michoacanas varias veces, aquí tenía lectores y amigos. Estuvo en el CCU de la UMSNH para dar una conferencia sobre las lenguas madres, circa 2002; también compartió sus ideas combativas en la Facultad de Filosofía “Samuel Ramos”, cantó en el Centro Histérico de Morguelia, caminó las angostas banquetas y las calles meadas, no se sabe si comió gaspacho, pero, eso sí, pidió discreción a la concurrencia atenta.

Esclarecedor y contundente, defendió el lenguaje, la casa del ser (Heidegger), expresó que el habla de los indígenas (los originarios) “no es un dialecto, es lengua madre”; su crítica social y el profundo conocimiento de la historia hizo de Montemayor un intelectual comprometido con su tiempo y con el porvenir, con los desposeídos (casi todos) y con el pensamiento humanista.

Entre su obra sobresalen, porque sí, “Finisterra”, “Cuentos gnósticos”, “Minas del retorno”, el “Diccionario del Náhuatl en el español de México” y la novela histórica “Guerra en el paraíso”. Carlos Montemayor reconstruye el surgimiento, punto álgido y debacle del Partido de los Pobres, uno de sus protagonistas es el maestro, vilipendiado como todos los maestros, Lucio Cabañas.

Impresiones, anécdotas, el vestigio palpitante, varias personas radicadas en Michoacán que conocieron a Carlos Montemayor comparten parte de aquellos recuerdos, la persistencia de una memoria colectiva.

Gaspar Aguilera Díaz, quien es de Parral, Chihuahua, al igual que el autor de "Guerra en el paraíso", comparte lo que sigue: “Carlos Montemayor, personaje imprescindible de la cultura y la literatura mexicana contemporánea. A su tarea como excelente narrador y poeta se une la de traductor ensayista y periodista, generando grandes aportes al conocimiento, la divulgación y valoración de la literatura primigenias”.

“Sus novelas trascendentes como Mal de piedra o sus relatos conmovedores y dramáticos como Guerra en el paraíso -sobre la guerrilla en México- con el que se hizo acreedor al premio internacional Juan Rulfo que se otorga en París, Francia; y destaca también su labor de espléndido traductor de los poemas de la poeta griega Safo de Lesbos”.

Continúa el poeta: “Estuvo en Morelia en varias ocasiones con motivo del Encuentro de poetas del Mundo Latino que se llevaba a cabo en esta ciudad entre 2002 y 2012, así como para divulgar y compartir sus valiosas investigaciones y compilaciones de la literatura de los distintos pueblos indígenas del país. Si bien su principal pasión fue la Literatura, recordamos también su devoción por la música clásica y el bel canto, recuerdo que alguna vez en el Hotel Virrey de Mendoza, después de una brillante conferencia sobre la novela histórica, nos deleitó a un grupo de amigos, cantando algunas zarzuelas y arias de ópera, acompañado por el pianista del bar y en otra ocasión conversando sobre el compromiso del escritor me comentó que como tal, era necesario involucrarse como intelectual y ciudadano en los movimientos sociales de México a propósito del Movimiento Zapatista del EZLN, por lo que escribía análisis críticos al respecto, que publicaba en el Diario La Jornada, por ende toda su trayectoria nos queda como un contundente ejemplo de congruencia y generosidad”.

Ulises Vaca, sobreviviente y facilitador de las humanidades, lo escuchó en la Facultad de Filosofía, así relata el encuentro con Montemayor: “El auditorio se atiborró en un instante, yo me encontraba sentado en el jardín cuando Carlos se asomó cargando un saco, un contoneo de lo más relajado, atento y devolviendo el saludo a todos. Sonrió al escuchar una melodía que salía de la guitarra de un compañero de la facultad. Una vez adentro, en la segunda fila, escuché una reflexión acerca de los pueblos indígenas, primarios, comentó Carlos. Una suerte de charla anecdótica devino la tarde, entre los espectadores y escuchas se encontraba el Dr. Luis Villoro, quien también murió unos años después de la muerte de Montemayor. Se detuvo, y de manera atenta solicitó a los presentes apagar cámaras y grabadoras, pues lo que iba a decir no debía ser registrado. El misterio fue revelado, lo que dijo, refiriéndose a Villoro, fue: Se necesitan huevos para bajar al infierno, y usted los tiene”.

Por último, Rocío Martínez también hurga en la memoria, la actriz, escritora y activista da a conocer lo que sigue: “Yo lo conocí gracias a Gaspar Aguilera, tomamos una copa con Carlos en el (hotel) Virrey de Mendoza, a Montemayor le gustaba cantar ópera, le pidió al pianista le acompañara y cantó Amapola, era un coqueto, me enseñó que al leer debemos visualizar las imágenes, pues esto apoya la expresión de las palabras, persona sabia, inolvidable”.

Que la palabra de Carlos Montemayor sea remanso en los rápidos del sufrimiento.

Casi sabiduría

Le preguntaron a un viejo que acostado disfrutaba del medio día: "Sabio, ¿cuál es la forma más eficaz para evitar el dolor?". El anciano movió su liviano cuerpo hacia la izquierda, miró a los jóvenes que formaban un semicírculo y les dijo: "Si quisiera que el sol no quemara mi piel, estaría en otra parte, buscaría la sombra. Considero que el acto de esconderse de la luz tiene algo de ridículo, sin embargo el exceso de ésta es insoportable. El topo emerge de vez en cuando".

Remedio

Libros para niños que leen las señoritas morenas en sus casas del Centro Histérico, la soledad les cuenta un cuento mientras ellas matan palomas con su imaginación. Libros con muchos dibujos, letra grande, pasta dura. Érase que se era una chica inquieta que soñaba con navajas oxidadas. El tiempo ronca y el velador toca su silbato, alguna que otra estrella reclama y pelea con las luces de la ciudad. ¡Zas! En la calle, siete a.m., los cadáveres alados hacen una ese; levantarse, ir al baño, tomar agua (hace bien en la mañana). Estas mismas señoritas andan como Lázaro, dando traspiés entre vísceras y plumas: pequeños corazones apachurrados por la llanta de un bocho (rojo). Deshojaron: "El gigante feliz", "Naranja agria", "La pelota de lodo" y "Aturdidos en descenso". Ninguna paloma murió durante este trayecto de letras, los libros nombrados ni existen, pero es cierto que los adultos leen historias infantiles para detener el flujo trágico de los días, días que pocas veces son buenos.

