viernes, 17 de junio de 2016

Gotitas de nada

Dicen que ya nada nos sorprende, la sociedad del espectáculo quiere más y más y más... En filosofía se pondera a la niñez porque el asombro juega un papel fundamental en esta etapa, los pequeños (supuestamente) quedan maravillados con las cosas más sencillas; luego, los adultos se han adecuado al mundo, etcétera más etcétera. El filósofo, en una analogía harto anacrónica, es un niño. Hoy lo común no son esos pequeños traviesos fascinados por el vuelo de una mosca, todo lo contrario, la enajenación y el aburrimiento imperan everywhere. Millones de dispositivos móviles con la última masacre de moda, click, los refugiados de un país lejano viviendo (ahora sí) peor que perros callejeros, click, amenazas atómicas, cilck, los reality shows, cilck, niña tiene sexo con gorila, click, click, click.

The Necromancers at Golgotha, John Vochatzer

¿Duermes, amor?

Soy la luz de la mañana y quiero iluminar tu ano, pensé en esta frase varias veces durante la noche, Bataille apareció a las seis antes del meridiano, el insomnio y la disociación como molestos mosquitos, los conceptos médico psicológicos tan lejos de lo poético y dándome vueltas, escuchaba sus alas rondar por mi cabeza, luego vino la disertación sobre el plagio, hasta por los codos de lapsus y ocurrencias, los primeros ruidos del exterior y tú a mi lado, amaneciendo.

Creo que tuve un mal sueño, Freud y Jung se daban besos mientras yo me masturbaba, quizá fue la película de la noche anterior, Un método peligroso, la que no me dejó descansar en paz; sólo los muertos, escribió el hedonista. Puedo tener pesadillas con una piedra, no se trata del miedo sino del tedio. No pude pegar las pestañas, problemas para dormir, a diferencia de ti, que eres un ángel, parece que nada altera tu descanso, dan ganas no sólo de contemplarte, tocar se hace necesario.

A veces me es imposible dormir con tu olor, eso es, ya conecto, eres toda tú la que me altera, madrugué sin la ayuda de dios, te escuché respirar, tan tranquila dormías que me puse nervioso, desnuda de todas las cosas, flotabas mientras yo te susurraba falsos nombres: Simone-Julieta-Lulú-María. Tú pronunciaste, sin palabras, otros tantos: Morfeo-Nix-Somnus-Hypnos.

Tus tetas apuntaban al sur, las acaricié con parsimonia, in crescendo matutino y táctil, besé tu pezón siniestro y el derecho lo pellizqué, quería que despertaras y jugaras conmigo, fracasaron mis lascivos intentos, ¿o es que simulabas, duermevela?

Mi verga se puso tiesa, fue tu indiferencia onírica la que provocó al sátiro de mis venas, lamí tu redondo culo, metí la lengua en lo profundo de tu sueño, escarbé una promesa, tu orificio me invitó y entré, silencioso, ensalivando el placer.

Exploté rayo fulgurante, dejé que la flacidez llegara, poco a poco regresé a la forma cérvida, la eternidad dentro de ti se escurría, mar de leche, el semen salía de tu ano, palpitaban los bordes de carne, palpitaban las orillas rosadas, palpitaban mis miembros cansinos.

Con una sonrisa abriste los ojos, los buenos días fueron tus dientes, pusiste mi sexo entre tus manos, fui un Lázaro obediente. Toda brillabas, el sol iluminaba tus nalgas y yo sólo quería poseerte una vez más. Entonces me dijiste: Entra de nuevo. Y así lo hice.

