lunes, 10 de diciembre de 2018

Cerezo

El árbol florece en invierno, me acerco a él para florecer también.

Hipogloso

Corto la lengua
de la boca mía
y aún así hablo
con los muros.

La palabra baja
hasta el infierno
porque sólo ahí
puede hacer eco.

¿Qué maldición
ha caído sobre mí?
Pregunto al viento
que pasa con prisa.

El viento responde:
¡Calla, calla, calla!
Pero es muy tarde
para el silencio.

La Biblia

Verga vergazos quería
pito pitote tenía
culo culito cagado
chichi chichota y la teta

nos la metieron pero se la doblamos
nos la metieron pero se la cagamos
se la chupamos pero se la mordimos

pucha puchota peluda
pinga pedorra no folla
mocos con sangre en la leche
carajo cabrón carajo

se la doblamos pero nos la metieron
se la cagamos pero nos la metieron
se la mordimos pero se la chupamos

uei uei uei
chingas tu madre (pendejo)
mamas por puto (no gay)
huevos (yo invito)

y como fin la siguiente línea sacada de la Biblia y citada por Marco Aurelio Denegri en un programa de la televisión peruana en donde se discutía sobre la pornografía:

"Antes de hablar, infórmate".

En la mente del que se queda o de los restos de la empatía

Ves que los latinos se pelean entre ellos, como aquellos otros latinos que vivieron en Roma, pero estos bailan boogaloo y toman cocacola. Ahora los ves y no es el noticiero, están ahí, en las vías del tren, pidiendo una moneda, arriesgando el físico en la avenida, causando penas a los penantes que ya de por sí están jodidos por el solo hecho de estar aquí, entre los vivos.

Son hombres, mujeres, niños, son de carne y sangre y lloran y ríen como tú lo haces. La gente les dice ilegales, pero ellos son la trinidad: emigrantes, inmigrantes y migrantes, aceptas el primer mote, lo utilizas y los señalas: "Son ilegales, ¡que se vayan a su país, aquí no los queremos!", repites con convicción, ésta es la consigna generalizada.

Tú eres latino por ese romance de las lenguas históricamente tocadas, americano porque Américo le dio la vuelta al continente, mexicano, muy mexicano, pero ignoras el porqué de este orgullo futbolero. Te preocupa que dentro de poco vendrán a tocarte a tu puerta para pedirte unos zapatos, una camisa o alguna faena para ganarse un pedazo de pan embarrado de sobras. No les abrirás, que se vayan a otro lado, tienes candados, cadenas y unas piedras en la azotea. Estás preparado.

Antes veías las noticias sin preocuparte, total, ¿en dónde queda Argelia o Afganistán? "A quién le importa", te decías a ti mismo, muy seguro en tu sillón, quizá las diez de la noche, antes de irte a tu cama, calientita. Te niegas categóricamente a compartir algo de lo tuyo, mucho trabajo te ha costado, el trabajo, el sudor de tu frente, el apoyo de la familia, el país que te vio nacer.

¿Cuánto durará esto? Pregunta sensata la que te haces, y sabes que ya no habrá marcha atrás. Y en esa cascada de preguntas justificatorias logras ver tu posición, la vecindad con los Estados Unidos de Norteamérica, esa política caníbal que ha ocasionado el rebote demográfico que estás sufriendo.

¿Y si a ti te pasara lo mismo? Comienzas a sentirte incómodo, los días traen más noticias de esos otros que no son los tuyos. Y vienen más: hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, venezolanos... Recuerdas a tus parientes que viven del otro lado, el otro lado mítico que añoras en silencio, el otro lado que te provoca miedo; las humillaciones que tuvieron que soportar tus familiares para hacerse de su Green Card, hoy tienen casa, camioneta y una cuenta en el banco.

Ilegales, ilegales, ilegales, repites en tu cabeza y terminas sintiéndote culpable, ¿pero de qué? Sales de tu casa, atrás dejas tu cama calientita, la televisión prendida, te diriges hacia las vías del tren cargando una mochila llena de ropa buena, de la que más te gusta, pones ahí unas latas de atún, café, agua embotellada y la chamarra más gruesa que encuentras. Aceleras el paso, urgente es la caridad para ti. Pero no hay nadie, esta tarde no pudiste redimirte con la humanidad, será para mañana, con algo de suerte.

Temerse a sí mismo o mi primer encuentro con Cronenberg-Ballard

Tengo borrosa la fecha exacta, según yo corría con prisa 1996, a mis trece años de edad era ya un asiduo asistente a las salas cinematográficas; en aquel tiempo, Cinépolis era Organización Ramírez y había permanencia voluntaria, es decir, pagabas para ver una película y te podías quedar a verla otra vez o, como hacíamos mis hermanos y yo, te pasabas a otra sala sin que los acomodadores se percataran de esta acción y, así, tenías la oportunidad de ver otros éxitos de Hollywood.

Aunque "Aladdín" se estrenó en 1992, años después la seguían pasando en los cines. Fue la primera que vimos, lo mejor de esa animación era el genio color azul. Cuando comenzaron los créditos nos salimos sigilosamente hacia el corredor de las salas, estábamos en el Plaza Morelia (hoy Escala Morelia), el que está cerca del Palacio del Arte. Entramos a la otra función, una película de Chuck Norris, no sé cuál, y no importa, todas las historias en donde sale este leñador karateka siguen la misma trama: él se retira a algún lugar porque ya no quiere pelear, sucede algo que lo obliga a defender a alguien y entonces regresa a las andadas. Madrazos y barbas.

Todavía podíamos ver una más, siempre se puede. Mismo procedimiento. Esta última sala estaba casi vacía, eramos como doce personas, mis dos hermanos, Josué y Giovanni, se quedaron dormidos. No recuerdo la hora exacta, pero eran más de las nueve de la noche. Desde la secuencia de apertura quedé atrapado. La película se llamaba "Crash", en los subtítulos ponían "Extraños Placeres".

En la primera escena aparecía una pareja follando en un hangar, luego vendrían más escenas de sexo mezcladas con choques automovilísticos, cicatrices y travestidos. Mi encuentro con David Cronenberg y J. G. Ballard. El director canadiense había adaptado el libro del escritor inglés, ambos le estaban dando una gran lección al pequeño Caliche Caroma. Ahí estaba yo, con una erección algo culpable, pues había mucha violencia mezclada con lo sexual, además Elias Koteas, que interpreta a Vaughan, no tiene pene, razón por la que utiliza sus dedos como miembro viril. En fin, perturbación a manos llenas.

He visto "Crash" como unas diez veces, en diferentes etapas de la vida prestada que soy. Cada vez que la veo me provoca los mismos estados alterados, primeramente me excito, luego siento ese miedo que provocan en mí los autos, la velocidad y las grandes carreteras, al final me quedó con esa sensación de abandono, sobre todo con la última parte del largometraje, en donde Deborah Kara Unger, quien le da vida a Catherine, está recién accidentada y James la penetra junto al carro volteado y humeante. Sí, el filme habla de mí, de mi oscuridad, de lo terrible que soy, a pesar de ciertos destellos de luminosidad que veces me acompañan, también las negras sombras y los callejones sin salida son parte del que aquí escribe.

Estoy de acuerdo con Marco Aurelio Denegri cuando dice que conocerse a sí mismo es la cosa más aburrida, pero no está de más saber algunos detalles de nuestro ser-acá. Quien se conoce a sí mismo, se teme así mismo. Con la película de Cronenberg pude darme cuenta, a mis trece años, que no soy una persona normal, y eso me gusta mucho, pero debo tener cuidado, no quiero que me digan pervertido, ¿o sí?

