Ayudo a una anciana a cruzar la calle. Doy limosna a los indigentes que están por todas partes. Presto dinero a mis familiares y a los amigos que han caído en desgracia. Asisto a los enfermos, visito a los presos. Compro en las tiendas del barrio, aunque sean los mismos productos que venden en los centros comerciales, no importa. Trato de perdonar y amar a mi prójimo, barro el frente de mi vecino, voto por el PRI, separo la basura. Al final del día, cuando mi fuerzas ya no dan para más, recojo a ese perrito atropellado que aúlla desesperado, curo sus heridas y lo alimento.
viernes, 21 de agosto de 2015
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