Contra la estupidez exacerbada no hay argumento que valga, las palabras y los hechos poco sirven ante un ciego de entendimiento. No tiene caso gastar saliva, al menos que sea para escupir la cara del necio, es decir, ponerse al nivel de los babosos, esos que como única repuesta sólo tienen baba como defensa.
sábado, 6 de febrero de 2016
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