Imagen de Alejandro Delgado

Pensamiento horizontal

En la entrada del Sangron's de las Américas (acá en Morguelia) he visto varias veces a un compadre que me llama mucho la atención. Este amigo se acuesta en la entrada del centro comercial y observa al mundo como si de un televisor se tratara, su posición horizontal delata languidez aunque no hay que engañarse, él flota muy orondo sobre el concreto; un brazo le sirve como almohada, con la otra mano se rasca la panza o se saca los mocos. ¿Qué mira con tanta fruición? Pues al montón de gente que pasa por ahí, este lugar es uno de los puntos de reunión de la futilidad michoacana, las muchachas tienen el desprecio en la mirada, los jóvenes llevan el orgullo en sus carteras, las familias van al cine o a hojear libros que nunca leerán. El hombre acostado se divierte con el consuetudinario espectáculo de frivolidad. ¿Qué pensará, por qué sonríe cada que lo observo? Tal vez he descubierto a un cínico contemporáneo, a un auténtico seguidor del perro, quizá el nuevo Diógenes reflexiona en esta ágora aséptica sobre las cuestiones más importantes de la existencia: el descanso y la risa.

Como cuando el gato no se moría

Te amo con todo mi corazón encarcelado, estas palabras me parecieron las precisas para comenzar la carta que te escribo desde Mil Cumbres, ignoro si algún día la leerás, seguramente será revisada por ojos ajenos, pero me ilusiono pensando que son los tuyos los que se posarán sobre este montón de letras que intentan ser un abrazo, un beso de esa boca que hoy siento tan lejana. ¡Basta Cristina!, me digo para no hacerme caso, porque aquí sigo, escribiendo lo que pasó aquel veintiuno de marzo, mi crimen de primavera. Supe que los vecinos quemaron la casa esa noche, según ellos fue para eliminar las malos espíritus, gente estúpida sin vida propia, les di motivos para hablar, un poco de emoción en sus aburridas vidas. Cholita la de la tienda me lo contó, ha venido a verme tres veces, ella entiende: "son cosas que pasan, mija, nadie está libre de tropezar"; me confesó que varias veces estuvo a punto de hacer lo mismo, aunque ella nunca tuvo el valor, yo también la comprendo. Te extraño más de lo que te extrañaba antes, y bueno, el encierro conduce a la melancolía.

Asesiné a las niñas para que estuviéramos juntos, sólo los dos, solos en la soledad de la pareja, sabes que me gusta mucho la poesía, a ti nunca te gustó, no importa, lo dijo Cholita, no somos perfectos. Creí que si ellas se iban tú regresarías, fallé en mi cálculo. Aunque no me arrepiento de nada, arrepentirse es hipócrita, lo hice y ya. Estaba harta del llanto y los berrinches, no podía más con las peleas por el control de la televisión, que si las muñecas, la caca del perro, la tarea. Sin ti hasta el pan con leche de las ocho me daba náuseas, el papel de mujer resignada me venía muy mal, era demasiado para alguien como yo. El trabajo me volvía loca, la rutina me comía las ganas: maestra por la mañana, dentista por la tarde, mamá de noche. Y lo peor era que todo me alejaba de ti. Tú te ausentaste porque ojos que no ven, y ya ves, ahora soy una mala madre, loca e insensible, bruja del demonio, me he convertido en una historia nota roja, en una primera plana que nadie recordará después de dos semanas, cuando ocurra alguna otra tragedia. No quería que nuestras hijas sufrieran, en serio, les ahorré miles de penas, simplemente no llorarán más, comparado con lo que les esperaba, lo sé, sangre fría. Si hubieras estado para detenerme, tampoco es que te culpe, ni siquiera sé dónde estás ahora, te digo que te amo sin saber si leerás esto, con tu presencia las cosas serían de otro modo. Tarde es, anocheció en la esperanza, sigo con este poetizar lo horrible.

