Si yo fuera perro callejero habría muchas personas preocupadas por mí, me alimentarían, recibiría abrazos y caricias, un hogar caliente. Pero no, me tocó ser hombre, un simple hombre. Ni siquiera merezco una mirada de desprecio, una limosna de cariño. Soy tantas cosas, menos perro. Sin embargo, ladro.
martes, 11 de agosto de 2015
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