jueves, 24 de mayo de 2018

Dos de julio

El pueblo está encabronado
pues se siente traicionado;
después de las elecciones
anunciaron al triunfador,
aparecen las frustraciones
porque no ganó el redentor.

Los periódicos callados
ante los muertos hallados;
el ejército en las calles
reparte golpes y balas,
"lo mejor es que no hables",
así se aprende a las malas.

¡Justicia para los poderosos,
que se jodan los roñosos!
Esta historia ya es añeja
aunque parezca reciente,
vale más comer lenteja
que tragar el puro aceite.

Yo no les doy consejos
ni les pido sus secretos,
lo único que pretendo
es hablar de democracia,
por eso les voy abriendo
las puertas de la desgracia.

Democracia y demonios

Yo no entiendo para qué hacen votaciones si desde hace siglos nos gobierna la estupidez.

Curación son

Que no le digan,
que no le cuenten,
la enfermería es elocuente
cuando la hacen con el pendiente
de no lastimar al pobre paciente.

Triple fractura tuvo su brazo,
quedó con clavos como Jesucristo,
en tres pedazos por el madrazo,
si el otro chófer los hubiera visto.

Quita las vendas y el algodón,
grita la jefa ¡me duele un chingo!
saca la férula con precaución,
hay que saber no pegar el brinco
ante la angustiosa lamentación.

Aquí se acaba esta canción,
tenga cuidado no se apendeje,
nunca se olvide de la atención,
pues nada avisa el accidente
y en esta vida hay cada ojete.

Frases poco célebres

Quien no entienda la ironía que se arroje como piedra primera.

Ramo de espigas o veinte años de escribir entre los pinos

Compartir la subjetividad propia
y asistir a la intimidad del otro condiciona 
el establecimiento de vínculos cargados 
de fuerza y de significado.
CARMEN VILLORO

La ignorancia/lo es/casi todo
MIGUEL BARRERA

Espiga de Papel: XX años de poesía en Ocotlán es una antología que reúne a once escritores, tres mujeres y ocho hombres, no todos nacidos en Ocotlán, pero sí conectados a esta ciudad por diversas razones que ya entenderá el lector cuando haga lo propio con el libro, el taller literario los unió, es importante saber. Lo que tengo que decir en palabras generales, pero no castrenses, sobre este trabajo de Ediciones El Viaje (2018), es que no tiene pérdida, quizá dos o tres erratas que son comunes en nuestro andar efímero, de ahí lo accidental, recordar aquello de que es de humanos errar, aunque luego el latino le agregó aquello de que es perverso persistir en el error; éste es un libro que nos muestra la potencia de la poesía que se escribe con convicción y lecturas, pues los guiños al lector están en más de uno de los autores, un Neruda por aquí, una Venus por allá; en detrimento de los regionalismos que nos han dado tanto, los tacos de birria o los ojos azules de un niño corriendo afuera de la Basílica, este libro, nacido en Ocotlán, está conectado con el universo, si no entero, sí en partes, los fragmentos de ese universo de provincia: Morelia, para muestra el botón del Macaz, hoy (28/04/2018), aquí; y también con Roma, la de los múltiples caminos; Guadalajara, vía Carmen Villoro, quien hace la presentación acelerada porque su trabajo y otros lastres la tiene con la soga del tiempo en el cuello, fueron 20 años entre una y otra antología; del universito del que hablo también aparecen en este libro la ciudad regia de Monterrey, la famosa Ítaca con sus héroes de tiras cómicas, la pavorosa CDMX, toda contaminada de chilangos, y otras urbes imaginarias son parte de esta recopilación de poder que hará transitar a más de uno por las avenidas de la colectividad, ahora vayamos a algunas de estas calles que todavía ignoramos, y qué bueno.

Miguel Barrera: Barco de Fuego, las operaciones matemáticas están muy cerca de esta escritura, lectura en varios sentidos, como cuando andamos las calles de una ciudad que desconocemos pero hay algo que nos parece familiar y nos adentramos para perdernos un poco, porque no saber en dónde estamos hace bien a la brújula que somos, así mismo esta poesía de las direcciones, Barrera es algo cartesiano, de lo vertical a lo horizontal, o al revés, el envés de lo típico, el espacio pausa el trayecto de la mirada; Barrera canta a la antigüedad y reclama al tiempo que cada vez se queda más atrás, cruzado de manos y piernas, Cronos muy orondo inhalando la estopa con aguarrás. Puentes elevadizos que están por encima de una mancha de polvo/devorando una aurora boreal, para Miguel esto podría ser la poesía, claro, me arriesgo al lugar común por el que pasan los desorientados cada que el cónclave de las palabras lo permite. Miré ahí, en sus palabras, a los monstruos vegetarianos repartiendo manzanas de sus canastas, sí, pude ver esto en la poesía de Barrera, un juego de dados/apostando todo a una repetición. La luz oscurece la noche, oscuridad perenne/de una fogata, para él lo más es menos (yo sé que esto no quiere decir nada sin la lectura del aludido), sus poemas son cuentas aritméticas que sorprenden por el resultado. Y me atrevo a decir, sin querer ser malcriado, que pensé en las listas del mercado que tanto le gustaban a Ulises Carrión, y me quedo con esta maravillosa imagen que está bajada de pechito y hacia gol: te dibujo estrella/en el ombligo del mundo.

Recomiendo: 15, 39, 44.

Jorge Luis Gutiérrez Flores: Migraciones, el poeta hace la invitación al sol del mediodía, él es el agricultor de esta Inflorescencias, según las propias palabras de Carmen Villoro, y es que esta claridad que somos necesita de alguien que ponga orden; gran edificador y amante de la tradición, y ruptura, yo dudo del sedentarismo, y él duda, ¿vosotros dudáis de la fertilidad de estas espigas?, por qué te fuiste/faisán/a conquistar otras tierras, yo digo que fue en busca de la fuente-libro en la que el poeta bebe sin miedo al cólera, porque está hecho del amor urbano que ignora los semáforos y es tan pirata que regala tesoros encontrados en los bares de la esquina; en los caracoles del asfalto hay antiguas señales de la India hechas con las manos; nos dice el poeta que el más grande campeón llora con los ojos abiertos de par en bar; y le rezamos a la niñadios oraciones marinas bajo la luna casi llena; hay dolor en Jorge Luis, pero dolor redimido por los cantos purificantes que no tocó el cáncer, todas las palabras lo llevan al amor, pobre Jorge Luis, pobre porque no lo tiene todo a pesar de ser enciclopedia de pastas duras como los muros del Coliseo: construyo Roma en una frase, esa Roma que amamantó lobos y los hizo emperadores del mundo conocido, quemó las naves y luego resurgió gloriosa en los libros de historia universal. Todo esto lleva los apellidos Gutiérrez Flores hacia la migración de la poesía.

Recomiendo: Reconstrucción, De par en par, Sólo dos.

Livier Fernández Topete: Simulacro, de Livier conozco un poco más, y un mucho menos, por aquello del río siempre cambiante que surte las aguas de los grifos hogareños, el espíritu doméstico de esas casas que la mujer guarda en su equipaje; ya había presentado antes un libro de la escritora que pasa sus días viajando de Ocotlán a Morelia, de Morelia a Ocotlán, (Frente al desierto, ed. Diablura, 2016), además fue ella quien me invitó a hablar de esta antología que he disfrutado y sufrido en estos tiempos de hospitales, procuradurías y presiones altas; evitemos la confusión, no digo que la poesía sea un remedio, más bien es una compañera a ratos comprensiva, otra veces se aloca y simula que está escuchando, pero se siente ese ausencia de la atención, porque de la poesía es el reino de los sentidos, qué sentidos somos, y ella voltea y lanza una caricia, después vendrán los rasguños, al final, en la meta, la poesía es una creación humana por mucho que los hiperiones se hayan esforzado en demostrar lo contrario; la poesía nos engaña y nos hace creer que ha muerto pero vive en secreto, según mi lectura, mala lectura. No estoy hablando de mí, estoy hablando de la poesía de Livier pasada por el tamiz que soy yo, porque mi piel recuerda esos poemas. Suspendo la lectura, tomo vino tinto en la copa que han quebrado mis labios, regreso al placer del texto y me asomo a la ventanita para mirar tu vida.

Recomiendo: Suspender al otro o abandonarse al suspenso del otro, Simulacro.

Manuel Rayas: Raíz doble, este poderoso escritor (para adjetivar con ganas) pinta los poemas con mentadas de madre porque anda en busca de algo, ese algo desconocido del color favorito de los que viven sentados en el lado moridor de las cantinas, el amarillo, que sirve para hacer hervir la sangre/y coagularla al golpe de un martillo; las lisuras, o groserías o palabras altisonantes, nos hablan de un poeta xhingón, con x, tres equis o dos equis ámbar, porque él vive el tiempo del “ahorita” y el “al rato”, los tiempos de la materia, Manuel sabe que no hay que andarse por las ramas y por eso agita las faldas de las muchachas con las miradas, se arriesga, en este mundo aparentemente feminista, a que alguna niña de cinco años le tire una piedra en inglés, “ay uei!”. Es que Rayas cree demasiado, confiado, como un católico que pende de un hilo, pero para él este delgado sostén es un puente de acero, algunas pequeñas cosas/en el juego de la nada/sortean el destino/a punto de reventar/pocas cosas/penden de un hilo. Y yo me pregunto con él, ¿dónde se detiene el agua?

Recomiendo: Alguien viola la noche, Uno cree a veces.

María Guadalupe Núñez Vega: Estrella de mar, moreliana radicada en Ocotlán que explora en la constelación al revés que es la hoja en blanco ese erotismo que está debajo de la carne, desnúdate/para ver tus entrañas, infinitos resurgimiento s con garras y alas, porque es mujer, de imágenes etéreas que el V I E N TO despeina y vuelve a peinar sobre el cielo azul sangre que es el trasfondo donde María y Guadalupe son una misma y le dicen al amante, que puede ser cualquier y ninguno, observo las marcas de tu espalda, porque la poeta es cartógrafa y médico, exploradora que disecciona las rutas del deseo, hasta amanecer de nuevo/en el último suspiro.

Recomiendo: Alucigenia, Estadía.

