viernes, 6 de noviembre de 2015

Manifiesto Sipuesista

1. Las condiciones socioculturales y climatológicas, los partidos políticos y la polución, así como la orografía e hidrografía del estado de Michoacán, provocan en los habitantes de las principales ciudades del estado-establo una perturbación del habla que se manifiesta por la repetición de dos vocablos que acompañan a infinidad de expresiones linguísticas, si no es que a casi toda la jerga mestizo-purépecha: El "sí pues" ad nauseam. Sí pues el narco, Sí pues la cultura, Sí pues La Re-insistencia, Sí pues tu mamá, Sí pues Dios, Sí pues adiós mamacita, Sí pues sí vino, Sí pues guau, Sí pues dile, Sí pues ya estuvo... 

2. El Nopuesismo es proporcionalmente inverso al Sipuesismo. El Sipuesismo es lo contrario del Nopuesismo, pero necesita de éste para existir, para crear sentido. 

3. Los poetas michoacano-contemporáneos que radican en el cinturón de la pobreza creativa se dieron cuenta de este fenómeno local: la espontaneidad y la fama se conjuntaron para dar paso al agandalle literario. El Sipuesismo se convierte en un movimiento subterráneo inocuo que atenta contra los pilares del la bella poesía: se orinó pero le lavan; raya pero le limpian. 

4. El Sipuesismo derivó, devino en Puesía; a su vez, la puesía modifica al Sipuesismo, lo vuelve complejo en la medida que el vómito clásico es la mezcla del antes de y el ahora interpretativo; remueve las entrañas del pasado con el anular de la mano izquierda del hablar popular; ausculta la opinión pública para conocer su fonética precisa y complaciente, es el hisopo de los oídos posmodernos. 

5. Filosofía y sipuesismo van de la mano como siameses y amantes incestuosos, cada puesía encierra una verdad fayuca que en la dialéctica tarasca adquiere su negación nopueisista: Sí pues-No pues. La síntesis del sipuesismo es un puesto en la burocracia cultural o las extremidades cercenadas de un niño en el MACAZ. Su positivismo pesimista más que un oxímoron, es el resultado de años y años de exposición a la cantera, al aguacate y a la mentira. 

6. Sin nombres, los sipuesistas se esconden detrás del puesto de la changunga, en los gax-panchos del Centro Histérico, se visten de Fuerza Ciudadana, toman café en los portales y hacen como que leen La Jornada o La Voz, pero en realidad están puesitando todo el tiempo, todo "el ahorita", que es la forma como los puesistas miden el tiempo. 

7. Por lo anterior y por lo que viene el Puesismo se destruirá a sí mismo, pasará como pasan las combis por la avenida Madero, sin pena ni gloria. ¡Vivan los hongos de agosto y el atole de grano! ¡Viva la puesía!


12 de octubre, 2015, Morguelia , Michoangastán, Méjico.

Trece

  Martes trece en el que cortaron la luz, se acabó el gas, la quincena, el dinero que me pagan cada quince días, no rindió. Martes trece en el que paso por debajo de las escaleras, convivo con gatos negros, rompo espejos. Martes trece en el que todavía respiro aunque los chicles sigan pegándose a mis suelas.
   Es más fuerte el olor de tus pies cuando usas zapatillas deportivas, tenis anglosajones con el nombre de una diosa griega, entonces llega el príncipe Podos y te besa y tú sudas y no traes credencial con fotografía para comprobar tu abolengo, recuerdas que traes una del colegio, algo vieja, sólo el nombre aparece en la identificación, se la muestras, sí, eres Cenicienta, pero te huelen las patas, no importa dice él, te ama a pesar de los olores, de hecho se excita con la podredumbre. ¿Fueron felices a pesar del mal olor? Por supuesto, porque es muy humano apestar.

Ángel Pahuamba, el color que narra

En su página oficial, angelpahuamba.com, se menciona que es licenciado en Artes Visuales, con la especialidad en Pintura por la Facultad de Bellas Artes de la UMSNH; que tiene varios galardones como el Premio de Adquisición en el Concurso Estatal de Pintura y Estampa “Efraín Vargas”, que obtuvo en 2009; pero más allá de cualquier título o documento oficial, lo que habla por un artista es lo que hace, la creación, los frutos del árbol, porque “por sus obras los conoceréis”; Ángel Pahuamba nos presenta un discurso visual en donde los orígenes conviven con elementos contemporáneos.


