Estas buenas tardes no tienen sabor. Mejor sería que te ahorres el saludo, que lo metas en una alcancía, que abras una cuenta en el banco, quizá juntes una fortuna de saludos innecesarios. Y tu sonrisa fingida, las manos frías, el abrazo como no queriendo. Falsas amistades, peligrosas muestras de cariño inexistente.
martes, 24 de junio de 2014
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