Morir en el sueño de la hermana

Me habló mi hermana desde la CDMX para decirme que había soñado con la muerte mía. Le dije que no se preocupara, aún estoy vivo, bromeé. Después de despedirme de ella con los tradicionales abrazos y buenos deseos, me quedé pensando en esta vida que soy. Vida que va de un recibo a otro, del pago de la renta a la espera de la que viene, deudas, peleas, borracheras y una que otra pérdida material. Esto acabará algún día, o alguna noche, me gustaría morir por la tarde, como en el poema.

También se trata mi vida de los libros que leo, por ejemplo, ahora leo "Historias del tiempo", de Jacques Attali. Tropiezo en el darse cuenta, el sentido soy yo, lo doy yo a las cosas que hago; en mis intereses, mis negocios, las amistades, los amores y los odios, en cada paso que doy hay una dirección, un propósito, una búsqueda, y a veces no hay nada. La muerte le pondrá fin a todos estos asuntos que me definen. Mientras tanto...

¿Qué pasaría si muero hoy? ¿Quién terminará de leer los libros que dejé inconclusos? ¿Mis deudas serán perdonadas? Y los amigos, ¿llorarán por mí? Puedo imaginarme el problema que será para mis parientes, el pago del funeral, la caja de muerto, la sala y el café que siempre se toma en estos eventos. ¿Habrá música en mi velorio?

Tantos pendientes y tan breve existencia. Hoy morí en el sueño de mi hermana, pero pronto llegará la vigilia fúnebre y tendré que decir adiós sin decir adiós, el despertar en la no existencia. Pronto quiere decir incertidumbre, "ahorita me muero sin darme cuenta". Se habla mucho de la cercana relación del mexicano con la muerte, aunque creo que es todo lo contrario, como vecinos enemigos la queremos tener junto a nosotros para que no nos sorprenda, y nos sorprende la muerte. Hay miedo y hay hambre, sé que así es, voy a desayunar mientras puedo.

Es de que

Mi casa un montón de polvo es
y este cuerpo que soy polvo será
Polvo todo lo que toco
Polvo son mis sueños
Las esperanza de polvo está hecha
Arriba de mis libros
En el lomo, canto y pasta
En mis párpados polvo
Polvo que fue civilización
Polvo en las orillas del ser
Polvo mis palabras
Dios y polvo final.

Amor Bravo

Migro a tu corazón
pero sólo encuentro
muros y policías
que me disparan;
insisto y cruzo
por el río,
por la garita,
por el cielo
pasa el avión
de los amantes
legalmente enamorados.

Ya he muerto
en el desierto
varias veces,
pájaros negros
comen mi cuerpo,
espejismo de ti,
¿quitarás la sed?

Migro a tu corazón
sin papeles oficiales
que comprueben
todo lo que te amo;
te quiero a pesar
de ser un prieto.

Taxi de corrido

¿Cuánto le debo?
le pregunté al chófer
me dijo son setenta
y me eché a correr
para no pagar la cuenta

Pero al abrir la puerta
se cayó mi celular
regresar no pude ya
y aquí se acaba el corrido
de este cholo sin igual.

Un niño le pega a otro

Antes de morir
en esa claridad
que nos da el final
entendí el origen
de la podredumbre
lo terrible
lo indeseable
el mal
(el cristiano
y el laico)
supe por fin

Fui yo
todo el tiempo
siempre fue
parte de mí
y seguirá
me seguirá
hasta el lodo
porque polvo no
definitivamente
polvo no

Soy el mal
el asesinato
el robo
el secuestro
la estafa
la violación
el agandalle
(tan mexicano)
el engaño
el incesto

Antes de morir
(porque ahora
estoy muerto)
comprendí
y ahora les digo
les comparto
que ustedes
los otros
también son
como yo.

Salven al león

2001, mi encuentro con el Festival Internacional Cervantino (FIC), la odisea de un morgueliano atolondrado, le entré al mochilazo por primera vez en ese año de torres derribadas, me di las tres en el rock and roll, no sin algo de miedo, ese miedo que comienza en las rodillas, sube por la espalda y se te atora en la garganta; viajé con 100 pesos en la bolsa de mi pantalón de mezclilla y un montón de ganas de echar desmadre y escuchar a La Maldita Vecindad, banda ponchada que estaba anunciada en el campo de la Yerbabuena, paraíso jipiteca que me dio, entre otras cosas, el poderoso tambor, una novia viajera y el aprecio por mi tierra, por mi casa a la distancia, pero vayamos allá, al recuerdo, tanque y rol.

Llegué a Guanajuato por la noche, no podía pagar un hotel con mi flaco presupuesto, así que una de las bancas del jardín que está enfrente del Teatro Juárez sirvió para mis nocturnos propósitos, había lleno total en plazas y lugares públicos de Cuévano (cf. Ibargüengoitia), tuve suerte de encontrar ese lugar en medio del total desmadre. Dormí a pesar del frío, estaba muy cansado, tardé 5 horas en llegar mi destino, fueron tres aventones, por suerte llevaba una chamarra gruesa y dos cambios de ropa que se convirtieron en almohada en esa estructura de metal. Al otro día desperté con el chorro frío de agua que un jardinero poco atento me regaló. Era el momento de conocer el FIC, de hacer nuevos compas y talonear el desayuno, ¡nada me detendrá!, dije para mis ingenuos adentros, desde pequeño me echo porras a mí mismo, cachún-cachún.

Luego luego, afuera de la Comercial Mexicana, encontré a unos tamboreros, escuché el llamado de la percusión y me uní a la tribu urbana. Eran tres vatos de Irapuato, no sé si tocaban bien o mal, sólo sé que en ese momento había encontrado la solución a mi falta de presupuesto, en seguida me ofrecí como ayudante, un profesional del gorro, porque a ellos les daba pena pedir dinero, situación que resultó en mi provecho. La vergüenza se queda afuera cuando el hambre aprieta. "¿Gusta cooperar? De a cinco y de a diez todos traen".

Mis nuevos amigos acampaban en la Yerbabuena, ¡vaya vaya, hijos de su puta madre! El gobierno del estado les había dado casas de campaña recicladas de las lonas de la última elección, todos los mugrosos fuimos beneficiados. La Yerbabuena es una unidad deportiva que se convirtió en un complejo multijipiteca, calculo que había ahí unas 500 personas, qué digo personas, eran artesanos, videntes, músicos, malabaristas y choreros. También les regalaban comida diariamente y los conciertos eran gratis, no sé quién realizó tal gestión, pero se la sacó para mear y sin salpicar.

Para no hacer largo el cuento, más largo, sólo diré que pude convivir con los Malditos en la prueba de sonido, fumé mucha mota y decidí, en ese momento, que la música sería mi amiga para siempre. También me tocó escuchar a Enrique Bunbury (que no me gusta para nada, aunque sí topaba a los Héroes del Silencio), Estopa y un montón de grupos más, entre chafas y xhidos, eso sí, todo gratuito. El rollo de chocolate es que el Cervantino llegó a su fin. Yo ya me había hecho notar con la comunidad jipiosa, taloneaba mejor que cualquiera, era amable y podía hablar con soltura, estaba morro, para algo sirvieron las lecturas y los estudios truncados, Declamador sin maestro.

El último día del Cervas, la banda comenzó a organizarse para viajar hacia la playa, no había pacheco que no tuviera esta ruta: Pátzcuaro, con su Noche de Muertos, música electrónica en Santa Clara del Cobre y luego, of course, Marihuatan (Maruata para los pocos entendidos en las artes del THC). Enseguida me ofrecí como guía por las tierras michoacanas, "pueden caer a mi casa", les dije, oferta jugosa que la mayoría gandalla aprovechó. No sabía bien qué estaba haciendo, cuando se organizó la salida eramos más de veinte marcianos, mujeres, niños y hombres con collarcitos, incluyendo el jipiteca alfa, El Barbas.