Declaración

Mi amor es una cepa de gonorrea indestructible
Mi amor es el ganador de las elecciones, ya tú sabes
Mi amor es un país colonialista que protege tus pozos de petróleo
Mi amor es la exploración a Marte, agua en los cráteres y expedientes secretos
Mi amor también mata niños inocentes en las fronteras
Mi amor deja con hambre a todos los descalzos del quinto mundo pacotilla
Mi amor asalta en la madrugada, viola y desaparece
Mi amor del Norte, mi amor del Sur, ambos con ojivas nucleares y un beso de hidrógeno
Mi amor es todo lo peor, pero no hay nada más sincero, verdadero.

Máquina de refrescos

He estado dándole vueltas y torceduras a algo, me refiero a la dramatización de la existencia accidentada, que es mucho decir; hay personas que sufren más, lo que está después de mucho, y no se andan quejando en este muro de las lamentaciones virtuales, como yo.

Acicalando los porqués de mi escribiduría, a propósito del qué pasó, en el casi de los cas(z)os, ollas, el sartén por el mango de la vividura, pensé, pero quería decir "pienso", el hacer. Gripe de escribir casi todo lo que me pasa, casi, no todo, es reconstruir-miau, con sus plus (más menos), aquello que me atraviesa provoca interjección muda pero no invisible, así me desdoblo y le saco brillo al recuerdo, a veces hay autobiografía fantástica, a veces nel, me parte la madre, doy fe.

Como si esto fuera un paralelepípedo que siente, por otro lado, y aunque salgan mal las cuentas, el regresar a lo que ha sido se convierte en un aliviane (¡plumas!) y descender así, con menos miedo, tiento hacia el impacto equilibrista. Me duele menos si le pongo letras, creo.

El choque, las influencias, la corrupción, el descaro, la estupidez, la ira, el trayecto, radiología, el engaño, la factura, los gritos, el hospital civil, llanto-llanto-llanto-vómito, trámites, huelgas medias huelgas, el museo del horror de la planta baja, los guardias que hacen su chamba, la larga fila a las seis antes del moridiano, fin de semana, la muerte de la señora ¿justo? frente a la cama de mi madre, la cama sin sábanas recién parida la muerte, incluso, aceite de almendras, el colchón quema la espalda, el robo del carro, y lo que venga, viene y vendrá, se transforma, lo pesado ya no lo es ahora que lo veo después.

Ahora que lo veo, después.

Miss Anthropos

Nada más falso que el amor eterno
y el bien de toda la humanidad-barbaridad,
pinche Madre Teresa de Capula

Las religiones me causan salpullido
en los testículos (en este momento un testigo de Buda toca mi puerta)

Desconfío de los talleres literarios
porque no soporto el olor del escritor alfa

Dudo de los alcohólicos anónimos
pues un cigarro y un café no borrarán
los moretones de los ojos de sus esposas

El engaño de la superación personal
con sus charlas chaqueteras, me cago
en el caldo de pollo

Me provocan nauseas los emprendedores
y los empresarios que quieren tener amistad
con sus esclavos, una hora para comer

Los partidos políticos apestan a cadáver
de algo que ya murió hace muchos votos,
demonio de la democracia, demacrada patria

Y las promociones del supermercado
sólo sirven para que señores más gordos
follen a las menores de edad que sueñan
con lamborghini's dorados

Pero respeto a los que sí creen y deseo,
con el corazón a punto del paro, que las
placas tectónicas hagan lo suyo de una vez.

Xhingón

Qué flatulencia
te gorgorea
el espacio interior
tú dices que sí
la verdad es un no

Uei (coma) no mames
eres puro pinche (h)ablativo
te lo digo desde el intestino
como quien hace pipí popó
gargajos con sangre

Mucho pedregal
el de tu colina

¡Ay, no manches tu camisa!
te sientes muy acá
sólo porque Mariana
la xhava de las tortillas
no te cobra el papel
y tú presumes
huevos con salchicha

Qué poca madera
en tu aserradero

Y la otra vez
en la esquina
dijiste ya se armó
que eras machín
bien perrón con rabia
porque Mariana
no sólo te dio el papel
sino también las nahuas

Puro chorizo de Huetamo
el chismoso del barrio
investigó y fue y preguntó
la misma Mariana dijo que no
todo ella lo desmintió
te dejó como pájaro nalgón

¿no que muy xhingón?

La última animación de Dominique Jonard

Conocí a Dominique Jonard en una fiesta del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), creo que era 2009, él tenía una credencial que le daba acceso a todos los eventos del FICM, me invitó a acompañarlo al aquelarre, cruzamos dos o tres palabras afuera del lugar, yo sabía de su trabajo como dibujante, cineasta y animador, teníamos muchos amigos en común, pero el moreliano francés ya venía prendido y las explicaciones no le importaban. Adentro fue la locura, Dominique demostró ser un excelente bebedor y no había nadie que le ganara a discutir.

Años después lo encontré en el restaurante de una amiga colombiana, él organizó ahí una charla-concierto sobre el mundo árabe, fui invitado para tocar algo que pareciera oriental, ahí estaba Lalo Solís, Sus Rodriguez, Armando Osorio, Tonatiuh Jiménez y Antonio Guzmán. Tocamos, platicamos y quedamos con Dominique de vernos pronto, yo todavía estaba en el periódico y quería entrevistarlo.

Fui a su casa de Santa María, me mostró muchos dibujos y obras plásticas de las que habían surgido varias de sus animaciones, habló largo rato sobre el trabajo que había desarrollado con los niños del tutelar de Morelia para su animación "Desde Adentro", así como de otros proyectos, de los largos procesos en donde se formaba la magia del cine. Yo iba tomando nota mental de todo lo que me decía, aunque me costaba entender su español con acento francés que aderezaba con groserías cada dos minutos. Quedamos de vernos pronto, él quería que lo ayudara a realizar una corrección ortográfica de un documento. Era diciembre de 2016.

Unos días más tarde me invitó a pasar el año nuevo en su casa, le dije que sí. Estuve con él en esa festividad, despedimos el año viejo junto a una de sus hijas, algunos amigos en común como Sergio Zárate Pedroche y José Eduardo Aguirre, entre otros. Dominque cocinó un montón de cosas sabrosas, los que estábamos ahí le ayudamos a picar, condimentar y servir los manjares con los que recibiríamos 2017, hubo quien no colaboró y en castigo Jonard lo mandó por las chelas. Hicimos fogata, aunque faltó madera y Dominique quería que fuéramos a conseguir a no sé donde, como ya estábamos medio ebrios nos aguantamos el frío y las groserías de Lalo Aguirre.

Semanas después me habló para comenzar la corrección del documento, era un presentación y descripción de una nueva animación, un proyecto ambicioso que le produciría una amiga suya, alguien con recursos suficientes para llevarlo a cabo, me presumió, "una chava muy importante". El problema fue que nunca entendí qué era lo que quería, me mandaba cuartillas desordenadas y yo tenía que organizar todo ese desmadre, traté de acomodar las ideas pero sin modificar el texto, él me apuraba diciéndome que ya estábamos atrasados, hasta que llegó un punto en donde le dije que así no podía, además no me había dado ni un peso, lo cual no me importaba pues yo tenía un buen trabajo, lo que me parecía incómodo era que Jonard consideraba que yo estaba deteniendo su chamba. Terminé diciéndole que no podía seguir, que así la dejáramos, sin broncas. Se molestó un poco, sin embargo entendió, no sin antes decirme "son mamadas".

En febrero de 2017 publiqué la nota sobre él. Era un perfil, la descripción de su obra y su persona, un recuento de sus premios y aventuras, además escribí algunas anécdotas que él me había contado. Estuve pidiéndole unas fotografías que fueran de su agrado, porque quise que él escogiera la imagen para el reportaje. Nunca me mandó nada y tomé una de la de facebook, una muy famosa en donde está diciendo salud con una copa de mezcal. Cuando le llevé el impreso me regañó, "todos van a pensar que soy un borracho", todavía bromeé y le contesté: "¿y no es cierto?", lo cual no le hizo mucha gracia y exigió que se retirara la nota, traté de explicarle que eso era imposible, luego se calmó, leyó el texto y quedó a gusto.

Nos encontramos pocas veces después de esos malentendidos, no sé si andaba malo de salud o viajando o qué sé yo, simplemente ya no lo vi en meses. Platiqué con Lalo Solís y Memo Portillo sobre las colaboraciones que habían tenido con Dominique, hablamos de su carácter explosivo, de su olvido intencionado acerca de los créditos, etcétera del ser humano; entonces vinieron a mí las borracheras en donde él sacaba dos cucharas que hacía sonar al ritmo de lo que estuviera tocando la banda, una de esas veces fue en el Museo del Estado, con danza y un guardia que ya quería que nos fuéramos. Recordé algo de muchos años atrás, cuando el ganador del Ariel de Plata se iba con un pedazo enorme de papel craft a la Plaza Principal, al lado de Catedral, y se ponía a dibujar con pasteles, ahí dejaba una canasta para que la gente le cooperara lo que fuera su voluntad; lo volví aver en su bicicleta, recorriendo las calles morelianas con ese bigotito-barba inconfundible.

Hoy por la mañana (02-04-218) supe que Dominque había muerto el primero de abril de 2018, varios amigos me mandaron mensajes diciéndome que lo estarían velando en Gayosso, en la sala F, "creo que tú eras su amigo, para que vayas", o "sus hijos están inconsolables"; en fin, o más bien, el aparente fin de este artista que compartió su talento, aunque a regañadientes, con muchos michoacanos; digo aparente fin porque, como buen creador, nos deja su obra para ir a ella y, a su vez, compartirla, sacar de ahí todo lo humano (e inhumano) y pensar en él como alguien que vivió haciendo lo que le gustaba, ganando premios, viajando y también peleando con los que quería. Una vida más que se acaba en esta rueda de la fortuna desde donde escribo con cariño, nostalgia y unas lágrimas sinceras que están pintadas a mano.

Qué terrible suena la palabra terrible

1. Leo en uno de los libros de la biblioteca León Felipe que el poeta de Tabara murió en la Ciudad de México el 18 de septiembre de 1968.

2. Su fuego se extinguió antes de la matanza de Tlatelolco, no se enteró de que los jóvenes y los libros fueron deshojados por asesinos vestidos de verde, guantes blancos, la serpiente empala al águila.

