sábado, 7 de mayo de 2016

Terremoto

En el suelo el progreso de una incivilizada especie, al igual que los argumentos, caen los edificios que parecían más sólidos. Es sólo la dinámica natural, el regreso del caos primigenio. La telúrica e inevitable condición de hombres y mujeres, animales harto ególatras destinados a desplomarse. Tiembla en el pequeño cosmos, el artificial e infundado centro del universo se hace polvo; se sacude el anthropos la tierra con un leve movimiento. La seguridad es apariencia, bajo el piso habita la vibrante muerte. Aparece el vértigo existencial cuando se mueven las placas del ser, siempre estuvo ahí, nunca dejó de estremecerse. Terremoto afuera y adentro, paralelismo vital, universal vaivén. Aunque se obvie la escala Richter del miedo, a pesar de la supuesta seguridad del día a día, seguirá acomodándose el espacio y el tiempo, los humanos no son tan importantes, la vibración es lo principal.

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