viernes, 11 de agosto de 2017

Auto de mal formar

La literatura engorda y te extraño tanto. Lamo los platos en los que comimos ayer. Tu recuerdo es un resto pegado en la loza del pasado. Escribí un cuento que parece poema, lo mandé a la chingada y me lo regresaron. Qué paredes te separan de mí, dónde están los signos de interrogación, quién es el escritor de tus días. Llegaron los libros de pasta dura, me humillaron, se burlaron de mis ediciones de autor, me dijeron que no servía para nada. Soy un bueno para nada. Soñé contigo la otra tarde, mientras trabajaba, te hacía el amor con tocino, pero tú me decías que no comías carne. Cuando desperté seguía siendo el mismo gordo de siempre, el gerundio con lonjas, el que te piensa en hipótesis de flores. Bueno, sigo en lo mío, es decir, pobrecito.

Invertido

¿Quién les lanzará la primera culpa a esas piedras?

Actualidad

Madre de todas las bombas, haz de esta cena la última.

Sobre la capacidad de las sandalias para andar entre clavos

Buñuelos y relámpagos, tempestad de videos pornográficos: la suegra con el yerno, primos, rapidín, tríos, orgías, en la calle, a escondidas, cámara oculta, zoofilia, incesto, resurrección, pedofilia, futbol. 2+2= 5 o de cómo preparar chilate ex nihilo. La más alta perversión está relacionada con el verbo ser. Hay que usar escalera en el diálogo generacional, le falta un peldaño al éxito, de ahí que todos ganen, todos ponen, todos todos, dos, os. El café lo sirven tarde porque las fronteras están cerradas, los países son cárceles, sin galletas, puras patadas en los testículos de los museos, nacionalidad como crítica del cruce ilegal. Por cada poema que se escribe hay un niño analfabeta, relación horizontal de la matemática pedestre. Los extremos se frotan. Viejos, carecen de libido los cerros, lívidos sus rostros, casi muertas las cervezas de sus corazones, papilas gustativas destruidas, salsa valentina en los textos de sus recuerdos. Pero hay una montaña drogadicta, y no quiere ayuda. Líquida y negra, aguja que se dirige a la vena del brazo gigante, gota de sangre entre los árboles, languidez poética, gerontofilia suspendida, flotan las grutas de la certeza.

La victoria

Al alza los asesinatos junto con los libros de poesía
Cada vez hay + embarazos y - amor (mucho menos)
Las horas de trabajo cuesta arriba
Las horas de descanso cuesta abajo
Un niño es hecho pedazos por la bomba justiciera
Allá quedaron sus piernas entre los restos de sorpresa
Imágenes que viajan a la velocidad de los likes
El átomo nos fundó y el átomo nos destruirá
Doctores y maestros y licenciados que pueden irse al carajo
Todos tienen la razón en alguna parte escondida
Los médicos se han cansado de matar a los enfermos
Y también hay pordioseros que violan a sus hijos.

Libros, ¿para qué?

Otro de esos días en donde se celebra algo para que las personas no encuentren sus vidas tan aburridas, me refiero al día internacional del libro que fue el 23 de abril.

El objetivo, coinciden todas las fuentes y estudios científicos (¿cuáles?), es fomentar la lectura, promover la industria (mafia) editorial y proteger la propiedad intelectual. Sólo les faltó decir ¡Viva la Virgen de Guadalupe!

Tantos libros se han escrito y casi todos son hijos del plagio, quien niegue esto que demuestre lo contrario. Guiñando el ojo recordaré a aquel escritor que expresó: "sólo hay dos temas en la literatura universal: el sexo y la muerte".

Alguien más, paráfrasis hermética, mencionó que la literatura se la ha pasado repitiendo las mismas historias durante toda su existencia (occidental), no más de nueve argumentos. Yo digo que por mucho que me queje nada de esto va a cambiar, es más, siguiendo la inevitable estadística, cada que respiro un libro se publica. ¡Terrible!

¿Qué cuáles libros son mis preferidos? Gracias por preguntarme, yo mismo. Hay varios, voy a mencionar a algunos de mis plagiarios favoritos junto a su obra: "Celestino antes del alba", Reinaldo Arenas; "Un redoble muy largo", Manuel Echeverría; "Cándido", Voltaire; "Rubaiyat", Omar Khayyam; y "Gargantúa y Pantagruel", Rabelais.

Las edades de la poesía

Si hay una poesía juvenil también existe una poesía adulta que llegará a la vejez, ésta pasó por la adolescencia e incluso fue poesía bebé. Me declaro seguidor de la poesía que aún no ha nacido.

Con título y sin título

Auténtica poesía sólo la mía, lo demás es basura versificada
Para tacos los de aquí, allá venden mentiras con tortillas
La gente oye, mas no escucha la música de las esferas
Nosotros hacemos teatro, quién sabe qué harán los otros
Olvida todo lo que aprendiste antes, ahí te va la neta 100%
Because I say so!/Porque se me hinchan los imperativos
Zangolotearse cualquiera puede, bailar nada más mis pies
Chicharrones axiológicos que truenan y relampaguean (salsa y crema)
La verdad es ésta, quien diga lo contrario miente al cuadrado
Tres veces cantará Pedro antes del Vo.Bo. del Gallo Oficial
Y en ningún lugar llueve tanto como en este desierto semántico.

Churipo es mi nombre

Churipo, así me llamo, éste es mi nombre. Crecí viéndote de lejos, como promesa de presidente. A las tres de la tarde me sale la sangre del recuerdo, suenan las campanas de tus ojos, Jesucristo resucita. Las rosas son sables, las mañanas de tu pelo, ¿cuánto me debía la vida y cuánto me depositó? Es la gente puro pedo, no me gusta el rock and roll, ya te dije que me llamo, a mí nadie me invitó.

Allen fue al mercado o del pastiche a cinco el kilo

He visto a las mujeres más bellas de mi generación caminando entre los puestos del mercado. Las vi comprando arroz chino, ropa de paca, queso Cotija, etcétera del marchante; todas, sin excepción, regateaban, porque así lo dice la costumbre, fundamento de la tradición, aunque la costumbre no es tan fuerte como creen los trovadores. Estas mujeres aligeran la carga de los vendedores, pelean entre ellas por la mejor mercancía y jamás han dejado de brillar entre las lonas amarillas, rosas y azules que cubren los puestos de cada lunes. Muchas se han estrenado como madres y hay quienes las acusan de los próximos males de la humanidad, pero el ciclo se cumple sin que importen los señalamientos de los señoritos y las intelectuales folk, al final el amor se convierte en taco y ellas los piden para llevar.