Pahuamba parte de los elementos originarios que le legaron sus raíces indígenas, pero que se mezclan y fusionan con el colorido moderno, la estridencia hace que el toro pinto brame, las garzas de lago de Pátzcuaro vuelan sobre un cielo amarillo, los diablitos de Ocumicho corren a a tienda de la esquina. 


En su colección "Xirangua, crónica visual de un pueblo" hay reminiscencias de Jean Michel Basquiat, pero esto no quiere decir que sean una copia o un pastiche, sino que Pahuamba parte, como también lo hace Basquiat, del trazo violento sin dejar de lado lo figurativo, un mundo cromático en donde habitan los demonios purépechas, los toritos de petate, el grafitti, las máscaras, los negritos, pero también hay niños en bicicleta; son los colores primarios que perturban al observador, es esta una asociación delirante y exquisita, el desdoblarse caricaturesco, la historia de un imaginario colectivo que habita otra historia, la del pueblo de la Relación de Michoacán. 



¿Es el arte una auto-llamada de atención que se expande por rebote? La trascendencia le jala las orejas a la inmanencia, de ahí que el pintor se pinte a sí mismo. El autorretrato, juego de espejos, lo podemos encontrar en otros artistas michoacanos como Irasema Parra y Santiago Bucio, aunque en Ángel Pahuamba sí hay una intención de ridiculizarse, porque quizá considere el artista que los seres humanos están obligados a reírse de su tragedia.

Ángel Pahuamba tiene un lenguaje propio que ha construido a lo largo de los años, con paciencia y dedicación elaboró un alfabeto hecho a base de los colores del pueblo, lo tradicional se rompe para permanecer; sus trazos hablan del Michoacán mágico que se esconde bajo el triste manto del simulacro y la simulación. La labor del artista es desvelar, mostrar lo oculto, el pintor michoacano sublima lo folclórico. Por ejemplo, le da un giro copernicano a las tradicionales catrinas de Capula, serie que también se encuentra en su sitio web; la calaveras ya no son las señoras elegantes, ahora están pensativas, reflexionan sobre lo que son y sobre lo que las rodea.

Su gráfica, ilustraciones, retratos, etcétera, cumplen con la calidad técnica que se le exige a un creador, pero sobre todo, y lo más importante, provocan al espectador, mueven el punto de encaje en el que tan cómodamente se sitúa el público, entonces ocurre la magia: el diálogo.





Cuévano

  Llovió, los planes cambiaron, nunca algo definitivo o acabado. Esa noche brincamos charcos, Cuévano se bañó para recibirnos, nosotros fuimos la tempestad pero se nos acabó la fuerza y el dinero, cien pesos de tortillas con carne para los cinco, El Paisa II olía a dos cuadras; en la taquería un individuo se cayó en la entrada y se golpeó la nuca, sonó como un slap, primero no reaccionó pero después despertó y vomitó. Al otro día, con los calcetines mojados y el dolor de espalda porque el asiento de un carro difícilmente puede ser una cama, seguimos el trayecto hacia ninguna parte. Cuevas, túneles, olor a orines, un montón de jóvenes ebrios que se excitan con las canciones de Molotov y gastan el dinero de sus papás, coronas de flores en la cabezas de las muchachas, harto arte hay. El monumento metálico del Quijote fue ultrajado una y otra vez, para esos son las estatuas. Pobre Rocinante inanimado, en su lomo cargaba las borracheras de una generación huracán. Música en las calles, monedas en los estuches, coopera para la causa etílica, coopera por favor, coopera que aquí espantan. El concierto como teleología. A pesar de la multitud y la falta de baños, popó pipí, escuchamos, y vimos poco, a la banda de los hombres que están fuera de la ley. Casi al final llegó la Sandunga, valió la pena lo mojado, apretado, taloneado, rechazado; sí, después de las ráfagas de viento vino la música y el vino. El regreso nocturno y las casetas de cobro.

Ernesto Hernández Doblas, la herejía como poesía

  Un escritor que se divierte con las lenguas viperinas, tan abundantes en la burocracia cultural; un escritor que se regodea con las gordas carnes de las musas; un escritor que escribe con sangre, carne y desprecio; pero lo más sorprendente es que ama; un escritor que se llama Ernesto Hernández Doblas.

  Nació en Morelia en 1971, comenzó su oficio de tinieblas como lo hacen los grandes, leyendo e intentando decir-describir-destruir la rosa (negra) de la poesía, como él (nunca el mismo) dice: “En los comienzos de la poesía, en los pininos llorones, en las primeras palabras que balbucea la palabra, el poeta nomás se deja ir de a pechito sobre los pechos Coatlicue de la Diosa Poesía y se pega a ellos como becerro de Roma. Es más, y es menos, pero más o menos de todos modos la letra con sangre sale y se indaga en esos laberintos con más entusiasmo que otra costra”.