Un policía toca mi culo

Tengo miedo de que las noches estén llenas de policías ojos que brillan en la oscuridad, policías gato uñas largas que maúllan mi nombre en las azoteas (afirmativo tres veinticuatro), policías guardia romana que le queman las patas a mi águila que cae, policías estadounidenses que electrocutan a los negros y yo tan moreno, policías federales que le disparan a quemarropa al pueblo y no quiero morir tan joven, policías privados del estómago que no cagan, seguridad púbica pues la panza les tapa el sexo. Ramón me dijo patadas en el culo, veo a las estrellas parpadear mediocremente mientras el bardo quiebra el silencio de tantos crímenes, estoy en la cama sin querer apagar la luz, me rebelo al cuarto de fotografías con sus luces rojas a la Blow-Up, no revelo nada, mi cámara es digital y mortuoria. Tiemblo cuando pienso en los garrotazos que me darán sin que pueda verlos venir, fantasmas con gas pimienta, capuchas, cuernos de chivo, calaveritas sin dulces, tras cada golpe un grito mío; no tengo nada en contra de los esbirros, creo que todos podemos ser amigos, ir al cine y comer palomitas aunque estén más caras que la carne. Sudo frío porque nunca será así, ignoro cuáles películas son las de moda, además la mala ortografía de los periodistas impide que pueda descansar en paz, tengo la espalda llena de erratas, las doce madrugadas de mi cárcel están infectadas, se me antoja y quiero comerme mi propia pus, no alimento al monstruo del rencor, los perdono mientras veo como una rata carga una rebanada de pizza y pasa entre las rejas, ¡a la mierda el sistema penitenciario! Luego el roedor me muerde como yo muerdo la sábana, porque es lo único que sé hacer, imaginarme cosas cuando estoy sin camisa y desvelado.

Fotografía de Lucía Rodríguez Montes

Empatía

La gente entiende todo, pero es mejor tener un perro.

Genuflexiones verbales de la misantropía

*Lo peor de la tierra no son los seres humanos sino la persistencia y la capacidad de adaptación-depredación que han desarrollado éstos; comen y se reproducen, e incluso, como dijo el poeta, algunos se peinan.

*La familia como núcleo de la sociedad quiere decir que el uróboros nunca aprendió.


*Matar a alguien no tiene nada de malo, lo preocupante es la falta de constancia y disciplina.

*No todo está perdido, aún es posible que la pedomórfosis del ser humano sea progresiva hasta el punto de regresar al místico estado larvario, o mejor aún, desaparecer.

*El problema del suicidio es su impopularidad.

*Es imperdonable que en este tercer milenio, después de la muerte de dios y el arte, el amor siga vivo.

*Misantropía: enfermedad degenerativa y muy contagiosa que hace ver la realidad tal cual es.

Fomento a la locura

Yo no creo en las campañas de fomento a la lectura, pero si me tocara realizar o coordinar alguna pondría esta frase con tintes de psicología inversa:

Puto el que lea

Fotografías y venganzas

Desde hace años tengo la costumbre de utilizar fotografías como separadores, meto las imágenes al azar, sin fijarme qué foto introduzco en los libros, sólo imprimo varias de las que he guardado en mis respaldos binarios y las pongo ahí, con la oscura intención de tener momentos nostálgicos durante mis lecturas consuetudinarias.

Ahora leo "El castellano en América" de Rufino José Cuervo, adentro me encontré con una foto de mi fallecida abuela Carmen Mena, la escena es de un doce de diciembre, lo sé por los detalles; atrás de ella está mi mamá y a un costado mi primo Víctor Mora vestido de charro negro con motivos dorados, mi abuela trae puesto el sombrero de mi primo, con la mano derecha levantada hace un saludo a la antigua usanza. Sin duda el lugar es la iglesia de San Diego, acá en Morguelia.


Esto me llevó a recordar que cuando mis progenitores se separaron mi padre, en uno de sus alcohólicos arranques, destruyó todos los retratos de mi infancia, las instantáneas familiares se hicieron fogata, él quería olvidarse de mi mamá pero lo que hizo fue borrar hermosos momentos de mi niñez y de la de mis hermanos. Esta reproducción de mi abuela Carmen es el único vestigio que conservo de ese tiempo pretérito, aquella época quedó sin registro tangible, y todo por un estúpido acto de venganza que no sirvió para nada. Bueno, sigo leyendo a Rufino.
Ante inminente ignominia, arrepentido misógino progresista solicita redención, urge, ya que los señalamientos y denostaciones están a la orden del día. Comunicarse al 01-800 lo siento mucho.

Pintura de Luz Helena Gallo

¿O sí podemos?

La situación actual es paupérrima, el alud de reformas que los tres poderes de la nación están imponiendo en todo el territorio sólo benefician a unos cuantos empresarios y politiqueros oportunistas, mientras que miles de ciudadanos están siendo reprimidos salvajemente, la violencia manda y la indiferencia le secunda. ¿Y qué decir de los medios masivos de comunicación? El descrédito juega un papel muy importante en esta carnicería, sociedad del cómodo engaño, las apariencias ante todo, la distracción como arma secreta. El robo es metódico y parece que nadie puede detenerlo. Tampoco se trata de elaborar la hagiografía de la resistencia, hay errores y malos pasos que terminan confrontando a la sociedad, pero el problema de fondo es el saqueo, ya queda muy poco por defender y la falsa batalla por un país libre de protestas es mera pantalla. Más allá de cualquier maniqueísmo ramplón, el compromiso debe ser histórico, no podemos ser simples espectadores de este crimen generalizado.

