Cómo me gustaría haber estudiado matemáticas y que no hubiera tomado esa noche. Regresar el tiempo para no hacer sufrir a mis padres. Lloro. Si tomas no leas a los clásicos, tomar filosofía es chingar a la salud mental pública. Salud. Veo los ojos que me miran, que me hablan con los parpadeos intermitentes del silencio frío de la incertidumbre. Su mirada. Precisa como el vuelo de la mosca, se acerca a mí, toca mi hombro. Es mi hombro y es ella: La Muerte. Sé que es mi muerte, pero también sé que nada me pertenece y que la existencia es una palabra-puente, ¿qué palabra no es puente? Los ojos ya no miran, la boca ya no habla. Ahora el Silencio le ha hecho el amor a la Nada. De lodo estoy hecho, tierra en los ojos mezclada con agua. De la visitación del niño Jesús a los templarios tropicales o de cómo es que la drogadicción es mejor que las ferias del libro que organizan los hombres con un testículo nada más y nada menos, primera parte. El texto es una manta, cúbranse con él. El mundo es por definición artificial, nada en él es en sí y por sí mismo. Nosotros: mundo. Somos artificio. El lenguaje es artificio, enseña a la vez que oculta, ¿a poco no, Nietzsche? La naturaleza sostiene al mundo, el mundo no es la naturaleza, aunque es parte de ella, el mundo se da en ella. Hay un orden en la naturaleza. Oh santa, Docta Ignorancia de Sócrates calumniado, envenenado por el mundo. Ahora un poema: Paloma que matas. Sacas los ojos del cuervo. La tierra llena de sangre está. Mesa al que más aplauda. Un humus primordial, tierra madre chingada, a la chingada Octavio Paz y Jaime Sabines, piedra de sol que me la fumo en un foco; los amorosos son sidosos porque hay siglas que son sustantivos. Diógenes busca trabajo fácil en el aviso económico, qué retórico, el humus se queda suspendido en el lapsus de esta máquina que trabaja para no trabajar, de esta línea que quiere ser círculo. De este humus primordial se desprende nuestra parte no artificial y así se puede predicar de todas las cosas, los químicos lo saben bien, Primo Levi cibernético. Nuestro artificio, nuestro mundo, cromatismo positivo-negativo. Intento de creación y creatividad, PORQUE LOS INTENTOS ESTÁN LLENOS DE VIDA; la muerte transformadora, PORQUE LOS INTENTOS ESTÁN LLENOS DE MUERTE. Esta dualidad está presente alzando la mano, de a cholo, pero esta dualidad es multitud. Revalorizar la vida es revalorizar la muerte. Los intentos son las ciudades, las guerras y sacrificios, también son los libros, cuadros, canciones, zapatos, un policía, un abrazo. Hay intentos que ya no se deberían intentar. Una contradicción que persiste, un darse cuenta de la caída inevitable en este despertar de la conciencia diabólica, satánica. Lo deseable es no caer tan rápido, me lo dijo Heidegger. Un besito. Hay una tensión en cada uno de nosotros, lata de tensión alta. Ciencia, filosofía, literatura, rezos, poemas, reclamos, protestas, edictos, insultos, condenas, manifiestos, dichos, matemáticas de la carne molida porque un carro te puede atropellar, ¡echar carro pues! Me cago en los partidos políticos, me cago, como lo hizo la Congelada de Uva, en la cara de los falsos poderosos que salen en los anuncios repetitivos, no rítmicos ni dinámicos son, matarile. El oro es un beso en la frente de la metáfora. Porque ahí están las tumbas y los libros. Rubén Blades se lo dijo a Sabato, la juventud. No sólo la memoria nos los reclama, corazón y estómago alzan la voz, esto es una metáfora corpóreo-espiritual. Transgredimos porque vivimos. ¡Viva Ricardo Flores Magón, viva el refresco de cola! Quinientas palabras son la meta y no la cumplo, la aspiro, no la cumplo. Dormido frente al refrigerador, oníricos frigoríficos. Rotas las estructuras lógicas y no las flores de la película que algunos han visto. Tengo estructuras lógicas quebradas sosteniendo un edificio en ruinas, mis pseudo argumentos poéticos y meados. No gano concursos, únicamente sirven para desvestir muchachos discretos. La coherencia no es mi fuerte. Creer más que razonar. Prefiero la sazón que la razón. Pero me gusta el juego de la lógica. Saqué un nueve en la escuela. La escuela es medieval. El nueve es un número masón y pitagórico, también es un número límite, los gringos quieren privatizarlo. Los pitagóricos no son medievales. Los masones son panzones dialécticos y herméticos. Si escribo "perro" entonces ladro. La basura pasa a las seis si y sólo si el campanero no se queda atrapado con el del camión en una guerra de besos tierracalenteños. A veces es necesario matar y también el tiempo. La consecuencia de todo esto es negativa, se descartan los círculos coloreados. Me dijeron: Ya está ocupado el puesto de Dios. No nos dice nada acerca del mundo, por lo "tonto" no sirve. Vaya usted a la escuela de derecho, funde un partido político. Hágase mago. En última instancia, si no le queda otra opción, chingue a su madre y sea feliz. Esta rutina de escuchar las noticias por la mañana me tiene marcado el abdomen sentimental. Cuántas cosas tan feas por la mañana sin desayunar. Esta rutina de soportar toques en los huevos acabará por volverme homosexual de la dignidad. Tomo un vaso de leche y se lo lanzo al aparato que hoy anunció una nueva reforma. Esta rutina de lanzar vasos de leche terminará cuando tú me beses en la frente. Una montaña rusa le dijo a una montaña mexicana: Las nubes rosan las rosas que tengo en la cabeza. El caballito de mar se fue a vivir solo en el desierto. La estrella fugaz ahora sí se quedó más tiempo. Chalino vende nieves en enero y yo aquí, pobre.
lunes, 25 de noviembre de 2013
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