  La ciudad laberinto es del poeta y en ella tiene su reino, un reino donde los decapitados andan muy orondos sobre sus cabezas; un reino en el que las princesas son calipígicas y los bufones transgéneros. Avanza en su trayecto de tropiezos y aciertos, sin bastón ni bombín; el poeta está desnudo, no siente vergüenza, camina con el pecho inflamado; el poeta es un dragón, su palabra es fuego siempre cambiante, constante. Un destructor, un crítico porque ¡qué miseria más grande, un escritor que no escribe!

  ¿De qué está hecho Ernesto? De música ligera que rebota en la piel de los eunucos, de lecturas madrugada que filosofan con los perros, de ternura invertida, de mitologías de alcantarilla, porque ahí se esconden los deseos. También el teatro lo constituye, lo complementa, heterodoxa máscara la del poeta, el público pregunta ¿ríe o llora?

  Penetró en el cine, literal y literario. Los límites están marcados desde el nacimiento; Doblas, como buen prestidigitador, pide que le aflojen más la cuerda, al final, la caída se disfruta; él es un Sísifo enloquecido con algo de Narciso.

  “De costa a costa se comunican invisibles telegramas que el prospecto va tomando al pie de su letra (que le da el pie y se toma la mano que trae ases bajo la manga de once varas), sin saber aún, que lo que hace falta en realidad es poner a bailar a las palabras sobre brasas e insomnios”. Así se describe Hernández Doblas; él sabe que presentar, hablar de un poeta es un ejercicio suicida, pero vale la pena, no la gloria.

Frase:

“Soy Poeta se repite el Poeta hasta que de verdad se la cree, hasta que de verdad ve poesía hasta en la sopa, hasta que en verdad nos dice su verdad más íntima y no por ello menos nuestra”

Libros: 

Bitácora clandestina (1998); Oscura luz (2002); Lugar de muertos, prólogo de Gaspar Aguilera (2008); Museo de musas (2009).


Tere Sánchez o del bello y mágico arte de vivir

  Teresita Sánchez Reyna, mejor conocida como Tere Sánchez, es una actriz, titiritera, cantautora y escritora. No se trata de etiquetar o definir sino de celebrar, festejar que la vida nos regala a personas como Tere; vive en Morelia desde 1989, ella misma se echa de cabeza: “Nací en la ciudad de México en el año de 1964 y crecí en un barrio superbravo llamado Peralvillo”.

Los primeros

   Trece años tenía Tere cuando escribió su primer cuento (léase como canción); a los 17 años participa en su primera obra teatral, Cada quien su vida, escrita por Luis G. Basurto; a los 18, ya más grandecita, se integra al grupo de música andina Binni Sicarum, antes había escrito su primer canción a los 16. Si se trata de datos y de exponer a la gente es importante saber que la corrieron de la secundaria a los 14, terminó el ciclo secundariano en una nocturna. No quiso fiesta de quince años, romper la tradición es la regla aunque haya golpes de por medio.

    Ha participado en más de 50 obras de teatro, muchas de ellas dirigidas por Fernando Ortiz; escribió en periódicos de circulación nacional y la incluyeron en la antología Itinerario Nómada; en 1993-94 quedó atrapada por el encanto de los títeres, Gabriela Ortiz Monasterio fue quien la inició en la vida de las marionetas, participó en un programa de televisión que se llamaba De Tin Marín. En este mismo contexto trabajó con Dalí M. Blanch, quien cambió su vida, según platica la mismísima y a nadie parecida, Teresita.

  En la atribulada actividad musical, cantaba y tocaba el bajo eléctrico en un grupo llamado Conciertosentido; después conoce a Lety Servín, “amiga del alma y extraordinaria mujer”, con quien, en 1995, formaría Salida de Emergencia. Pero es en el 1999-2000, durante la huelga de la UNAM y la despedida de Zedillo, que surge Se aplican restricciones, espectáculo musical multimedia dirigido y producido por Raúl Arroyo. Habla Sánchez Reyna (léase como encabezado político): “La particularidad de este experimento escénico es que participan mis mejores amigos, cómplices y la mejor compañía que encuentro en Morelia después de vivir una especie de orfandad. Sergio Camacho, Carlos Cárcamo, Alejandro Coria, Husai Ching, Jochen Hiss. A esta lista sólo falta agregar a Marcos Maldonado y Víctor Rivas, seres que menciono de manera especial porque me cambiaron por completo la vida, y aún lo siguen haciendo”.

