En el folleto ofrecían una estancia agradable, buen clima, servicio personalizado, paseos y actividades recreativas, ¿por qué iba a dudar de las promesas del averno? La agencia de viajes organizó un espectáculo de bienvenida. Una mariposa satánica está parada en la punta de un bomba atómica, veo como mueve sus alas de pájaro, ave mariposa que explota dejando largas secuelas en esta playa de promesas vacacionistas. Abro mi sombrilla, me instalo en el cráter. Sigo creyendo que el sol está debajo de nosotros cuando dormimos, nos calienta el sueño y el café, café dulce, La Habana se derrite a las tres de la tarde, pizzas de jamón a cinco pesos, El Vedado arde, la veintitrés está hecha de azúcar. El único diablo registrado en este hotel tiene cuernos retorcidos y una cola larga, tan larga como la culpa, es rojo y sus patas son de cabra, es mexicano, del norte. Carnitas "El Asaltante", entro, tengo hambre, las mejores carnes de la región diabólica, comida michoacana en el caribe, frijoles con carne, refrescos de carne, tocino hermano Francisco, así está bien, gracias. Camino para bajar la comida. Casas en llamas se suceden. El lobo es el diablo, la araña es el diablo, los musulmanes son el diablo, los güeros son el diablo, la cartelera cinematográfica, películas viejas, ya las vi. Altoparlantes en un carro viejo: Estado terminal del paisaje, pronóstico de lluvias con fuertes terremotos, muere turista, se ahoga en el mar. Tengo que cambiar estos dólares. Precios muy altos, una botella de agua diez verdes, temporada de navidad, mala época para viajar, estrellas engañosas con minifalda abrazan a un señor gordo de barba blanca, la muerte del Salvador se anuncia en los periódicos nocturnos. Salgo de la isla, el agua no dejaba de rodearme. Tegucigalpa se quedó atrás, o al costado, no lo sé, una chica llamada Costa Rica se quita el sostén, volcanes estallando en mi cara, volcanes que avientan lava, me alejo. Viajo en tercera clase, día de los inocentes, niños sacrificados, bromas estúpidas. Diciembre se disuelve en el calendario. Sigo bajando. Trenes que recorren los intestinos del horizonte, reservé seiscientos sesenta y seis cuartos hace dos días. Ahora doy vueltas, subo y vuelvo a bajar. El Paraíso, ambiente familiar, Judas Tropical es el capitán de meseros, trato de hablar con él pero hay muchos borrachos haciendo ruido, además no habla español, hebreo, arameo, lenguas muertas, inglés. Simplemente no me gustó el filete, es lo malo de los restaurantes con bar. Es demasiado tarde, he bebido mucho mezcal de Oaxaca, es más caro si lo compras en el extranjero, como las carnitas. La Llorona y el hombre lobo son un experimento genético de los nazis, esto me dice un colombiano que está tomando cerveza oscura. Dónde termina el restaurante, dónde comienza el bar. Babilonia inventó estas historias para engañar a los judíos, yo me las creo, me las sé todas, alfa y omega, de la "a" a la "z", principio y fin del fin, primitivo comienzo aquel de dar rienda suelta a los instintos de la imaginación, Babilonia se va, no me alcanza para invitarle una copa más. La música termina y el personal comienza a poner las sillas arriba de las mesas, extrañas costumbres las de esta tierra. Flores artificiales, la nostalgia de mi país, tengo sed. ¿Aceptan tarjeta de crédito?
jueves, 9 de octubre de 2014
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