¿Que cómo las maté? Las llamé a la sala y les dije que tenía preparada una sorpresa para ellas, la condición era que se tiraran en el piso y cerraran los ojos, se emocionaron tanto. Acostadas por tamaño, en orden descendente, de grande a chica: Ana, Lucía e Itzel, con sus diez, ocho y seis años, se veían tan bonitas. Primero les di fuerte en el cráneo con el martillo que saqué de tu herramienta, dejaste tantas cosas; para que no se escaparan les rompí las rodillas, tuve que actuar rápido pues los gritos las asustarían más, no soy una insensible, además de que no quería llamar la atención de los vecinos, tú sabes lo chismosos que son. Se convulsionaban del dolor, no hubo resultados, ninguna de las tres murió al instante como lo había planeado. Decidí repetir la dosis, cabeza y nuca, incluso garganta. Sus cuerpos se retorcían como si hubieran recibido una descarga eléctrica, pero la muerte no llegó.

A Lucía le tocaron más martillazos, tal vez porque siempre fue la más gritona, o quizá por gordita, dicen que la grasa les amortigua los golpes, pobrecita. Le di tan duro como pude, utilicé la parte del martillo con la que se sacan los clavos, la piel se le desgarró, la policía encontró jirones de piel. Es muy difícil matar a alguien, el cine nos engaña. Como cuando quisimos dormir al gato que nos envenenó la vecina, a pesar de que estaba moribundo no cedía, tuviste que romperle el cuello, es que tú eres más fuerte, yo soy débil, siempre lo fui. Por eso utilicé la bufanda que me regalaste, la morada con elefantes, cómo me gustaba esa prenda, no me dejaron traer nada a la cárcel. Tardó como veinte minutos en dejar de respirar, pobre Lucy, se aferró tanto a la vida, la ahorqué durante cinco minutos o más, o no sé, uno pierde la noción del tiempo, ¿por qué mejor no les di veneno como al gato?

Anita vio morir a sus dos hermanas más pequeñas, no se movía, era una espectadora muda, quedó como desmayada, con los ojos abiertos, me dio miedo verla así. Cuando asfixié a Itzel sentí que Ana quería decirme algo, tal vez sólo fue mi imaginación, de su boca salía sangre y en uno de sus estertores escuché la palabra mamá, ¿intentó detenerme? Antes de terminar con ella tomé un respiro, matar cansa, te digo que no es fácil ser un verdugo. Por un momento consideré dejarla viva, no por arrepentimiento sino porque las fuerzas me fallaban.

Después del breve descanso le dije creyendo que me escuchaba: "Hija, esto que hago no es malo, sólo apresuro lo inevitable, tu papi nos dejó y no quiero que ustedes repitan la historia de abandono que hoy vivo, te quiero mucho, mi chiquita", siguió empecinada en su silencio, parecía inerte, no parpadeó, sin embargo aún respiraba. Puse la bufanda en el cuello de Ana y apreté duro, con ella fue rápido, adquirí algo de experiencia. Mira lo que hice, estoy contando esto como si fuera cualquier cosa.
Texto que apareció en La Voz de Michoacán como parte de un cadáver exquisito.

Antes de mamar verifica si la teta está hinchada

Érase que no se era un reino llamado México, nombre que quiere decir ombligo con pelusa. Este territorio tenía un rey muy pequeño, pequeñito, pequenísimo, que se llamaba Juan Diego. El reducido soberano no podía dormir si no era amamantado por su vaca lechera, Lupe. Cada noche, antes de acostarse, chupaba las ubres del animal hasta que éstas quedaban secas como pasas. El monarca sonreía mientras la leche salía, pero cuando la vaca mugía se enfurecía tanto que la agredía sin piedad: "¡Me agrias la leche Lupe, no podré dormir tranquilo por tu culpa, toma esto y esto otro!". Así le reclamaba al pobre bóvido mientras le pateaba, insultaba y escupía, los ojos del animal se llenaban de lágrimas. La vaca hacía mu porque le dolían lo pezones, es lo que no sabía el abusivo Juan Diego. Hasta que una noche, lluviosa, por cierto, la vaca, cansada y decidida a todo, le dio tremenda coz y el rey fue a dar al suelo, un hilillo blanco y carmín salía de las comisuras de su boca, antes de morir dijo: "¡Puta Lupe, no te muevas, vaca maldita, me arruinas la cena!". Los súbditos no supieron qué hacer y lo único que se les ocurrió fue nombrar a Lupe como soberana, reina de México. Nadie sabe si vivieron felices para siempre, quién puede saberlo, cierto es que tenían leche caliente y la gente aprendió a decir mu cuando algo le incomodaba. Fin.

