No he hecho todo en esta vida, ¿hay otra? Es lo que me escribió el maestro de historia cuando le entregué el ensayo de mis días. Cacofonía de los sesenta y seis a la mitad. Las señales indican que soy, ¿qué soy? Vendo miserias, ocho por cinco, horas en las que soy una puta mal parida con las nalgas peludas y un grano en la punta de la verga. Qué bueno que los otros saben bien de las palabras: dignidad como liga. Sólo no quiero que me salpiquen con sus consignas baratas, hace mucho tiempo que dejé de vivir de la respiración de boca a boca. Tengo nada y una aguja para el camello de la verdad. ¿Quién vendrá a explicarme mis pasos? Yo opino pienso creo veo la luna a medio día, ¡una coma por el amor textual!
jueves, 29 de diciembre de 2016
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