Hoy en la mañana fui al mercado con Raquel y mi perro. Todo iba bien hasta que un pit bull, aparentemente sin dueño, se acercó y se la hizo de jamón al Fuchi, así se llama mi perro.
Fuchi es un perro mediano, en realidad no sé si sea de alguna raza, tal vez de la raza cósmica, vasconceliano. El punto es que el pit bull se lanzó al cuello del Fuchi con la intención de matarlo, quizá tenían alguna rencilla antigua, una novia en disputa.
En el desmadre la pierna de Raquel quedó enredada con la cadena de paseo. Tiró varias cosas del puesto de quesadillas en donde estábamos desayunando, inclusive el tanque de gas fue a dar al suelo. Un señor se fue sin pagar y la quesadillera gritaba desesperada "¡Mis cosas, no agarren mis cosas!", pero era demasiado tarde, su establecimiento nómada había sido destruido por la rencilla canina.
Con dificultad pude quitar la cadena de la pierna de Raquel, pero las mandíbulas del pit bull estaban destrozando el cuello de Fuchi, al menos eso creímos por la escena de terror que tenía paralizado a medio mercado de los jueves, todo esto sucedió en Prados Mueres.
Les aventaron agua fría, les dieron patadas, golpes varios, amenazas e insultos, nada de lo que hacía la gente hacía efecto, parecía que Fuchi moriría en las fauces del desconocido animal.
En eso estábamos cuando Raquel dijo "¡Métele un palo por el culo!" Agarré la escoba del puesto de quesadillas y le metí la mitad del instrumento de aseo en el ano del pit bull, la mitad por el lado del mango; inmediatamente el gandalla soltó al Fuchi. Éste se salvó milagrosamente, el collar de cuero no permitió que los colmillos llegaran a su cuello.
Estoy sorprendido por la solidaridad de la gente, pero también enojado por la actitud del dueño del pit bull, muy irresponsable y culero eso de dejar que su perro ande por ahí matando a otros perros como deporte, la culpa no la tiene la mascota sino el que la educa. La moraleja de todo esto es que aprendí la técnica de pícale el culo, y bueno, el Fuchi está vivo.
Fuchi es un perro mediano, en realidad no sé si sea de alguna raza, tal vez de la raza cósmica, vasconceliano. El punto es que el pit bull se lanzó al cuello del Fuchi con la intención de matarlo, quizá tenían alguna rencilla antigua, una novia en disputa.
En el desmadre la pierna de Raquel quedó enredada con la cadena de paseo. Tiró varias cosas del puesto de quesadillas en donde estábamos desayunando, inclusive el tanque de gas fue a dar al suelo. Un señor se fue sin pagar y la quesadillera gritaba desesperada "¡Mis cosas, no agarren mis cosas!", pero era demasiado tarde, su establecimiento nómada había sido destruido por la rencilla canina.
Con dificultad pude quitar la cadena de la pierna de Raquel, pero las mandíbulas del pit bull estaban destrozando el cuello de Fuchi, al menos eso creímos por la escena de terror que tenía paralizado a medio mercado de los jueves, todo esto sucedió en Prados Mueres.
Les aventaron agua fría, les dieron patadas, golpes varios, amenazas e insultos, nada de lo que hacía la gente hacía efecto, parecía que Fuchi moriría en las fauces del desconocido animal.
En eso estábamos cuando Raquel dijo "¡Métele un palo por el culo!" Agarré la escoba del puesto de quesadillas y le metí la mitad del instrumento de aseo en el ano del pit bull, la mitad por el lado del mango; inmediatamente el gandalla soltó al Fuchi. Éste se salvó milagrosamente, el collar de cuero no permitió que los colmillos llegaran a su cuello.
Estoy sorprendido por la solidaridad de la gente, pero también enojado por la actitud del dueño del pit bull, muy irresponsable y culero eso de dejar que su perro ande por ahí matando a otros perros como deporte, la culpa no la tiene la mascota sino el que la educa. La moraleja de todo esto es que aprendí la técnica de pícale el culo, y bueno, el Fuchi está vivo.
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