Equidad, democracia y tienditas

La proporción áurea de la credencial para votar con fotografía se activa en los bolsillos de la igualdad, la luz al final del túnel indica que no ha llegado la modernidad a las iglesias, Constantino murió de sífilis y Sábato se masturbó en su tumba. Las colonias siguen siendo marginadas, al final del camino es literal: muerte vestida de rosa con estoperoles. Tantas cosas para escoger y eligen la más fea de las golosinas, tienda chiquita, apenas caben las cabezas cercenadas, cuelgan como manzanas del diablo, en vez de serpientes, gusanos. Persisten en el desmoronamiento del pan (la primera persona pretenciosa es crucificada con falda), mientras tanto unos churros con queso y crema se sirven mágicamente. Chilindrinas, donas, mamones, los engaños se convierten en promesas bastardas, los bolsillos son abismos de pelusas, al igual que las esperanzas, polvo y basura. Carajo, hijo de puta, malas palabras en grito embotellado y no es quince-dieciséis de septiembre, al pasito llegan, no fían en la caída, así se expresa el tendero universal, aquí no queremos fotos de jotos. Hoy no, mañana será otro día, el sol deviene poema, el poema se transforma destruyéndose, el ano lubrica. Óntico-ontológico-tropical (sin fundamento), propagación del chorro marrón, cachetadas al Herodes colombiano, matanzas de bebés de chocolate, ostracismo, ignominia. Patadas en los dos testículos de la planificación familiar, los hijos que dios mande por correo electrónico. Al rapto del ratón Miguelito, falta la parte donde explota y sale sangre. Escritura: la rebelión se disfraza de amor pero es mejor hablar de los abuelos antes, vivían en un comunismo de abrazos, eran una superpoblación emperifollada para salir en domingo y fornicaban con sus nietos. Re-vuelto el tiempo del coraje del no estar ahí, del estar aquí con un berrinche de independencia calva, revoluciona el bigote, guerra fría como la sopa, el oso ha probado la cama, se yergue como el cuerpo venoso. Falta el trabajo porque la obra maestra es transexual, irán los lunes a inyectarse hormonas, se convierten en los federales, pero no lo saben, sus madres se masturbaban con probetas. No hay error carne de la carne (una tarde del pensar), cópula, más sensato el asesinato (21 de marzo en La Colina), tortillas de cadáveres amontonados en la fila de la morgue. ¡Filia congruente! Gritos, es claro por los signos, el lenguaje dice algo y según los científicos, mucho. El mal: gatito miau miau. Millones de manecillas vomitan este porvenir que no va a ningún lugar, mean el lugar que tampoco se mueve, embarazoso árbol genealógico manchado de amarillo. Echa raíces en los retratos de la familia, de la estirpe (pide prestado), de la raza (vasconceliana). Qué solteras las posibilidades, traen el vaso vacío, sin un peso para otra cerveza, maltratado es un decir, comen uñas, devoran mugre mientras llega el cheque de manutención, felices después del día catorce. Del microondas al molcajete y el par de tetas del señor taxista. Dios de los híbridos, afeitados de las piernas y alfas de corazón, piedras en los riñones, sufrir como lluvias de mayo. Levantan la bata de mamá: niña y madre al mismo tiempo. Tararean la tarea con Pepa la perra. Tanta maldad hay en el mundo: feminicidios, masculinicidios, navidad y crédito Famsa. Han sufrido mares chorreados de petróleo, reptan mejor cuando lloran, la caverna sin fogata, sin azúcar y con leche. Inventaron la licantropía encorbatada para entrar a la cantina sagrada. Piden la epístola capitalista, esperan el contacto, quieren que sea una vagina disfrazada de hombre. El asesinato es igualitario.