   Ha dirigido tres obras de teatro. En 2002 forma con Salvador Carrillo Márquez, el dueto Sístole y Diástole, hecho a base de música original, lo cual es todo un mérito. Trabajó con la espectacular y controvertida Jesusa Rodríguez en un programa por la defensa de los derechos de las mujeres, o sea, feminismo del bueno.

  No alcanzaría el periódico entero para decir todo lo que ha hecho esta Mujer, sí, con mayúsculas. Ella misma se describe de la siguiente manera: “Me encanta andar en bici, el olor del epazote, el romero, la lavanda. Me gusta envolver regalos, hacer garabatos en pedazos de papel y ver películas que me hagan llorar. Reírme hasta que me duela el estómago. Me fascinan los juegos de mesa, observar a niñas y niños sin que se den cuenta y hacer reír”. En el tema del amor (léase con el referente personal a la mano), comenta que “Vivo con el hombre más maravilloso que puede existir para mí, el músico, titiritero, actor, escenógrafo, director, pintor, fotógrafo, escultor, compositor. Roberto Hurtado Azuara”.

  Tere Sánchez vive con Bongo, su perro. Hace poco terminó la prepa en línea, ya que, como ella comenta, “la escuela no ha sido lo mío, aprender cosas interesantes sí”. Este año no ha sido fácil para nadie, ella lo sabe, y ha llegado a una conclusión vital: “En 2015 me doy cuenta de algo que realmente me parece relevante, contundente y piramidal. Le he perdido el miedo a la muerte”. Para un creador comprometido cada cosa que ocurre en su vida tiene importancia, los actos, las personas, de ahí que Tere concluya de esta manera: “Sólo agrego algo más, Mi papá, mi mamá y mis cuatro hermanos son para mi el refugio más importante, la enseñanza más grande el mayor orgullo en mi vida”.

Frase:
“Voy a ser feliz aunque me cueste lágrimas. Qué voy a hacer si mi hormona es la patrona, la tengo que obedecer”


Raquel Almaguer, la fotografía como un puente

  Raquel Almaguer Martínez estudió Artes Visuales en la Facultad de Bellas Artes de la UMSNH, pero su gusto por la fotografía le viene de otro lado, de un llamado que “me llegó cuando era muy pequeña, sentí que las imágenes me hablaban”, explica Raquel. Desde niña capturaba aquello que le parecía bello, coleccionaba objetos, porque, parafraseando a Walter Benjamin, el coleccionista es alguien que crea constelaciones.

  Almaguer se crió en Zihuatanejo, paraíso guerrerense de los michoacanos, ahí aprendió lo más difícil que se le puede presentar a un artista: la contemplación. El mar curtió sus ojos. “Registrar mi punto de vista es algo que hice desde niña, también hacía collage y dibujaba, todo esto inspirado por la música que me gusta oír, por el olor del agua salada, entendí el valor de un atardecer; pienso que el arte es el alma del mundo”, comenta Almaguer Martínez desde su taller, en donde también diseña ropa y cuida a sus ochos gatos.

 Aunque no es una fotógrafa reconocida en el medio moreliano, principalmente porque no le gusta la simulación, cree que muchos artistas están más preocupados por la imagen de sí mismos que por su propia obra, ha participado con sus fotografías en exposiciones colectivas dentro y fuera del país; además su obra ha sido utilizada en espacios que regularmente no son considerados los óptimos, pero ella está conforme con lo que hace, “hace seis o siete años la facultad de filosofía de la michoacana me pidió una foto para que apareciera en su programa de mano para promocionar la maestría en filos, me dio mucho gusto, la foto es de la catedral de Morelia, pero yo estaba pensando en el cielo de las siete de la mañana de un día de octubre”.

  Y es que ella considera que el arte no necesariamente tiene que estar relacionado con el dinero, no tiene que ser rentable en términos materiales, “si una fotografía puede hacerte sonreír o llorar, entonces está cumpliendo su objetivo, está llenando de significado al mundo, yo retrato puentes que unen al espectador con mi mundo”, reflexiona Raquel.

  Su trabajo puede encontrarse en Flickr, en Facebook tiene una página. Indigentearte. Para sobrellevar la existencia se dedica al arreglo de ropa, actividad que le permite trabajar en soledad, algo que siempre le ha gustado mucho.