Rulfo, miseria y mentira

Leí por primera vez a Juan Rulfo cuando iba en la secundaria, en dos días devoré El llano en llamas y Pedro Páramo, recuerdo que me gustaron bastante los cuentos "Acuérdate" y "Es que somos muy pobres"; la novela Pedro Páramo me confundió "un mucho", en ese momento no supe si los personajes estaban vivos o muertos, la trama era como un laberinto, andaba perdido, pero algo se quedó en mí, como una espina de cardón, ahí la dejé, no quise sacarla.

Años después, en 2004-2005, participé con el grupo de teatro Foro 4 en el montaje de ambas obras, Sergio Camacho nos dijo que cada actor podía escoger los cuentos de su preferencia para ser interpretados, escogí los que arriba menciono, más el de "No oyes ladrar los perros"; también salí en Pedro Páramo, hacía el papel de un revolucionario, a pesar de que mis diálogos eran muy flacos yo le echaba hartas ganas, sólo decía: "Semos trecientos" y otra cosita del mismo tamaño.

Releer a lo largo y ancho de estos años las obras de Rulfo me ha aclarado antiguas dudas y se han abierto otras, muy profundas. Esto es lo que hace a una obra universal, clásica o como quieran llamarla, no se agotan sus posibilidades, sus lecturas son infinitas; por más estudios sesudos que investigadores e intelectuales hagan sobre ella sigue virgen para los nuevos lectores, para los "oídos y ojos muchachos". Rulfo escribió una obra tan sencilla que es compleja por esto mismo, "quería escribir como se habla, no hablar como se escribe".

Tuve la oportunidad de entrevistar a su hijo Juan Carlos para un festival de cine de Morelia, por supuesto le pregunté por su padre, él respondió con algo de enfado, dijo que sí había algo de la estética rulfiana en su obra documental pero que estaba intentando otras cosas, no insistí porque hablaba poco, algo que le venía de familia.

Rulfo fue un mentiroso profesional, en el sentido que Platón acusaba a los artistas, maestros del infundio, y él se aprovechaba de esta situación, sabía que desde el recuerdo ya estamos ficcionando. De ahí que en las cuatro o cinco entrevistas que se conservan a veces se contradiga en sus decires, era su estilo y eso lo divertía, aunque pocas veces se le vio riendo, era un tipo que le dio mucha importancia al humor, pero también a la crítica de un país que conoció bien. Me quedo con esto que expresó en una de esas entrevistas: "México no va a arreglar sus asuntos hasta que no elimine la profunda miseria en la que viven sus pobladores".

Las tres primeras letras del alfabeto

a) Vi el cuerpo tirado en medio de la calle, parecía que flotaba sobre el charco de sangre. Le dispararon a quemarropa, muy cerca de donde él trabajaba. La policía tardó en llegar, el cadáver se asoleaba tranquilo, como si no se enterara de la desgracia que le acontecía.

b) Cuando llegué a la casa y encendí la computadora quedé sorprendido porque esta misma imagen estaba por todas partes, se organizaban protestas del gremio periodístico, los usuarios de las redes mostraban su indignación, hacían reclamos, clamaban justicia.

c) A una semana de lo sucedido, y tras varias noches de insomnio, la escena me persigue, puedo oler la sangre secándose al calor del medio día. De la rebeldía virtual ya nadie se acuerda, tengo la sensación de que nos dosifican la tortura, han encontrado la medida.

Apuñalan a sacerdote

Pasó en el presbiterio
Miguel Machorro su nombre
Intentaron degollarlo/pulmón herido

La misa de seis acababa/llegaba al final
(Fue trasladado en helicóptero)

Ocurrió
en la catedral
de la capital metropolitana
(Casi no venía por aquí, le tocó la mala suerte)

Entregado al solemne ritual
sacerdote cabal
Declararon a los medios voceros del clero mexicano
El abogado de la arquidiócesis de México
Sí, lo lastimaron, pero no podemos hablar de:
¡TERRORISMO!

El que lo apuñaló
declaró ser artista norteamericano
performance&dance

a unos

A otros les dijo que era francés
A otros les dijo que era lunes
A otros les dijo que

No murió

Pasó en el presbiterio
Miguel Machorro su nombre
El del cura-sacerdote-padrecito
(¿Tú lo conocías, Edwin?)

Un hombre con barba
y cabello oscuro
atacó a Miguel Machorro.

Lecho de rosas

Semana santa en Acapulco (Viacrucis nacional) es el nombre de un largometraje mexicano de 1981 que dirige Luis Alcoriza, actúan ahí Lucha Villa, David Reynoso y etcéteras histriónicos. Creo que la vi cuando tenía diez años.

Dos horas de infortunios reunidos y aderezados con un poco humor; desgracia tras desgracia le sobreviene a una familia que lo único que quiere es disfrutar los días de asueto cortesía de la iglesia católica.

Cuando leí por primera vez el Lazarillo de Tormes no me pareció tan terrible, había mucha mordacidad en sus páginas y algunos palos que recibió creo que bien los merecía ese chamaco; se había ganado a pulso tanto sus fortunas como sus adversidades.

Todo cambió el día que apareció Shakespeare, Otelo vino a corroborar lo que ya presentía, los seres humanos somos viles y despreciables. Y el trancazo fue más fuerte con las tragedias de Sofócles: Antígona, Edipo y Electra. Matas a tu padre, te acuestas con tu jefa y luego te sacas los ojos, ¿quién quiere competir con esto?

Literatura, ¿qué serías sin las penas de estos sacos de sangre y carne? Voltaire borra los últimos rayitos de esperanza con su Cándido y Buñuel mete el dedo en la herida universal, el dedo con vinagre, "yo vengo aquí, te escupo y te madreo".