Llegamos a Morelia, hoy Morguelia, no sabría decir cómo, pero llegamos, los veinte más algunos refugiados encontrados en el camino. La casa de Prados Mueres se convirtió en un hostal que a todas horas esparcía el humo verde la vida sin semilla. Taloneamos dos días y salimos hacia Pátzcuaro, que nos recibió con los brazos abiertos, para esto ya llevábamos un espectáculo de tambores, fuego y canciones en una lengua improvisada, circo maroma y mota. La neta del planeta es que estuvo muy xhingón el trayecto. Lo difícil vino cuando comenzamos a bajar hacia la playa, la Tierra Caliente no es un territorio sencillo, pero lo logramos. En Nueva Italia nos llevaron a una boda y el novio terminó enamorado de una de las bailarinas, la cosa se solucionó con una mentira, le dijimos que la xhava tenía sida. En fin, llegamos a Lázaro Cárdenas por la ruta de Arteaga, putamadral de curvas, vómitos y padresnuestros.

Y es en Lázaro Cárdenas donde está el corazón de esta historia, corazón de león. Tardamos mucho en movernos del puerto, la gente cooperaba machín al escuchar las percusiones, llevábamos viajando casi un mes y el ensamble sonaba, si no bien, de menos organizado, por eso nos estacionamos ahí, además un nativo se enamoró del Barbas, el jipie alfa, situación que aprovechamos muy bien, el vato tenía dinero y no dudaba en gastarlo con nosotros. Amor de verano por el ano. 

El grupo de los veintitantos se hizo pequeño, quedamos sólo los taloneros, diez o doce, los otros se habían ido derechito a Maruata, por la Panamericana, querían recibir el año nuevo en estas míticas playas, de tortugas y soldados. Los demás acampamos en Playa Eréndira, ahí nos prestaron una enramada, ayudábamos en lo que podíamos a la señora del lugar y, a cambio, ella nos prestaba agua para bañarnos (es un decir), frijolitos por la mañana y sobras de pescado por la tarde. Lo mejor es que nos quedaba muy cerca del centro de Lázaro, donde, como dije, triunfamos cual Juan Gabriel.

En estas caminatas de la playa a la ciudad hicimos varias rutas, eran como 5 kilómetros de andada, comenzamos a buscar atajos, caminos alternos para fumar en el trayecto. En esas estábamos cuando nos topamos con una casa abandonada en medio de la vegetación tropical, nos acercamos para chismear y entonces ocurrió lo inimaginable, escuchamos el rugido de un león, ¡no mames! Primero creímos que la mota de la costa estaba muy buena, y sí, pero luego volvimos a escuchar el rugido. Había un felino enorme en una jaula al lado de la casa, se veía muy flaco, como si no hubiera comido en días, el grito del león era una llamada de auxilio, estaba en la inanición el pobre uei de la selva (que ni en la selva vive, no mamen). Por suerte traíamos comida, atunes, pan, algo de agua, le dimos toño-tigre, de animal a animal. Nos veía con agradecimiento, pero también con desconfianza. El felino atrapado en una miserable jaula en Lázaro Cárdenas. Nos organizamos y dimos aviso a las autoridades, quienes primero no nos creían, luego, de tanto insistir, llegaron con la prensa y el show que se acostumbra en estos casos tan mexicanos. Recuerdo que hasta salió en los periódicos locales, el cabezal decía algo así como "Hippies salvan a León de narcocasa abandonada".

Desconozco a dónde se llevaron al león, a pesar de que preguntamos por él, entre policías, burócratas de Sagarpa y otros funcionarios se echaron la bolita de pelos, sólo dijeron que el león estaba bien, en un lugar seguro. Aunque nos sentimos satisfechos por nuestra acción, y en especial yo, pues fui el que insistió a los otros para ayudarlo, pues los otros jipitecas tenían miedo de que nos acusaran de maltrato animal o tráfico de especies prohibidas, al último no supimos cuál fue el destino del pariente de Simba, he aquí el sacadón de onda. Eso sí, en la enramada de Playa Eréndira nos premiaron con una camaroniza, chelas y hasta las hamacas nos prestaron durante algunas noches.

No llegué a Marihuatan como los demás, agarré otra ruta y decidí irme a Zihuatanejo, pueblo de mis amores y las Yolis, me separé de la manada, con el dinero que había ahorrado del talón pude pagarme un cuarto y me di unas verdaderas vacaciones. El regreso a Morguelia fue terrible, viajé, otra vez,  por Arteaga, no paré de encontrarme con policías, malosos y curvas que me hicieron regresar a la realidad.

Y en ese regreso pensé en el león, en lo que había sufrido, tan lejos de su casa, de los suyos; me sentí triste en el último aventón, pero también me dio gusto saber que ese viaje al Cervantino tuvo un propósito, salvar a dos animales, al felino, a pesar del desconocimiento de su destino final, y a mí, porque sólo con este periplo pude entender lo bien que está uno bajo el techo conocido, por muy humilde que éste sea. Moraleja: No tiren basura, culeros.  

Lógica de noviembre

En consecuencia con las fechas
deberíamos morir
todos de una vez
un hermoso suicidio colectivo
con sus flores amarillas
y sus canciones rancheras
lloronas y brujas
pan de muerto
un tentempié para el camino

El día de muertos
idealmente celebrado
el ad hoc del moño negro
con muchas tumbas
con las más posibles
con el exterminio total
una fiesta de cadáveres
así como va
apestando el planeta entero
como nunca y como siempre

Sin cronistas ni historiadores
sólo un fin sin segundas partes
(sin cal)

Si lo pensamos bien
la vida no sólo es un lento suicidio
también funciona como pandemia
nos reproducimos
con la geometría de las cucarachas
invitamos a nuestros hijos
a esta estibación mortuoria
sangre de mi sangre
muerte de mi muerte

Y si alguien pregunta:
¿por qué no te matas tú
y dejas de estar molestando?
contestaré con una sonrisa
mientras muerdo mi calaverita.

Llanto del décimo mes

Hablaban mucho del silencio
pero no se callaban el hocico
ni cuando estaban solos, los poetas

Presumían sus universales lecturas
y se sentían la última chupada del mango
o la única muchacha del baile, los poetas

Caminaban orgullosos y bien peinados
por la pisoteada avenida principal
para que todos los notaran, ah! los poetas

Pero en las noches de octubre,
cuando la luna abre tantos los ojos
que encandila a ratas y prostitutas por igual,
los poetas se esconden bajo la cama
y, nos les queda de otra, se ponen a llorar.

Alea iacta est con chilito

Hay tantos concursos que
ahora todos tienen premios,
triunfadores "partout"
Las inteligencias
se han multiplicado,
se extinguieron los estúpidos
está de moda ser diferente
Se habla de ciencia
como quien dice Dios,
mayúsculo equívoco
de bata blanca
anunciando una pasta dental
o una crema para las arrugas del alma
Tiendas de conveniencia
en cada esquina,
pero poco convienen
a la economía local
y los borrachos nocturnos
se asoman a la ventanilla
Los hombres matan mujeres
y las mujeres matan hombres,
los perros gatos y los gatos vuelan,
la palabra tolerancia es una broma,
la moda es andrógina
El futbol, la religión y la política
se han convertido en la nueva trinidad,
pero ésta exige más sangre,
más dolor, más violencia
Y se podrían escribir
tantas cosas más,
verbigracia:
los pobres son muy pobres
y los ricos dan limosnas los domingos
Estos versos
son una broma
y de broma en broma
se llega a Roma

Madre y hetaira,
¿qué tan lejos
estamos del último
atajo hacia el carajo?

¿Parpadeas con ella?

La tarde tiene los ojos cansados porque ayer también fue tarde.

De prestado

Cada que bajo las escaleras tengo miedo de no poder subirlas otra vez. Cuando salgo de casa, por la mañana, pienso en la posibilidad siempre latente de no regresar nunca más. Ese vaso tiene agua, tengo sed pero el vacío es terrible. Me he quedado despierto toda la noche para ver la salida del sol, por un momento creí que la oscuridad no se iría jamás. Y si estoy aquí, sólo es por un momento, pues soy materia que tiembla

¿Pueden las mariposas ser gusanos otra vez?