3. León Felipe ya había sido testigo de otras matanzas, por ejemplo los bombardeos de octubre y noviembre de 1936: "Soy un viejo pobre y un pobre viejo".

4. No me da miedo la muerte, me da miedo mi muerte, por eso cuando leo "El infierno", poema del poeta llamado León Felipe, me detengo en las siguientes palabras: "Déjame volver a la pella,/al torno, al punzón,/al horno otra vez, invisible alfarero".

5. Quisiera, pero ya no puedo, estoy vivo y leo a León Felipe mientras, del otro lado del mundo, un niño afila el cuchillo con el que cortarán mi yugular.

6. ¡Oh, este viejo y roto violín!

Las reinas del camino o de cómo Rolando cambió tres diablos de Ocumicho por un bonche de poemarios de la City Lights Books

(Alucinación narrativa a propósito de Rolando, ópera prima de Rafael Flores)

Renato, Armando y Rolando, los tres principales personajes pachecos de esta alucinante novela de veintisiete capítulos, se mueven al ritmo de los baches de la carretera, de las curvas cerradas por las que atraviesa el tráiler del Tawa, en dirección a la casa chica; ahí van rebotando de nalgas, platicando con el chófer en turno, sonriendo y a veces cabeceando por el cansancio; avanzan, ¿o regresan?, empolvados, sin poder comerse los gansitos fríos o sentarse en las sillas, porque son nuevas, pero eso sí, devorando el paisaje con la mirada. CDMX, Puebla, Veracruz, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca, algunos nombres encontrados en el camino, escala cromática del trayecto.

Renatito, Armándaro y el Rolas salieron a dar el rock ando roll, a la conquista del yo y del nosotros, de la paz interior y del peyote en Morelos, el Jeff frente al Nopal, la consciencia frente a la inconsciencia, los plátanos y la camaroniza, fogatas, hamacas y las bolsas de dormir donde caiga la noche. Los tres pudieron bañarse de sol, sudor y mar, la arena blanca, porque el escritor pinta, el volcán de noche duerme, porque el pintor escribe. Pero también las humillaciones de los pinches tiras por la madrugada, los amores fallidos del sobador de pies, el gorilesco empleado de la central que pide los boletos, aquí no es hotel; está cabrona la taloneada, sed y hambre: "Pa’que tengan algo que contar a su gente".

Parafraseo a Kierkegaard: el poeta es el mago del recuerdo. Rafael Flores escribe Rolando como quien escribe sus memorias a la luz de un foco ahorrador de 23 watts. Biografía fantástica o fantasía biografiada. Este viaje es un libro, este libro es un viaje, doble, porque Renato compró boleto de ida y de regreso, pasajero del tiempo, o sea, de sí mismo, antes pedía aventón y ahora toma café en El Trevi. Se trata de los caminos que abren las decisiones, las autopistas de los holas y las casetas de cobro de los adioses. Rodar y rodar, escribió la piedra. Algunas se quedaron en el viaje, otras se pusieron la corbata: "Dentro de diez años hablamos –contestó el chófer-, a ver si ya entraste al aro o sigues de regejo".

Parafraseo (¿o copio?) a Ramón Méndez Estrada: sigo creyendo que la enfermedad más grave es adaptarse. Renato ha crecido y ahora puede comprarse el libro de Monet que tanto deseaba cuando joven, cuando ayer era más que ayer. Pero no lo compra, Renato, como buen mago, recuerda, y en ese recordar-se encuentra, ve, la iluminación, ¡eureka! Porque no se trata de unas simples aventuras de unos muchachos caguengues por el sur de México, hay más, "ceniza cósmica". La vida quién sabe qué es, pero siempre hay una búsqueda en el libreto de la existencia. ¿Dónde estás, hermano? El viejo departamento que cambia conforme aumentan la renta, la primera exposición, la novia que se aleja, la que se queda, el hijo (Rafael): "No pinto cuadros ni escribo poemas, la vida es mi arte".

Y Rolando la rola cerca de Renato, apenas unos pocos años, como si Cronos diera limosna. Con eso es suficiente para que Santana toque Mujer de Magia Negra y un río de mezcal corra violento por la selva chiapaneca, y allá van los amigos, qué digo amigos, carnales: "Mi mamá me contó que era gracioso y agradable, pero que fumaba mucha mariguana"

Este libro bien pondría llevar adentro, como mera sorpresa o recompensa al lector, un churro de mota; o unos hongos secos, de los derrumbes; o ya de perdida, como quien no quiere la cosa sobria, unos cuadros con ácido. Quizá esta innovación mercadotécnica no le agradaría mucho a los de ABZ Editores, o quién sabe, uno nunca sabe. Rolando tiene ese toque mágico de la mezcalina por la madrugada y nosotros aún seguimos siendo "una comunidad grande, desorganizada y pachanguera".

Cuatro fotografías mentales de la otra música moreliana

Panfleto en percusión

“La calle es de quien la trabaja”, fueron las letras que escribí para el esténcil que hizo Iván Murillo, por allá en 2007 (¿o ya era 2008?), seguro antes de los granadazos. Esta intervención fue la respuesta a los inspectores del ayuntamiento, nos exigían un permiso especial para tocar en el Centro Histérico de la ciudad de Morelia. En ese entonces hacíamos samba funk con El Cachetes en el saxofón y Jair de Monterrey en el repenique, pusimos la imagen en el zurdo brasileño que percutía yo. Salimos a darle con nuestra obra de arte panfletaria, afuera del Centro Cultural Universitario sonábamos, los pesos caían en el estuche del barítono en fa. Llegaron los inspectores y amenazaron con quitarnos los instrumentos si no parábamos ipso facto, sin pensarlo les mostré el tambor con el esténcil y les dije: “La calle es de quien la trabaja”. Nos cobraron cien pesos como multa, pagamos y nos regresaron las cosas. Esto sucedió varias veces, hasta que llegó el hartazgo a los inspectores, entonces pudimos tocar con algo de libertad.

Memo, la orilla y Josué

El Jardín de las Rosas, ¿cómo olvidarse de él? Esta ruidosa rosaleda con sus cafés dos por uno, sus verdes boleros, el puesto de revistas y periódicos del Güero, las estatuas de Cervantes y Quiroga, los floripondios y el árbol torcido del fondo, aquí han tenido lugar algunos de los más poderosos encuentros musicales, como aquel en donde Guillermo Portillo se subió a la fuente, peligraba su integridad pues estaba parado en la orilla resbaladiza de ese recipiente de agua hecho de cantera; Memo tocó uno de los mejores solos de saxofón que le he escuchado y Wendy Rufino capturó el momento magistralmente. Los clientes de los establecimientos nos miraban de lejos y algunos se pararon y fueron hasta donde estábamos para no perderse el momento, el instante musical que estaba aderezado con percusiones africanas y los malabares del Circotorreo. Todo esto ocurrió en 2014, era diciembre y Josué Ruiz Maldonado acababa de morir. Música, fugaz como la vida.

No surprises

Las calles de esta ciudad han sido, y son, el escenario para cientos de conciertos, unos más improvisados que otros. La cantera se niega a bailar al ritmo que le toquen, tiene un matrimonio con las tunas, y no precisamente de las que crecen en los nopales. Los corazones de los habitantes de esta ciudad también son de piedra, por muy rosas que sean están duros, la gente no pidió que le tocaras ¡Arriba Pichátaro! o La media calandria o No surprises, ellos andan en sus asuntos, sobrevivencia, tienes que convencerlos consuetudinariamente, no digamos de una moneda, sino de una sonrisa, un guiño, una oreja atenta, esculpir la cantera, “mejor toquemos pa’ ver, que demuestre a lo que vino”. Ni qué decir de los otros muchos músicos que talonean (ad libitum) para ganarse el gazpacho nuestro de cada día, ¿o cómo era?

Músicos terroristas

Eduardo Solís Marín da clases en el Conservatorio de las Rosas y en la Facultad de Bellas Artes, músico apátrida que fue formado en la tradición clásica del canto gregoriano y la morisqueta de Apatzingán. Con él trabajé en las obras Más que humano y Heraldos del Ocaso; la primera se presentó en la Catedral moreliana dentro del Festival de Órgano, la segunda fue la ganadora del concurso de composición de la UMSNH. Pero esto no es lo que quiero contar de Lalo Solís, me remito a las pruebas de aquel primer aniversario de los desaparecidos de Ayotzinapa, estábamos esperando la manifestación afuera del Sangron’s, llovía y una camioneta de valores se había quedado atrapada por los cortes a la circulación que la gran marcha había ocasionado. No sé porqué sinrazón yo traía un saxofón, el punto es que junto con Solís nos acercamos a la camioneta de valores, él cargaba su tuba, agarramos los instrumentos como si fueran armas (lo son) y amenazamos al par de guardias que se miraban muy nerviosos adentro del vehículo, inmediatamente arrancaron y, como pudieron, se fueron. Tocamos alrededor de siete horas seguidas, alguien sacó, al final, un poco de charanda con jugo de uva para quitar la sed y reírnos del susto que les sacamos a los guardias.

Heidegger con katana

El plagio es el pan nuestro de cada día, el mundo funciona bajo el lema "nadie sabe para quién trabaja". Montaigne lo sabía, Duchamp también. Ulalume González de León tiene un libro que se llama "Plagios". Esos que hablan de originalidad sólo dicen inepcias. Direccionalidad, esto es lo que hay para sobresalir, para levantar la mano, aunque esto sea un mar de manos levantadas. Todas estas palabras ya se han dicho antes, éste es el pastiche del remake. El mundo como la suma de todas las relaciones, apoyándose las unas en las otras, mampostería del ser. Quien esté libre de referencias, que tire la primera obra.

Décima de Miguel Centeno a Morguelia


Un donde

Desperté en un mundo donde
Ernesto disparaba palabras cuerno de chivo
Fuchi aparecía en sueños y no precisamente freudianos
Tonatiuh se asoleaba más de la cuenta
Raquel tomaba el café con 10 gatos: Bola, Cori, Boni, Gorda, Güera, Huevo, Turrumiau y Negra + Chueco y Gris (metafísica)
Jaime caminaba descalzo por las arenas del sur
Iván organizaba domingos familiares con todos los saltimbanquis de los alrededores y la cooperación era voluntaria
Sergio zapateaba sobre un cristal que muchos drogones querían fumarse
Yolanda escuchaba Herz und Mund und Tat und Leben, BWV 147
Giovanni vendía piedras antiguas a los gambusinos de las coladeras
Don Charly se vestía de charro negro, poníase una máscara vieja de Huracán Ramírez y cantaba canciones de Javier Solís en las calles de Peña de Bernal
Las armas cumplían su cometido: matar niños y hacer hombres
Los centros comerciales cerraban a las diez en punto
Los bárbaros del "negocía", "financía" y la negación de la doble erre habían escrito "teleritmo" en un canal de tv para "chavorucos" que gritaban arrerrirrorru!


