martes, 17 de mayo de 2022

Y tú te llamarás Pedro

Un mar podrido de nomenclaturas repetidas que se regeneran con el discurso de las tormentas del devenir. Saliva acumulada en la boca del deseo, años del decir sin decir, hacer que termina en el cementerio tepache, se está fermentando la herida: el rencor como poesía. Camposanto donde yacen miles de bocas consumadas y consumidas por su impropio pez, fueron poetas y luego polvo, peces de los tres o más días. También la harina rima y no es tan salada como la suerte. El alimento del otro es el otro: zooplancton/antropofagia. Las etiquetas surgen del fondo de la burocracia más siniestra. Volcanes que destruyen y, alabada Kali, permiten que la flora y fauna del sentido de los enunciados aparezca. ¿Qué quiero decir cuando digo Poseidón u Ometeotl o Kevin? Los romanos tomaron prestado el espíritu de los griegos, presta para la orquesta, no devolvieron el cambio, derechos de autor y becas del gobierno. Neptuno, hermano de Júpiter y Plutón, ¿o son primos de Monterrey? Palabra muerta que resucita gracias al hip hop de la marca de bebida electrizante, la reencarnación del sema en el albur, a cada momento del "rato" que habitan los millones de epítetos moribundos, instantes, nace un neologismo con los pelos rubios y sudadera de marca. Peces masculinos y femeninos que se adaptan a respirar fuera del mar, afuera del río. Aquí se transforman las LETRAS del mundo-uno-tierra-humus, vaso de lodo licuado: Él habló. En medio de este océano sostenido por una tortuga morrocoy llueve. Como si fuera una naranja medieval cortada por nominalistas cítricos que existen sólo en la abstracción, a la mitad, un pedazo de fe que sirve de isla de la redención, sin palmeras que asombren, del verbo sombrear, anonimato del páramo azul que se extiende hasta el límite del horizonte, jugo amarillo, reflejo de las conciencias, agua que piensa, uretra. El sol pega como patada de caballo, astro de carreras. El ingenuo quiere creer que vale algo la rosa, vale la pena, valen más las madres que las ostras, valedor el Rosas, vals sobre la olas, pero el olvido todo lo devora. Cae la tarde que podríamos llamar pared, lo que sea, al final es el número lo que importa: 1000 veces Pedro negó que fumaba piedra. La estadística no entiende de amores. Parapetados en su choza, los politicólogos opinan, hay que decidirse por alguna cosa, "le choix". Aparecen y desaparecen las estrellas, la Noche, vieja obscena con mayúscula, tiene un miedo terrible a las aglomeraciones, una fobia a hablar en público. La Noche anda por los callejones preguntando por la luz, es decir, quiere saber del sentido de las palabras. Vida cacofónica la nuestra, cadena que lleva un dios cara de perro que entiende cuando le chiflan. Los eslabones se arrastran y suenan a la velocidad de la obediencia, cadenas del sentido. ¿Identidad, Juana, gato? Carlos, Teresa, Miguel, fisuras en la piel del tigre, la fugacidad de la estrella Historia que se aleja más y más con cada libro publicado. Metáforas para la sal. El currículo de la humanidad está lleno de mentiras. Shakespeare no es más que un producto que se vende en las librerías, y casi nadie compra. Las mentes toman atajos, los cerebros del marketing lo saben. Mercadotecnia de los registros civiles. Marca registrada el nombrar. Adán fue el primero que se hizo rico de nombres y le puso perro al mejor de los poemas.

No hay comentarios: