Ahora sí ya se armó la doble penetración con un vegetariano. Así hablé cuando conocí a Pancho Brillitos, el pretexto era lo de menos. La fiesta me atrapó entre sus piernas peludas y como ya saben, sin carne y sin irritantes el sexo anal se disfruta mejor. El vino se convirtió en mi sangre, la carne roja, blanca y morena. Al otro día, domingo de resurrección y refrigerios, tenía trabajo, tocada con los hippies que dan factura, nos contrató un partido político, no recuerdo cuál. Llegué tarde, si no me hubieran marcado me habría quedado en esa cama con esa gente que sólo conocí sin ropa. Porque fue orgía la noche. Cuando iba en el taxi de regreso, la mea culpa me habló, el reclamo telefónico, sólo pude decir "Hubo problemas, Jorge enfermó".
viernes, 6 de noviembre de 2015
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