En la cuesta abajo la creciente agarra parejo, esto que me acontece, robo+policías haciendo su trabajo+putrefactas reuniones+dactilomegalia+predial+dos tipos de sida, no es nada comparado con lo que le pasó a Juan Preciado, que no sabía que estaba muerto.

Volkswagen

Tal vez nos equivocamos desde el principio
No resistirse
Dejarse violentar
Obedecer y levantar las manos
Vaciar los bolsillos
Mirar cómo violan a la madre de uno
Y no una
Sino
Millones de veces
Millones de madres
Esto
Compañeros
Camaradas
Hermanos
Hijos de la desgracia
Ha hecho más fuertes a los delincuentes
Los convirtió en diputados
Los convirtió en senadores
Los convirtió en presidentes
El arma de la denuncia es de salva
La ley se compra en Tepito
Ergo
Contra las ideaciones de Hobbes y Rousseau
Deberíamos (es un hecho) cambiar la situación
El remedio para esta enfermedad
Quizá sea
Convertirnos en Cristos karatekas
Que nunca la otra mejilla
Ni cruz ni olvido
El miedo como combustible
Para este bochito social.

Afta

No puedo creer que después de tantos años sigan asesinando. Todo estaría bien si no mataran, que a patadas se arreglara. Si me muriera de ganas ningún gallo me cantara. No puedo creer que después de tantos asesinatos sigan pasando los años.

Declaración a Tavo

Me duelen los ojos por este llanto diario, las madrugadas repiten una frase, una oración que se resume de rabia, la debilidad es una espina clavada en la palma de la mano. Me sangra la mano, me sangran los ojos, hay sangre por todo el cuarto y no puedo parar mi desagüe salado. Nadie ni nada, este país vive en mi vejiga, aquí es donde orino mis ganas de vivir.

Cumulonimbus

Ninguna tormenta, por más truenos y granizos que tenga, se compara con esta inundación interior; el mundo está ahogado dentro de mí. Ríos desbordados, ratas y esperanzas muertas, todo huele a caño. Proliferan las aguas negras del desasosiego en mi ser, ser para el desastre.


Pasarán los años pero mis palabras...

El que está en la orilla le grita al que se ahoga: ¡Ten calma, no te desesperes! Esta imagen resume muchos de los consejos y sugerencias de las personas que desde el confort de su escritorio tratan de solucionar los problemas de los demás. Más que las buenas intenciones deberían de aventarle un salvavidas al desgraciado, algo a lo que pueda aferrarse; nunca he visto que un "Encuentra la paz" quite el hambre.

A veces canto el himno nacional

Gamborimbos vienen, gamborimbos van, esta sed de amar se quita con un madrazo en la espina dorsal. Caminé entre los muertos de las oficinas asépticas, arrastraba mi putrefacto orgullo sin golpear ningún cadáver, las aves vuelan según el permiso del gobierno, nadie por encima de la ley, todo por debajo de la mesa: un perro, una caricia, uno-dos-tres probando; aves allá, yo entre los muertos. Creacionismo creciente, craso devenir, donaré mi sangre a los vampiros de Asís. Pobre, pobrecito, paupérrimo, pasajeros pajeros, esto un asalto fue, les vengo ofreciendo las manos de Víctor Jara, la cabeza de Miguel Hidalgo, los huevos de oro, los frijoles mágicos, los puntos sobre las cejas de algún cholo llamado Ignacio, Nacho, Nachito no tiene pito, Pepa la cerda, Dora la violadora, se me escurren los mocos aguados cada vez que canto. A veces canto el himno nacional mientras espío a la vecina, soy heterosexual, soy heterosexual, soy.


Robos, hurtos, plagios y otras rolas

Los robos en el medio artístico habían ocurrido con más frecuencia en las artes visuales, obras de Munch, Leonardo y Rembrandt son la fruta prohibida de los amigos de Roberto (¿cuál Roberto, pregunta el despistado). Pero no sólo robos, también falsificaciones, el caso más escandaloso y creativo de la historia del arte tiene un nombre y apellido: Wolfgang Beltracchi.

En las otras disciplinas, o ramas del árbol de manzanas de la creación, estos crímenes son llamados plagios. ¿Quién no recuerda al buen Alonso Fernández de Avellaneda y su otro Quijote? El préstamo forzado en la literatura es algo común, hasta cierto punto y coma; Ulalume González escribe como epígrafe de entrada a su libro Plagios la siguiente cita de Montaigne: "No digo lo que otros dicen sino para decirme mejor". Y claro, este tipo de robos en realidad no son tales, siempre y cuando haya guiños al lector y esas cosas de literatos.

Los amantes de lo ajeno, chacales, han encontrado en los hijos de Orfeo su mina de oro. En Monterrey le robaron a los Enanitos Verdes; a Juan Gabriel le tocó su dotación de agandalle durante una gira en Venezuela, incluso les compuso una canción a los ladrones pidiendo regresaran los instrumentos de sus músicos, él los perdonaba si hacían tal cosa; hace poco asaltaron a los trabajadores de Molotov cuando se dirigían a Michoacán, fue en el Estado de México donde su staff recibió una buena "madrina", pero mágicamente los instrumentos de este grupo de cumbia pseudo rock aparecieron semanas después.

La hijos de Alí Babá no se tientan el corazón, quizá porque no tiene o porque, por definición, ellos son insensibles y sin sentimientos; si hay algo de valor no se lo piensan dos veces, qué importa si son artistas, el dinero fácil es lo de hoy, los cacos lo saben porque han visto a los políticos robar con impunidad (pura suposición mía).

El 20 de mayo de 2017, los integrantes del grupo moreliano Sonaxa fueron víctimas de la delincuencia en la ciudad de Uruapan. Dejaron sus cosas en la camioneta para ir a cenar, inocentes palomitas. Les bajaron todo: equipo de sonido, instrumentos, vestuario y hasta una bolsa con dulces y mezcal que llevaban de recuerdo a sus humildes casas. Como ellos no son los músicos clásicos de Molotov, sino un grupo de provincia que toca sones heterodoxos, pues no les regresaron nada, lo robado no apareció misteriosamente en una bodega del "Establo de México", por aquello de que hay mucho "uei".

Triste que esto ocurra tan seguido, quizá la solución sea cantar a cappella, ¿o será que también se robarán la voz de los artistas? Habrá que ver, dijo el ciego.

