Vivir con la sombra es aceptarse y saberse parte del mundo. No hay mejor amigo que esa silueta negra y misteriosa que nos acompaña a cualquier lugar, incluso (precisamente) en los sueños. Pero esta amistad es más una batalla que un abrazo, la paz no existe para los realmente vivos. Intentar comprender de qué va, o no comprender nada, al final es lo mismo, las explicaciones sólo sirven para hacer castillos con el lodo. Bajar hasta el sótano, buscar el (sin) sentido, por muy oscuro que sea éste. ¿De dónde viene el siniestro reflejo? Contemplar la vela, poner el dedo de vez en cuando y quemarse un poco, sentirse. Todo lo demás es engaño y propaganda.
viernes, 17 de junio de 2016
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