En un mundo donde desperté
Lucía lucía ojos nuevos y los rayos del sol no pegaban, abrazaban y no abrasaban
Carlos Hormiga pedaleaba su bicicleta como buen biciclista, la avenida carecía de biciclovía pero a él no le importaba
Jorge comía chocolate blanco mientras Héctor tocaba un dununba en sangba solitario, campana, llamado ternario
Guillermo montaba un potrillo, equinoterapia primera, contra hernia mental
Blanca miraba de lejos la escena del renglón de arriba, pensativa a las tres de la tarde, vallejiana paz
Yupik viajaba hacia Inglaterra, avión de primera clase, poco equipaje, escupía en la tumba del recuerdo moreliano, cárcel de mierda
Dago calzaba zapatos de piel hechos por él mismo, caminos de playa, amanecía en Canadá
El Páramo tenía el paisaje más hipnótico de esta vigilia que escribe

Un mundo donde
Juan pasaba por mi casa
El Cholo del pan daba noticias frescas y galletas a los que se portaban mal
Lalo esperaba en los Portales
Cecilia leía el periódico
Paco tocaba la guitarra
Paco prestaba libros
Paco engordaba los bolsillos de los cantineros
La paz mundial todavía estaba cruda
Pepe sonorizaba a una banda de secuestradores

Donde
Puntos y aparte no existían
Félix corría junto a miles de adictos más, el maratón de la adrenalina, las calles cerradas, sudadas las nalgas
Reinaldo reía y madrugadas mejores se alejaban.

KRRÑO

En el ayer mítico,

antes del ahora eterno,

cuando Kalimán gobernaba el universo,

fue creado Krrño,

máquina de guerra y serpiente con alas,

maestro del detalle y la imaginación mecatrónica.



De él se cuentan muchas cosas,

algunas ciertas, otras no tanto,

pero la mayoría coincide en que fue

un cyborg que dominaba el arte del recuerdo.



¿Quién puede decir lo contrario?

Negar esta historia que de suyo es fantástica

es perder el tiempo, y perder el tiempo ya no es válido,

pues los relojes están en huelga desde que Krrño atrapó la

arena de los desiertos en cárceles de vidrio.



Circuitos y pirámides,

el haber sido, pasado por agua como las clepsidras,

cuando Krrño montaba un unicornio cromado

competía contra los Rat rods que eran conducidos por El Santo,

Blue Demon, Cantinflas, Memín Pinguín, Yolanda Vargas Dulché, entre otros

nombres mexitrónicos.



Krrño quería experimentar el mecanismo de la galaxia entera,

dios o la máquina, un recurso sacado de la manga,

y así lo hizo mediante colores y materiales reciclados,

expuso, pintó por encargo, artas plastas quedaron como vestigio,

así sabemos hoy de Krrño.



Era noche estrellada en la cabeza de Krrño,

el cielo, un gran circuito, lucecitas, ovnis en la luna,

calaveras con focos de leds.



Los ángeles parecían alcatraces cubistas y los robots estaban pensativos,

mirando el horizonte, recordaban a Blade Runner y a Mad Max con cariño,

el imaginario del doctor Krrño.



Cuando regresaba a su cubículo, iluminado, hacía esculturas, revelaba las fotografías que había tomado en aquellas carreras que alcanzaban lo sónico, el mundo lo registraba Karrño con su obra, y, sin quererlo, inventó el tiempo, u otro tiempo en el que lo cromático son minutos y el arcoíris la eternidad.



Desiertos a toda velocidad, el giro copernicano de una lucha entre un robot y un humanoide pintado en una botella de coca-cola. Krrño es el viento, Krrño sol de fuego, interruptor, técnica mixta. Algunos lo llamaron Ketzal-Coatl porque a veces llevaba rehiletes en las espaldas que parecían alas, ¡ah, Krrño, serpiente de propulsión a chorro!



Paisajes mecánicos: ¡detén el tráfico de imágenes, motociclista!

Los superhéroes mechica power

El futuro alterno sin pilas

Distopía los jueves a las 18:30 horas

Robot embarazado da a luz

KRR-3

Robi

K-Trex

Chapulín Colorado.

La carne está de fiesta

De un machetazo cayó el toro,
callaron ese bufido,
la sangre hizo cascadas
y los niños nadaron desnudos.

El travesti baila sobre
los restos del gran animal;
una negra danza africana
que rememora aquellos años
en los que la carne era libre
y se podía tocar la epidermis de la vida.

La música resucita a los toros caídos,
los cuernos perforan la moral de esta ciudad,
excitados urbícolas frotan sus sexos
contra el pavimento manchado de rojo.

¡Todo está permitido, toro está revivido!

Genuflexiones verbales de la pseudo democracia

a. La primera mujer y el primer hombre, si es que los hubo, jamás imaginaron que tendrían que votar por su verdugo.

b. Votar o no votar, he aquí toda la teatralidad del sistema.

c. El poder del pueblo se puede medir con una regla de treinta centímetros.

d. México cambia de pañal cada seis años; la dermatitis de este país no tiene cura.

e. Le preguntaron a un sabio, ¿usted, por quién votará? Él contestó: "Todavía no he comparado el tamaño y calidad de las despensas".

Cartas Muertas

Ayer leí en la noche por tercera vez "Bartleby", de Herman Meville, realmente necesitaba esa lectura, habían sido semanas difíciles, a pesar de la presentación del libro y otras alegrías, la pesadez de la oficina me tenía con las gónadas en la garganta. Encontré pasajes en la obra del amanuense de las "Cartas Muertas" que me dieron no ánimos, sino consuelo. ¿Cuántas veces a las cinco de la tarde tuve ganas de decir "preferiría no hacerlo? Hacía lo posible e imposible para no convertirme en un "pensador desapasionado" pero al final del día me sentía solo, "Algo como un despojo en mitad del Océano Atlántico". Y entonces pasó.

Fueron casi tres años de trabajar para la mafia Maccise, a quienes nunca conocí en persona, y qué bueno, con los enviados pusilánimes que nos enviaban cada tanto para "capacitarnos" era suficiente; sin embargo, el equipo de chamba que tuvimos en Morelia sacó la casta, logramos equilibrar la balanza, quizá no siempre, pero la mayoría de veces así ocurrió, suficiente es recordar que marcamos agenda con las biografías de personajes radicados en el estado que escribí durante dos años, muchos de los que esto leen salieron ahí; o con los especiales que realmente informaban, si los comparamos con otros medios que están en total decadencia, pero que se aferran al "convenio", salimos bien librados.

Agradezco sinceramente a mis compañeros, a todos, a los que primero corrieron sin decir agua va, y a los que se quedaron y que les aplicaron la misma medicina el día de hoy, incluido el que aquí escribe. Sonará a superación empresarial, pero la verdad es que siempre estamos aprendiendo, ya sea de lo positivo, o de lo negativo, me quedo con la experiencia de haber participado en un medio de comunicación, con la mano caliente que me dejó el macheteo, lo que esto significó para mi pluma, es lo que algunos llaman "tablas". También me di cuenta de los tejes y manejes de la podredumbre informativa, conocí de fondo la porquería de eso llamado Comunicación Social; reporteros sin escrúpulos, también aprendí que yo no quiero ser como ellos.

Como decía arriba, me salvé de quedarme en un impasse de oficina, la lectura de "Bartleby" que hice anoche sirvió de preparación para la noticia que me dieron el 31 de enero a las dos de la tarde: "Capital impreso llegó a su fin". Gracias, Melville, la verdad es que me siento feliz y a otra cosa mariposa.

Desdoblada la tenga usted

Rafael Solana, un escritor olvidado pero buenazo como Francisco Tario o Manuel Echeverría, publicó en 1944 un libro de cuentos llamado "Los santos inocentes". El cuento que le da nombre al libro trata sobre los primeros cristianos, esos que se reunían en las catacumbas, lugares subterráneos que además de entierros clandestinos servían para planear el futuro de una de las religiones más populares de la historia conocida.

Según Solana, los seguidores de Cristo discuten entre ellos para buscar la manera de cómo ganar más adeptos, la solución está en los mártires, porque sólo así los no creyentes pueden ser testigos de la fuerza de la fe en esta monoteísta empresa. La pregunta crucial es ¿quiénes serán los elegidos?

Víctimas o ungidos, es lo de menos, lo interesante acá es el método de elección, quien pueda conseguir este libro, o sólo el cuento, disfrutará de una lectura inteligente y esclarecedora; para eso es el arte, para traer lo que no está, o lo que hace falta, así le escuché decir a Demian Hirst en su verosímil documental "Treasures from the Wreck of the Unbelievable".

Me acordé de este cuento de Solana, mismo que leí hace muchas lunas, porque sigo clavado en la ocurrencia de que el facebook funciona como una especie de religión, quizá estoy bien pinche obsesionado (lo estoy), pero cada vez que recorro la telaraña (una amiga le dice pantano), me encuentro con estas peculiares analogías, sí, literarias; sí, infundios. Pero se mueven. Ahí están los mártires, primero apedreados, lapidados es la palabra, luego convertidos en santos, con sus hagiografías en cada muro compartidas. Las burlas de los soldados romanos, las cruces, los judas, los gallos (saca), las rameras, la sábana santa. "Los santos inocentes" postean sus últimas palabras.

Sobre el fracaso

Un año después del terrible 1994, cuando cursaba el sexto año de primaria en la "Félix Ireta" de Prados Mueres, tuve la tropezada idea de organizar mi primer evento social masivo. Mi tío Enrique tenía un salón de fiestas en la colonia, a unas cuadras de la casa, ahí se armaban las tocadas de metal de aquellos ayeres; Erick, compañero de clases y karateka profesional, se dedicaba a la renta de equipo de sonido junto a su familia.