Mao Tse-tung lo dijo

La desproporción entre el número de jueces, profesionales o aficionados, y la justicia con la que estos proceden es abrumadora, abismal. Señalan, acusan, dictan sentencia y luego se van muy orondos a comprarse un café con leche en algún lugar que tenga wi-fi. Opinar se convirtió en el arte de juzgar, un instante de supuesta lucidez y empatía; se firman cartas, peticiones, se convoca a marchas y protestas por casi todo, es la época del plebiscito. Para destruir una vida sólo hace falta un dispositivo móvil y dos dedos de frente. La democracia sigue este mismo principio, la simulación de la participación. Ya no hay intelectuales, hay líderes de opinión, comunicadores responsables y frases célebres para toda ocasión. Y parece que estas palabras han sido entendidas al revés: Quien no ha investigado no tiene derecho a hablar. Hoy la regla está de cabeza: Si no sabes de un tema opina todo lo que puedas.

Genuflexiones verbales del sentido común

Los verdaderos valores de esta sociedad se encuentran en Wall Street. 
   
El respeto a las instituciones como fundamento del estado, que postulan los arcángeles de la democracia, tiene mucho de metafísica y muy poco de congruencia.   
                                           
Periodismo: actividad ambivalente en donde se confunde lo verosímil con el papel moneda.    
   
La película se llama México, los actores políticos hacen lo que pueden en este largometraje del cine serie B, no hay que exigir tanto, diviértase. Disponible sólo en VHS.      
                              
Es más fácil señalar al muerto ajeno que darse cuenta de que estamos parados sobre un cementerio de casi dos millones de kilómetros cuadrados.                       
                                              
Emprendedor: mexicano pobre con ganas de superarse (y endeudarse).     
                                             
Con tantos universitarios titulados ya podemos tener transporte público de calidad.

Jota-jota, espada roída

Tengo las cejas parecidas a las de Juan José Tablada, me peleo con casi todos y no pertenezco a ningún grupo o corriente literaria como lo hizo en vida el autor de Li-Po; constantemente me equivoco en mis preferencias y decisiones políticas, al igual que él, yo también he leído mis textos frente a los poderosos, para quedar bien he satirizado a los que no lo merecían; en mis manos está una antología completísima del de Coyoacán que me regaló un buen amigo (quizá el mejor de los pocos), ahora sólo me falta volar como J.J., todo lo demás sale sobrando, incluso yo, por eso estas erráticas palabras:

Estuve en Japón hace poco:
kárate-sámurai-ákira
y otras esdrújulas cosas,
mi barco llegó a Tlaxcala,
no recuerdo si de madrugada;
fui allá para aprender francés
y un poco de cocina argentina,
pero lo único que encontré,
con tristeza del alma mía,
fue esta katana podrida.

Yo le puse acentos al sol
cuando todavía no los llevaba,
terremotos nipones corrían
en la estación Indios Verdes,
estuve en Japón hace mucho,
Ánimas Mifune/Toshirō Trujano,
pero no recuerdo quién me trajo
ni en dónde están mis maletas.

Genuflexiones verbales

No encuentro tu nombre en el diccionario del recuerdo.

Zo(n)zobra

Eulalio Montaña Abuelo esforzóse en pausados ratos
Él quería ser presidente como Benito el de los billetes
Aunque siempre hay diferencias en el trote de los vatos
Para Eulalio fue muy difícil aprender a usar los retretes
Su enfermedad era grave porque recordar casi no podía
Carecía del básico don de la memoria a cualquier plazo
Creía que nunca lo lograría y esto en verdad lo entristecía
Sin embargo todo es posible con el dinero y su abrazo
Contra los pronósticos médicos llegó a la silla del águila
Ya lo dijo López Velarde: la suave patria se obnubila.


Fin de cursos

Los estudiantes terminan sus cursos y celebran, graduados van orgullosos por las calles del Centro Histriónico, re-presentan su papel, la sociedad les aplaude; madres y padres compran flores, globos, dispositivos móviles, cualquier porquería porque se lo merecen estos jóvenes; los llevan a comer hamburguesas, cajitas con sorpresas, helados con galleta; los más grandes se emborrachan y quizá alguna de las muchachas quede embarazada, al mal paso darle prisa.

Los graduados llevan sus diplomas como si de la piedra filosofal se tratara, a más de uno se les mancha con salsa de tomate dulce. Seis, tres, cuatro años estudiando para nada, o para todo, que es lo mismo pero sin trabajo (trabajo sin contrato). Profesionales del desempleo, preparatorianos chaqueteros, adolescentes que les enseñarán el infierno a sus docentes, varios grados de la farsa.

Este verano certifica el engaño, titulados para lo que viene, aunque lo que venga sea una lucha intestina por cuatro mil pesos a la quincena, si bien les va, si bien nos va.




Fotografía: Mono de la Suerte, Flor Garduño, 1989

¿Y la buena cara?

Crecí en Prados Mueres, colonia semibrava de Morguelia, mis recuerdos más húmedos de la infancia son las inundaciones, nadábamos, con mis amigos del barrio, entre pedazos de mierda y ratas hinchadas de tanto tragar agua; creo que la peor inundación fue en 1989, yo tenía seis años, el agua subió metro y medio, el río Grande se desbordó y nos fuimos a quedar con unos primos que vivían al sur de la ciudad, en ese entonces zona fresa.

Tengo en la cabeza una imagen que no me abandona: en una lancha de hule llevaban a una vecina obesa que iba llorando por sus pertenencias, nosotros (estábamos morros) nos reíamos de la señora, burla que más tarde pagaríamos.

Emigré, recorrí colonias, estados e incluso países, pero al final regresé a Prados Mueres, el sedentarismo y la pobreza crónica hízome volver al terruño familiar, con su respectiva renta y los problemas de hacinamiento que son propios del fracaso existencial. Y regresaron también los fantasmas líquidos de la niñez, ese monstruo con olor a caño que vive bajo mis pies, me acuerdo de él cada vez que voy al baño o cuando paso por el puente, frontera fétida.

