Bien me lo advirtió la señora de la tienda: "Esta torta ya tiene más de dos días", no importó la recomendación temporal: "¿En cuánto me la deja?", insistí, poniendo cara de can. Sólo diez pesos costó, la devoré rápidamente, pues el tiempo en la oficina casi es de oro, hay que comer apresuradamente porque la casa (empresa) pierde; algo andaba mal con ese mole de guajolote, varias flatulencias anunciaron la tempestad que se avecinaba, mis compañeros lo notaron con sus narices, aunque nadie protestó. Hice caso omiso (¿cómo se hace caso omiso ?) de las palabras de la sabia tendera, ella sabía que mi castigo sería inevitable, la cólera de los ancestros cayó sobre mí, la doña representaba toda una tradición de buenos y útiles consejos que dan los viejos. La diarrea me hizo comprender que la gente detrás de un mostrador acumula más conocimiento del que aparenta, por eso es importante escuchar y hacer caso de las recomendaciones: "Si una torta es de ayer, otra cosa comer".
domingo, 2 de octubre de 2016
Sabiduría de la esquina
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