Rayo Razmadan, Desmond Ray

  Rayo Razmadan es el heterónimo de Desmond Ray, una especie de Fernando Pessoa, un vato que incide en diferentes áreas verdes del arte: la pintura, la (bonita) música y la elaboración de instrumentos con elementos reciclados, o sea, el bricolaje sonoro ecológico.

  A pesar de que no nació en Michoacán, ni en México, Rayo Razmadan se considera michoacano de corazón, aquí construyó, desde los cimientos, mediacuchareando, su obra; en Michoacán se enamoró y aquí también tiene a sus amigos más entrañables, a sus perros.

  Desmond es el pintor, el artista plástico; Rayo Razmadan es el músico, compositor y creador de instrumentos musicales. Desmond es Rayo y Rayo es Desmond. En una época en que la multipersonalidad es considerada como una patología, este artistairrumpe con su doble existencia; dos polos que no se contradicen, sólo se madrean entre ellos, de la sangre derramada nacen flores.

  Rayo Razmadan cantó durante un tiempo con la Sonrisa Vertical, banda que ahora se encuentra en Baja California Norte. Este grupo incursiona en el progresivo experimental. La espina se quedó adentro y Rayo Razmadan grabó dos discos como solista. A partir de sus presentaciones musicales en Cactux, aparecen, ex nihilo, Los Halks Talkers (Los Hot Dogs), banda que reúne la esquizofrenia de músicos como Guillermo Portillo Hofmann y Jorge Pointelin; la danza de Andrea Meda Corona, Ameyali Olvera, Yuki Pastrana; el hip hop beat box yeah yeah de Fernando Manriquez; entre otras sorpresas.

  Como Desmond Ray se encarga de las exposiciones de artes plásticas que se ofrecen cada miércoles en un concurrido antro del Centro Histérico, una especie de pseudo trabajo en un lugar llamado Cactux. Las obras de Desmond están por todo el foro alternativo, sólo hay que poner un poco de atención, desde la máscara enorme en el patio comedor hasta las pinturas que se encuentran en el salón de conciertos. A un costado de la barra se puede ver su cara, ese rostro de furia chicana, de pocho enojo. La mayoría de su obra pictórica es figurativa y se refiere a él mismo, autorretrato en automóvil, él es su modelo principal; también ha retratado a sus perros y a las personas que ama y respeta. Su serie Zoofilia captura la decente animalidad de las personas.

  La mayoría de sus letras están en inglés porque es su primer lengua, más visceral que cerebral. influencias cósmicas, fluencias electrónicas y rock chichimeca. En su pintura los colores atacan, como una herida viva, dejan en el espectador una sensación de que algo se ha perdido y que la herida que uno es sigue abierta.

  La obra de Rayo Razmadan-Desmond Ray se puede encontrar en la red. Imparte clases de ambas artes en su domicilio, pueden comunicarse con él al cel. 44 31 23 94 02.


Alejandro García, con el ritmo en el corazón

  Manuel Alejandro García Bautista, mejor conocido como Alex García “El Tropicuyo Mayor”, es pianista, cantante y multiinstrumentista, “toco lo que me pongan enfrente, nací para la música”, comenta Alex.

  Pátzcuaro lo acogió, nació en el "Distrito" hace menos de treinta años, la edad es sagrada y secreta. La curiosidad por la música llegó desde temprano, inicia sus estudios de piano a los 5 años y al mismo tiempo incursiona en la batería; fue alumno en el Conservatorio de las Rosas durante un año, después se convirtió en un autodidacta empedernido que nunca se cansa de aprender y tomar.

De todo un poco

  Su experiencia e influencia abarca la mayoría de los géneros musicales, de morro tocó la bataca en una banda de rock llamada “Líquido”, perteneció, fue suyo, a Matanzas Club, grupo guapo de la salsa joven en Morelia. En 2013 viaja a Corea del Sur para participar con el grupo mexicano “Mariachi Latin Corea”, durante casi un año participa en infinidad de festivales en el continente asiático, comió cucarachas. Hace unos meses fue parte de una banda de salsa más choncha, más en forma, tocaron en el Salón Púrpura, Orquesta Maracachimba, con ese nombre volteaban; por problemas logísticos, económicos y climatológicos no se pudo concretar el proyecto.

Conga y timbal

  Alex García es re-conocido a distancia por su capacidad para improvisar, al igual que un jazzman, “El Tropicuyo” reinventa las letras de las canciones para darle ese toque cannabiñesco que tanto gusta a los latinos del mundo, por ejemplo Séneca. Convierte el ruido en oro, gran capacidad para hacer una canción de cualquier pretexto. Cuando sube al escenario se transforma en otro, “no puedo dejar de bailar cuando toco y canto, algo se apodera de mí, ya no soy yo”, expresa Alex García mientras se arregla la corbata.