(Confróntese: los bajos niveles en educación, deporte, ciencias y artes; la privatización de las playas y zonas naturales, hasta la vista del mar es para unos pocos; la entrega del petróleo mexicano a manos extranjeras, el precio de la gasolina por los cielos; los miserables salarios mínimos y la desproporción de oportunidades, millones de pobres contra unas cuantas familias poderosas; la militarización del país, el estado como un panóptico, todos vigilados, la aspiración es que la mitad de la población sean meseros y la otra mitad policías; el crimen organizado dirigido desde el mismo gobierno; el estatus mental de los funcionarios, la partidocracia, el sindicalismo vendido y podrido; el pan nuestro de cada día.

viernes, 17 de junio de 2016

Gotitas de nada

Dicen que ya nada nos sorprende, la sociedad del espectáculo quiere más y más y más... En filosofía se pondera a la niñez porque el asombro juega un papel fundamental en esta etapa, los pequeños (supuestamente) quedan maravillados con las cosas más sencillas; luego, los adultos se han adecuado al mundo, etcétera más etcétera. El filósofo, en una analogía harto anacrónica, es un niño. Hoy lo común no son esos pequeños traviesos fascinados por el vuelo de una mosca, todo lo contrario, la enajenación y el aburrimiento imperan everywhere. Millones de dispositivos móviles con la última masacre de moda, click, los refugiados de un país lejano viviendo (ahora sí) peor que perros callejeros, click, amenazas atómicas, cilck, los reality shows, cilck, niña tiene sexo con gorila, click, click, click.

The Necromancers at Golgotha, John Vochatzer

¿Duermes, amor?

Soy la luz de la mañana y quiero iluminar tu ano, pensé en esta frase varias veces durante la noche, Bataille apareció a las seis antes del meridiano, el insomnio y la disociación como molestos mosquitos, los conceptos médico psicológicos tan lejos de lo poético y dándome vueltas, escuchaba sus alas rondar por mi cabeza, luego vino la disertación sobre el plagio, hasta por los codos de lapsus y ocurrencias, los primeros ruidos del exterior y tú a mi lado, amaneciendo.

Creo que tuve un mal sueño, Freud y Jung se daban besos mientras yo me masturbaba, quizá fue la película de la noche anterior, Un método peligroso, la que no me dejó descansar en paz; sólo los muertos, escribió el hedonista. Puedo tener pesadillas con una piedra, no se trata del miedo sino del tedio. No pude pegar las pestañas, problemas para dormir, a diferencia de ti, que eres un ángel, parece que nada altera tu descanso, dan ganas no sólo de contemplarte, tocar se hace necesario.

A veces me es imposible dormir con tu olor, eso es, ya conecto, eres toda tú la que me altera, madrugué sin la ayuda de dios, te escuché respirar, tan tranquila dormías que me puse nervioso, desnuda de todas las cosas, flotabas mientras yo te susurraba falsos nombres: Simone-Julieta-Lulú-María. Tú pronunciaste, sin palabras, otros tantos: Morfeo-Nix-Somnus-Hypnos.

Tus tetas apuntaban al sur, las acaricié con parsimonia, in crescendo matutino y táctil, besé tu pezón siniestro y el derecho lo pellizqué, quería que despertaras y jugaras conmigo, fracasaron mis lascivos intentos, ¿o es que simulabas, duermevela?

Mi verga se puso tiesa, fue tu indiferencia onírica la que provocó al sátiro de mis venas, lamí tu redondo culo, metí la lengua en lo profundo de tu sueño, escarbé una promesa, tu orificio me invitó y entré, silencioso, ensalivando el placer.

Exploté rayo fulgurante, dejé que la flacidez llegara, poco a poco regresé a la forma cérvida, la eternidad dentro de ti se escurría, mar de leche, el semen salía de tu ano, palpitaban los bordes de carne, palpitaban las orillas rosadas, palpitaban mis miembros cansinos.

Con una sonrisa abriste los ojos, los buenos días fueron tus dientes, pusiste mi sexo entre tus manos, fui un Lázaro obediente. Toda brillabas, el sol iluminaba tus nalgas y yo sólo quería poseerte una vez más. Entonces me dijiste: Entra de nuevo. Y así lo hice.

Imagen de Alejandro Delgado

Pensamiento horizontal

En la entrada del Sangron's de las Américas (acá en Morguelia) he visto varias veces a un compadre que me llama mucho la atención. Este amigo se acuesta en la entrada del centro comercial y observa al mundo como si de un televisor se tratara, su posición horizontal delata languidez aunque no hay que engañarse, él flota muy orondo sobre el concreto; un brazo le sirve como almohada, con la otra mano se rasca la panza o se saca los mocos. ¿Qué mira con tanta fruición? Pues al montón de gente que pasa por ahí, este lugar es uno de los puntos de reunión de la futilidad michoacana, las muchachas tienen el desprecio en la mirada, los jóvenes llevan el orgullo en sus carteras, las familias van al cine o a hojear libros que nunca leerán. El hombre acostado se divierte con el consuetudinario espectáculo de frivolidad. ¿Qué pensará, por qué sonríe cada que lo observo? Tal vez he descubierto a un cínico contemporáneo, a un auténtico seguidor del perro, quizá el nuevo Diógenes reflexiona en esta ágora aséptica sobre las cuestiones más importantes de la existencia: el descanso y la risa.

Como cuando el gato no se moría

Te amo con todo mi corazón encarcelado, estas palabras me parecieron las precisas para comenzar la carta que te escribo desde Mil Cumbres, ignoro si algún día la leerás, seguramente será revisada por ojos ajenos, pero me ilusiono pensando que son los tuyos los que se posarán sobre este montón de letras que intentan ser un abrazo, un beso de esa boca que hoy siento tan lejana. ¡Basta Cristina!, me digo para no hacerme caso, porque aquí sigo, escribiendo lo que pasó aquel veintiuno de marzo, mi crimen de primavera. Supe que los vecinos quemaron la casa esa noche, según ellos fue para eliminar las malos espíritus, gente estúpida sin vida propia, les di motivos para hablar, un poco de emoción en sus aburridas vidas. Cholita la de la tienda me lo contó, ha venido a verme tres veces, ella entiende: "son cosas que pasan, mija, nadie está libre de tropezar"; me confesó que varias veces estuvo a punto de hacer lo mismo, aunque ella nunca tuvo el valor, yo también la comprendo. Te extraño más de lo que te extrañaba antes, y bueno, el encierro conduce a la melancolía.