No alcanza el calendario para
todas las desgracias nuestras;
nada crece,
nada florece
en el desierto del olvido,
por eso las lágrimas se resisten
y siguen abriendo surcos
en las dunas de la indiferencia.

La vida desaparecida está
porque los muertos son burócratas
que nada entienden de la palabra amor.

¿Puede una firma devolverle
a la madre el abrazo de su hijo?

Los discursos son insultos,
alcohol sobre la herida,
la risa burlona de las oficinas.

Mejor sería que nos mataran
a todos de una vez,
pues el rencor se acumula
en esta cuesta abajo
llamada México;
en algún momento
el alud aplastará
las cabezas de los verdugos.

Rojas

Con las tijeras
abrí mis venas
y dentro ellas
puras miserias

Glóbulos blancos,
glóbulos rojos,
tengo la sangre
que está que arde

Ya desmayado
porque humano,
sueño contigo,
mi bien preciado.

La edad de oro (para los tontos)

Ya no hay lugar para enterrar a los muertos, pero los vivos siguen teniendo hijos como si les pagaran para hacerlo.

Ya no hay empleos para los licenciados e ingenieros, pero los jóvenes llenan las aulas de las universidades pensando en los millones de pesos que ganarán algún día.

Ya no hay amor en el mundo, pero las señoras envían piolines y Cristo's con rosas todas las mañanas, a pesar de que nadie les responde.

Ya no hay verdad ni justicia, pero los diputados y senadores siguen vistiendo de traje y contratando asesores para engalanar sus infundios.

Ya no hay lugar en el camión, pero el chófer aún dice "recórranse para atrás".

Mi sangre será sargazo

Mi océano, nado en el amor de tu presencia,
naufrago felizmente una y otra vez, me ahogo
cuando no estás aunque estás en todas partes,
recuerdo tu rostro de salada faz que todo mece,
tus ojos peces de colores, la playa de tu cintura
y las profundidades inexploradas de tu sexo abisal,
cachalotes y pulpos gigantes, cariñosos calamares.

Mi amor, te escribo a partir de esta analogía nada nueva
pero sincera, con sus gaviotas anunciando ¡tierra, tierra!
Y yo regreso al abismo, porque allí está la chicha,
que es la calma de tu abrazo húmedo y oscuro,
el diablo es de agua marina con sus cuernos acantilados.

Mi mar, sabes que quiero decir amor, mi a-mar,
vayamos con el barlovento hasta la casa de Poseidón,
invitémoslo a nuestra orgía de sirenas y tritones rebeldes
para que la tempestad sea el clímax del encuentro pelágico.

Y en el litoral de esta pasión de algas-moluscos,
volverme arrecife para acariciarte la corriente;
y si algún insensible marinero encalla su barco
en mi alma de coral, esta sangre será sargazo
y flotaré sobre tu piel hasta que el amanecer
se disuelva en el horizonte y una ola me sumerja
para nunca, para siempre, mar, amor, amar.

Xhingón

La noche mexicana debería ser no un festejo, sino un aniversario luctuoso en donde se rindiera honor a la memoria de todos los desaparecidos, de aquellos que se ahogaron en el mar o en el caño, de los hermanos que por exigir justicia fueron asesinados cobardemente por quien se supone debería cuidarlos; en este paso del 15 al 16 sólo ha habido muertes, no sé porqué se celebra, cuál es el triunfo de este camposanto en forma de cuerno; pura muerte, así ocurrió hace más de 200 años, y se repitió en 2008...

En esta efeméride de luces contaminantes tendría que recordarse con odio a todas las putas madres y a los putos padres que abandonan a sus hijos a su mala suerte, que hacen como que les importan sus vástagos pero sólo cuando les sirven de pretexto para justificar su asquerosa falta de compromiso y responsabilidad. Los hijos que dios te mandó también roban y se prostituyen junto a la bandera tricolor, un perro ladra y luego orina mientras suena el vals que Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó plagiaron.

De la nacionalidad trasnochada cabría, además, señalar la idiosincrasia gandallezca que caracteriza al paisano, el mismo que no da paso sin huarache, que no tiene un petate para caerse muerto, aquél que pide fiado hoy, mañana y pasado; el gran mexicano que se la pasa soñando melodramáticamente y que se ríe de la desgracia de la cual él es el mensajero, ése es el xhingón.

Flatulencias como albricias

Agua y dinero deben fluir,
para que no apesten,
para que no se pudran,
agua y dinero como ríos.

Dijo el sabio Filemón,
con el dinero compras la felicidad y,
si te sobra, regresa mañana,
cuando el de la tienda aún no haya abierto.

En el amor no se fía,
olvídate de la confianza,
porque estos consejos están
llenos de hongos venenosos y apestosos.

Diligere en latín,
love en inglés,
liebe en alemán
y por favor en español.

De cuatro en cinco
voy llenando este saco roto,
reparto las sobras
entre los pobres de ganas
y he matado el tiempo
en la espera de algo mejor.

Sí, soy el que escribe
enunciados detrás del arcoíris,
arco iris,
pues las palabras están hechas
con el cadáver de la realidad.

Movimiento Repetitivo Nocturno

Casi todo en mí 
proviene del plagio; 
si acaso hay algo original,
es este amor que le robé 
a tus ojos negros, morena.

Guía estúpida (y apócrifa) de la ciudad de Morguelia. Segunda parte

Además del patrimonio construido, es decir, los edificios, colonias o puentes peatonales que nadie usa, está también el patrimonio intangible, el metafísico, el cultural, entre otros patrimonios (las feministas lo llaman "matrimonio" y los químicos "antimonio"). En esta segunda entrega de su ambivalente Guía Estúpida, analizaré (mutatis mutandis) algunos de estos otros patrimonios e intentaré rascar un poco la pátina vallisoletana del modo de ser morgueliano, modo de ser con mucho cobre y poca Santa Clara.

1) El olor morgueliano: La mayoría de turistas, principalmente aquellos que vienen de otras latitudes olfativas, son acariciados por el tufo inconfundible de la ciudad de cantera, cantera que huele a calles, muros y palacios orinados desde hace siglos, los morguelianos han hecho de su historia un gran mingitorio. Además, siempre hay un además, las fábricas que están pegadas al Centro Histérico contribuyen a la bella peste (Camus tomó la idea para su novela después de haber visitado el Valle de Guayangareo en 1954). Morguelia, cuasi ciudad industrial, perfumada de modernidad aceitera, harinera, resinera, Quimic. Vapores que se mezclan con el novísimo sistema de drenaje, el vaho de las dos de la tarde. Los ríos navegables, Grande y Chiquito, la brisa en la cara de las muchachas, el humo de los camiones y las combis por sus angostas calles. El olor morgueliano tiene su clímax en el cruce de avenida Madero y la calle Morelos. Imposible perdérselo.

2) El Torito de Petate: Antes hecho de petate, material de palma en el que Cleto fue envuelto, lo de hoy son los Toritos de Plástico, o Toritos de Etilvinilacetato (foami). La tradición se remonta a los primeros africanos que llegaron a Morguelia en el año 1356, fueron ellos quienes fundaron varios barrios en esta urbe, el más famoso de ellos se llamaba Barrio Fela Kuty, actualmente conocido como colonia Ventura Puente. El Torito incluye una danza heteróclita en donde el macho bovino es cortejado por una centauro, un punk y travesti; la comparsa va convidando a los morguelianos para que se unan a ella, para este fin se reparte pegamento amarillo y agua de changunga, se baila al ritmo de una banda regional que toca durante horas la misma canción, "La Peinada", poema que rememora el ágape de una antigua hetaira. Esta fiesta comienza el dos de febrero y se extiende hasta el 25 de diciembre, día en el que se mata al torito y se hace una carne asada al que están invitados casi todos los participantes, menos el apache.

