Los espíritus desprovistos de otro mundo que ellos mismos deben ser criaturas extrañas; puesto que la causa de cada pensamiento se encuentra en ellos, las más extrañas asociaciones de ideas son siempre correctas. Llamamos loca a la gente cuyo orden de ideas no se puede comprobar en nuestro mundo ordinario; por eso la acuciosa observación de la naturaleza -o también matemática- es el remedio más seguro contra la locura. La naturaleza es, por así decirlo, la soga que guía nuestros pensamientos.
martes, 11 de junio de 2013
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