Malditos días de locura con encuentros y borracheras fiadas, me dejan en la extrema pobreza rica, estoy cansado de los abrazos indigentes, ahora entiendo esta cosa de los años, los días con sus noches gonorrea, hotel de paso mi cuerpo, sábanas santas, toallas limpias. No me dejan, así vivo, invitado a los eventos: lecturas, caminatas, conciertos, insultos. Soy desde que nací, alguna certeza tengo, tal vez. Las corbatas de rayas me ahorcan el café del sueldo, sale caro ser. Cobre que cobre, siempre gordos los bolsillos del emprendedor, dice mi tío. Gano un peso más si me agacho. Con la bragueta abierta, manchas de orina en el pantalón, sonrío para la fotografía. Lavarme las manos para qué, los dedos huelen con sus narices blancas el olor dulzón del desempleo. ¿Qué es mío? Las experiencias. Hay un dios, es cierto, y hay un pero.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
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