3) Gaspacho (¿o Gazpacho?): Consiste en un cóctel de frutas con queso, condimentado con chiles secos, puyas, serranos, ácido acético, vinagre, sal, condimentos, especias y benzoato de sodio como conservador. Los trocitos de piña, jícama, y a veces mango, contienen el ingrediente secreto que cada gaspachero (¿o gazpachero?) le pone a su creación, eso sí, nunca falta el jugo de naranja y limón. El queso que lleva este elaborado manjar, está hecho con leche de vaca satisfecha, no necesariamente feliz, se ordeña durante las lunas llenas de octubre y sólo se consigue en el Mercado de San Juan, también se le puede poner queso rayado a granel. En Morguelia, los más famosos son los que se venden en el Burger King del Portal.

Nota: No confundir con el gazpacho (¿o gaspacho?) español, sopa fría de tomate con trozos de pimiento y "un algo" de aceite de oliva.

4) Feria Nacional del Libro y la Lectura Michoacán: Sólo comparable con la Frankfurter Buchmesse. Las autoridades estatales han mantenido y mejorado, año con año, un proyecto que trasciende administraciones, colores partidistas e intereses personales. "Leer sobre todas las cosas" fue elegido como lema oficial desde 2003, año en el que fue nombrada Mejor Feria del Libro del Mundo por la editorial Random House Tarímbaro. En este 2018, la administración de la pedagoga, defensora de los derechos humanos y animales, ingeniera en sistemas ortopédicos, poeta e historiadora del arte, Silvia Figueroa Zamudio, preparó una gran sorpresa para los michoacanos (esta Guía fue escrita antes de la sorpresa).

5) Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH): Conocida también como la Casa de Cuna, el Alma Does Not Matter, Unimich, la Nicolaita (¿o nicolaíta?), El Trampolín, CU y la No Autónoma. La institución educativa más importante de Hispanoamérica ha logrado, en un siglo de existencia, lo imposible, casi desaparecer. Sobrevive con lo mínimo en todos los aspectos, austeridad y sindicalismo, son sus dos grandes banderas. El 8 de mayo, lo nicolaitas (¿o nicolaítas?) celebran la rendición del Tercer Reich ante los Aliados, el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa, esta fiesta de paz es organizada en el segundo patio del Colegio Primitivo y Nacional de Papá Noel de Costilla. El escudo de la universidad está compuesto por seis gelatinas con pasas, un helicóptero visto desde el cenit, cinco cucharas para gaspacho (¿o gazpacho?) y un pimiento sobre caldillo de tomate, la unión de España y México, todo esto cubierto con un sombrero 100x, unas trenzas amarillas que abrazan la imagen y al pie su cilantro y perejil.


Continuará...

Guía estúpida (y apócrifa) de la ciudad de Morguelia. Primera parte


Ahora que la capital michoacana ha entrado en la modernidad, con sus topes inteligentes y transporte público ecológico, además de su nuevo gobierno pro-estulticia mestiza, quiero compartir una guía turística que dará luz sobre los edificios de esta gran ciudad.

Debo aclarar que cuando digo "estúpida" me refiero a la etimología, "stupere", quedar paralizado, un poco como sorprendido o anonadado ante un hecho o circunstancia.

Estas son sólo cinco de tantas obras de arte que alberga la antigua Valladolid, hoy no fío:

1) Acueducto: Este maravilloso monumento a las cosas que no sirven, en algún momento fue útil, llevaba el agua a las casas de lo pudientes, hoy adorna y da nombre a una avenida por la que pasan las combis de la ruta Roja. En el inicio del acueducto se encuentra la escultura al obispo cabeza de pelota, personaje que aparece junto a dos desgraciados cargadores del Mercado de Abastos.

2) Catedral: Ubicada en el corazón del Centro Histérico, este recinto de la apostasía, el cisma y la herejía (tríada en potencia) es el pretexto perfecto para que los historiadores venidos a menos den recorridos a los visitantes católicos, por una módica cantidad le doran la píldora al paseante. Muy altas, las torres de la catedral se pueden observar casi desde cualquier parte, a veces, cuando los morguelianos están en sus casas dormidos, en sus sueños alcanzan a vislumbrar estas torres que son el remedo de la señal de los cuernos, aléjate, Satanás. En su interior se encuentra el órgano que alguna vez tocó Keith Jarrett junto a Elton John, además cuenta con una colección de cristos rotos, escapularios y pedofilia.

3) Colonia El Realito: Suburbio norteño que ha venido de menos a más, en últimas fechas los organizadores del Festival Internacional de Cine de Morguelia (FICM) han propuesto al gobierno del estado realizar el encuentro cinematográfico en este hermoso lugar; aunque sus habitantes han sido estigmatizados por su epidemia de cleptómanos, se organiza en las calles de El Realito un festival cultural los días martes y viernes, ahí se pueden encontrar los objetos más inverosímiles, desde un Dalí autografiado hasta pedazos del Titanic. Imperdible su gastronomía y los cafés, sitio de reunión de los intelectuales locales.

4) Monumento al Pene: También conocido como el Obelisco a Lázaro Cárdenas, es una de las setenta y siete maravillas michoacanas. Este Monumento al Pene es un homenaje a las madres de todos los funcionarios de alto pelo de Michoacán. Como el santuario Chao Mae de la diosa Tuptim, en Tailandia, en donde el falo cumple una función protectora, en Morguelia también se le rinde tributo al órgano embarazador. Proyecto que encargó el entonces gobernador Orejas Cárdenas, hijo del General M. Bison, al arquitecto y músico Iannis Xenakis; se comenzó a construir en 1983 y se terminó una semana después. Hay visitas guiadas los domingos y también sirve para que la izquierda michoacana se de besos de lengüita.

5) Iglesia de San Martín de Porras: Esta iglesia enclavada en el corazón de la colonia Industrial es una de las obras arquitectónicas contemporáneas más importantes de la república mexicana. La forma de sus muros emula a una corunda abriéndose, con lo que se rinde tributo a uno de los platos más tradicionales de la cocina tarasca (cuñado Corona Núñez). Muchos de los nativos le cambian el nombre al santo, y en lugar de decir Porras lo nombran como Porres, pero esto es porque la gente industrialeña es muy pacífica y evita los madrazos, las porras. Hay misa diaria a las ocho de la mañana, los miércoles dos por uno.

Eso todo por ahora, pronto les traeré más de la magia morgueliana. Y recuerden, cuiden su capital cultural, porque es lo único que vale, ya lo dijo el sabio Marx: "Hay hombres que son mujeres, esos son los mejores".

Educación pública

—Quien señala la estupidez ajena no queda eximido de la propia.
—¿Eso qué quiere decir, profesor?
—Que he fallado en casi todo.

Itinerario

Quevedo escribió que la vida comienza con lágrimas y caca, considero que le faltó al madrileño decir que no sólo el íncipit ontológico está lleno de nuestras deyecciones, sino que toda etapa humana será mancillada por el agua salada (nuestro mar interior) y el color marrón (o negro o amarillo o gama cromática variable); se nos va la existencia en limpiarnos esas gotas que brotan de nuestros ojos cuando nos entristecemos (y a veces, las menos, cuando nos alegramos en exceso) y en evitar mancharnos cuando vamos al baño para vaciar las tripas. En fin, el resumen del miserable acontecer de alguien, quien sea, en este mundo podría ser el siguiente: llegó, lloró, cagó y murió.

Güiro

Raspé el mundo
lo hice cumbia
guaracha 
merengue 
chacha 
de madrugada 
y también 
bolero. 

