viernes, 6 de noviembre de 2015

Alejandro García, con el ritmo en el corazón

  Manuel Alejandro García Bautista, mejor conocido como Alex García “El Tropicuyo Mayor”, es pianista, cantante y multiinstrumentista, “toco lo que me pongan enfrente, nací para la música”, comenta Alex.

  Pátzcuaro lo acogió, nació en el "Distrito" hace menos de treinta años, la edad es sagrada y secreta. La curiosidad por la música llegó desde temprano, inicia sus estudios de piano a los 5 años y al mismo tiempo incursiona en la batería; fue alumno en el Conservatorio de las Rosas durante un año, después se convirtió en un autodidacta empedernido que nunca se cansa de aprender y tomar.

De todo un poco

  Su experiencia e influencia abarca la mayoría de los géneros musicales, de morro tocó la bataca en una banda de rock llamada “Líquido”, perteneció, fue suyo, a Matanzas Club, grupo guapo de la salsa joven en Morelia. En 2013 viaja a Corea del Sur para participar con el grupo mexicano “Mariachi Latin Corea”, durante casi un año participa en infinidad de festivales en el continente asiático, comió cucarachas. Hace unos meses fue parte de una banda de salsa más choncha, más en forma, tocaron en el Salón Púrpura, Orquesta Maracachimba, con ese nombre volteaban; por problemas logísticos, económicos y climatológicos no se pudo concretar el proyecto.

Conga y timbal

  Alex García es re-conocido a distancia por su capacidad para improvisar, al igual que un jazzman, “El Tropicuyo” reinventa las letras de las canciones para darle ese toque cannabiñesco que tanto gusta a los latinos del mundo, por ejemplo Séneca. Convierte el ruido en oro, gran capacidad para hacer una canción de cualquier pretexto. Cuando sube al escenario se transforma en otro, “no puedo dejar de bailar cuando toco y canto, algo se apodera de mí, ya no soy yo”, expresa Alex García mientras se arregla la corbata.

  Algo que casi nadie sabe, y ahora sabrán, es que Alejandro también compone y escribe. Tiene en su acervo, legalmente registrado, al menos 200 canciones, listas para ser interpretadas, sin embargo sufre, “los músicos sufrimos mucho porque no se valora nuestro trabajo, se menosprecia el arte y la mayoría de la veces quieren darnos limosna en vez de pagarnos lo justo”. A veces sólo falta un golpe de suerte, porque la creatividad, el genio, lo acompaña hasta en los callejones oscuros de la madrugada. Expresa su agradecimiento y cariño a su madre, quien le enseñó a luchar por sus sueños y a dar lo mejor de sí a los otros, “mi madre es el principio y final de todo”.


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