martes, 3 de febrero de 2015

Diálogos

—¿Entonces tú eres de los que creen que las personas no piensan por sí mismas, que necesitan ayuda para opinar sobre algo porque no son especialistas, porque no tienen un título?— Sergio lanza la pregunta, Antonio titubea un poco, no sabe qué responder.

—No digo eso, bueno, sí digo algo parecido pero no con esas palabras —la boca de Antonio está seca—, más bien creo que si uno sabe algo hay que ayudar al otro, al que no sabe, dirigirlo, como en la escuela, para que tenga un juicio más adecuado. Yo estudié derecho y sé de leyes, cuando escucho a alguien hablar de algo jurídico en seguida intervengo para que sepan que hay alguien con autoridad y así la conversación tenga buen fin.

—Me parece que estás en un error, cada quien puede elaborar un juicio sobre lo que sea, sin haber ido a la escuela, existen los autodidactas inclusive antes que las universidades. Otra cosa, se tiene que poner un poco de atención a lo que se está hablando, disposición de ambos, los que dialogan, para escucharse. ¿Autoridad dices? La academia se ha apropiado del conocimiento, el prestigio que te puede dar tener algún conocimiento está por encima del saber. Sin embargo existen muchas maneras de enterarse, la principal es leer, luego viene la experimentación, o al revés. El método no le pertenece a los doctores.

—Los grandes científicos tienen que quemarse las pestañas para lograr ese reconocimiento, confrontar sus tesis, aceptar la crítica. Los diplomas son sólo la prueba de que ellos no mienten, que están apoyados en una tradición —Antonio se yergue muy orondo—, lo demás no importa, que si alguien ha leído mucho pues allá él si no lleva esas lecturas a lo riguroso. Lo importante es el papel, el dictamen, lo que te da oportunidad de hablar con autoridad frente a otros.

— ¡Vaya!, hasta rimas hay. ¿Y de qué hablábamos en un principio Antonio?

—Lo he olvidado por completo. ¡Ah, ya! Me preguntaste algo acerca de una película, "El poder de un dios", de Fleischmann. Lo que ya no recuerdo es cuál era la pregunta.

—No importa, vamos por una cerveza.

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