La temporada de lluvias apenas comienza y ya está bailando las calmadas con música de Agustín Ladra. Aunque las tormentas no han sido catastróficas, las inundaciones continúan, con una pequeña llovizna el agua se sale de las coladeras, las calles se convierten en brazos y las casas son remansos. Cada vez es lo mismo, el lugar común tiene los muebles sobre ladrillos para que no se echen a perder.

Es cierto que el ayuntamiento tiene gran parte de la responsabilidad, pero también es verdad que nosotros como vecinos hemos convertido los pocos lotes baldíos en tiraderos, todo el plástico, vidrio y demás porquerías regresan para escupirnos en la cara: "Ustedes son una mierda y entre la mierda vivirán". Así es la vida en Prados Mueres y otras colonias aledañas, aquí nos tocó vivir, ya lo dijo el poeta, ahora vamos a pescar, aunque sea un poco de caca, porque al mal tiempo...



Cuernos en el ombligo de la luna

Una cornucopia es un cuerno copioso, relleno de riquezas y sabrosos manjares; este hueso que por accidente Zeus rompió y, para reparar el daño, lo volvió símbolo de la abundancia se encuentra en varios de los escudos nacionales de países latinoamericanos, verbigracia: Colombia, Perú y Venezuela.

Cornucopia mexicana y Nueva cornucopia mexicana son dos libros del escritor José Moreno Villa, español y mexicano al mismo tiempo, como él mismo se consideraba. Hablaré un poco del segundo de estos textos con la intención de transmitir un poco de lo mucho que me atrapó su lectura.

La edición que tengo es la de SepSetentas, la primera, de 1976; Nueva cornucopia mexicana está compuesta de treinta y ocho artículos periodísticos que en su mayoría se publicaron en Novedades, en su sección "México en la cultura", a finales de los años cuarentas y principios de los cincuentas del siglo veinte.

Tales artículos vienen acompañados de dibujos y pinturas que realizó el mismo Moreno Villa, con una maestría envidiable elaboró las caricaturas de Samuel Ramos, Daniel Cosío Villegas, Agustín Yáñez, Alí Chumacero, Emilio Uranga, Juan José Arreola, et al; tenía una fijación por las manos, se incluyen en este libro la de Octavio Paz, Enrique González Martínez y Alfonso Reyes. Tiene un libro que se llama Doce manos mexicanas.

¿De qué van los artículos? Los temas son variados, de la herrería a las tardes cálidas de Acapulco, de la comparación entre Coatlicue y Ganesha a los giros lingüísticos, la pluma del escritor lo abarca casi todo. Moreno Villa busca el detalle, en uno de estos artículos que lleva por nombre "Mil Cumbres", en referencia a la carretera moreliana, dice que: "La inmensa mayoría cree que los corderos y los chinos son todos iguales; cosa que no aceptan el pastor ni el mandarín, porque conocen los rasgos característicos de cada individuo".

Uno que me llama mucho la atención, es el artículo de 1947 que intitula "En el Jardín de las Rosas...", así, con los tres puntos que no son cholos. En éste habla de cuando el secretario de Relaciones Exteriores, Jaime Torres Bodet, inauguró las dos esculturas que se encuentran en la rosaleda moreliana; termino mi columna con el puro inicio, la puntita, para que el lector se quede picado, también el albur fue un tema para Moreno Villa, pero será para después, a lo que te truje, Chencha:

"En el Jardín de las Rosas -así, con mayúscula, porque alude a las colegialas de Santa Rosa de Lima- se han sentado en forma monumental don Miguel de Cervantes y don Vasco de Quiroga por voluntad libérrima y noble de la Universidad Michoacana. El acto se ha comentado en los periódicos y sospecho que muchos hogares por lo que tiene de gota de bálsamo. ¿Será verdad que el mundo busca ya la concordia?".




Dibujo de José Moreno Villa

México express

Dos textos de Juan José Arreola explican muy bien la situación actual por la que atraviesa México, El guardagujas y Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos. En estos escritos se exponen puntos álgidos de la idiosincrasia nacional, zonas dolorosas por tanta tecata rascada cubierta con curita.

En El guardagujas, Arreola nos presenta una estación de tren que no está terminada, las vías por las que el ferrocarril llegaría "más allá" quedaron inconclusas. Un alegre viajero queda atrapado en este lugar, consternado le pregunta al guardavías. ¿cuándo pasará el tren de regreso? Le contesta que quizá no pase nunca; las autoridades inauguraron la obra inconclusa y así la dejaron, eso sí, hubo fiesta y excelsos discursos.

Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos, epístola reclamatoria dirigida a una persona que se dice profesional de la reparación de calzado y que resulta un fraude, el cliente le echa en cara su pésimo trabajo. En alguna parte de la carta llega a decir el querellante que es imposible meter el pie en el zapato, la prenda quedó peor de como llegó, la supuesta reparación terminó en una monstruosidad imposible de calzar.

Cuando en el primer párrafo me refiero a la exposición de las heridas mexicanas que se intentan cubrir sin tener resultados positivos, me refiero a estas situaciones en donde la simulación (El guardagujas) y el descuido (Carta...) superan la frontera de la literatura y llegan a esta realidad parchada, en donde, lamentablemente, hay pérdidas humanas.

En una carretera de Morelos, novísima, padre e hijo cayeron en tremendo hoyo, socavón (julio-2017); pocos meses antes, funcionarios estatales y federales (incluido el señor presidente de la república, Enrique Peña Nieto) dieron el banderazo oficial; hubo palabras que enarbolaron el progreso, se habló de las cosas buenas, de ésas que no se dicen, pero cuentan mucho.
Juan Mena López y Juan Mena Romero se dirigían a la chamba, pero se los tragó la tierra. En algunos medios narraron que pudieron comunicarse por teléfono para pedir ayuda, la tardanza de quienes no les gusta lo que hacen terminó de matarlos; el esfuerzo sólo sirvió para sacar los cuerpos sin vida de dos víctimas de la burocracia.

Paso Express de Cuernavaca, no pudo haber tenido mejor nombre, y esta nomenclatura le viene al pelo a México, un país express, rápido y exprimido, en el que el simulacro y las cosas mal hechas son cosas de todos los días. En Morguelia hay muchas obras de este tipo, sólo es cuestión de esperar un poco para comenzar a contar los muertos por "circunstancias ajenas". 

