Esta semana fue la más intensa del año. Ayer terminó la Librósfera (Memoria, Letras y Resistencia). No tengo palabras para agradecer el esfuerzo tremendo que los compas hicieron para que este acontecimiento se llevara a cabo. La falta de dinero no fue pretexto, las personas organizadas son más fuertes que cualquier cheque. Sí, la ausencia, la despedida. Murió mi carnal Josué Ruiz Maldonado, el evento estuvo dedicado para él, para su joven presencia que decidió buscar otras dimensiones. Lo abrazo, me lo llevo en mí, conmigo. La música, todavía traigo la música en la cabeza. Lo terrible, algo más de lo terrible particular. En estos días el cobarde y estúpido de mi cuñado golpeó a mis dos hermanas, lo cual no quedará sin castigo; pienso que cuando protestamos contra el agandalle generalizado no hay un objeto directo hacia el cual dirigir nuestro coraje, se desvanece el enemigo, en este caso yo sé quién es el culpable. No quiero pensar en la idea de la venganza sino en la desquitanza. También sé que no soy el mejor hermano del mundo, han faltado abrazos, palabras, quisiera tener la felicidad para entregársela toda a mi familia, porque cuando los hermanos o los padres lloran yo también lloro y se rompe el corazón roto, o sea, es puro polvo de corazón lo que me queda. Esta vida, la única, es un mecate bien tenso, ando por encima de ella como funambulista. Sí, la neta a veces me dan ganas de mandar todo al carajo, huir como cobarde que soy, ya lo he hecho muchas veces y me arrepiento, no puedo seguir en la languidez espiritual, creo que hay un plan universal para mí y asumo mi papel en este caosmos. ¡Que me alcance la muerte, a ver si puede!
sábado, 3 de enero de 2015
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