Asesiné a las niñas para que estuviéramos juntos, sólo los dos, solos en la soledad de la pareja, sabes que me gusta mucho la poesía, a ti nunca te gustó, no importa, lo dijo Cholita, no somos perfectos. Creí que si ellas se iban tú regresarías, fallé en mi cálculo. Aunque no me arrepiento de nada, arrepentirse es hipócrita, lo hice y ya. Estaba harta del llanto y los berrinches, no podía más con las peleas por el control de la televisión, que si las muñecas, la caca del perro, la tarea. Sin ti hasta el pan con leche de las ocho me daba náuseas, el papel de mujer resignada me venía muy mal, era demasiado para alguien como yo. El trabajo me volvía loca, la rutina me comía las ganas: maestra por la mañana, dentista por la tarde, mamá de noche. Y lo peor era que todo me alejaba de ti. Tú te ausentaste porque ojos que no ven, y ya ves, ahora soy una mala madre, loca e insensible, bruja del demonio, me he convertido en una historia nota roja, en una primera plana que nadie recordará después de dos semanas, cuando ocurra alguna otra tragedia. No quería que nuestras hijas sufrieran, en serio, les ahorré miles de penas, simplemente no llorarán más, comparado con lo que les esperaba, lo sé, sangre fría. Si hubieras estado para detenerme, tampoco es que te culpe, ni siquiera sé dónde estás ahora, te digo que te amo sin saber si leerás esto, con tu presencia las cosas serían de otro modo. Tarde es, anocheció en la esperanza, sigo con este poetizar lo horrible.

¿Que cómo las maté? Las llamé a la sala y les dije que tenía preparada una sorpresa para ellas, la condición era que se tiraran en el piso y cerraran los ojos, se emocionaron tanto. Acostadas por tamaño, en orden descendente, de grande a chica: Ana, Lucía e Itzel, con sus diez, ocho y seis años, se veían tan bonitas. Primero les di fuerte en el cráneo con el martillo que saqué de tu herramienta, dejaste tantas cosas; para que no se escaparan les rompí las rodillas, tuve que actuar rápido pues los gritos las asustarían más, no soy una insensible, además de que no quería llamar la atención de los vecinos, tú sabes lo chismosos que son. Se convulsionaban del dolor, no hubo resultados, ninguna de las tres murió al instante como lo había planeado. Decidí repetir la dosis, cabeza y nuca, incluso garganta. Sus cuerpos se retorcían como si hubieran recibido una descarga eléctrica, pero la muerte no llegó.

A Lucía le tocaron más martillazos, tal vez porque siempre fue la más gritona, o quizá por gordita, dicen que la grasa les amortigua los golpes, pobrecita. Le di tan duro como pude, utilicé la parte del martillo con la que se sacan los clavos, la piel se le desgarró, la policía encontró jirones de piel. Es muy difícil matar a alguien, el cine nos engaña. Como cuando quisimos dormir al gato que nos envenenó la vecina, a pesar de que estaba moribundo no cedía, tuviste que romperle el cuello, es que tú eres más fuerte, yo soy débil, siempre lo fui. Por eso utilicé la bufanda que me regalaste, la morada con elefantes, cómo me gustaba esa prenda, no me dejaron traer nada a la cárcel. Tardó como veinte minutos en dejar de respirar, pobre Lucy, se aferró tanto a la vida, la ahorqué durante cinco minutos o más, o no sé, uno pierde la noción del tiempo, ¿por qué mejor no les di veneno como al gato?

Anita vio morir a sus dos hermanas más pequeñas, no se movía, era una espectadora muda, quedó como desmayada, con los ojos abiertos, me dio miedo verla así. Cuando asfixié a Itzel sentí que Ana quería decirme algo, tal vez sólo fue mi imaginación, de su boca salía sangre y en uno de sus estertores escuché la palabra mamá, ¿intentó detenerme? Antes de terminar con ella tomé un respiro, matar cansa, te digo que no es fácil ser un verdugo. Por un momento consideré dejarla viva, no por arrepentimiento sino porque las fuerzas me fallaban.

Después del breve descanso le dije creyendo que me escuchaba: "Hija, esto que hago no es malo, sólo apresuro lo inevitable, tu papi nos dejó y no quiero que ustedes repitan la historia de abandono que hoy vivo, te quiero mucho, mi chiquita", siguió empecinada en su silencio, parecía inerte, no parpadeó, sin embargo aún respiraba. Puse la bufanda en el cuello de Ana y apreté duro, con ella fue rápido, adquirí algo de experiencia. Mira lo que hice, estoy contando esto como si fuera cualquier cosa.
Texto que apareció en La Voz de Michoacán como parte de un cadáver exquisito.

Antes de mamar verifica si la teta está hinchada

Érase que no se era un reino llamado México, nombre que quiere decir ombligo con pelusa. Este territorio tenía un rey muy pequeño, pequeñito, pequenísimo, que se llamaba Juan Diego. El reducido soberano no podía dormir si no era amamantado por su vaca lechera, Lupe. Cada noche, antes de acostarse, chupaba las ubres del animal hasta que éstas quedaban secas como pasas. El monarca sonreía mientras la leche salía, pero cuando la vaca mugía se enfurecía tanto que la agredía sin piedad: "¡Me agrias la leche Lupe, no podré dormir tranquilo por tu culpa, toma esto y esto otro!". Así le reclamaba al pobre bóvido mientras le pateaba, insultaba y escupía, los ojos del animal se llenaban de lágrimas. La vaca hacía mu porque le dolían lo pezones, es lo que no sabía el abusivo Juan Diego. Hasta que una noche, lluviosa, por cierto, la vaca, cansada y decidida a todo, le dio tremenda coz y el rey fue a dar al suelo, un hilillo blanco y carmín salía de las comisuras de su boca, antes de morir dijo: "¡Puta Lupe, no te muevas, vaca maldita, me arruinas la cena!". Los súbditos no supieron qué hacer y lo único que se les ocurrió fue nombrar a Lupe como soberana, reina de México. Nadie sabe si vivieron felices para siempre, quién puede saberlo, cierto es que tenían leche caliente y la gente aprendió a decir mu cuando algo le incomodaba. Fin.

Equidad, democracia y tienditas

La proporción áurea de la credencial para votar con fotografía se activa en los bolsillos de la igualdad, la luz al final del túnel indica que no ha llegado la modernidad a las iglesias, Constantino murió de sífilis y Sábato se masturbó en su tumba. Las colonias siguen siendo marginadas, al final del camino es literal: muerte vestida de rosa con estoperoles. Tantas cosas para escoger y eligen la más fea de las golosinas, tienda chiquita, apenas caben las cabezas cercenadas, cuelgan como manzanas del diablo, en vez de serpientes, gusanos. Persisten en el desmoronamiento del pan (la primera persona pretenciosa es crucificada con falda), mientras tanto unos churros con queso y crema se sirven mágicamente. Chilindrinas, donas, mamones, los engaños se convierten en promesas bastardas, los bolsillos son abismos de pelusas, al igual que las esperanzas, polvo y basura. Carajo, hijo de puta, malas palabras en grito embotellado y no es quince-dieciséis de septiembre, al pasito llegan, no fían en la caída, así se expresa el tendero universal, aquí no queremos fotos de jotos. Hoy no, mañana será otro día, el sol deviene poema, el poema se transforma destruyéndose, el ano lubrica. Óntico-ontológico-tropical (sin fundamento), propagación del chorro marrón, cachetadas al Herodes colombiano, matanzas de bebés de chocolate, ostracismo, ignominia. Patadas en los dos testículos de la planificación familiar, los hijos que dios mande por correo electrónico. Al rapto del ratón Miguelito, falta la parte donde explota y sale sangre. Escritura: la rebelión se disfraza de amor pero es mejor hablar de los abuelos antes, vivían en un comunismo de abrazos, eran una superpoblación emperifollada para salir en domingo y fornicaban con sus nietos. Re-vuelto el tiempo del coraje del no estar ahí, del estar aquí con un berrinche de independencia calva, revoluciona el bigote, guerra fría como la sopa, el oso ha probado la cama, se yergue como el cuerpo venoso. Falta el trabajo porque la obra maestra es transexual, irán los lunes a inyectarse hormonas, se convierten en los federales, pero no lo saben, sus madres se masturbaban con probetas. No hay error carne de la carne (una tarde del pensar), cópula, más sensato el asesinato (21 de marzo en La Colina), tortillas de cadáveres amontonados en la fila de la morgue. ¡Filia congruente! Gritos, es claro por los signos, el lenguaje dice algo y según los científicos, mucho. El mal: gatito miau miau. Millones de manecillas vomitan este porvenir que no va a ningún lugar, mean el lugar que tampoco se mueve, embarazoso árbol genealógico manchado de amarillo. Echa raíces en los retratos de la familia, de la estirpe (pide prestado), de la raza (vasconceliana). Qué solteras las posibilidades, traen el vaso vacío, sin un peso para otra cerveza, maltratado es un decir, comen uñas, devoran mugre mientras llega el cheque de manutención, felices después del día catorce. Del microondas al molcajete y el par de tetas del señor taxista. Dios de los híbridos, afeitados de las piernas y alfas de corazón, piedras en los riñones, sufrir como lluvias de mayo. Levantan la bata de mamá: niña y madre al mismo tiempo. Tararean la tarea con Pepa la perra. Tanta maldad hay en el mundo: feminicidios, masculinicidios, navidad y crédito Famsa. Han sufrido mares chorreados de petróleo, reptan mejor cuando lloran, la caverna sin fogata, sin azúcar y con leche. Inventaron la licantropía encorbatada para entrar a la cantina sagrada. Piden la epístola capitalista, esperan el contacto, quieren que sea una vagina disfrazada de hombre. El asesinato es igualitario.

Además del buen árbol

Vivir con la sombra es aceptarse y saberse parte del mundo. No hay mejor amigo que esa silueta negra y misteriosa que nos acompaña a cualquier lugar, incluso (precisamente) en los sueños. Pero esta amistad es más una batalla que un abrazo, la paz no existe para los realmente vivos. Intentar comprender de qué va, o no comprender nada, al final es lo mismo, las explicaciones sólo sirven para hacer castillos con el lodo. Bajar hasta el sótano, buscar el (sin) sentido, por muy oscuro que sea éste. ¿De dónde viene el siniestro reflejo? Contemplar la vela, poner el dedo de vez en cuando y quemarse un poco, sentirse. Todo lo demás es engaño y propaganda.

Genuflexiones verbales de la sabiduría popular

1. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar es que ya pasó de moda el leñador.

2. En el carajo los amigos son muy pocos.

3. Más vale pájaro con manos que cientos de plumas.

4. El que nace para nopal tiene una enfermedad extraña.

5. Ahora sí vas a saber lo que es amar el lado con el que masca la iguana.

6. Si del cielo te caen limones vives en Apatzingán.

7. La corriente nunca duerme y hay camarones que no lo saben.

8. Música pagada, no hay discusión.

9. Al nopal sólo lo vas a ver en el hospital. (Véase #4)

10. El que mucho abarca es político.

11. En casa del jabonero (tradicional) matan ballenas.

12. Árbol que nace torcido jamás aprende a bailar salsa.

13. No por mucho madrugar chingas a tu madre.

Colegio Interno

Lees los comentarios de tu examen de conciencia: "Suerte para la próxima". Te das cuenta sin multiplicar-restar-dividir-sumar, entiendes que algo anda más allá del nacimiento de tu tragedia en la época clásica de la estulticia, la paideia está fría además de cruda, Freire escupe tu cara y los académicos lo ven, incluso toman fotografías y videos. Los cuestionamientos que haces son pequeños trozos de madera a los que te aferras, pero el mar de señalamientos ya te ha hundido, de náufrago a cadáver: "es que, en ese sentido, lo que yo quería decir". Mejor inhalas las líneas blancas del silencio, te estiras y olvidas la otra oportunidad. Total, nadie te recordará después de la hora del recreo.

Creatividad

Echa a volar tu imaginación y después, cuando ya esté en el aire, dale un par de balazos.