Mercadito de libros

Desde que tenía 16 años, edad de ilusiones y primeros enteógenos, asisto fervorosamente a los mercados de chacharas en busca de libros usados, antiguos amigos (a veces enemigos acérrimos) que ofrecen, silenciosos, su mano de papel para lo que se necesite, joven.

En estas excursiones marchantiles he encontrado algunas joyas de la tatema tatemada, frutas prohibidas para los libreros de viejo. Si alguno de los agiotistas culturales hubiera llegado primero a los títulos que me he procurado en tales recorridos, seguramente hoy estarían envueltos en papel celofán con un precio del que si no compra, no magulle.

No hace mucho pude agenciarme diez obras, la mayoría de Ramón Gómez de la Serna, el creador de las greguerías. Ocurrió en El Realito, barrio pirinda, no se deja; El alba y otras cosas, El doctor inverosímil, El Greco, Azorín, El incongruente, entre otros etcéteras del buen Ramón, además de Mary y el gigante, de Phillip K. Dick.

Todos los compré en el mismo puesto, es posible que el vendedor obtuvo/adquirió/tomó prestados estos libros de una misma persona, o librero (de madera o metal pesado). La mayoría de ellos son primera edición, impresos en Argentina, país en el que se autoexilió Gómez de la Serna, vanguardista por antonomasia. Cito El alba y otras cosas: "La gran ciudad vuelve a ser el pueblecito de cien habitantes".

La Industrial es una colonia que está contigua al Centro Histérico de Morguelia, al norty. Los viernes hay mercado de carpas rosas; hace poco me lancé a la Indus Rifa en búsqueda de un don que la rola en intervalos indescifrables. Lo encontré, traía la pura mercancía literaturesca. De a diez pesos (y de a cinco todos traen) la pieza, agarré un benito, es decir, dos por veinte varos. Las semillas del tiempo-Obra poética de 1919 a 1980, del estridentista Manuel Maples Arce. El otro librejo, jamás en negativa flatulencia pasada de lanza, fue ¿Qué transa con las bandas?, de Jorge García-Robles.

¿Cómo llegaron esos libros hasta ahí? Sepa la bola con pelos de gato, mejor vuelvo a torcer el cuello del patito feo, fragmento de ¿Qué transa con las bandas?: "Por lo regular nadie tiene ruca. Con otras bandas sí hay un resto de chavas, pero nosotros no. A mí me gusta más cotorrear con la banda que andar con rucas, y así semos todos. O sea sí nos gustan pero casi nel".

Esto no es promoción de lectura, sólo expongo mis miserias, argumento de lástima, porque a mí también me gustaría tener una ilusión (sic-salsero), pero qué bueno que no (otros compran amor en las tiendas de conveniencia). Un pedazo de Las semillas del tiempo, del Maples Arce, ya con ésta me despido: "En la sala ruidosa, el mesero académico descorchaba las horas".



Foto de archivo, Ramón Gómez de la Serna junto a un maniquí

¿Es José Agustín Solórzano un digno candidato para volar en papalote?


Es cierto que Dos versiones del libro que no escribí son dos libros, uno de poesía, verso y prosa (¡hay hasta un soneto!), y otro que contiene una especie de epístolas poetizadas o recados, la crónica del demiurgo que explica el cómo-cuándo-dónde de una mujer que tiene la dicha, insondable, de conocer a un poeta del barrio: “No manches, ¿mi poesía te puso cachonda? Perdón, creo que lo dije muy fuerte. ¿Te hablé a ti, cabrón? ¿No, verdad?, entonces ¿qué le ves a mi vieja?”. Antología de papeles rotos y El lado alcohólico del corazón (crónica de un conquistador de cantina), así se llaman, así los nombró el autor, estas son las dos versiones del libro que quiso escribir pero no pudo porque se le atravesó algo al Agustín.

¿Qué encontrará el lector en estas decenas de páginas? Encontrará humor; en este conocimiento de sí mismo que expone J.A. Solórzano hay una risa rítmica que invita a devorar el texto de una sola sentada, esto es, leer con el culo. Por supuesto, existe aquí un poeta, alguien que hace de su realidad un papalote, se sube a él y se avienta desde Santa María, ¡ahí va el poeta en subidón!, grita la gente en la avenida Camelinas, le avientan piedras, pero este cabrón es necio: “me quedo con mi caguama y este amor de celofán”.

Topé por primera vez a J.A. Solórzano hace unos años, no recuerdo cuántos, lo conocí junto a B, compañera en el bien y el mal, siempre juntos, México, creo en ti: “El amor, si acaso, se trata de esta sala y de mí sentado en el sillón mediano, bebiendo un café horrible mientras B cocina enfadada con el imbécil que soy cuando trato de no serlo“. Leí sus anteriores libros y, la verdad, los disfruté mucho, a pesar de que en el bajo mundo del chismorreo y la mala leche, unos compas, no diré nombres, me hablaron muy mal de él, “el poeta de las moscas”, así lo etiquetaron, me dijeron que era chafa y que no estaba a la altura. Pero yo sé que los escritores son seres muy territoriales, y trato de no contradecirlos ni exponer el bello cuerpo que ustedes bien observan. Algo que me repito para mis adentros es eso de “ya el tiempo hará su trabajo, ahí se verá quienes sí y quienes no”. Considero que el autor de Versos, moscas y poetas ahí la lleva, y la lleva muy bien. No se trata de los premios, sino del alcohol que puedes comprar con el dinero de estos premios: “Así abrimos las noches, cada vez, una botella de Oporto, o de charanda, lo que alcance, como quien espera que el tiempo embriague y la vida sea como una noche de copas: donde bebimos, cagamos, cogimos, y claro, nos echamos a dormir con el ronquido hiriéndonos la sangre”.

Agustín pertenece a la Sociedad de Escritores Michoacanos, acá Semich, y no le da pena decirlo, proactivo y emprendedor, si hubiera sido un poco ambicioso hoy sería un taquero excelente. Él es un tipo guapo que sabe lo que quiere: “A pesar de que intenté ir al gimnasio y planear el inhumano asesinato del odioso director de redacción del periódico donde trabajé, terminé haciendo poemas en casa, llegando tarde al trabajo, cobrando la quincena, bebiéndome la quincena”.

