Brillaban tus ojos, lo noté desde lejos, fue así que me perdí a voluntad. Porque soy un barco a la deriva en el mar de lo inesperado. Pobre mar, tantos adjetivos y tanta sal. Pobre mar, yo sobre él y él soportando la carga de mis ilusiones. Me oxido, qué más da, al fondo. La luz de tus ojos seguirá brillando cuando en las profundidades esté. Y saldré de nuevo a buscar el faro móvil de tu existencia.
lunes, 26 de agosto de 2013
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