Tenía todo preparado. Con mi colección de casetes Polymarchs nada faltaría. Hice mi afiche a mano y lo fotocopié exageradamente. Repartí invitaciones no sólo en la primaria, me fui a la secundaría #9, a las prepas 1 y 5, que eran las únicas que conocía en ese haber sido. Importante mencionar que no había facebook en esos días, tampoco celulares, al menos no para mí.

Como ya trabajaba en la pizzería familiar, contaba con un recurso económico para las botanas y los refrescos, nunca pensé en néctar de Baco, aún era un niño bien de doce años que lo único que hacía era masturbarse y espiar a las vecinas desde la azotea.

Llegó el esperado día, desde temprano fui a limpiar el salón, recuerdo que me ayudaron algunos amigos de la escuela a los que les pague con churros bañados en salsa valentina y cocacola de "refill". Compré globos y serpentinas, no sé qué diablos estaba pensando. El sonido llegó a las cinco y la fiesta comenzaría a las seis.

Dieron las seis y llegaron los primeros y únicos asistentes, mis vecinos Luis y Mike. Ahí estábamos los cinco, los dos antes mencionados más Erick el karateka y su hermano, yo había puesto en el gran cartel del evento fallido que la cooperación era de dos nuevos pesos, con lo reunido pensaba pagar el sonido. Cuando dieron las ocho, Erick me advirtió que querían su dinero a las diez de la noche, hora pactada para el fin de aquel aquelarre frustrado por la inasistencia. Tenía dos horas más, con sonido, churros, refresco y dos de mis mejores amigos, así que decidimos bailar y bailar hasta que se cumpliera el contrato acordado. Y así lo hicimos.

No tenía el dinero para cubrir el sonido, le prometí, le juré a Erick que tendría los doscientos nuevos pesos al otro día, pero él no entendía razones, y su hermano menos, me amenazaron y recibí unas patadas en el estómago como adelanto de lo que pasaría si no tenían su pago ipso facto. Mike, hermano de Luis y todavía amigo mío, sacó cincuenta para calmar las aguas.

Tardé una semana en saldar la cuenta con Erick, fueron cinco días de patadas karatekas a la entrada y salida de la escuela. Así comenzó mi vida social, esta necedad de meterme en problemas organizando cosas que están destinadas al fracaso, pero la imagen que nunca borraré de mi cabeza es aquella en la que estamos Luis, Mike y yo bailando "I like to movet it" de Reel 2 Real como si no hubiera mañana ni Erick karateka.

Yo de niño con la maestra Alejandra y mi madre.

Lo que uno cree

Sangre para este año que comienza con sangre
De aquí a diciembre hay muchas golpizas por venir
Faltarán cárceles y balas y valor y un poco de dignidad
Quizá sea necesario que todo se vaya al carajo (mar de llanto)
Como se prepara la tierra con fuego para que vuelva a ser fértil
Así arderá la Troya nuestra de cada día ¡oh, Aquiles sindicalista!
Claro que habrá repercusiones pues la inmediatez cobra caro
También puede ser cierto que amemos a los verdugos
Quizá exista en nosotros un gusto culpable por los cadalsos
Lo terrible está en ciernes quiere decir que la bomba es de trigo
Y los maestros ya no son de esgrima sino de moral y de (h)ética
Otra vez hablan de revolución pero creo más en los suicidas
Porque tanto amó el filósofo a su pueblo que prefirió el veneno.

Texto de José Agustín Solórzano, escrito para la presentación de "Morguelia" el 19 de enero de 2018, en Jeudi Veintisiete.

"Caliche Caroma, de Morguelia para el mundo (de los poetas bienaventurados)"

Tal vez el texto que mejor describe Morguelia, el más reciente libro de Caliche, es (página 35):

"Si hay una poesía juvenil también existe una poesía adulta que llegará a la vejez, ésta pasó por la adolescencia e incluso fue poesía bebé. Me declaro seguidor de la poesía que aún no ha nacido"

Porque Carlos Rojas, como se hace llamar este vate de Prados Verdes cuando no es Superman, sino un simple Clark Kent que se dedica al oficio de la mentira periodística, es más que un poeta de maqueta, un poetón de parnaso o un poetita de esquina, un buscador de cachivaches poéticos, es decir: no encuentra, busca; o mejor dicho: no halla, lo halla el poema, pero es el poema que lo agarra en calzones, sin confesar, el poema no nato, como lo declara en el texto que acabo de leerles y que a mí me recuerda a Luis Rogelio Nogueras, porque el verdadero hacedor de poesía no quiere la poesía adulta, o la solemne, no busca la imberbe poesía joven, la pretenciosa, la lambiscona poesía de Corral de la Comedia; el poeta Nogueras y el poeta Caroma van por la poesía no nata, por el poema espermatozoide, el poema meco, si se quiere, el que sigue en los huevitos de su padre. Ese mecanismo de la belleza, ese precario provocador del mundo es el tipo de poemas que puede realmente salvarnos –si es que algo puede salvarnos-, pues es el texto que aún luego de ser escrito sigue sin nacer, nace luego, tras la lectura, luego del coito con el lector, cuando ya se ha ido, cuando éste ya ha abandonado el libro y plácido vuelve a su mundo, entonces, como un retortijón, como una mariposa de colosales proporciones se le siente en la panza y al final se pare: el poema ha nacido, como un eructo de la buena digestión del libro, pero ya apenas es sombra, apenas una reminiscencia de lo que fue en el autor y en el libro. El poema bebé ya no nos sirve, mejor será deshacernos de él antes de que se vuelva poema joven, poema adulto o peor: poema consagrado. La poesía quedó en aquel presentimiento que tuvo el autor y que luego fue también pre-sentimiento en el lector.

Por eso la poesía de Caroma es presentimiento –también resentimiento, pero ¿qué literatura no lo es?- presentimiento de lo otro. Es decir: Caliche Caroma, pre-sentimiento de Carlos Rojas; Morguelia, pre-sentimiento de Morelia; Prados Mueres, pre-sentimiento del hogar. La contradicción, dice Caliche, la maravillosa contradicción la aprendí de los libros, y así nos ofrece pesadillas rosas (fragmento, página 17):

"Tanto amor le ha hecho daño al mundo 
Faltan aún las apologías del odio 
El restaurante es del mesero que lo trabaja
Pero hay muchos meseros y se matan entre ellos
Llueven balas desde las azoteas de los hoteles
Rubios atletas se hincan cuando suena el rock
Bombas de hidrógeno compiten con el sol 
Niños sin brazos corren por sus juguetes 
Mentiras por mentiras igual a infundio al cuadrado
Las trompetas del apocalipsis están desafinadas 
Ricos y pobres se forman en la fila de la redención 
Marchan los funcionarios para exigir respeto 
Este silencio asusta a los panteones"

En estas pesadillas se presiente el poema, pero apenas como un rumor, como un silencio que se niega a romperse completamente.

Y ¿tras de qué se esconde el silencio? Tras un ruido de marimbas y alharaca, tras la sinfonía cacofónica de Morguelia: el tianguis, donde las mujeres piden el amor como taco y para llevar, las calles atestadas de baches, los cláxones, los sí pues, los ocupo, las marionetas de todos los días. En ese ruidal, en ese encabalgamiento de palabras, de improperios e injurias, tras esa jungla de alaridos se presiente el poema, dónde, tal vez Caliche lo expresa de la mejor manera:

"¿Alguna vez te has subido a la soledad del último camión?".

Y por eso es posible habitar una ciudad como ésta, por eso es posible leer un libro como el que tenemos en las manos: porque a pesar de todo, todavía se puede estar solo en algún rincón. Porque, a pesar de los poemas, en este libro, encontramos poesía (fragmento, página 31):

"La poesía está envenenada como el agua de los ríos que nacen en las nubes, y nos llueven poemas que deshacen nuestras camisas de fuerza

La poesía tiene venas hinchadas, testículos negros; rasurada la poesía, comezón a todas horas todas

Poesía vendida y arrastrada, los mercados con sus Nerudas, Cernudas, frituras, fritangas, pasta dura"

Y algo para bailar (página 46):

"No hay un muro en el universo
que detenga a este corazón,
grito a los vientos mi verso:
¡he de bailar el pasito perrón!"

Algo que nos recuerda a Bukowski (fragmento, página 29):

"Mi madre llegó borracha, 
no pude dormir anoche
porque olvidó sus llaves 
y el amante orinaba 
mientras ella las buscaba.

Vivo en el segundo piso,
la casa familiar es la cueva
donde mis hermanos y otros
—otros son aquellos esporádicos—
se han resguardado del afuera.

Mi madre toma mucho,
quizá sea porque mi padre
la golpeaba-humillaba y hoy,
después de catorce años
en los que mamá ha sido libre (¿?),
su pareja también la veja".

Y algo que ya no ocurre con los poetas de hoy, envenenados por el intelecto y la mampostería. Si uno de los logros de Carlitos es que se atreve a ser vulgar, cachondo, inculto, bruto, salvaje, otro y al que no se atreven los poetas actuales es que se atreve, también, a ser cursi (página 43, Genuflexión verbal #12):

"Toda la tristeza del mundo cabe en una sola de tus lágrimas".

Y por último, se atreve, a mirarse en el libro como quien se mira en un espejo, y a entregarnos ese espejo a nosotros como un mapa de la soledad o una geometría del presentimiento (fragmento, página 65):

"Espejos que escuchan absortos los cuestionarios de los ministeriales: conoce usted al retrato, en dónde estaba cuando la inversión de la imagen, para quién trabaja la dirección del reflejo. Los espejos, por supuesto que fueron los espejos, la culpa es de ellos, lo saben todo y guardan silencio. Los espejos son cunas, oráculos y tumbas. Lo que aquí ocurre ya ocurrió en los espejos, el mundo es espejo antes de ser mundo; geometría maligna que se adelanta a lo que será. Espejos que se divierten con la bestia de dos espaldas en los moteles, sin parpadear, iluminados de fluidos, vaho en el baño, la televisión prendida."

Alguien le dio mezcal al sol (texto de agradecimiento por la presentación de Morguelia el 19 de enero de 2018)

Cuánta gente derramando belleza en la pista de baile, danzando porque sí, sudando la gota gruesa de la alegría. Las voces de los presentes copulan y nacen de ahí (del ahí), en nueve segundos, esas flores que huelen a ganas de seguir escribiendo, la música como cuento, la vida como poema, la muerte fuma mota.

