jueves, 6 de agosto de 2020

No salió el peine

Atrapado
en los otros
con los otros
entre los otros
sobre los asuntos ajenos
las manos en el fuego
el hocico lleno de lodo
mancho lo que toco
qué le puedo enseñar
a los expertos
por eso son expertos
en cambio yo
puras dudas soy
estoy hecho de naipes
de fichas de dominó
y aún así opino
qué descaro el mío
qué poca consciencia
mi consistencia aguada
digo ya no más y miento
promesas plumas son
se las lleva este viento
el mismo que me dejó
despeinadas las palabras.

Una baja, otra sube, la poesía en el baño


Es curioso cómo llegan (in)ciertos poemas a la vida de uno, uno que es, por lo gordo de la personalidad, muchos. Hace años (eso de las cuentas es para el de la tiendita), Mara Rahab Bautista López me invitó a un curso que Luigi Amara ofreció en el Traspatio (cuando el Traspatio estaba en Revolución esquina con Aquiles Serdán, Centro de Morelia). Asistí por la curiosidad, el tema ("oiga, profe, no es tema...) fue Ulises Carrión. 

La introducción de todo ese cotorreo tuvo que ver con la poesía concreta (la fusión entre las artes visuales y la poesía). Uno de los ejemplos llamó mi atención: el brevísimo poema del español Felipe Boso, la palabra "Lluvia"; el ingenio del poeta consistió en invertir la letra "i", para que el punto diera la impresión de una gota que cae. 

Se me quedó pegado en la cabeza como el chicle al zapato en una tarde de sol banquetero. Ya llovió desde entonces, les digo que no recuerdo con exactitud cuántos años pasaron, ¿tres, cuatro? Ni es tanto, pero sí es algo. Hasta que hoy entré al baño para descargar los intestinos (esta frase se la leí a Yourcenar en "Opus Nigrum"). 

Como el baño de la librería está cerca de las revistas que nadie compra, cuando toca del dos, caca, agarro una revista al azar, así he leído varias entrevistas y artículos en La Jornada Semanal (tengo como unas 300), Letras (no tan) Libres, El Chamuco, Revista de la Universidad, et al, pero hoy agarré una que no conocía: La vida literaria, que dirigió Marco Antonio Montes de Oca. 

Marco Antonio Montes de Oca se da vuelo en esta revista. Él escribe, hace la selección de casi todo (por eso es el director, dirá algún bronca-bronca), en fin, su nombre anda por toda la revista, pues cada quien. En este número que agarré, el 5, correspondiente a noviembre-diciembre de 1973, el aludido director hizo una antología de poesía concreta e incluyó un (no sé si sea correcto decir) texto de Ladislav Novák, su poema "Gloria". 

"Gloria" es como la contraparte o complemento o lo que sea de "Lluvia" de Felipe Boso. Acá la "o" de "Gloria" se eleva hacia los cielos, el ascenso que tanto han buscado los seguidores de varias religiones o simplemente el globo que un niño despistado o muy maloso soltó hacia el encuentro con los ángeles (ovnis). 

Les comparto la foto que le tomé al poema de Novák. La antología que hace Montes de Oca está buena, además en la revista (#5) se encuentran poemas de Beatriz Espejo, T. S. Eliot, Roberto Juarroz, Jaime García Terrés, un ensayo de Isabel Fraire sobre la fábula de Polifemo y Galatea. Y ya, así son mis ejercicios contra el señor Alzheimer y en pro de la buena digestión. Provecho ya de noche (es que son las 10:44 del 02/08/2020).



Primero de agosto de MMXX

(Hace dos años compartía este epigrama de José Vicente Anaya, hoy ha muerto el autor de "Híkuri y otros poemas", este libro me lo regaló Jaime Vieyra, y me gusta un xhingo. Ya varios están diciendo lo que se dice en estos casos: "Nos queda su poesía", "Se nos están yendo los grandes", "Paren ya esta cosecha de vidas", en fin, los lugares comunes, que en este caso son lugares mortuorios. Qué gacho y qué bueno que se recuerde al poeta, digo qué gacho porque "vendrá la muerte y traerá tu poesía", pero qué xhido, porque prácticamente la humanidad es puro recuerdo. Vaya pues una mentada de madre para mí a la memoria de José Vicente Anaya. Ya sé, mi jefa qué culpa tiene.) 

