Combatía la riqueza de espíritu mientras estudiaba psicología. No comía ni cenaba, sólo desayunaba. El desayuno es lo más importante. Sus libros eran de pasta dura. Abrazaba como quien no quiere ensuciarse. Ella se llamaba y no se respondía. El señor presidente no la violó. Ahí va en el camión de La Unión. Son las ocho y dieciocho minutos.
Caliche Caroma, texto y fotografía, 2013.
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