Un dieciocho de mayo

Desde hace cuatrocientos setenta y cinco años los perros y los borrachos han orinado la cantera rosa de la que tan orgullosos están los políticos rijosos; son casi cinco siglos de cagada de paloma y discursos a las piedras, la acumulación de un montón de basura convertida en monumentos. Interpreto que estos fuegos artificiales son el recordatorio de aquellas granadas en dos mil ocho, para no olvidar que estamos parados sobre un polvorín y que en cualquier momento los edificios, como los infundios, caerán. Felicidades Bombelia, también conocida como la putona Morguelia, cuna del servilismo.

Así habló Caliche Caroma

¿Y si Adán y Evo fueron homosexuales desde el principio? Por eso no había "pecado", hasta que los primeros hombres fumaron de la manzana que les ofreció la serpiente, entonces se dieron cuenta de que dios era un egoísta, sólo él disfrutaba de los querubines, tronos y potestades, no dejaba que nadie más gozara. El verdadero castigo para la forzada pareja se llamó heterosexualidad, Evo se convirtió en Eva. El paraíso era un eufemismo para nombrar al campo de concentración vigilado por los esbirros alados, armados con falos de fuego le informaban al omnisexual cualquier movimiento sospechoso. Gabriel era el más ojete, con su espada amenazaba a los cautivos pero en el fondo quería con Adán, incluso llegó a travestirse para conquistarlo, utilizó el nombre de Lilith. Jehova se divertía con la frustración y aburrimiento de sus creaciones, pero pudo más una culebra. Poligamia, sodomía, onanismo, el amor es de quien lo trabaja y ningún ojo triangular cambiará esto.

Visitas guiadas

Los museos son los zoológicos de la creatividad, parientes cercanos de los funerales, como si el arte se encontrara en peligro de extinción; se enmarcan y delimitan los espacios para que el público no le arroje comida al artista (a su obra), basta con una mirada y un comentario más o menos culto, una visita guiada para los neófitos. La mayoría se enorgullece de que existan estas vitrinas donde se le brinda culto al status quo de las épocas anteriores y también de las contemporáneas, pero en el fondo es sólo un paliativo frente a las cárceles y los hospitales. Sería preferible que los quemaran todos, la cultura es un fénix, ¿o no?

A un año de la muerte de Ramón Méndez Estrada

Hace un año que te fuiste sin irte completamente, necio y cabrón, obstinado como una tarde de tormenta y berrinches, la muerte tardó en convencerte, quizá porque era miércoles y le seguía un bisiesto. Te moriste en la casa del buen Paco: "déjame solo, un rato". Un ratote de soledad. Te agarró la policía ontológica, "patadas en el culo, madrazos en el tórax", y qué hacer Ramón, "valemadrear el mundo", poetizar las paredes de la hipocresía con mentadas de madre polisemánticas, porque un chinga tu madre tiene múltiples aristas, tú lo sabías hasta el tuétano. Aunque con estos culeros que se dicen poetas es mejor no entrar en explicaciones, periodistas masturbatorios del poder, escritores de la felación aséptica, ni poner comas saben, pinches ágrafos con corbata, ¿qué saben ellos de la poesía si nunca han tomado charanda Uruapan? No sólo dejaste un hueco, un país entero se quedó en la miseria, te llevaste a la musa, es que "todas mías" era tu lema. Ahí está tu obra, todavía virgencita, no me refiero a los libros embodegados que los asnos de la secretaría de la locura tienen pudriéndose en el piso más bajo de su farsa, hablo de los cientos de poemas que no se han publicado, esos a los que les falta la sonrisa de una muchacha, las lágrimas de un amigo y el emputamiento colectivo. Ya vendrá tu tiempo, entonces le preguntarás a una señorita en la madrugada, disfrazado de borracho: Disculpe, ¿en dónde puedo encontrar un libro de poesía que valga la pena a estas horas?

Nuevas herramientas

Globalizados los sentimientos, sólo te puedo amar en inglés: I love you. El gobernador de mi estado soy yo y no ando a caballo. Rompo las fronteras, prendo la computadora, te mando un e-mail, actualizo mi estado, escribo 140 caracteres que expresen lo que siento. Salgo a caminar, no, salgo en bicicleta. Veo a los gordos fanfarrones con sus novias celulíticas tomando un café de Chiapas en el Jardín de las Rosas. Llueve, las calles se inundan, las moscas vuelan, los perros defecan. El olor de la tierra mojada es una payasada. Quién soy yo y quién es el guardaespaldas que anda preguntando: ¿Todo bien? No, nada está bien. Compro mis zapatillas deportivas que hicieron unos niños en Malasia, corro como Lola. Me da sed, pero no de vivir, soy un emo vestido de blanco. Destapo mi refresco negro, saboreo la fórmula secreta mientras leo tus inbox obsesivos y decadentes. Insultarnos es querernos. Cherán independiente, un nuevo video de las torres gemelas, el porno suave de tus caderas. El mundo se acaba con el último capítulo de la serie, es tan aburrido morirse y respirar no está de moda.

El sin-poder

Todos dieron su opinión y el mundo se convirtió en un lugar perfecto.

sábado, 7 de mayo de 2016

Del falso latín y la falsa declinación o de la apostasía del Pato Donald

Silvium Rodrigae est delicata
Avem Donalum mortis
Filia nihil est Mulier centos saccos
Cum lacrimae sum stercore.

Traducción (también falsa)

Silvio Rodríguez es delicado
La muerte del pato Donald
La mujer de los cien pesos
Con lágrimas me cago.