Además del buen árbol

Vivir con la sombra es aceptarse y saberse parte del mundo. No hay mejor amigo que esa silueta negra y misteriosa que nos acompaña a cualquier lugar, incluso (precisamente) en los sueños. Pero esta amistad es más una batalla que un abrazo, la paz no existe para los realmente vivos. Intentar comprender de qué va, o no comprender nada, al final es lo mismo, las explicaciones sólo sirven para hacer castillos con el lodo. Bajar hasta el sótano, buscar el (sin) sentido, por muy oscuro que sea éste. ¿De dónde viene el siniestro reflejo? Contemplar la vela, poner el dedo de vez en cuando y quemarse un poco, sentirse. Todo lo demás es engaño y propaganda.

Genuflexiones verbales de la sabiduría popular

1. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar es que ya pasó de moda el leñador.

2. En el carajo los amigos son muy pocos.

3. Más vale pájaro con manos que cientos de plumas.

4. El que nace para nopal tiene una enfermedad extraña.

5. Ahora sí vas a saber lo que es amar el lado con el que masca la iguana.

6. Si del cielo te caen limones vives en Apatzingán.

7. La corriente nunca duerme y hay camarones que no lo saben.

8. Música pagada, no hay discusión.

9. Al nopal sólo lo vas a ver en el hospital. (Véase #4)

10. El que mucho abarca es político.

11. En casa del jabonero (tradicional) matan ballenas.

12. Árbol que nace torcido jamás aprende a bailar salsa.

13. No por mucho madrugar chingas a tu madre.

Colegio Interno

Lees los comentarios de tu examen de conciencia: "Suerte para la próxima". Te das cuenta sin multiplicar-restar-dividir-sumar, entiendes que algo anda más allá del nacimiento de tu tragedia en la época clásica de la estulticia, la paideia está fría además de cruda, Freire escupe tu cara y los académicos lo ven, incluso toman fotografías y videos. Los cuestionamientos que haces son pequeños trozos de madera a los que te aferras, pero el mar de señalamientos ya te ha hundido, de náufrago a cadáver: "es que, en ese sentido, lo que yo quería decir". Mejor inhalas las líneas blancas del silencio, te estiras y olvidas la otra oportunidad. Total, nadie te recordará después de la hora del recreo.

Creatividad

Echa a volar tu imaginación y después, cuando ya esté en el aire, dale un par de balazos.

Un dieciocho de mayo

Desde hace cuatrocientos setenta y cinco años los perros y los borrachos han orinado la cantera rosa de la que tan orgullosos están los políticos rijosos; son casi cinco siglos de cagada de paloma y discursos a las piedras, la acumulación de un montón de basura convertida en monumentos. Interpreto que estos fuegos artificiales son el recordatorio de aquellas granadas en dos mil ocho, para no olvidar que estamos parados sobre un polvorín y que en cualquier momento los edificios, como los infundios, caerán. Felicidades Bombelia, también conocida como la putona Morguelia, cuna del servilismo.

Así habló Caliche Caroma

¿Y si Adán y Evo fueron homosexuales desde el principio? Por eso no había "pecado", hasta que los primeros hombres fumaron de la manzana que les ofreció la serpiente, entonces se dieron cuenta de que dios era un egoísta, sólo él disfrutaba de los querubines, tronos y potestades, no dejaba que nadie más gozara. El verdadero castigo para la forzada pareja se llamó heterosexualidad, Evo se convirtió en Eva. El paraíso era un eufemismo para nombrar al campo de concentración vigilado por los esbirros alados, armados con falos de fuego le informaban al omnisexual cualquier movimiento sospechoso. Gabriel era el más ojete, con su espada amenazaba a los cautivos pero en el fondo quería con Adán, incluso llegó a travestirse para conquistarlo, utilizó el nombre de Lilith. Jehova se divertía con la frustración y aburrimiento de sus creaciones, pero pudo más una culebra. Poligamia, sodomía, onanismo, el amor es de quien lo trabaja y ningún ojo triangular cambiará esto.

