lunes, 10 de diciembre de 2018

Itinerario

Quevedo escribió que la vida comienza con lágrimas y caca, considero que le faltó al madrileño decir que no sólo el íncipit ontológico está lleno de nuestras deyecciones, sino que toda etapa humana será mancillada por el agua salada (nuestro mar interior) y el color marrón (o negro o amarillo o gama cromática variable); se nos va la existencia en limpiarnos esas gotas que brotan de nuestros ojos cuando nos entristecemos (y a veces, las menos, cuando nos alegramos en exceso) y en evitar mancharnos cuando vamos al baño para vaciar las tripas. En fin, el resumen del miserable acontecer de alguien, quien sea, en este mundo podría ser el siguiente: llegó, lloró, cagó y murió.

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