Los cerdos interfirieron en mi operación, médico de la tortura, tenía que realizar el corte a cielo abierto, el sol golpeaba a su esposa, fuertemente, la gente quería nadar, nada más. Encontraron la forma de bloquear mi objetivo, de hacerme tropezar para que cayera de hocico, lo que no sabían y no saben, no sabrán, es que tengo la moral comprada, este balneario está lleno de Kunderas, mi pase mágico a la literatura de agua, soy el carnicero de la verdad. Ahora sólo queda sabotear al saboteador, escribir libros y comprar gafas oscuras, que nadie me reconozca en la calle ni en la intimidad. Lo primero que haré será tomar algo frío, el calor y el mar, sudo lo que digo.
sábado, 5 de junio de 2010
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1 comentario:
"Acuèrdate que las ratas no tienen alas...", ni los cerdos...bueno, nomàs los de Pink Floyd..
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