Después de una fotografía de Cristina Bustamante

Qué soy, qué oración reza por mí, cuál es el camión de mi basura, cuál mi iglesia. En una visión panorámica ni existo, detrás del instante me escondo, después del darse cuenta voy, pasa a las seis de la tarde, me acomodo en el asiento de este avión y hago el zoom de ventanilla, veo hacia los lados y se me cae la baba sin querer, la nuca del vecino está empapada. Es que utilizo menos de la mitad del corazón, cerebro y lengua, no tengo larvas, sólo la promesa de que regresaré como gusano, como vómito del vómito de la tierra; quién es "ese ahí", soy yo, el Cri-Crí mal hecho, la abuelita lobo de Heidegger, el nopal embadurnado de citas. Una dura memoria que suena como maraca de recuerdos, soy un guaje con la melcocha del remordimiento. Hurgando el baúl de los gerundios ando, soy el que pregunta qué somos cuando en verdad quiere saber de él, de mí que soy él, del mismo diferente, pero uei, embarnecido el ego, con los testículos tibios por la duda, pero ey. Y responde el montón de deseos cachivaches, la acumulación de cosas innecesarias, la adulación del ser habla: Eres el mejor de los posibles. A esto se opone el rencor de las hojas blancas que quisieron ser cartas y fueron basura, me enfrenta la letra firmada y el abonero del destino, rayadas, tachoneadas de ira, las ganas se apoderan del micrófono e insultan a los invitados de lo que soy, cuartillas y cuartillas de carajos, al último solo, y ni me hago caso. Soy el mal que ronca, el bobo ladrón de los cristales del yo, el gordito de la bicicleta pedaleada, el del dedo grande, el dientón pretencioso, el de los aretes de plata y boxeador de vecindad. A veces no soy lo que soy, no pasé la prueba de Elisa, no entré en la selección natural, carezco de fe y me sobran los humos. También soy el que se renta para las fiestas de los pendejos (fui más joven), el que admira la celulitis de las papadas. Incómodo cuando ebrio, trifásico cuando borracho, drogado cuando no hay más. Si estoy todos me quieren cobrar, si no estoy tardo en darme cuenta. Pido en vez de saludar: Unas monedas de chocolate para este pobre diabético. Siempre he creído que mis chicharrones no son de los que truenan, tengo magra la que piensa, se me ha hecho agua la consciencia, señora: Se me ha muerto la gallina, cómo no voy a yo-rar.

Fotografía de Cristina Bustamante

Cali Caliche

En su sentido etimológico griego Cali viene de kallos, que significa bello: calipigia, caligrafía, calidoscopio, etcétera. Kali es la fuerza destructiva y la Madre Universal de los hinduistas. Desde que yo era muy pequeño mis parientes me decían Caliche como una especie de diminutivo de Carlos, adopté esta palabra junto con el acrónimo de mi nombre Caroma (Carlos Rojas Martínez) en el 2002 cuando estudiaba en el Colegio de San Nicolás. Hace unos días Francisco Javier Larios me dijo, cosa que no recordaba, que firmaba mis textos en El Despertador Nicolaita como El Malandro. En uno de los libros de historia del buen Asimov encontré el origen de Karl, significa bastardo, antes de Martell, claro está; el hijo de Pipino el joven reivindicó el nombre a fuerza de madrazos.

¿A qué voy con todo esto? No lo sé, sólo me doy cuenta que desde el nombre arrastro una polisemia un tanto contrastante pero divertida, algo así como mi vida.

Imagen de Raja Ravi Varma

Abusados

El primer abuso que sufrí fue cuando nací, no pedí existir, mucho menos tener un pene, si me hubieran preguntado les habría dicho que dos, uno negro y uno blanco, para defenderme de los acosadores. He sido víctima de las constantes agresiones hacia mi persona sólo por ser un poeta alfa con leves destellos de misoginia. Le tengo miedo al suicidio porque no sé si habrá alguien que se quiera propasar conmigo en el más allá, eso del diablo contra dios se escucha muy bullying. Me niego a morir. ¡Basta ya, estoy harto de la contradicción, exijo la cabeza de Enrique el Bautista en una bandeja de plata!

De los hubiera

Ojalá que después de la muerte haya tiempo para leer.

Terremoto

En el suelo el progreso de una incivilizada especie, al igual que los argumentos, caen los edificios que parecían más sólidos. Es sólo la dinámica natural, el regreso del caos primigenio. La telúrica e inevitable condición de hombres y mujeres, animales harto ególatras destinados a desplomarse. Tiembla en el pequeño cosmos, el artificial e infundado centro del universo se hace polvo; se sacude el anthropos la tierra con un leve movimiento. La seguridad es apariencia, bajo el piso habita la vibrante muerte. Aparece el vértigo existencial cuando se mueven las placas del ser, siempre estuvo ahí, nunca dejó de estremecerse. Terremoto afuera y adentro, paralelismo vital, universal vaivén. Aunque se obvie la escala Richter del miedo, a pesar de la supuesta seguridad del día a día, seguirá acomodándose el espacio y el tiempo, los humanos no son tan importantes, la vibración es lo principal.

A-rrimando

La culpa no es del indio ni del compadre, la culpa la tienes tú por quedarte con el cambio. Después de leer tanto libro se te olvidó pagar la renta, ahora pides compasión mientras te revisas la bragueta. En este mundo culero lo que sobra es el insulto, si van a cobrar por verte mejor miro el retrete. Poetas y periodistas, chaqueteros por oficio, no hay peor putrefacción que los versos de sus libros. Ya con ésta me despido porque ahí viene el redoble, los soldados son maricas y el general su padrote, no olviden jalar la palanca para que se vaya el cerote.

Emperifollar las heces

Gerundio fálico perenne ubicado geográficamente: siempre está valiendo verga en Michoacán.

Verbigracia: México

La justicia no existe, lo que hay son armas y abogados. ¿Tiene usted el dinero o es pobre? Ahórrese muchos disgustos y vaya juntando sus centavos para ser libre, es decir, para hacer lo que quiera: con dinero baila el juez, el policía y hasta el sacerdote. No se olvide, no sea tonto.

Lumpenpoematario

Un mundo con capacidades diferentes
en donde los poetas se reúnen
y hacen como que hacen pero no hacen,
$$ aprende algo $$,
mientras las camionetas arden
en las carreteras del olvido rural,
todo está:
D E S C O N T R O L A D O,
presidente-gobernador-diputado,
el orden de los desechos,
producto alterado y democrático,
canasta básica y agua falta,
los salarios de los reporteros,
directivos del averno,
el urinario en el museo,
el Rembrandt en el baño,
hasta cuándo,
cuántos más,
dos de cabeza y un perrito caliente,
el animalista se enoja:
¡hay que castrarlos a todos!

