jueves, 9 de octubre de 2014

Cotidiano

  Catorce gatos en la casa deambulan juguetones, una bola de cabrones, sus cacas y sus pelos. Dos kilogramos de alimento que con algo de suerte calmará a las bestias, hablo de los humanos no de los gatos. Una pareja que no tiene sexo, sonrisas, abrazos, películas, disgustos y cuidados en el mejor de los casos. Televisión que con un golpe se arregla, computadora de escritorio semi-servible, tocan, son los cobradores de elektra, famsa, los abonos y la renta. Refrigerador apagado con hongos de hace un rato, horno eléctrico, multifamiliar de cucarachas, plantas varias, marihuana con alcohol para los golpes y las reumas. Los pocos libros que quedan después de la venta de urgencia: una Biblia incompleta, diccionario de Derecho doblado de viejo, las confesiones de San Agustín porque ¿qué es el tiempo? Pregúntenle al de Hipona porque yo ya tengo la respuesta. También hay un perro que mueve la cola cuando llego y cuando me voy aúlla. Los muebles sucios, el baño limpio, la cocina sin despensa, la escalera podrida que invita a la azotea, paredes agrietadas, moscas, mosquitos, vecinos y esperanzas.

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