Corre, vecina, corre

Lichtenberg escribió una serie de aforismos inspirados en lo que veía a través de su ventana (der Mann am Fenster), yo he hecho algo similar desde hace unos años, pero ahora que abrí la librería y puse estratégicamente la oficina, para poder reparar libros y ver la entrada, las experiencias callejeras se han multiplicado; lo que acontece afuera, lo que pasa, con un poco de atención, es materia muy rica para la reflexión consuetudinaria y para la escribiduría de este anal comentarista.

Verbigracia, tengo unos vecinos a los que no les había prestado suficiente atención, ¿cuándo empeña uno su atención de manera suficiente? Estos compañeros de cuadra son una pareja de esposos más o menos jóvenes más la madre del macho golpeador, del hombre. Esta señora es de esas mujeres que se niegan a aceptar el paso del tiempo y la obstinación en el arreglo personal denota una añoranza patológica del tiempo pasado, por supuesto, porque fue mejor, según el "espejito, espejito". Todos los días, esta pareja de tres sale a caminar, la nuera-esposa empuja una carriola que no lleva ningún niño adentro, sólo un montón de trapos o que sé yo, no he llegado hasta el fondo de la carriola; al lado va el marido boxeador conyugal y la mamá de éste los sigue a unos cuantos pasos, hay sigilo, como si la señora fuera a atacar en algún momento.

Esas caminatas se convierten en persecución. La esposa, sin saber cuándo va a pasar, corre, el galán alfa va detrás de ella insultándola, y la mamá viene al último, sonriéndose de la escena en movimiento del matrimonio círculo vicioso. Esto pasa por la tarde, al caer el sol, es la hora del té de estos tres. La rutina del trío me intriga, ¿por qué tienen que salir a pasear con un carrito de bebé sin ídem y por qué estos paseos van aderezados con tanto improperio y burlas de la suegra bendita? No lo sé, pero estas visiones acústicas me han sugerido más de una frase célebre que a continuación comparto, para el deleite de los lectores, tan chismosos como yo, tan campanas como el tan-tan:

1. El amor es una persecución llena de insultos. 
2. Las personas necesitan que las insultes para saber que son personas. 
3. Nada más hermoso que casarse para vivir con los suegros.
4. Si el chisme es el agua, las calles son los ríos. 
5. Hay hombres muy machos que aún tienen madre.

Nublado

Nació el día que Mickey Mouse murió, llovía porque julio; justo en el momento del deceso del ratón más rico y más inexistente que jamás haya conocido la historia de los dibujos animados (ánima), cayó agua del cielo y él nació. Los que lo conocen, saben de su aversión a las duchas frías que son gratuitas en esta época del año y de este lado del mundo, aversión que tiene desde aquella primera vez. La muerte, la vida y la lluvia.

Cada vez que alguien nace, otro más muere, es casi como una ley de la naturaleza, una regla inviolable, pensó en este lugar común y abrió el paraguas, hoy era su cumpleaños y estaba nublado.

Ve y tráeme

A estas horas
putrefactas ya
porque se nombran
porque se dicen
las niñas estudian
acentos y las tablas
el abecedario casi inútil
leen en las escaleras
pequeñas lecciones
y la madre absoluta
con su brazo metálico
está entre la sopa y el caldo
y llama a una de las niñas
una es cualquiera
le da cien pesos
medio kilo de tortillas
una raja de canela
cocacola bien fría
de lata (la otra sabe a plástico)
la niña y el billete viejo
el tiempo del mandado
el cambio mal dado
la tendera abusiva
la niña va
la niña regresa
la niña va
el reclamo
el llanto
sin aprenderse la tabla del 4
o la raíz cuadrada del jazz.

Pluviales

Tanta agua
y muy pocos
baños para tirarla
(las deyecciones en claro líquido)

El río de lágrimas
se desborda
por la madrugada
(las ratas están tristes)

Llueve una vez más
y aparecen escamas
en la dermis de los vecinos
(algunos son lagartos pero no atacan).

CR es mayor que HH

Después viene
Tormenta
con toda
su calma

¿Por quién
habrán votado
los futbolistas?

La vida no tiene
medio tiempo
entrenador
ni conteo rápido

¿Y el sufragio
de los astronautas
mexicanos?

Entre las piernas
de la democracia
viven ladillas
y la Victoria
jamás canta temprano.

Asueto

Leí el anuncio en una esquina:
"Vulgar vate vende barato
sus versos, a veinte varos,
vienen con vómito verde
y una vara como verga"

Y fue entonces que creí que pensaba:

Bien valdría una balada,
viejo vino de la vieja,
en un bar de bacanales
con sus vocales borrachas

Mas nada de esto es cierto,
la verdad de vacaciones
y la vida viene viene,
estacionada en doble fila.

Silencio a la hora del diablo

La palabra mundo
le queda muy pequeña
al mundo

Entre extorsiones
y campañas me veo,
doy tristeza cuando
el fisco se acerca a
pedirme alguna moneda

Por más que trato
no puedo,
debo
pero no puedo,
creo que pienso,
pero no es cierto

La palabra mundo
le queda muy apretada
al mundo

La vaca muge,
el perro ladra,
yo callo por la madrugada.

Sistema límbico

Hace unos días estaba esperando el camión ruta Santa María en la calle equivocada, me paré en Virrey de Mendonza, mirando de frente a la Farmacia Similar que está sobre Lázaro Cárdenas, la calle correcta es Vasco de Quiroga, pero siempre me confundo.

Ahí estaba yo, deleitándome con los cientos de rostros que iban y venían, me detuve con los ojos en una muchacha que empujaba un diablito, esas carretillas de carga en las que se pueden llevar miles de cosas, transportaba detergente Ace, como unas veinte bolsas del quitamanchas textil de pronunciación ambigua, los carros avanzaban en la avenida y ella iba hacia ellos.

No se dio cuenta de que estaba el verde en el semáforo, la muchacha tampoco logró ver, oler y escuchar al enorme camión de pasajeros que se aproximaba por su costado izquierdo, tuvo que sentir el metal encima, la alteridad del golpe avisa; "¡eh, párate, cabrón!" y otras frases de los transeúntes atentos dirigidas al chófer para que frenara. Frenó dos metros adelante, una buena arrastrada se llevó la chamaca, pensé en lo peor que siempre va acompañado de tripas, sangre, sesos.

¿Qué le pasó a la joven? Nada, ni un rasguño. El diablito la salvó, la carretilla cayó de lado y protegió el cuerpo de la hoy viva; la gente se acercó para auxiliar a la muchacha-chava-morra-chica-que-trabaja-en los-abarrotes-de-por-ahí-cerca que reía frenéticamente, sí, carcajada tras carcajada, sin contestar a los ¿estás bien?, ¿no te pasó nada?, ¿cómo te sientes?

Descarto el uso de drogas en horario laboral, creo que la impresión del accidente le alteró los nervios; su presión arterial, la glucosa y demás tuvieron un colapso, subieron, bajaron, ¡dios bendito!, el madrazo inesperado derivó en un ataque de risa, el fallo del sistema límbico de la muchacha le produjo un ataque de risa, chistosa reacción al arrollamiento del Mil Cumbres verde moreliano.

El chófer estaba blanco cuando bajó a ver el cadáver que no, corroboró "lo gracioso" de la situación y le reclamó a la víctima del atropellamiento, "¡estaba el verde, quién sabe de dónde salistes! (sic)", ella agarró sus detergentes marca Ace, los acomodó en su vehículo de dos ruedas y se retiró del lugar, todavía riéndose, como si ahí, en el cruce de Lázaro Cárdenas y Virrey de Mendonza, de sur a norte, no hubiera pasado nada.