Comunicación

Lenguaje periodístico para un mundo mejor:

1. Cabe señalar (con el dedo por un orificio ad hoc).
2. Cabe destacar (meter y subir).
3. Se llevará a cabo (o sea, en pedazos o rumbo a San Lucas).
4. Finalmente dijo (se cansó del silencio).
5. En ese sentido (váyase derecho, usted llegará).
6. De esta manera (y no de otra, amaneramientos y manualidades).
7. Por otro lado (ya que se trata de un cuadrado expresivo).
8. Apuntó (en su libretita).
9. Respecto a lo anterior (pasado casi perfecto).
10. En este tenor (porque los barítonos son más gordos).
11. Asimismo (amontonamiento).
12. Así mismo (sí mismo disfrazado)
13. Sin embargo (no hubo incautamiento).
14. Resaltó (doble mortal).

¿Continuará?

Una tumba con índice

Cuando muera quisiera que me enterraran con mis libros, nunca nos entendimos bien, siempre había algo en lo que no estábamos de acuerdo, pero estuvieron ahí, tanto en los momentos difíciles como en los días de total claridad. No me cremen, quiero podrirme junto a ellos.

Insultos por todas partes

No es que todos sean putos, es que putos son todos. En este des-orden de ideas también, por favor, cuando se miren al espejo recuerden que morirán muy pronto, igual que yo, así es que chinguen lo más que se pueda, pidan prestado, roben, maten, engañen, al cabo y qué. Sólo una cosa, algo sin sentido, nimiedades: el mundo son los otros.

Pequeñeces

Lo sé Lao-Tse, lo sé: daños de años.

¿Cómo solucionar los problemas de la "humanidad"?

Los niños nos necesitan para que les trasmitamos el mensaje de que no deben tener más niños.

Laboralia

¿Cuántas quincenas se necesitan para llegar a la felicidad? El tiempo se mide por depósitos bancarios, los abrazos y los besos son proporcionales al tamaño de la despensa, la renta no se paga sola. Las vacaciones sólo son un paréntesis y las prestaciones laborales una promesa que no se cumple. El esclavo por contrato quisiera que los fines de semana se prolongaran hasta la eternidad. A veces una hora en la rutina puede más que mil domingos. Trabajo como enfermedad.

Frases del amor

En las albercas las niñas se suicidan con el cloro de la indiferencia social.

Es posible

No me alcanzarían las palabras para nombrar todas las injusticias del mundo, tendría que estar escribiendo el día entero, cada minuto, cada segundo. Y después vendría la pregunta ¿para qué tanta letra amontonada? Yo también he dañado a los demás: insulté, peleé, robé, maltraté, engañé a los amigos, familiares, a la personas que amo, a veces sin razón, sólo por ver sufrir a los otros. Si por algo me indigno ante los asesinatos ocurridos no es tanto porque me pueda tocar a mí sino porque yo puedo hacer algo parecido, este malestar es hacia adentro, contra las profundidades de lo que soy; tengo la (dis) capacidad de estrangular a alguien, poner una bomba en un aeropuerto o violar a una niña, por terrible que suenen estas violentas sílabas la maldad es parte de lo que somos. La miopía moral nos lleva a cometer actos estúpidos, la creencia ciega en algo (religión, política, deportes, etcétera) nos motiva a la destrucción, es cierto; pero otra parte vive en mí, en ti, en él, espera cualquier pretexto para activarse, es esto lo que me da más miedo. Esta gente que comete los actos que hoy todos aborrecemos son muy parecidos a nosotros, no creo que se les note a simple vista lo criminal. Recuerdo los personajes de Sade: filósofos, sacerdotes, científicos, empresarios, y también pobres, porque ser desgraciados no nos hace mejores personas. El mal es posible y hasta deseable, ¿por qué?

La tabla

Un muchacho iba pasando por el frente de una casa cuando del interior salieron unos gritos horribles, parecía que estaban matando a alguien. El muchacho se quedó parado sin saber qué hacer exactamente, entrar o pedir ayudar, pero no se veía a nadie alrededor. A los pocos segundos un niño salió corriendo, lloraba y de su nariz salía sangre. El pequeño se escondió detrás del muchacho, acto seguido salió una mujer más o menos joven, traía en la mano una tabla, todo indicaba que era éste el instrumento con el había sido maltratada la víctima. Con la mano el muchacho le hizo la señal de que parara: "¿Qué te ha hecho el niño, mujer, por qué lo golpeas?", preguntó. Los ojos de la mujer se pusieron tan rojos como la sangre que salía de la nariz del infante, le contestó al muchacho: "¡Es mi hijo, hago con él lo que quiero, tú no te metas, sigue tu camino si no quieres salir afectado!". Aunque por un momento el muchacho pensó que la mujer tenía razón, una madre puede reprender a su hijo, inmediatamente borró este pensamiento, no existía travesura tan terrible para que mereciera tal castigo. "Mujer, creo en lo que me dices, tú eres su madre, sin embargo ya es suficiente, no puedo permitir que sigas golpeándolo, te denunciaré con las autoridades del pueblo, estás cegada por la ira, ¿cuál fue el crimen de tu hijo, por qué tanto odio? No me moveré de aquí hasta que contestes y te calmes". La señora se enfureció más, se lanzó con la tabla hacia el muchacho, éste la inmovilizó y le quitó el arma de madera, ya en el suelo le torció los brazos porque la mujer se movía como poseída, puso la rodilla en su espalda, sin golpearla. En ese momento salieron los vecinos del lugar, vieron la escena y, sin pensarlo, se abalanzaron contra el muchacho, el niño había huido aprovechando la confusión. La mujer les dijo que él la había sometido, que la quería violar y otras mentiras, los justicieros cada vez eran más, algunos no sabían ni porqué estaban ahí maltratando al muchacho, simplemente seguían a la muchedumbre enardecida; lincharon al joven, primero lo golpearon hasta cansarse y luego le prendieron fuego, para que aprenda, dijeron. La mujer continuó en la caza del hijo con tabla en mano, castigarlo era el objetivo.