Colgó sus pies del poste y se dispuso a interpretar el mundo desde esta perspectiva. Las cosas, personas, eventos, sucesos, absolutamente todo estaba de cabeza. Iba bien, hasta que llegó el ayuntamiento. Le pidieron sus permisos y como no tenía tales lo bajaron a la realidad. A pesar de esto, cada que podía, se volvía a colgar, burlando leyes y trámites, viviendo con la sangre en la cabeza.
lunes, 26 de agosto de 2013
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