Y es que en esta simulación de infierno es difícil encontrarse con gente que sea sincera. He aquí algo más que el lector encontrará al leer Dos versiones del libro que no escribí, sinceridad, la risa franca de un fiel seguidor de aquel perro llamado Diógenes: “La literatura es risa profunda, abrir la boca como quien se come el mundo, llorar mientras se burla uno de uno, lamerse el culo profundamente, buscarse uno el agujero, la parte nuestra donde habita la ausencia y así, morderla, atraparla con los dientes, y dejarla en nuestro cuerpo: adolorida, masticada”.

Sí, recomiendo que lean a J.A. Solórzano, el poeta de las moscas, el amante de B, el gordito del suéter chistoso que recibió el mérito juvenil moreliano, aunque él no es ni juvenil ni moreliano. Sí, que se lean sus textos, que se reciten en voz alta, tal vez no cambiarán el mundo, porque el mundo vale madres, pero algo es seguro, la risa triunfará, porque el que ríe, entiende.



Clin d'œil o casa de citas

Hablo de los escarabajos que flotan en la memoria,
van sobre bolas estiércol navegando por el Leteo,
ya no pregunto si costó mucho el viaje,
cada lector tiene lo que se merece,
está muy lejos la orilla-tarde para ahogarse,
temprano pasa la Vía Láctea

Ve-ra-no (continúa poemio de auxilio)
Tres sílabas a las que les sudan las axilas,
reporto desde el gerundio gelatina;
lluvia llora Yeyo a la hora del recreo,
vacaciones llenas de pesadilllas,
mangos, limón y salsa valentina

El cuento Estío que escribió Inés Arredondo
¿El cuento qué? Satie, Gnossienne #2,
Patrick Cohen interpreta desnudo

La música de los trancazos en la zona del silencio,
que cambiara mis pinturas por un poco de pan y medicina,
para calmar el hambre y curar las heridas,
pero al pintor no le quedó ni el libro del arrepentimiento

Bataille responde:
"pousse-moi dans la nuit
tout est faux
je souffre
(empújame a la noche
todo es falso
sufro)"

Se abren y se cierran los paréntesis del recuerdo,
¡fierro pariente que viejo venda!
o sea,
The Meaning of Life, de estotro va la vida,
no de poemas filantrópicos,
sino del sino = que es del destino,
predestinación ad hoc, et al, oing, ok

¿Plagio o Montaigne?
Ando buscando el patrocinio de la libertad,
lo único que he encontrado son chácharas y chochos,
mocos pegados debajo de mi butaca

Anglicismos en el cerro del Punhuato,
pirindas punk, bálsamo de opio,
Thomas de Quincey, mezcal, Lowry,
Burroughs, lotería de comas

La muerte es una caja de resonancia,
me convierto en viviente muerto,
ahora profeta como Apollinare:
"Y todos juntos
en este hotel
hablar sabemos
como en Babel"

Maté a un gatito,
antes mi hermana le había aplastado la cabeza,
lo ahogué con estas manos que escriben,
el teclado nos hizo ambidiestros,
ya el hambre nos adelgazará,
nunca fue mi intención.







Rufino Tamayo (1899–1991), "The Astrologers of Life", 1947.

Carlos Chávez enfurecido

Me precipito-pito
al mejor de los abismos,
sé que abrimos pocos libros,
rimas fáciles con niños gordos,
pero al final no llegó el gober,
quedó el hocico negro
de tanta nata,
y mientras caía,
la mala noche en picada,
llovía al revés,
árboles electrocutados,
enunciados cerdos
sobre el matadero,
y mientras caía
me fumé un cigarro
a la memoria del tiempo.

Plan D-7

Domingo bendiga,
porque domingo es
hasta que empiece el lunes,
que la paz esté,
¿quién mide lo posible?

Y los seres queridos,
aun los más idos,
también los no queridos,
vayan con él, no muerde,
la dentadura engaña;
traga sin masticar.

Caminen hasta el agua,
aleluya + albricias + terrenos,
estufa embarazada de ratones,
y en ese lugar funden su iglesia.

Como cuando cuentas
colores con cocaína adentro,
azúcar también cuesta,
caro sale el aire.

Algo sobre periodismo y monitos

Hace poco vi Zodiac, película dirigida por David Fincher y basada en el libro de Robert Graysmith. Un asesino manda cartas a los periódicos con pistas para su captura, pero nunca lo atrapan, a pesar de que el caso dura abierto más de veinte años. Lo que me llamó/atrapó del largometraje es el papel que el periodismo juega en los hechos, supuestamente reales (¿hechos reales?).

Robert Graysmith y Paul Avery (Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr.) son el caricaturista y el columnista del San Francisco Chronicle, dos piezas fundamentales en el armado del caso, nótese la importancia del impreso para solucionar un crimen (¿ciencia ficción o nostalgia de papel?).

Zodíaco, in spanish, me recordó dos libros que están relacionados con el buen Carlos Monsiváis y los destinos de esta nación tan gritona. El primero de ellos es Las herencias ocultas de la Reforma liberal del siglo XIX, texto formado por varios ensayos sobre personajes ilustres de esta época de grandes cambios y guerras cada quince minutos; la mayoría de los citados por Monsi fueron periodistas.

Monsiváis escribe sobre y de Ignacio Manuel Altamirano, Juan Bautista “El Gallo Pitagórico”, Vicente Riva Palacio, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Manuel Payno, Francisco Zarco, entre otros vatos locos forever. Ellos fueron, también, diputados, poetas, viajeros incansables, estadistas y algunos hasta le entraban a los trancazos en caso de ser necesario. Sus artículos los llevaron al destierro, muchos de estos mexicanos amaban el periodismo porque era el puente para llegar al gran público, a pesar de que no había tanto alfabetizado en el siglo XIX, lo que se imprimía era suficiente para alborotar el gallinero.

Y así mismo, la caricatura cumplía, y cumple, un papel primordial en la sociedad, su injerencia llegó a ser fundamental en aquellos años de furia y descontrol, muy parecidos a estos de estulticia y control. Constantino Escalante, y ya más para acá, Julio Ruelas, Posada, Quezada, Rius, Cintia Bolio, etcétera con monitos.