  Algo que casi nadie sabe, y ahora sabrán, es que Alejandro también compone y escribe. Tiene en su acervo, legalmente registrado, al menos 200 canciones, listas para ser interpretadas, sin embargo sufre, “los músicos sufrimos mucho porque no se valora nuestro trabajo, se menosprecia el arte y la mayoría de la veces quieren darnos limosna en vez de pagarnos lo justo”. A veces sólo falta un golpe de suerte, porque la creatividad, el genio, lo acompaña hasta en los callejones oscuros de la madrugada. Expresa su agradecimiento y cariño a su madre, quien le enseñó a luchar por sus sueños y a dar lo mejor de sí a los otros, “mi madre es el principio y final de todo”.


Esculpir el tiempo, la fotografía de Wendy Rufino

Wendy Rufino, fotógrafa, fotorreportera, editora del medio el-artefacto y colaboradora gráfica de Tribuna Digital; desde los 15 años se interesó por este disciplina artística, originaria de Acámbaro, Gto., vive en Michoacán, aquí estudió una carrera que no ejerce, ha colaborado para muchos medios de comunicación y agencias informativas, tiene dos gatos, vive con Carmen.

Wendy Rufino toma fotos, sus imágenes viven, son más que un registro, pero pueden verse como la bitácora del fin del mundo que baila, que goza; son una visión crítica de la realidad, historias por sí mismas, composiciones muchas veces exquisitas, sus fotografías provocan, conmueven, reflejan (lo otro, lo mismo).

Estudió filosofía; su pasión, la fotografía. Reflexiona desde su hacer, ha leído sobre el tema, su obra es un discurso visual que no sólo narra, también interroga, dice preguntando. Roland Barthes, Susan Sontag, Walter Benjamin son algunas de sus referencias, pero su gran influencia es la diaria existencia, en lo cotidiano se encuentra el oro.

Ha retratado a escritores, músicos, activistas sociales, universitarios protestando, gente en las calles, el que barre, la señora que busca a su hijo, el artista del semáforo, el cielo encendido, el vuelo del colibrí; sus fotografías, aunque inmóviles, no recuerdan que hay movimiento, vida capturada. 

Esculpir el tiempo

Andrei Tarkovski, el aclamado director ruso, escribió un libro que tituló Esculpir el tiempo, en este texto habla sobre el tiempo, la materia del cine, y también de la fotografía. Para Tarkovski, la paciencia es lo primordial, una y otra vez la contemplación, ver con atención. Wendy sabe de esto, si quisiera, retrataría el viento.

Fotografía en la sangre

Inicia su inquietud por la fotografía siguiendo los pasos de su bisabuelo, el también fotógrafo David del Llano. Wendy considera que la fotografía es creadora de espejismos en la que "el ojo absorto decide e intuye la verdad más esencial". La vena fotográfica se manifiesta con afirmación creativa, la cámara de Wendy está enfocada. 





Jesús Moreno, El Profe: Arte al Servicio de la Comunidad

  Jesús Moreno, alias El Profe, es un artista visual que vive en Morelia desde hace más de 30 años. Fue maestro durante mucho tiempo en la licenciatura en Artes Visuales de la Facultad de Bellas Artes (UMSNH), en la especialidad de pintura mural, dibujo y escultura, pero ya no lo es. Ser burócrata del conocimiento no lo hace especial para nada, lo que lo caracteriza es su actividad fuera de la academia, el trabajo en la calle, porque como dice Chucho Moreno “la calle es de quien la trabaja”. Ha fundado y participado en varios colectivos ‘alternativos’, de estos el más importante es el Grupo ASCO (Artistas al Servicio de la Comunidad).

  El Profe ha sabido ganarse la confianza de los jóvenes artistas disidentes, no sólo en lo referente a las artes plásticas; músicos, escritores, bailarines, etcétera, han apoyado las propuestas que Jesús Moreno les presenta, y viceversa. Porque el verdadero maestro conoce las carencias de sus alumnos, sus necesidades, es ahí donde hace hincapié el guía. También es cierto que los discípulos tienen la obligación de superar al maestro, tal es el caso de Kenia Kenia, la alumna más adelantada en el arte del sabotaje artístico.