Quiero dedicarme unos versos nada más porque sí, se me han agotado las ganas de xhingar a los demás, ahora me mandaré al carajo yo mismo, con gusto, pues no hay nada más pinche que este montón de grasa, dientes chuecos y pelos necios que canta mal (rancheras y citadinas) y toca peor: 

"Enemigo innombrable"
Te habrías ahorrado
muchísimos insultos
si desde la infancia,
siendo consecuente,
hubieras comenzado
por chingar a tu madre.
José Vicente Anaya

El perrito de la neo-nostalgia o por qué la felicidad no es un estado anímico constante


Hay un Best-Seller en México más famoso que "Cien años de soledad" y "Los hornos de Hitler", la gente lo conoce como "el libro del perrito", pero su nombre real es "Español. Primer grado/Lecturas", editado en 1993 por Laura V. González Guerrero, Elia del Carmen Morales García, Ana Rosas Díaz Aguilar, et al, para la SEP. 

Este libro lo he vendido varias veces en la librería La inundación (¡compren libros, no sean culeros!), la última vez que lo anuncié fue el 5 de abril del año de la pandemia (o sea, 2020), y no ha vuelto a caer desde entonces. Sin embargo, la gente no sólo pregunta, insiste en que le consiga un ejemplar, no importa que sea la reedición de 2007, que es la más fácil de conseguir, pero acá fácil es casi imposible por la demanda de la que hablo. 

A pesar de que la publicación dice "Vendido", todos los días me llega un mensaje privado o una notificación sobre "el libro del perrito". Iba a quitar dicha publicación, pero mi curiosidad me llevó a preguntarles a los que preguntan por él, cuál era la razón para que este libro los vuelva locos y desesperados (el orden es lo de menos). Primero pensé que era por su contenido, pero no es así en la mayoría de los casos. 

Si tomamos en cuenta que los que iban en la primaria en 1993 ahora tienen unos 32 años, hay muchas posibilidades de que estas personas tengan hijos en edad escolar, justo del primer grado. Cuando hablaba por ellos en el chat, enseguida buscaba sus perfiles y pocas veces se confirmaba lo de los hijos, pero lo de la edad sí que era cierto. Las variantes eran que sus hijos eran más grandes, pues los tuvieron siendo ellos muy jóvenes, o simplemente no tenían hijos. Casi ninguno es profesionista.

De las diez personas que les pregunté, ¿por qué buscan tanto este libro? Ocho me dijeron, palabras más, palabras menos: "Es que me hace recordar mi época de la primaria, cuando fui muy feliz, y tenerlo de nuevo es algo muy importante para mí". Es decir, un objeto que los transporta al estado de bienestar que ahora no tienen, un recuerdo más o menos reciente de algo que para ellos significa mucho. 

Y bueno, todo esta anécdota me sirve para traer a colación a J. G. Ballard, estoy leyendo su libro "Para una autopsia de la vida cotidiana", editorial Caja Negra; él se sorprende por la neo-nostalgia que tienen algunos por los videojuegos que acaban de salir, pues las entrevistas que conforman este libro fueron realizadas en la década de los ochenta. Les dejo un fragmento del texto al que me refiero, igual no hay moraleja en esta historia, ¿o sí? 

"Eso es algo que ya ha comenzado: se escriben libros nostálgicos sobre los videojuegos. Uno de ellos se publicó la semana pasada, su autor es el hijo de Kingsley Amis, Martin Amis; el libro trata enteramente sobre su adicción a los primeros videojuegos. Es una especie de kitsch más allá de la nostalgia kitsch, una nostalgia de hace cinco minutos, ¡por el amor de Dios! No sé cuánto hace que los videojuegos irrumpieron en los Estados Unidos, pero no ha pasado tanto tiempo. Estos primeros videojuegos como Space Invaders empiezan a ser discutidos lo mismo que si un montón de cinéfilos discutieran sobre Casablanca. Pero al menos Casablanca significaba algo".


