lunes, 10 de diciembre de 2018

Corre, vecina, corre

Lichtenberg escribió una serie de aforismos inspirados en lo que veía a través de su ventana (der Mann am Fenster), yo he hecho algo similar desde hace unos años, pero ahora que abrí la librería y puse estratégicamente la oficina, para poder reparar libros y ver la entrada, las experiencias callejeras se han multiplicado; lo que acontece afuera, lo que pasa, con un poco de atención, es materia muy rica para la reflexión consuetudinaria y para la escribiduría de este anal comentarista.

Verbigracia, tengo unos vecinos a los que no les había prestado suficiente atención, ¿cuándo empeña uno su atención de manera suficiente? Estos compañeros de cuadra son una pareja de esposos más o menos jóvenes más la madre del macho golpeador, del hombre. Esta señora es de esas mujeres que se niegan a aceptar el paso del tiempo y la obstinación en el arreglo personal denota una añoranza patológica del tiempo pasado, por supuesto, porque fue mejor, según el "espejito, espejito". Todos los días, esta pareja de tres sale a caminar, la nuera-esposa empuja una carriola que no lleva ningún niño adentro, sólo un montón de trapos o que sé yo, no he llegado hasta el fondo de la carriola; al lado va el marido boxeador conyugal y la mamá de éste los sigue a unos cuantos pasos, hay sigilo, como si la señora fuera a atacar en algún momento.

Esas caminatas se convierten en persecución. La esposa, sin saber cuándo va a pasar, corre, el galán alfa va detrás de ella insultándola, y la mamá viene al último, sonriéndose de la escena en movimiento del matrimonio círculo vicioso. Esto pasa por la tarde, al caer el sol, es la hora del té de estos tres. La rutina del trío me intriga, ¿por qué tienen que salir a pasear con un carrito de bebé sin ídem y por qué estos paseos van aderezados con tanto improperio y burlas de la suegra bendita? No lo sé, pero estas visiones acústicas me han sugerido más de una frase célebre que a continuación comparto, para el deleite de los lectores, tan chismosos como yo, tan campanas como el tan-tan:

1. El amor es una persecución llena de insultos. 
2. Las personas necesitan que las insultes para saber que son personas. 
3. Nada más hermoso que casarse para vivir con los suegros.
4. Si el chisme es el agua, las calles son los ríos. 
5. Hay hombres muy machos que aún tienen madre.

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