  Ser una fuerza centrífuga ha sido el papel de muchos artistas, de Henry Miller a Francisco Goitia; ir contra el sistema, criticar la solemnidad anacrónica de las instituciones; y al mismo tiempo formar parte de ellas. Un acto suicida y divertido, “veo que todos en la sociedad están incómodos por el papel que les toca jugar, yo digo que hay que jugarlo, porque las reglas del juego tiene que beneficiar al jugador y no al revés", habla Chucho mientras pide la otra.

  El Profe, junto con otros creativos como Lalo Aguirre, Luis López, Antonio Mendiola y el grandioso Héctor Jaime Madrigal, instituyeron (¡valga la palabra!) “El Día del Borracho”, que incluye a todos y a nadie; se celebra desde el 2010 y, como buenos discípulos de Diosinos, la fecha, el día exacto, cambia cada año. En el evento participan toda clase de (h) artistas, performanceros y más, en torno al tema que dominaba Pito Pérez. Dinámica sencilla: se escoge un lugar y ahí se celebra, no hay premios, todos son ganadores porque el arte es incluyente e inclusivo y el alcohol más.

  La Cantinatas son visitas a los templos etílicos, un recorrido por varias de las, casi extintas, cantinas de Morelia. Habla Moreno: "no me acuerdo bien hace cuánto fue, pero la idea es reactivar estos espacios que tanta historia guardan, en sus paredes, en la clientela, incluso en los baños, con sus míticos recaditos y albures propios de la ocasión". Los más beneficiados con este evento son los dueños de los establecimientos, ya que nuevos clientes conocen estos negocios.

  Cuando se le ocurrió incluir en las cantinatas a un burro que cargaba el pulque, mismo que se repartía equitativamente entre los asistentes, tuvo problemas con los animalistas locales, lo acusaron de maltrato animal, "era mentira pues el burro, que ha sido el mismo en todas las Cantinatas, es alimentado opíparamente y a veces hasta pulque le damos", platica el pintor muralista, alegre por el recuerdo.

  La obra de “El Profe” se expone en galerías como Kitsch o Monotipo Tucul, en facebook lo encuentran como Jesús Moreno. Sus oficinas de trabajo las tiene en 20 de Noviembre #121, col. Centro, ahí se encuentra todos los días, siempre trabajando en algo, si no nuevo al menos reciclado, “me gusta trabajar con la basura, porque la basura representa lo que no queremos, es decir, lo reprimido”, finaliza el artista.

Fotografía de Wendy Rufino
No todo lo que digo es oro, cierto; prefiero el cobre, más común y más vital.

Sergio Camacho, dramaturgia de la resistencia

  Sergio Camacho Cuevas es director, dramaturgo, actor y fundador de la Compañía Teatral Foro 4. Orgullosamente michoacano, “del mero Apatzingán”, Camacho Cuevas incursionó en la televisión norteamericana en los años noventas, esto le sirvió de experiencia para valorar su país y entender desde lejos lo que significaba ser mexicano. Regresó a territorio purépecha para hacer teatro local. Unos de sus primeros trabajos fue “¡Shhh Marcos!”, montaje del año 1995, un año después del levantamiento del EZLN en Chiapas. Esta obra provocó opiniones encontradas en los medios locales y nacionales, por obvias razones; ¡Shhh Marcos! alcanzó las cientos de representaciones, su argumento fue solicitado y llevado a escena en Los Ángeles, California.

Tragedia michoacana

  El teatro en Michoacán tiene una historia combativa y de resistencia, no ha sido fácil para los realizadores desarrollarse con la libertad que ellos quisieran, ya sea por carencias económicas o ideológicas. De estas tierras han surgido grandes figuras que han llegado al cine internacional, ejemplo de esto es Tere Sánchez, quien también participó con Camacho Cuevas en Foro 4; los movimientos sociales que aquí se han generado, y generan, son el argumento perfecto para que se escriban tragedias, comedias, piezas; Michoacán es un lugar fértil y lleno de historias, en donde los verdaderos artistas, los que no olvidan su lugar de procedencia, logran cosechar los frutos de esta cultura mestiza tan peculiar.

Acción social

  Foro 4 ha tenido gran participación tanto en lo cultural como en lo político, para Sergio Camacho ambos ámbitos se encuentran hilvanados, son inseparables. Por eso desde hace años participa en el Colectivo de Trabajadores del Arte y la Cultura en Michoacán A.C., además de que siempre está dispuesto a apoyar causas sociales que dignifiquen al ser humano, verbigracia, la marcha del pasado sábado en la que Foro 4 desfiló junto a los internos del psiquiátrico local para exigir alternativas a la medicación y a las terapias de shock.

