Por más que intento y ensayo y doy vueltas y me muerdo la cola, por más que haga ya no sirvo para esto. Ya no puedo, en vez de caricias doy pellizcos, te hago llorar y me como mis mocos. Puta vida que destruyo con mis putas palabras prostitutas. Debo y no tengo: ni llego a la puerta, quiero tragarme la existencia con alcohol pero esto es una farsa, de mal escritor en peor persona encima de la misma escupida, cumbia colombiana que suena en la radio. Un sonrisa gastada en el pavimento de esta calle infantil. Una llanta que se poncha y una conga que se toca. Me has dado cosas tan bellas como la canción del adiós. La cosificación de la murga de Panamá ya me tiene sin testículos y es que te quiero, de alguna manera tendrás que escuchar al trovador filipino que no soy. En verdad lo intento, pero no puedo, no puedo chingada-madre-chingada. El perro me mira y es joven el paseo. Me voy, sí, ya, me fui.
lunes, 14 de abril de 2014
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