Este trayecto del sin trabajo me tiene en la ruina del bienestar, pero estoy bien. El sudor de mi frente no es proporcional a los billetes y monedas de mi bolsillo sin cartera, billetes y monedas que se pierden en la tienda de la esquina, en los condones similares. ¡Pinche dios-patrón culebra que te arrastras entre las cobijas rotas de los pobres! La sangre de cada mes se evapora, la respiro, me limpio el rojo de la nariz, cocaína de fresa, manzanas, mi querido teo-capitalista, el milagro de la vida y sin vacaciones pagadas, la renta y el garrafón de agua, aceite de carro porque el perro tiene sarna. Veo que me estoy haciendo viejo porque ya no se me paran los amigos, ya no me visitan las ganas de ir a verlos. Pesos escondidos por esta casa que no es mía, porque ni la nada es mía mucho menos los pesos, pesos completos, centavos que os voy hablar. Decimonónica sentencia que cuesta poco, ¿me la fías? Paupérrimo voy entrando al reino de los ricos y me robo los panes rellenos de queso e injusticias, mendrugos, acertijos del estómago para entretener el hambre de mi hacer.
martes, 3 de junio de 2014
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