Para compartir contigo está el transporte público, las esquinas de los barrios más violentos, los vendedores de palomas, el agua estancada de las azoteas en verano, los pasos silenciosos de los elefantes castrados, la sucias noticias de los hospitales. Para seguir siendo, corazón, tengo que comprender primero el teorema de los pederastas, los motivos de las escaleras, las noches encerradas en que estos ojos rojos parpadean. Un para que no para de andar buscando escarabajos en las hamburguesas del cariño. Las plantas de los pies verdes se secan, agua color negro chorreando sequías, lo escaso es un acaso, el abono olor a rosas. Te quiero morder las uñas con los pliegues de mi panza, pero estoy adelgazando. Atravieso el diccionario, cansado de no saber el alfabeto ni las sumas de las taquerías, camino viendo el cuello de la sed, la inteligencia intermitente de una mosca. Lluevo, porque soy el resultado del ciclo doloroso de las risas en los funerales. Para volar contigo habrá que guardar el silencio en una nube y cantar, una canción de sol que te impresione.
Fotografía de Wen G Vences Rufino
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