Dice mi abuelito

Qué tristeza es no poder caminar de noche
Ya de madrugada con el ladrido de los perros
Por la avenida, esas calles solitarias y poéticas
La luna o sin ella, pero caminatas nocturnas
Ahora tienes que andarte cuidando de todos
De los criminales y de los policías y de la fusión
Dice mi abuelito que siempre han asaltado
Y yo le digo "ni tanto que queme al santo"
Tienes que salir armado o de plano no salir
México para los mexicanos y la doctrina Monroe
Así parece que se pondrán las cosas, calientes
Si le robaron a John Quincy Adams la frase
Qué puedes esperar tú, él, yo, quien sea
La otra vez secuestraron a veinte de un jalón
Fue en Jalisco, y no era de noche, había sol
Creo que eso de que el sol sale para todos
Quizá sea cierto, aunque te asalten y maten
Qué tristeza toda esta cascada de quejas
Cuando apenas es mediodía, sin desayunar.

El jueves en la noche

Cada vez que escucho las noticias, locales, nacionales e internacionales, siento que mi inteligencia disminuye. Si a esto le agregamos que dicha inteligencia, de suyo, ya está disminuida, pues sólo baba queda mientras: "Las muertes por Covid-19 han aumentado", "China y Estados Unidos entran en una nueva fase del añejo conflicto", "Lozoya enfermó y de todos modos declarará para hacer caer a los peces gordos", "Corea del Norte realiza pruebas nucleares y Corea del Sur se enoja", "El cometa se vio por última vez esta semana", "Tiembla en Alaska", "Los asaltos en la capital michoacana se han descontrolado, la policía se cruza de brazos", "Tepalcatepec es zona de guerra y el gobernador salió negativo en la prueba de honestidad", "Chachita la perrita se perdió en la colonia Obrera" y etcétera de la información. 

Decido no enterarme, no saber, no nada, o sea, sí, pero nel. Pongo el disco "Scelsi Morning" de Marc Ribot a todo volumen. Afuera de la casa los trabajadores con chaleco del ayuntamiento de Morelia destruyen la calle para poner una nueva. Hay un gusto retorcido para hacer estos trabajos en época de lluvias. Ayer le pedí al gordo más gordo que comanda el equipo de "arreglacalles” que, por favor, conectara el agua, pues vi que habían trozado la manguera que surte la casa que rento, me dijo que sí y no lo hizo. 

Hoy me levanté temprano, sin noticias y con música de Marc Ribot, le reclamé al gordo (ya sé que soy obeso, por eso lo digo con familiaridad), respondió que "ayer ya no alcanzamos, ahorita la ponemos". Pero resulta que hoy no cae el agua y ya para qué, aun así, que la ponga el culero. Y no es que sea malo por naturaleza, sólo se le mira muy flojo, huevón decimos en México. Me quedo viendo hasta que la conecta de nuevo, las miradas llenas de resentimiento mas no de agua. 

En el tinaco queda una octava parte del líquido vital con el que desplazamos nuestras evacuaciones en el baño. Esto es noticia, noticias del grupo de facebook o whatsapp: "A mí también me cortaron el agua", "¿Por qué no cambian la tubería toda?", "Pinches políticos, todo se roban", "Vendo birria los domingos" y una sarta de opiniones sobre lo que debería ser, porque así son las opiniones, siempre en la superioridad moral e intelectual. La opinión es pariente de la ocurrencia.
 
Yo ya no sé qué tanto me ha afectado escuchar las noticias, porque no las veo, hace mucho que no miro la cara de angustia de los presentadores, sólo las pongo para oír algo mientras hago otra cosa. Creo que me entero de lo que pasa en el mundo (como si el mundo fuera sólo lo que pasa en las noticias) y así estoy preparado, me pongo el tapabocas, el chaleco antibalas, salgo con paraguas o ando al tiro, no vaya a ser que me encuentre al perrito extraviado y obtenga la recompensa de mil pesos. Lo negativo es que uno se pone negativo con tanta información, quizá lo único que importa ahora es saber hasta cuándo terminará este ruido de máquinas y olor a gasolina y el agua que no cae hasta jueves en la noche. 

Coda: Marc Ribot toca "The Youth Brigade Triumphs Again (And Again)", el traductor de Google dice que "La brigada juvenil triunfa nuevamente (y otra vez)". Subo a tomar café, sin azúcar, y arriba Raquel escucha las noticias: "El huracán Ramírez ha entrado con fuerza por el noroeste mexicano..."

Hifas

Lees libros para entender el mundo
Y resulta que el mundo es un gran libro
Pastas duras, edición de lujo, firmado por el autor
Pero, pinche adversidad que conjunta, tiene hongos.