Profetas culturales

Los profetas culturales de los últimos tiempos
pregonan en cada esquina de esta ciudad
que sólo siguiéndolos podremos salvarnos
de la decadencia apocalíptica en la que vivimos

Pelean entre ellos para demostrar quién es más "verdad"
y son capaces de asesinar a sus hijos o comerse a su madre
con tal de que les creamos y nos unamos a su iglesia (partido)

Pero yo quiero hacerles algunas preguntas
desde lo más profundo del abismo de las dudas
saber qué libros han leído
saber qué música escuchan
a cuántas obras de teatro y óperas han asistido
quiénes son sus pintores predilectos
quiénes sus directores de cine preferidos
cuántas horas al día miran el cielo y las estrellas

Porque la mayoría del tiempo sólo están profetizando
diciendo que la cultura es así y no de otra manera
como ustedes aseguran y no como los peatones creen

Hay otra pregunta antes de estas frívolas cuestiones
queridos profetas culturales
quisiera saber si alguna vez
se han asomado a los ojos de un artista
y han percibido la multitud de su mente
la muchedumbre de su imaginación.

A propósito de la ola de calor de Katsushika Hokusai

Me pasa que sigo respirando pero no sé cómo ni porqué, me lanzo a la tienda en búsqueda del sentido de la vida y le achaco todas mis broncas a Don Caras, éste me pregunta que si voy a querer algo más, ¿voy a querer algo más? Me cuesta dieciocho pesos pensar en eso otro que no entiendo, pasa que siempre me estoy enamorando y el odio también me pica las costillas, ¿por dónde comenzar la explicación de mi corazón?, podría decir sístole, diástole, chale y rechale, pero mejor salgo de la tienda y regreso a la casa con la bolsa de plástico contaminante llena de dudas. Ya casi son las seis y sigo vivo.

Gané

He fracasado en casi todo lo que hago, excepto en fracasar.

Enfoque

Me sumergí en el pantano para preguntarle a la rana qué es la democracia, me contestó la malvada, muy segura de sí misma, que en la marisma todos parecen príncipes valientes, pero mirados de cerca no son más que gusanos pestilentes.

2070

Hoy 21 de mayo del año 2070 cuando Caliche Caroma se encuentra exactamente a 5 meses de cumplir 87 años de vida ininterrumpida. Hoy querida concurrencia, reconocemos su larga, muy larga trayectoria. Lo reconocemos a él que siempre le han gustado las palabras y el mezcal, que, así como a algunos les gusta bailar danzón o ver el futbol, a él, le han gustado las letras, las de cambio que lo han sacado de apuros, las escritas, o las que viajan por el aire en forma de canción y las ha hecho volar en metáforas, relatos, crónicas de su colonia y su ciudad.

Hoy celebramos que aún tenemos entre nosotros a este hombre que aún puede andar en bici, pese a su avanzada artrosis. Y que pese también, a todos los embates que ha sufrido su estoico hígado, aun puede beber litros y litros de mezcal y cerveza artesanal. También nos congratulamos de que no padece disfunción eréctil y que su dedo por fin detuvo su loca carrera de inexplicable crecimiento.

Hoy contamos con la presencia de un escritor que ha sido galardonado en diversas latitudes. Rey de los cruceros, del son y las sustancias toxicas. Este gran literato que después de llevar el ritmo en un cajón peruano, después de fumar bosques como dijera Tin Tan, de ver una película de Tarkovsky, de leer a Reinaldo Arenas, se iba a encontrar a solas con sus amantes eternas, las palabras, las frases sin rima, pero con melodía, las historias de sus amigos muertos y sus perros.

Hoy sabemos que gracias a su gran dedicación y legado la calle principal de la comunidad del Lometón lleva su nombre, es decir, su seudónimo ya que como muchos de nosotros sabemos jamás le ha gustado el Carlos y por eso hoy en este pintoresco municipio de Tarímbaro encontramos que varios de sus habitantes tienen su domicilio en la calle Caliche Caroma número 23, 40 o 18 según sea el caso, en honor al gran letrólogo e inventor de las famosas y míticas genuflexiones verbales.

Que, así como los griegos crearon sus palíndromas, los japoneses sus haikus, los italianos el soneto; los michoacanos tuvimos nuestras genuflexiones verbales que gracias a este carismático y divertido filósofo de profesión, músico por diversión y escritor por convicción dieron la vuelta al mundo.

En el año 2018 su libro Morguelia, fue llevado a escena y al cabo de 5 años se tradujo a más de 6 idiomas incluido el purépecha, náhuatl, tzotzil y el no menos importante y paradójicamente llamado caliche, caló o tatacha.

Entre los innumerables logros del citado artista hoy estamos aquí reunidos por el no menos importante acontecimiento en la vida creativa del autor, que es la entrega de su libro de oro, por más de 20 000 mil copias vendidas sin recurrir a la payola.

En la situación precaria en la que se encuentra hoy nuestra comunidad lectora, teniendo que recurrir a este tipo de reuniones clandestinas. Como la de hoy, en la que nos encontramos para abrazar a nuestro líder espiritual, a nuestro dirigente poético perseguido y repudiado por no acatar las autoritarias, absurdas e impositivas medidas tomadas por la analfadictadura, que prohíbe la venta, compra, realización, edición y consumo de objetos escritos.

Por lo mismo esta noche los invitamos a adquirir esta edición especial y limitada, sólo para coleccionistas y conocedores, no lo piense más, sumérjase en esta espectacular experiencia de tener este ejemplar entre sus manos que lo hará reír, llorar, pensar y sobre todo leer, ejercicio que cada vez es más difícil de realizar hoy en día con la implacable persecución de la guardia anti-libro que nos prohíbe este delicioso acto lleno de placer y gozo. Desde aquellos añorados años del libro vaquero y las maravillosas aventuras de la editorial Vid, que no teníamos la dicha de disfrutar de estas joyas de la literatura planetaria.

No lo piense más y adquiéralo hoy por un precio inigualable, ilustraciones inmejorables del maravilloso artista gráfico Sebastian Portillo. ¡Comuníquese a los teléfonos que aparecen en pantalla, no se quede sin vivir esta inenarrable experiencia y llame YA!

Caliche Caroma y la retórica de un poeta

Por: Jorge Arturo Reyes

Gris es toda teoría, 
y verde el árbol de oro de la vida.
Goethe

Sentado junto a una piedra caliza, sin charanda, dando pasos del verso propio al verso ajeno, esta tarde pronuncio palabras para evocar la obra de Caliche Caroma, específicamente, el libro de Morguelia, sol negro de la poesía michoacana que el día de hoy nos convoca en este hermoso teatro, Ocampo de mis amores.

Caliche, amigo de letras y andanzas literarias, de madrugadas con sueños insomnes y dramas no consumados; es un gusto bárbaro estar aquí, en esta mesa presentando tu más reciente material, es tanta la emoción que hasta me peiné como lo haría un vero poeta, también lo hice por nuestra hermandad compaginada en Diablura ediciones y porque alguna vez, al igual que tú, quise titularme en la Facultad de Filosofía.

Sabes, tampoco tengo dinero para resucitar a los muertos, creo que por eso escribimos poesía equiparable a un réquiem de cantina; a letras sin corona pero con harto cempasúchil y mezcal, porque como bien dices: No hay avenida que no lleve al panteón. Y es que como poetizó Efraín Huerta:

…el alba negrera se mete en todas partes:
en las raíces torturadas, 
en las botellas estallantes de rabia,
en las orejas amoratadas, 
en el húmedo desconsuelo de los asesinos, 
en la boca de los niños dormidos.

Y en ti Caliche, la rabia se metió en tu escritura, en nuestros corazones y en el rostro de la vida. Tu rabia es contra la formalidad, la academia recalcitrante y la monotonía escritural, tus textos son crónica de vida hablando más allá del temblor de un verso sencillo, como muestra simple el título de tu libro, Morguelia, mezcla implícita de dos sustantivos donde escribes una declaración de amor y odio cifrado a Morelia, oculto como la rabia que sientes contra el que margina, contra el leguleyo y el espía de la muerte.

Miedo, en este país todos tenemos miedo. Todos, menos aquel que trae consigo la ventaja de su intuición poética, del lenguaje que todavía no se ha privatizado en la moda y en los premios literarios; del lenguaje que anuncia a los hombres del alba, a esos infrarealistas que siguen dando cuerda para ahorcarnos con su hilo poético o mejor aún, con su recuerdo cálido: Ramón Méndez, aprovecho este acto para decirte que seguí tu consejo, me conseguí una novia y me casé con ella; todo antes de que la nada nos ahogue en el vértigo de la eternidad, en los andenes de su arte poética.

Caliche, por ti supe que aún se escupe en la escalera y el pasamanos donde Ocaranza maldijo tantas veces, que en Villa Madero venden tacos de ubre y que aún se conserva la costumbre de ver al Colegio de San Nicolás como en el hígado de la ciudad de Morelia. Caliche, por ti supe que

La poesía está envenenada como el agua de los 
ríos que nacen en las nubes, y nos llueven 
poemas que deshacen nuestras camisas de fuerza 
La poesía tiene venas hinchadas, testículos negros; 
rasurada la poesía, comezón a todas horas
Poesía venida y arrastrada, los mercados con sus
Nerudas, Cernudas, frituras, fritangas, pasta dura
Los poetas huelen a sangre de zancudos, decir es
que este líquido rojo alguna vez fue poesía.

Porque en tu palabra está el pensamiento, el otro y también el símbolo muerto. La lucidez de la indignación entregada al verbo, al lector capaz de ponerse la capa del escepticismo académico. Entonces, Caliche, antes de que revientes de ira, alcohol o palomas, a lo michoacano, sigamos hablando de la poesía y que Sergio Camacho nos ayude con Foro 4, así confirmamos que lo único que en realidad nos pertenece son los huesos y la carne, ambos en peligro constante, en medio de un mar de oficios y voces inocentes donde la identidad es líquida y la violencia sistematizadora es el lado moridor de la realidad, todo en nombre de la democracia y el libre mercado que estrangula a la palabra que denuncia, porque hoy en día, respirar no está de moda.

Entonces, Morguelia es un libro que está numerado como un espejo de encanto diabólico y sueño multiplicado en la geometría de la enajenación, a lo largo de él eres capaz de engendrar una espiga de dolores y esperanzas, haciéndonos saber que somos como tú, una fe de erratas:

Soy una fe de erratas
Dios es mi corrector de estilo
Mala sintaxis mi existencia
El perdón demasiado tarde

Al otro día cuando nadie lee
Aparecen las letras pequeñas
En la página tal, donde dice…

En el principio fue el verbo mal conjugado
Pero se fue a impresión sin revisar
Por eso tengo acentos donde no
Le faltan preposiciones a lo que soy.

Y ¿qué eres?, ¿qué somos?:

Residentes de Morguelia, el país de las rodillas satánicas, donde Beethoven le habla al río Cupatitzio mientras bebe charanda sobre una piedra caliza; porque la soledad no sabe de nacionalidades, migra, pasa de cuerpo en cuerpo, de ciudad en ciudad, de verso en verso, todo hasta llegar a la oscuridad de Heráclito, a la genuflexión verbal, al Quijote que pelea con libros a pesar de que sabe que perderá; no obstante, Caliche, esta tarde te doy el triunfo literario.

$478 pesos, ¿es lo menos, di?

El patrimonio cultural de la humanidad es una calamidad, un calambre de la arquitectura-copia que pone tiesa la mirada, ostracismo voluntario en el rincón de Prados Verdes, traigan ya esa botella, camaradas anacrónicos, las pensiones son para los carros. 

Morelia como cuna de la podredumbre institucional, tierra apestosa a partido político y ríos muertos, se revuelca en el charco de la corrupción y hace ¡oinc, oinc!, su palabra-descompuesta favorita es pipí-popó, aunque hay quien dice que la mejor palabra es chambrita y se teje en la calle Eduardo Ruin. Casi todos los moralinos son del norte, chilangos y marcianos, vienen acá porque en sus ranchos no hay guacamole. 

Tranvía de la calle meada que transporta turistas con la boca abierta: "Aquí se aparece el fantasma de Ocaranza y en aquel edificio venden menudo los domingos"; los guías hablan de la cantera fría en donde los pobres diablos piden limosna, también informan de la catedral, $2000 pesos bautismo, $5000 pesos, boda, $10 000 pesos el cambio de sexo. 

Y dicen los empresarios que son los políticos que son los dueños de esta ciudad: "Privaticemos la dignidad y peatonalizamos ese culo". Tres nombres en este dieciocho de mayo: Guacarangueo, Cagadolid y Morguelia. Fuentes y bancas bailando la danza del folclor del centro histérico, el tradicional viejito te pone los productos gringos en las bolsas rompe fácil, la asepsia del centro comercial, proyecto municipal a coito y plazo. 

Reminiscencias de Goethe, Fausto siempre será priista aunque se vista de Pellejo. Por el acueducto corre la orina, el OOAPAS queda fuera, se inundó de mierda y el agua llega un día sí, tres no. Las tarascas son pirindas, chichotas robadas hace medio siglo, las tarascas son chichimecas petrificadas, hoy sedentarias, las tarascas son un puré de pseudo tradiciones y fondo para quincea-ñeras. 

Arquitectura: Lo histórico parece un chiste sin chiste y se (cantera) roza la ingle con el Ruta 1 de su desgracia, camiones de humo negro en el pasado Organización Ramírez, presente Morenista y futuro El Realito. Casas de Estudiante, antes puño y lucha, hoy puro abogado, baile en La Burbuja. Estas casas de piedra que se pelean universitarios y políticos, llega algún rico fotógrafo y joto, paga lo que hay que pagar y se lo renta a la UNAM. Sorry, mama! ← Inglés. 

Morelia de las mafias que controlan la universidad llena de zorros, zorras y zorritos. Don Hidalgo camina con gallardía, se sienta en los portales, hojea sus periódicos (cada vez menos), pide un cortado, se quita un pelo de la nariz que asomaba peligroso, ahora sí, a ver las nalgas del respetable femenino y alguno que otro muchachito discreto. 

Los sindicatos andan en la del Madero Espiritista, madero atravesado en la avenida, ¡déjame pasar, cabrón!, porque cada moreliano debe tener, por lo menos, dos carros, soy el xhingón de xhingones y tengo amigos en la Cocotra, Staspe, Sueum, Spum, ¿cómo te quedó el cheque?. 

Festejos y fuegos artificiales, artificio con maripositas aunque las maripositas sean de otro municipio: bailarinas del libramiento, bailarinas del cinturón que va del Metropolis a Villas del Pedregal, bailarinas locas en la cola del ayuntamiento, el recibo de la luz es verde, el agua (supra), el predial supositorio, la tenencia de Santa María huele a flatulencia de hace ocho días. 

Porque vivir en esta bella ciudad tiene su precio, ¡caro, amigo Séneca, caro! Los diputados locales están tristes porque no pueden dedicarse a lo que de verdad les gustaría hacer/ser: Amos del Universo. Changos en el zoológico, putas en la Soterraña, sifilíticos en Altozano. Morelianos que sueñan con opíparos sueldos mientras le jalan el pescuezo al cisne, su seguridad segurea en el ano de algún transexual de la Nocupétaro. 

Llueve ya, suba sus cosas al segundo piso y si no tiene, prepare su papel de víctima. Aquellos que chupan las tetas de esta vaca moribunda y loca llamada Morelia, aquellos le van al Monarca, patrimonio mamatorio de la comicidad.

¡Bella Morelia de mis amores!, así dijo el asaltante de la ruta Rosa y le disparó al chófer frente a los pasajeros, uno de ellos aún no pagaba los nueve pesos, quizá para el próximo año sean diez.