Voy a vivir en los desiertos de las multitudes para que mi alma encuentre sosiego, entre tanta soledad individual los rostros se vuelven oasis, eso de apartarse sin irse me está gustando. Más valdría mejor que las dunas estuvieran en mi corazón, así, en cada tormenta, podría viajar sin moverme y cambiar de forma siendo el mismo. Yo no me acostumbro a lo que soy, los otros siguen siendo los otros: piedras, huizaches, serpientes. Las noche es un coyote que canta a los destellos de la existencia.
sábado, 6 de febrero de 2016
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