Si tecnificamos el lenguaje caemos en un hoyo retórico, por esto y lo otro mejor: salud. La fiesta estuvo bien pero no quiero que me toques las piernas. Es mío, nada más no te lo lleves. Cooperamos, no seas manchado. Ya me rompiste el parabrisas. El símbolo de la cruz. Quiero decir pero no puedo. La compañía de teatro fue mala influencia y mi mamá subió para saber si no estábamos peleando las papas, pelando los curas.
martes, 1 de abril de 2014
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