(Hace dos años compartía este epigrama de José Vicente Anaya, hoy ha muerto el autor de "Híkuri y otros poemas", este libro me lo regaló Jaime Vieyra, y me gusta un xhingo. Ya varios están diciendo lo que se dice en estos casos: "Nos queda su poesía", "Se nos están yendo los grandes", "Paren ya esta cosecha de vidas", en fin, los lugares comunes, que en este caso son lugares mortuorios. Qué gacho y qué bueno que se recuerde al poeta, digo qué gacho porque "vendrá la muerte y traerá tu poesía", pero qué xhido, porque prácticamente la humanidad es puro recuerdo. Vaya pues una mentada de madre para mí a la memoria de José Vicente Anaya. Ya sé, mi jefa qué culpa tiene.)
Quiero dedicarme unos versos nada más porque sí, se me han agotado las ganas de xhingar a los demás, ahora me mandaré al carajo yo mismo, con gusto, pues no hay nada más pinche que este montón de grasa, dientes chuecos y pelos necios que canta mal (rancheras y citadinas) y toca peor:
"Enemigo innombrable"
Te habrías ahorrado
muchísimos insultos
si desde la infancia,
siendo consecuente,
hubieras comenzado
por chingar a tu madre.
José Vicente Anaya
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