Navidad, y yo sin ti, equidad. Recuerdo al Buki cantando una canción junto al árbol artificial, pobre Buki, siempre fue tan sentimental. No hay nieve de limón ni San Nicolás, sólo existen los poderes fácticos. Lo que queda en el refrigerador son los restos humanos de una raza cómica y un poco de pavo con cáncer, pura risa en pedazos pequeños. Y es que vi a un niño inyectarse agua sucia en las venas y me sentí tan feliz por haber terminado el libro de las felaciones que me prestó Jesucristo, el mejor amigo del hambre.
martes, 21 de enero de 2014
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