El segundo libro, y en relación a la caricatura, es el de Rogelio Naranjo, Elogio de la cordura, con prólogo de quién creen, del Monsi. Naranjo nació en Michoacán en 1937, artista plástico de gran calado. En este prólogo Carlitos dice: “Rogelio Naranjo, quien pasa como caricaturista, no ha hecho la caricatura (la reducción al absurdo) sino el retrato (la expresión más lógica y esencial) de la clase gobernante”.

Digresiones y más digresiones, pero quiero poner el dedo con llaga en la herida purulenta: el periodismo y la caricatura, hoy, porque el hoy vence al nunca, tienen la obligación de denunciar al corrupto y acercarse a lo verosímil mediante un ejercicio consciente y, por qué no, estilizado. Los periódicos impresos están desapareciendo, el periodismo ha sido secuestrado por un montón de contadores, administradores y copiadores. Qué lejos estamos de lo postulado en ambos libros aquí mencionados, y más lejos de contribuir, quienes nos creemos periodistas, a el desvelamiento de un crimen como sucede en el largometraje de David Fincher. ¿Habrá un renacimiento del periodismo? 




Ilustración: Rogelio Naranjo

Del huso de las comas de hilo

Eres libro de pasta dura edición de lujo te leo en la madrugada incluso los domingos de memoria de piel cito partes de ti página ciento treinta dos párrafo tercero donde dejé el separador dice te quiero y más abajo está tu sexo.

Papel de baño

Corría el año de 2003, Arnold Schwarzenegger había sido elegido gobernador de California, fue en octubre cuando conocí a Raúl Jardón; él daba una charla sobre la matanza de Tlatelolco, esto pasó en la Casa de Estudiantes Lenin de Morelia. Un señor flaco, de traje gastado, boina de guerrillero, lentes gruesos y con un cigarro perenne, prendía uno tras otro, casi imperceptible al ojo humano, el humo formaba parte de su ser.

Diserto, no pude dejarle de escuchar aquella primera vez, seguía el hilo de sus elucubraciones atento, fluía a través de sus ideas como río transparente y calmado, digresiones amenas en donde la literatura, la música y la lucha política se hilvanaban para dar cuenta de un horizonte histórico complejo; revolucionario anecdótico, señalaba a los enemigos de la libertad, nunca la falacia ad hominem, siempre la ironía; aunque espíritu rebelde, fue un hombre de argumentos que supo ser consecuente.

Retomo las palabras que expresó para La Jornada el 11 de octubre de 2003: "Canuto Arzate, mi tatarabuelo, fue de los pocos hacendados en Calimaya que se incorporaron a las fuerzas de Miguel Hidalgo, y peleó en el Monte de las Cruces; mi bisabuelo participó en la batalla de Puebla y mi abuelo paterno, Raúl Jardón, fue capitán del Ejército Zapatista, además mi abuelo materno luchó en las fuerzas del general Cárdenas y mis papás fueron comunistas".

Raúl Jardón fue integrante del Consejo Nacional de Huelga, le tocó sufrir los lamentables hechos de 1968; escribió Travesía a Ítaca, El espionaje contra el movimiento estudiantil, entre otros textos, también colaboró en la revista Rebeldía; como locutor de radio sobresalen La canción de la esperanza y En el ruedo, ambos trabajos dentro de Radio Educación.

En 2004, cuando yo cursaba el último semestre del bachillerato en el Colegio de San Nicolás, pude hacer gestiones para traer al "locomentarista" al Alma Mater de la UMSNH. El tema, en esta ocasión versó sobre los movimientos sociales. Raúl Jardón tuvo que ir al baño antes comenzar la charla, el cuerpo y sus deyecciones, cuando regresó dijo que, parafraseándolo, "los verdaderos movimientos sociales comienzan cuando las causas son justas e involucran a la mayoría, es como si en este momento todos vamos y exigimos que en el baño del Colegio de San Nicolás pongan papel higiénico, inmediatamente surgirán adeptos aquí y allá".

Nunca olvidaré aquellas palabras de Raúl Jardón, mucho significó para mí esa tarde del haber sido en los portales morelianos, después de su presentación, comiendo a su lado y escuchando las palabras de un hombre que supo vivir alegremente, a pesar de la falta de papel en el baño y otras tantas cosas de las que carecemos los mexicanos.




Sobre la felicidad

Cuenta Marco Aurelio Denegri que en la lectura de las Conversaciones entre Johann Wolfgang von Goethe y Johann Peter Eckermann aparece el tema de la felicidad; cuando este último le pregunta al autor de Las desventuras del joven Werther que cuánto tiempo de su sexagenaria existencia ha sido feliz, Goethe responde que, a lo mucho, una semana de toda su vida.

Denegri refiere que si se toma en cuenta la etimología de la palabra "feliz", que viene del latín "felix", es decir, fértil, fecundo, entonces Goethe gozó de más satisfacción y bienestar de lo que él menciona, pues fue un "árbol muy productivo".


Ahora bien, en el otro sentido de felicidad, como júbilo y alegría, que creo es al que se refiere Goethe, seguramente está en lo cierto el escritor alemán cuando dice que no supera los siete días de placer a lo largo de su camino, pues es el desasosiego lo que impera en el transcurrir de los seres humanos (¿?).

Lo que me sorprende a mí, y debería sorprendernos a todos, es la cantidad de "gente feliz" que abunda por estos pasillos virtuales, la mayoría de los usuarios de ésta y otras redes pasan el día publicando lo bien que se la pasan, como si en su vida todo fuera perfecto, un devenir de abrazos, besos, perritos, gatitos, viajes, comidas exquisitas y amores sempiternos. Pero, tomando en cuenta al buen Goethe, si se hiciera la comprobación de estos datos binarios que saturan la internet, qué flojera, encontraríamos, como quien descorre el velo, las desabridas vidas de un montón de simuladores que quieren engañarnos para que los envidiemos. Qué malos.

En relación a este fenómeno del simulacro/simulación, la serie de ciencia ficción Black Mirror tiene un capítulo que se titula "Nosediva" que ilustra muy bien estas tonterías que aquí digo, porque al final las personas sí son felices, claro, cuando se lo proponen y tienen una actitud positiva, ¿o no?




"La esperanza", Julián Ruelas, 1902.