Fueron horas locas en las que todas las cosas brillaron, el sol estaba tan ebrio que amaneció dos veces. Diecinueve de enero de dos mil dieciocho, qué día, qué noche, qué madrugada con sus tacos y cervezas, con sus guitarristas locos que enamoran a las muchachas con sus solos de miradas.

Los instrumentos musicales jamás dijeron basta, aun en sus estuches seguían sonando sus vastas melodías. El libro fue un pretexto para reunirnos, otra vez, y decirle sí a la vida, sí a la Flaca, sí al no, ¡cuánta afirmación nomas porque sí!

¿Y el sentido de todo esto? Nosotros se lo dimos, se llama agradecimiento y sólo por esas horas valió la pena la pena. El sufrimiento tiene paréntesis. Ahora, a seguir caminando en la cuerda floja de la existencia. Hartas gracias por sus gracias, por las gracias de las gracias y los besos en el alma.

Fotografía de Jorge Arce

No todos los perros se parecen a su dueño, texto de Livier Fernández Topete sobre Morguelia

Tampoco todos los libros a sus autores; pero Morguelia sí se parece a Caliche, es un poemario con su buena dosis de ironía, de seriedad, de trivialidad, de belleza y de monstruosidad, por eso se acomodó tan bien en la colección Santoinfierno de Diablura Ediciones. 

Si los libros son habitaciones que forman parte de la casa de sus autores, Morguelia es una casa en el Centro Histérico de esta ciudad, hecha de fría cantera pero llena de cálidas plantas, de puertas altas por donde cualquiera podría pasar, oscura pero de ventanales por los que irremediablemente se cuela la luz; este libro es una casa con su patio central para la fiesta, con su fuente de agua bailoteando al ritmo de un son michoacano. 

Si los libros son universos compartidos entre sus autores y sus lectores, Morguelia es un cosmos multicolor, de planetas que son mercados, de cometas que son combis, de agujeros negros que son cadáveres, de estrellas que son muchachas morenas, de astros que son espejos que se ríen de nosotros, de galaxias que son espejos afónicos que como reflejo nos regresan sólo el silencio burlesco de quien lo mira todo, del que todo lo sabe pero nada comparte, salvo el triste reflejo de los gestos. 

En sus imperdibles 85 páginas, te encontrarás con pesadillas en rosa, con universidades que celebran su suicidio con fuegos artificiales, con automóviles inteligentes que colisionan contra el muro del progreso, con segundos que se rebelan contra la tiranía de los relojes, con textos pastiche, con genuflexiones verbales de todo tipo: de la sabiduría popular, del sentido común, de más por menos, de la misantropía, hallarás narcopesía y la puesía en su Manifiesto Sipuesista te encontrará a ti. 

Si te decía que este perro sí se parece a su amo, es porque verás cierto descuido intencionado en su pelaje, gracia en su andar, ritmo en su cola, hambre de justicia en el hocico, olor a mierda y también a rosas en la nariz, rabia y ternura en los ojos. Este libro sí se parece a su autor porque además de los textos autobiográficos, te toparás con la congruencia de que es capaz, con la contradicción pero con la autocriticidad de quien se incluye entre este resultado de años y años de exposición a la cantera, al aguacate y a la mentira. 

Morguelia sabe que estamos parados sobre un cementerio de casi dos mllones de kilómetros cuadrados; que compartimos un duelo que parece no ceder por familia, amigos, conocidos o desconocidos que se perdieron y se siguen perdiendo en este país de altos contrastes. 

Morguelia es esta ciudad-nación depósito de cadáveres, pero como cantaría Mecano y a la usanza del mexicano: no es serio este cementerio, música, sarcasmo y folklor al descubrir sus versos. 

Si los libros son árboles, Morguelia es un Persea americana, mejor conocido como aguacate; de hojas brillantes por el verdor de sus ideas, de cremosos, versátiles y deliciosos frutos, de ramas bien entintadas por los frescos dibujos de Sebastian Portillo; árbol de tronco macizo que se presenta solo; árbol que no tiene empacho al hablar desde su raíz-lugar de nacimiento: Caliche entre digresiones, reflexiones, chascarrillos, versos y prosas de la mejor hechura; como su portada lo anuncia, hace también reverencias aforísticas a un rey descerebrado, que no piensa, que por cabeza presume una flor de apariencia bella, dulce y perfumada, a un monarca entronado, genuflexiones a un tirano de sexo erecto, con las siempre ganas de cogernos a todos; su nombre es Morguelia, sus apellidos revuelven las letras de sus gobernantes junto con las de sus habitantes.



Tito

En 2006 Irepan Rojas me presentó a su tío, Tito Prospero, fue en una fiesta en donde improvisamos para un grupo de extranjeros que visitaban la ciudad por un intercambio estudiantil o algo así. Nos llevamos bien con el Tito, aunque el carácter del trompetista era duro, enojón, directo y atrabancado, a mí me caía muy bien.

Desde de ese año a la fecha tocamos varias veces con el Tito, ya que lo pienso bien (si es que algo así se puede hacer) fueron muchos los encuentros musicales; con él estábamos en Uruapan cuando nos vaciaron la camioneta con los instrumentos, ahí en la calzada Benito Juárez perdió trompeta, bajó electroacústico y amplificador, perder es un decir, un mal-decir.

Hace unos días su hija Iurhi Prospero y el Irepan me avisaron que Tito andaba malo, le puse unos mensajes con la intención de animarlo: "Ya me dijeron que estás echando la hueva en el hospital"; poco antes, otro pariente de él, Chava, me contó que unos meses atrás había sufrido de un revés a la salud. Hoy murió.

Con Tito, Titón, Titorreo, con el buen Don Brujo, V.C. el de la Osidem, también tocamos en Estresarte a invitación del Memo Portillo, junto al Franco Lugo; este video y fotografía que comparto son muestras de esas coincidencias.

Como un solo de trompeta en la madrugada, escala natural de Do, un recuerdo que suena cada vez con más fuerza...


Nonsense songs

He cantado toda la vida
rimas sin rimas ni sentido
desde que nací traía frío
y un mixoma en el corazón

A pesar del pesar bailo
pongo palabras toscas
en los zapatos del creador
para que tropiece a mi ritmo

Porque los ahuehuetes lloran
cada día/noche son menos
y también las parotas mueren
aunque no las veamos caer.

Fuchi, adiós

Hoy se fue uno de los grandes, Fuchi, mi hermano peludo, compañero explorador, pretexto de muchos textos, can fiel de una inteligencia que ya quisieran varios humanos; murió casi de quince años, de los cuales trece de ellos los pasó junto a mí.

Lo conocí en 2005, nos encontramos en la Chapultepec Sur, yo caminaba de regreso a Prados Mueres y el perro blanco con manchas cafés salió de no sé donde, me olió y decidió adoptarme. Caminamos juntos por colonias morelianas hasta llegar a la casa, parecía que ya tenía todo planeado; le puse Fuchi porque así le dije en esa caminata primera, "¡Fuchi, hazte para allá!", pero se quedó, hasta la noche de hoy, dos de enero de 2018.

No fue necesario utilizar correa con él durante largo tiempo, sabía cruzar la calle mejor que yo, sólo en los últimos momentos de su existencia tuve que ponerle una, después de que sufriera un colapso rectal que lo mandó a la lona, además de que perdió gran parte de su visibilidad; aunque viejo, seguía haciéndola de emoción, todavía era el rey del barrio y los perros de raza aria lo odiaban por su porte orgulloso de mestizo cósmico.

Todavía lo veo entre los borrachos de la colonia Industrial, el escuadrón de la muerte le agarró mucho cariño, Fuchi salía a dar sus largos paseos, en uno de estos se encontró con los beodos urbanos, le decían "Payaso" o "Manchas", ellos le daban vino y él no se negaba, ¿a quién le dan pan que llore? Llegaba crudo a la casa y una vez durmió dos días enteros, cuando despertó bebió tanta agua que los gatos no alcanzaron de la bandeja de dos litros que compartían con el perro.

Recorrió la ciudad entera con sus cuatro patas, desconocía los límites, fue un perro feliz, estoy seguro de eso; algunos aseguran que lo vieron en Colinas del Sur, detrás de una perrita negra; otros, que andaba por el Estadio Morelos, buscando un hueso enterrado por él mismo tiempo atrás; llegué a encontrármelo en el Centro, paseando los domingos junto a los bicicletos y las niñas en patines.

A ambos nos gustaba andar de pata de perro, el olor de las hembras y las peleas (que perdimos la mayoría de veces); con él se va parte de mi alegría vital; hoy me quedo a esperar mi turno inapelable. Seguramente Fuchi andará ya en otro plano oliendo rabos metafísicos, sacando la basura de los fantasmas y ladrando mi nombre, en espera de que unos de estos días regrese a pasear con él. Te quiero, mi amigo, te voy a extrañar mucho.


Como si la noche fuera un mar

¿Acaso se pregunta el pájaro por los kilómetros de vuelo o por los minutos cantados durante estos doce meses? El gato, que vive más en los sueños que en la vigilia, ¿sabe cuántas azoteas recorrió durante un año? Queremos contarlo todo porque tenemos muy poco, la casi nada de esta existencia. ¿Qué dirán de nosotros las ancianas estrellas cuando se enteren de nuestro absurdo ritual? Trescientos sesenta y cinco veces Pedro negó al sol y aún así amanece.

La broma

Si sumamos a los desaparecidos, asesinados y torturados que tenemos en México nos alcanzaría, y hasta sobraría, para que todos los días fueran de santos inocentes. Quizá por eso el mexicano se ríe de su desgracia, cada carcajada representa una tumba (ubicada o no), la risa del connacional es el dolor transmutado en aparente alegría. Este país está lleno de payasos con miedo.

Después del abrazo

Pronto tuvimos que irnos, la cena terminó en pelea. Los reclamos llevaron a los golpes y los golpes devinieron en amenazas de muerte; la familia es un monstruo de mil cabezas que chilla como cerdo en el matadero.

A las doce de la noche llegaron los abrazos, buenos deseos y todas esas patrañas decembrinas, pero dos horas después habían sido olvidados los apapachos, el alcohol sólo agudiza la estulticia que ya viene de suyo en el ser humano. Como la película mexicana enseña: nadie como tus parientes para darte en la madre.