Visitas guiadas

Los museos son los zoológicos de la creatividad, parientes cercanos de los funerales, como si el arte se encontrara en peligro de extinción; se enmarcan y delimitan los espacios para que el público no le arroje comida al artista (a su obra), basta con una mirada y un comentario más o menos culto, una visita guiada para los neófitos. La mayoría se enorgullece de que existan estas vitrinas donde se le brinda culto al status quo de las épocas anteriores y también de las contemporáneas, pero en el fondo es sólo un paliativo frente a las cárceles y los hospitales. Sería preferible que los quemaran todos, la cultura es un fénix, ¿o no?

A un año de la muerte de Ramón Méndez Estrada

Hace un año que te fuiste sin irte completamente, necio y cabrón, obstinado como una tarde de tormenta y berrinches, la muerte tardó en convencerte, quizá porque era miércoles y le seguía un bisiesto. Te moriste en la casa del buen Paco: "déjame solo, un rato". Un ratote de soledad. Te agarró la policía ontológica, "patadas en el culo, madrazos en el tórax", y qué hacer Ramón, "valemadrear el mundo", poetizar las paredes de la hipocresía con mentadas de madre polisemánticas, porque un chinga tu madre tiene múltiples aristas, tú lo sabías hasta el tuétano. Aunque con estos culeros que se dicen poetas es mejor no entrar en explicaciones, periodistas masturbatorios del poder, escritores de la felación aséptica, ni poner comas saben, pinches ágrafos con corbata, ¿qué saben ellos de la poesía si nunca han tomado charanda Uruapan? No sólo dejaste un hueco, un país entero se quedó en la miseria, te llevaste a la musa, es que "todas mías" era tu lema. Ahí está tu obra, todavía virgencita, no me refiero a los libros embodegados que los asnos de la secretaría de la locura tienen pudriéndose en el piso más bajo de su farsa, hablo de los cientos de poemas que no se han publicado, esos a los que les falta la sonrisa de una muchacha, las lágrimas de un amigo y el emputamiento colectivo. Ya vendrá tu tiempo, entonces le preguntarás a una señorita en la madrugada, disfrazado de borracho: Disculpe, ¿en dónde puedo encontrar un libro de poesía que valga la pena a estas horas?

Nuevas herramientas

Globalizados los sentimientos, sólo te puedo amar en inglés: I love you. El gobernador de mi estado soy yo y no ando a caballo. Rompo las fronteras, prendo la computadora, te mando un e-mail, actualizo mi estado, escribo 140 caracteres que expresen lo que siento. Salgo a caminar, no, salgo en bicicleta. Veo a los gordos fanfarrones con sus novias celulíticas tomando un café de Chiapas en el Jardín de las Rosas. Llueve, las calles se inundan, las moscas vuelan, los perros defecan. El olor de la tierra mojada es una payasada. Quién soy yo y quién es el guardaespaldas que anda preguntando: ¿Todo bien? No, nada está bien. Compro mis zapatillas deportivas que hicieron unos niños en Malasia, corro como Lola. Me da sed, pero no de vivir, soy un emo vestido de blanco. Destapo mi refresco negro, saboreo la fórmula secreta mientras leo tus inbox obsesivos y decadentes. Insultarnos es querernos. Cherán independiente, un nuevo video de las torres gemelas, el porno suave de tus caderas. El mundo se acaba con el último capítulo de la serie, es tan aburrido morirse y respirar no está de moda.

El sin-poder

Todos dieron su opinión y el mundo se convirtió en un lugar perfecto.