Utilicé el traductor como supositorio pero no sirvió para comunicarme con los gringos güeros, ellos querían sangre. Descuarticé a una anciana y a su perrito de raza, ya empezábamos a entendernos. Se habló de una bomba química, en seguida desmentí y desnudé a la primera dama, me aplaudieron algunos paisanos emprendedores y las mujeres chicanas me gritaron Dead Machine. Dejé a la mañana norteamericana masturbándome la costumbre. Las noticias mexicanas daban la verdad babeada y el fierro viejo seguía sin venderse, nos iba mal de este lado, la gente quería sacrificios humanos, no los culpo. Entonces anuncié la Barbacoa: asesinaban a un presidente en el rastro, creo que un presidente corrupto, la carne no es buena, pero cuando hay hambre las fronteras no existen.
jueves, 27 de junio de 2013
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