Me mojo con las cosas que se han dicho cuando hay un silencio negro y con corbata, un minuto que alguien pidió por los desaparecidos sirve para que yo hable del agua, llueve mientras se reparten los abrazos. Miro el fondo del vaso que contiene un vació alborotado, los recuerdos líquidos le quitan la sed a la memoria, los abrazos en el río saltan, los peces de María me miran como si hubiera bebido con ellos. Porque nunca será el mismo abrazo ni la primera fumada, siempre la segunda mano. Sentimientos de a sesenta segundos cada uno, los muertos se desesperan fácilmente conmigo. Metáforas para qué las quiero, lo que necesito son otros tropos para aguantar la narración de la supervivencia, para enfrentarme a la maltratada realidad del todo está escrito. Estoy seguro que algo se les pasó cuando llegué. Digo elipsis y salto sobre las cabezas calvas de los antiguos profesores. Lo único que regresa es el dolor de la erosión, tengo callos en las manos. La tierra está seca porque ando descalzo. Me han recomendado tantas cosas y he hecho tan pocas, mi ausencia enterrada. Soy enunciado compuesto, balbuceo y me doblo del retortijón que me provoca la ira de no decir nada.
martes, 17 de febrero de 2015
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