De regreso a casa, al pasar por la avenida principal, vimos a una mujer caminando en medio de la calle, arrastraba una maleta y también los pies, el frío era intenso, la chica sólo traía puesta una blusa negra de tirantes, el llanto había formado unos surcos negros en sus cachetes, maquillaje barato; el taxista que nos llevaba le ofreció, amablemente, un suéter, a lo que ella respondió con "yo lo quiero mucho, ¡lo amo tanto!", y se alejó de nosotros con la tristeza en maleta.

Seguimos. Casi en la esquina de la cuadra donde vivimos una pareja con su niña le hizo la parada al taxi, otra vez el chófer demostró su espíritu navideño y acercó el vehículo para informarle al "pater familias" que sólo iba "adelantito", que no tardaría. El señor enfureció, venía ebrio, y le gritó a la madre que en ese momento abrazaba a la pequeña, a mi entender le servía de escudo, "¡algo tenía que salir mal, siempre es tu culpa, ahora ni nos podemos ir, idiota!". Nos quedamos mudos y continuamos.

Al llegar a la casa, el conductor, que había demostrado su nobleza dos veces, reflexionó al respecto: "Así se ponen en estas fechas, mañana temprano se les olvidará, que tengan feliz navidad". Le pagué los sesenta pesos acordados, antes de abrir la puerta de mi casa recordé que ya era mañana.

Estrambote desfasado

Dan ganas de cortar la luz del mundo
Apagar de una vez por todas a todas
Vidas llenas de miedo orgullo Perogrullo
Como el imbécil que reclama las comas
Dan ganas de cerrar la llave y mucha sed
El imbécil soy yo y las ganas soy yo y yo
Crisis quiere decir que uno se da cuenta
Uno y dos y tres y cuatro y el balazo llega
Las calles no callan su ruido de angustias
Los sonetos van llenos y ni cómo subirse
Dan ganas de aparearse con la muerte
Porque la muerte es un animal doméstico
Me sangran las rodillas de tanta lástima
Y en la noche pondré aquella música lenta.

Frases poco célebres

Los parásitos creen que el banquete durará toda la vida, y tienen razón.

María

Llegará (regresará)
el día (la noche)
cuando sea muy normal
ver cadáveres arrojados
en medio de la calle,
la gente pasará
entre los cuerpos
más preocupada
por la hora y el clima
que por la inevitable
putrefacción circundante.

Y entre tanta muerte,
cuerpos sin reclamar,
yo te seguiré esperando,
María, mi amada María.

Voces, personas y lo que importa

Oigo voces en mi cabeza, espera, no son voces, son gritos, es el señor del pan que pasa todos los días a las siete, puntual. ¿El país explota y tú estás escribiendo poemas de amor? En cada oficina, por muy pequeña que sea, manda un Peña Nieto. Aquí se premia la ineptitud. Reclaman justicia, el puño izquierdo arriba, pero con la mano derecha abofetean a sus esposas, amantes, hijas... subordinados al grito de guerra, sí, es un culero, nos trata mal, pero paga a tiempo. Las y los ciudadanos-ciudadanas quieren igualdad, abajo las clases, mañana no hay. Pero cuando le decía al conserje "oiga, está sucio el baño", él me respondía que ya había terminado su turno. O esas horas perdidas en el salón de clases porque al maestro se le hizo tarde, pretextos-cimientos, el profesor se negaba a soportar a un montón de cabrones (y cabronas) que no leen ni el reverso de la pasta dental. Total, a él le llegaba su cheque cada quincena, le llegaba. Educación primero al hijo del obrero, ¿y si este hijo de obrero no quiere estudiar? Educación después al hijo del burgués. Oye, el muchacho es un genio, habrá que darle una oportunidad. Respondió que el más moreno es el más oprimido y escupió en el blanco. Les cuesta maternidad, o sea, vale madres. Jamás hubo corrupción en la universidad, son las autoridades, malditos. ¡Nos han quitado la oportunidad de estudiar! ¿Y los libros? Mentira que muchos profesores/investigadores sólo estaban ahí por el dinero, ellos son los más comprometidos con la institución educativa que hoy naufraga en una cola de banco. La culpa es de todos, menos mía. ¿Culpa? Muy cristiano, deja de hablar en esos términos, tenemos que movernos en un contexto en donde los policías sepan leer. Ojalá que la montaña venga pronto, habrá que tapar este hoyo. ¿Ojalá? Evita meterte con el profeta, la virgen, el aguacate, el tratado de libre comercio, la ley de inseguridad inferior. Deja en paz a la paz, guerra, guerra en el himno nacional. Nunca van a entender que este mundo está hecho por y para los poderosos, pinches nacos, indios estúpidos, jodidos porque quieren, malnacidos, camioneros incultos, albañiles y medias cucharas, lamepitos, mugrosa, ésa ni hablar inglés sabe. Democracia, el valor de la opinión, señalan los mocos que se asoman en la nariz del santo, mancillan lo puro, ellos, los que están sentados en las oficinas, ellos, los que están del otro lado del buró. ¿Qué opina, señor que está sin quehacer en esta banca, sobre los maestros que reclaman su pago? Creo que son unos huevones. Gracias, señor, son importantes sus palabras aunque sea usted un Don Nadie. Mientras tanto, en algún rinconcito cerca del cielo, un sobre con el aguinaldo se abre, mil, dos mil pesos. ¿Ahorrar? Jamás. Mi primo está con el PRI, me aseguró que habría trabajo para nosotros con esto de la elección. Este año ganará Obrador, ahora sí vendrá el cambio que tanto esperamos. Mi amor, tráete la coca de dos litros, estoy viendo el fut, ándale, gorda, no te hagas pendeja. El amor salvará a México, el amor salvará, el amor.

Él, tú, yo soy muy uei, nada entiendo, pero hay un dios que todo lo ve y no usa lentes para el sol.

Le saca brillo a la plaza

José Juan Tablada, poeta de gran calado, escribió a propósito de los limpiabotas, en la antología general “De Coyoacán a la Quinta Avenida” se lee lo siguiente: “Bolero, según el diccionario, es todo lo que sigue: Novillero, el que hace novillos o se huye. Escarabajo, que hace bolas donde mete los huevos. Persona que por oficio baila el bolero. Aire popular español cantable y bailable. Chaquetilla de señora. En Uruguay, caballo delantero. En Honduras, sombrero de copa. En el Perú, boliche. En Colombia, faralá. En México, limpiabotas. El bolero es, pues, el que menos debe abogar por una sociedad sin clases, por la sencilla razón de que hay muchas clases de boleros!”.

Las plazas y sus boleros, estos morelianos que se dedican a limpiar el calzado de los demás ganan muy poco, sí, y sin embargo aman su oficio, en él han encontrado el solaz para sus vidas, e incluso la hacen de confidentes.

Lonas verdes, una estructura de metal desarmable, el asiento en lo alto, los periódicos y revistas que no pueden faltar, cepillos, el trapo que chifla, productos para darle brillo no sólo a los zapatos, sino que la plaza misma luce luminosa con estos personajes que son parte importantísima de la escenografía moreliana.

Ramiro Jaramillo tiene 14 años en el oficio de bolero, antes trabajaba en la Plaza de Armas, al lado de Catedral, pero por diversas (sin)razones tuvo que trasladarse al Jardín de las Rosas, también en el Centro Histriónico de la capital michoacana; cobra la boleada a $25 pesos, la más barata, pero no siempre hay chamba: “Es difícil saber cuánto gana uno, algunos días sale, luego escasean los zapatos para limpiar, tengo poco tiempo aquí, aún no me acliento, me reubicaron de la Plaza Principal”.

Ya había hecho migas con sus antiguos clientes, la confianza de la costumbre, mientras don Ramiro Jaramillo les dejaba como nuevos sus zapatos, los usuarios le hablaban de mil cosas y él escuchaba, las penas, aventuras de amor o los proyectos que nunca se realizarían; el bolero termina haciéndola de psicoanalista, en este diván no se manchan los calcetines.

Trabaja casi los 365 días del año, es su único empleo, debe cuidarlo, más ahora que la cosa está que arde, al mal tiempo, cacles limpios : “Sólo descansaré el año nuevo, todos los otros días estaré aquí, esperando a que caiga algo”.

Listo, joven, ¡como nuevos!

Gossypium noctis o el Flaco Rabelais

El hombre, parado frente al espejo, separa las semillas de los meses: junio, octubre, diciembre, aunque parecen, no son los mismos, cada uno de ellos tiene su propio proceso de desgranado, hay que tener cuidado con la bisinosis, respirar es importante. Al final, la fibra blanca aparece y los recuerdos están listos para arroparnos.

Las imágenes del campo algodonero convierten en niño, otra vez, a Juan García Chávez. Sus abuelos son las estrellas que acompañan al satélite natural cargado de luz solar, con la luz que no es suya pero ilumina el montículo que cuida Juan, no vaya a convertirse el trabajo de tantos días en "Algodón de luna".

Flaco perro callejero, fajado como los meros machos, con lentes, plumas en el bosillo de la camisa y un libro como mejor amigo, Juan García Chávez se sumerge en los misterios de la cantera. Desde 1974 llegó a estas tierras y aún anda por ahí escarbando preguntas en las bibliotecas, hurgando entre los pliegues del haber sido.

Nació en Gómez Palacio cuando corría el año de 1957, pero algo ha pasado con esa tierra que lo cubrió de algodón lunar; difuminados, los paseos infantiles aparecen con signos de interrogación: "ciudad donde quedó mi niñez/niñez lejana que poco recuerdo".

Quizá ocurrió que tanto lo atrapó Morelia, que él la convirtió en su ermita, Juan es un fraile, pero muy al estilo de Rabelais, detrás de su quijotesca figura vive un gigante insaciable: "Camino la ciudad cuadrada/oblicua con mi inseparable/sombra/con ella vago como/un ermitaño aspirando/la pátina rosa que empaña/un diálogo de campanas".

"Algodón de luna", así se llama el libro que se terminó de imprimir el 15 de octubre de 2016 en los talleres de la Impresora Gospa; el prólogo lo escribe el filósofo Marcos Edgardo Díaz Béjar y las atinadas ilustraciones, así como la portada, son de Pedro López Cortés. 500 Ejemplares de esta edición que estuvo al cuidado de Carmen Mireille y su enjuto autor.

