Estás en un serio problema, esto quiere decir que puedes morir, que morirás dentro de poco. No sabes nadar y el mar te arrastra hacia el fondo, tu resistencia te sumerge una y otra vez. Por imprudente te pasa lo que te pasa, tautología infalible, debiste permanecer en la orilla. ¿Y ahora qué sigue? Tus gritos se ahogan en la inmensidad del océano. El sol es el único testigo de tu tragedia, es un sol mudo e insensible. Has tragado tanta agua que tienes un mar dentro de ti. Miedo, terror, pánico, pasas por todos los niveles de la desesperación. Un último "Ayúdame Dios mío" y se acabó. Después de dos horas las olas te depositan en la orilla, ya sin vida, ya sin ti. Tu cuerpo será descubierto por algún bañista distraído que buscaba caracoles en la orilla. Servirás de ejemplo, que no se repita tu error, para que otros tengan precaución. Dirán: "Aquí se ahogó alguien". Te convertirás en una advertencia.
jueves, 9 de julio de 2015
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