El haber sido

  Son muchas obras en el haber de Sergio Camacho y su grupo Foro 4, entre ellas “Ángel de mi guarda”;la adaptación de la novela y los cuentos de Juan Rulfo, “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”; “Monte Calvo”; “Cosas de muchachos”; “Tú piel vuelve a mi boca”, adaptación teatral de la poesía de Gaspar Aguilera; “Viva México”; “Patología del ser” de Ramón Martínez Ocaranza; entre muchas más.

Fotografía de Wendy Rufino

Eduardo Solís: compositor comprometido, guerrillero musical

  Compositor, maestro y activista social, Eduardo “Lalo” Solís se ha ganado el gentilicio de michoacano a todo pulmón. Nació en Coahuila pero lo trajeron a Apatzingán cuando todavía era un niño, de esto hace ya algunos otoños. Toca la tuba, piano, guitarra, percusiones, pero la composición es lo suyo, su aportación a la cultura es de carácter orquestal, como ocurre con los grandes hombres.

  Inspirado y formado en la tradición del canto gregoriano, Beethoven, Mozart y la música popular, las composiciones de Lalo Solís se refieren al espacio y a la espiritualidad, es decir, al lugar sagrado en donde habita el ser humano: su cuerpo. El cuerpo entendido como recipiente sagrado y como analogía con el estado, el cuerpo social. La literatura y la filosofía han sido dos pilares importantísimos en su pensamiento, de Nietzsche a Ramón Méndez Estrada, la palabra es un referente muy fuerte en su música.


  Ejemplo de esto es la obra que le fue encargada por el maestro Mario Taboada Rodríguez en torno al ilustre varón Vasco de Quiroga, misma que se estrenará en diciembre de este año, "si todo camina bien en cuanto al financiamiento", comenta el peculiar compositor. Esta obra lleva por nombre “Más que humano” y fue escrita por Caliche Caroma.

  “Más que humano” es una obra que se asemeja a una “ola”, pues tiene la fuerza del mar que la antecede y acompaña, explica Lalo; han existido muchas interpretaciones sobre Vasco de Quiroga, pero esta composición pretende hacer hincapié en el humanismo que le urge a este país, y al mundo entero.

  Muchas generaciones de nuevos compositores han sido formadas, influenciadas en el buen sentido de la palabra, por Solís, quien también ha participado en multitud de eventos de carácter social; es un músico que no olvida el sustrato al que pertenece: el pueblo. Del apoyo desinteresado para exposiciones pictóricas de artistas locales hasta la protesta por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Eduardo Solís es un creador comprometido con su entorno, es parte de las instituciones pero cuestiona a las mismas.

  Por las mañanas se le puede encontrar en los cafés del centro histórico de Morelia, porque para él la contemplación es importante, “mi centro de gravedad se encuentra en la Catedral de Morelia, es una gran piedra que me atrae”.
 
Fotografía de Wendy Rufino
  En mi miseria, en el triste verme, descuido los detalles que hacen el yo; el embargo de lo que soy ya está sucediendo.

A mis muertos: Josué, Ubi y Ramón

Flores amarillas en los panteones,
rostros pintados every way
calaveras chic, monstruos mexa,
brujas feministas, héroes light,
policías, sicarios y sacerdotes.
Los tradicionalistas defienden,
los modernos, pos modernizan.
En los panteones se alcoholizan
las almas de los occisos,
aunque también hay vivos
que se esconden en las botellas.

Entonces viene el recuerdo,
presente siempre presente,
la memoria es el verdadero cielo
y en ella viven mis muertos.

Hubo problemas, Jorge enfermó

  Ahora sí ya se armó la doble penetración con un vegetariano. Así hablé cuando conocí a Pancho Brillitos, el pretexto era lo de menos. La fiesta me atrapó entre sus piernas peludas y como ya saben, sin carne y sin irritantes el sexo anal se disfruta mejor. El vino se convirtió en mi sangre, la carne roja, blanca y morena. Al otro día, domingo de resurrección y refrigerios, tenía trabajo, tocada con los hippies que dan factura, nos contrató un partido político, no recuerdo cuál. Llegué tarde, si no me hubieran marcado me habría quedado en esa cama con esa gente que sólo conocí sin ropa. Porque fue orgía la noche. Cuando iba en el taxi de regreso, la mea culpa me habló, el reclamo telefónico, sólo pude decir "Hubo problemas, Jorge enfermó".
  ¿Acaso alguien se ha sumergido en las profundidades de lo "chido"? ¿Quién se ha atrevido a penetrar en los inconquistables laberintos de lo "bonito"? ¿Dónde está el intrépido explorador del lugar común?