El poeta me obsequió su poemario para que poetizará mis noches con su lectura, para que escribiera sobre su poética mirada. Poema, poeta y lo poético. Juan García Chávez, todo un personaje desde esta óptica que desgastan los años y que provocan las erratas que tan humanas son: "Juan has envejecido/no eres ya el niño mayor/quien en la olla de barro/menea/menea y menea/el atole para sus hermanos".

Dividido en dos, Algodón de luna y Niña yacente, el libro tiene 34 poemas ilustrados con dibujos en tinta negra. La primera parte, homónima y nostálgica, nos muestra a un Juan García Chávez chamaco, no por la edad, sino por su juego de saltar sobre los siglos, sí, ya son plural, aunque el poeta no es tan viejo como los cerros y los abuelos, el ir y venir lúdico que añora: "abuela siempre presente/de mis recuerdos del ayer".

La otra parte, la de la pequeña enterrada en algún oscuro pensamiento, contiene poemas eróticos. Por esta razón cachonda decía yo que Juan García Chávez me parece muy cercano a Rabelais; en el magro fraile hay algo perverso que contagia y uno quiere acompañarlo, de noche, por esos callejones donde el poeta rindió pleitesía a la vulva del amor: "brisa nocturna que galopa/en nuestras desnudeces/donde queda/y ahonda la sustancia/gemas moribundas/caídas en tu sexo/sexo plegado al sendero/que ya no camino".

Finalizo estas palabras a propósito de "Algodón de luna" con una oración que todos deberíamos entonar, más en estas fechas donde el frío nos acaricia las entrañas, algo de calor y poesía para saborear la fugaz sazón de los días: "Ruega por el atole/ruega por los roscos/ruega por los tamales".

En el cielo, una hermosa mañana

Entre puestos de cañas, fritangas, fayuca y mucha comida chatarra avanzan los religiosos, algunos compungidos, con el rostro inclinado, otros van alegres, mirando al cielo con fruición; el ruido de los futbolitos, equipos de sonido y los juegos mecánicos no merman la fe y la esperanza de los guadalupanos que visten a la usanza indígena, con pantalones de manta, rebozos y huaraches, todo indica que la celebración de la Virgen del Tepeyac está muy cercana.

"La Virgen de Guadalupe es esa larga caminata en donde nos encontramos unos con otros", dice Doña Isabel, anciana sonriente que se trasladó, una parte del trayecto a pie y otra en carro, desde San Juan Nuevo Parangaricutiro a la capital del estado para hacer una primera parada en San Diego, templo ubicado frente a la plaza que luce la estatua ecuestre de José María Morelos, la octogeneria sabe que el 12 de diciembre debe estar en el Tepeyac.

Estas visitas forman parte de las peregrinaciones decembrinas que se dirigen hacia la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, aunque a veces, por falta de recursos y tiempo, los fieles locales sólo viajan hasta Morelia para hacer demostración de su fe guadalupana: "Venimos a pagar una manda, le pedimos a la virgencita que sanara a mi mamá de un cáncer en el pecho, ella está bien ahora, logró vencer a la enfermedad con ayuda de la morenita, por eso acudimos toda la familia a rezarle sus rosarios y a traerle sus veladoras, y también al indio Juan Diego, porque él fue quien trajo el mensaje", habla Juan Asunción, padre de familia que avanza de rodillas por la Calzada Fray Antonio de San Miguel.

En Morelia se encuentra la extrapolada iglesia de San Juan Diego, como ahora es nombrada por los más de sus visitantes, este recinto sagrado en realidad fue hecho por los franciscanos en honor a Diego de Alcalá, seguidor de il poverello d'Assisi y santo desde 1588. La confusión, la ignorancia o simplemente la falta de interés ha hecho que se tomen "costras por ostras", pero a pocos les importa el dato duro, la verificación de la información, la mayoría de los que están ahí sólo se preocupan por agradecerle, o pedirle, a la Virgen de Guadalupe por los favores obtenidos en 2017. Los michoacanos tienen su pequeña basílica en San Diego.

Cada año miles de personas acuden a este templo moreliano para rendirle pleitesía y adoración al Cuauhtlatoatzin, o como muchos lo llaman, a veces despectivamente, "el indio que vio a la virgencita", quien es adorado por extensión del culto a la Virgen de Guadalupe, no se entendería el uno sin el otro. Fue Juan Pablo II quien beatificó, 1990, y canonizó, 2002, a Juan Diego, santo mexicano que tuvo la visión guadalupana, el mensajero de la madre de dios, de la Virgen Morena.

1531 es el año en que se supone apareció la Virgen de Guadalupe, o al menos en eso coinciden varios especialistas (católicos). La Tonantzin, que es el nombre náhuatl que quiere decir "madrecita", fue analizada por Fray Servando Teresa de Mier, o al menos el mito oficial. Después muchos estudiosos se encargaron de desmentir a Servando, y así por lo siglos del papel, amén y amor. Lo cierto, aquello que no se puede negar, es el fervor del pueblo mexicano hacia la Morenita.



Panchito

En las vigas de mis ojos
tengo una hamaca colgada,
en ella descansa tu imagen
que siempre será recordada

Paja por todos lados
en este cuarto amueblado,
parece que estamos bien
aunque no hayamos triunfado

Los refranes son muy viejos
y los cerros reverdecen,
Panchito murióse ayer,
hoy sus sueños ya no crecen.

No te vaya a suceder lo que al alcalde de Lagos

Existe una suerte de estigmatización territorial muy chabacana que trasciende generaciones: los de Monterrey son avaros; cuídale las manos a los chilangos; seguro es narco, nació en Culiacán; no hay nadie más grosero que los jarochos ni más mojigato que los de Guanajuato, "vamos a Cotija que son buenos cristianos y por no perder la sangre se casan primos hermanos", por mencionar sólo algunos ejemplos de esta clasificación peyorativa.

Estas singularidades resaltadas forman parte de anécdotas que intentan demostrar lo acertado del dicho en cuestión. En la narración la exageración tiene el papel principal, mofarse de las desventuras de los habitantes de tal o cual lugar, definir con esto la idiosincrasia local, se ridiculiza al extremo el error del prójimo; los enemigos de los aludidos, generalmente los pueblos vecinos, se encargan de difundir las historias en donde la estupidez, la maldad, la manía y la necedad tienen el papel principal: "Pulgas, lujo y miseria, bienvenidos a Morelia".

Imposible desmentir tales afrentas al carácter de la región señalada, la barda de los años impide mirar la verdad. ¿Quién puede asegurar que Alejandro se paró frente a Diógenes y que éste le pidió que no le hiciera sombra como escribe el otro Diógenes, pero Laercio? ¿Cómo verificar la altura del hoyo donde cayó Tales?

Alfonso de Alba escribió "El alcalde de Lagos y otras consejas", libro que versa sobre "las características privativas" que le atribuyen a los habitantes de Lagos de Moreno, Jalisco, tierra de Mariano Azuela y Pedro Moreno, insurgente que fue abatido en paños menores. Este texto apareció por primera vez en 1957 y su autor explica en la Introducción que concibió la idea del mismo después de leer "Vidas imaginarias" de Marcel Schwob.

"El alcalde de Lagos y otras consejas" está divido en dos partes, la primera contiene los cuentos irónicos en donde Diego Romero triunfa como comediante involuntario. La segunda sección de este libro rastrea el origen y causas de las consejas y analiza uno por uno los escenarios de las mismas, saca sus conclusiones: "Y si bien es cierto que el resentimiento de pueblos circunvecinos engendró la costumbre de atribuir anécdotas, consejas, 'alcaldadas', a los habitantes de Lagos, también es cierto que el tener que padecerlas trajo consigo a los laguenses un pernicioso complejo de inferioridad".

El alcalde Diego Romero mete la cabeza en la pila del agua bendita porque su condición política así lo demanda, no le basta una santiguada; para quitar un nopal de la torre de la parroquia manda construir un andamio y luego sube en él a un buey que devorará la cactácea; este mismo templo es muy castigado por el sol que llega a gran parte del interior, el señor Romero pide a los habitantes de Lagos que empujen la mole unos metros y así evitar al astro rey, las beatas tienen una mejor idea, sacar el sol con chiquihuites. En y para fin: "No te vaya a suceder lo que al alcalde de Lagos".

Puñeta

—Esta navidad las piñatas estarán vacías— reflexionó José, antes de sorberle ruidosamente a su café americano, dos cucharadas de azúcar, crema en polvo.

—Ya no es piñata, es puñeta— agregó Melchor, siempre atento pero con muchas ganas de dar por terminada esta conversación forzada, producto del ir pasando y encontrarse con una sonrisa más o menos familiar. 

—Es la segunda quincena que no nos depositan, seguramente con el aguinaldo pasará igual, ni cómo hacerse ilusiones; los regalos esperarán, queríamos ir a Ixtapa con los chiquillos, ahora tendremos que apretarnos el cinturón. 

—A mí nunca me han dado aguinaldo, pero aún así disfruto el olor de las llantas quemadas en las tradicionales fogatas, la pólvora de los cuetitos, el ponche de pura guayaba con charanda, los parientes borrachos y los recalentados como pretexto para que un montón de gente que casi no frecuentas vacíe tu refrigerador. 

—Sí, tienes razón, estas fiestas son para estar unidos con la familia, perdonar y ser perdonado, olvidar las antiguas rencillas, abrazar a los hermanos, besar a los hijos, compartir la cena y la bebida con el vecino, no hay que ser tan negativos, Pepe, en otros países están peor, ya ves en Venezuela. 

—Todavía no hace frío para tanta chaqueta, apenas es primero de diciembre. Mesero, la cuenta, por favor. 

—¿Te vas tan pronto? Ni le tomaste a tu capuchino— José no la vio venir y quiso retener al antiguo compañero de estudios, pero era demasiado tarde, el comentario político fue la estrella en el arbolito navideño. 

—Había olvidado que encargué el niño Jesús que faltaba para el nacimiento que pongo en mi casa, me lo entregarán en catedral, a las seis, es una señora que contacté por facebook, muy puntual, lo siento, yo pago esto. Me saludas a María, ¡felices fiestas!