Para hacerse de más policías el estado inventó los impuestos, porque ni somos salvajes buenos ni existe un Leviatán llamado Goya. Acabar con toda la lacra de la sociedad como motivo decorativo, nada más. Así comienza mi libro inexistente, pasta dura, íncipit brutal. Si se mueren de hambre los pobres, compramos otros, unos que sean repelentes al hambre, unos pobres limpios, que no se droguen y que eviten golpear a sus esposas en público, cada quien en su casa y agua para chocolate. Continúa la narrativa de este libro, cuando lo tenga...
Ya que las enfermedades sexuales son obra del Demonio y se venden en las librerías cultas, donde también hay condones, lubricantes y textos interesantes pago con tarjeta. Entonces publicaré un libro que se llame "El día del libro se la come". Será gratuito para los inversionistas extranjeros, yo pago, echar las nalgas por la ventana es mi pasión.
Aprobaré el aborto para los ricos de espíritu cuando sea presidente, si puedo ser escritor puedo ser presidente, hágase la boda que yo daré el pan. Porque hay programas de asistencia social que los gobernantes moribundos reparten entre la plebe, quiero más. Las páginas de mi libro se van arrastrando como babosas, van al acto oficial, "se dice leer", pero siempre llegan tarde.
En mi libro hay un San Anselmo peleando contra un San Jerónimo, en una pintura de Gauguin ocurre la batalla cuerpo a cuerpo, si el Cristo está amarillo, hepatitis tiene. Tormentas mostaza que evidencian el paso de Ocaranza (pelón pelonete) por el libro, mi libro, el paso firme del patólogo ontológico que vendió su alma a dios, tengo el recibo, un dios pequeñito como espermatozoide me lo dio. Evidencias que son tormentas, tormentas como muertas en el norte, se acabó la rabia de investigación, también me asusto cuando me muero, pase la página.
En mi libro hay unos como poemas, está el de “El poder judicial no es una broma sino un acertijo”: Marranos amontonados para tragar la leche de una ciega matrona, mamar y controlar el pezón de los negocios, trasnacionales comunistas representados y protegidos por su majestad la marca registrada, revelarse vende, dice Naomi, ¿o fue Cristo el que dijo esto? Otro poema: El poder ejecutivo y su pito brasileño, bailando samba, porque este año no hay mundial y el mundo es un balón que pateamos todos. Bolita por favor. Organizar el partido, mediar con la directiva, valorar los fuera de lugar, establecer los once, legislar como árbitro vendido, crear institutos para nuevos torneos, comisiones especiales para la venta de jugadores y también comerciales, muchos comerciales, promocionales hasta el alma.
Vean los baberos que diseña mi empresa, porque ahora soy muchos libros, cero fugas, gano más cuando me desnudo. El fenómeno ilustrado donde encuentras lo que buscas, porque estamos buscando algo, esto no es una asociación libre, esto es una carrera semántica del yo contra el nosotros. Hipnótica sensación la de ver este dedo, mira bien, cuando cuente tres te convertirás en un sapo que canta ópera, libros para niños. Acaba el poema, libro de cuentos cortos, la gente nació aburrida. Estos mismos poemas estarán en las conciencias de las banquetas, y los semáforos se pondrán en rojo cuando yo pase, si hay algún semáforo verde que se atreva a bromear conmigo, le retiro los poemas, lo maldigo con jugo de zapote y chingo a mi madre cuando dedico éste, mi libro.
Ya que las enfermedades sexuales son obra del Demonio y se venden en las librerías cultas, donde también hay condones, lubricantes y textos interesantes pago con tarjeta. Entonces publicaré un libro que se llame "El día del libro se la come". Será gratuito para los inversionistas extranjeros, yo pago, echar las nalgas por la ventana es mi pasión.
Aprobaré el aborto para los ricos de espíritu cuando sea presidente, si puedo ser escritor puedo ser presidente, hágase la boda que yo daré el pan. Porque hay programas de asistencia social que los gobernantes moribundos reparten entre la plebe, quiero más. Las páginas de mi libro se van arrastrando como babosas, van al acto oficial, "se dice leer", pero siempre llegan tarde.
En mi libro hay un San Anselmo peleando contra un San Jerónimo, en una pintura de Gauguin ocurre la batalla cuerpo a cuerpo, si el Cristo está amarillo, hepatitis tiene. Tormentas mostaza que evidencian el paso de Ocaranza (pelón pelonete) por el libro, mi libro, el paso firme del patólogo ontológico que vendió su alma a dios, tengo el recibo, un dios pequeñito como espermatozoide me lo dio. Evidencias que son tormentas, tormentas como muertas en el norte, se acabó la rabia de investigación, también me asusto cuando me muero, pase la página.
En mi libro hay unos como poemas, está el de “El poder judicial no es una broma sino un acertijo”: Marranos amontonados para tragar la leche de una ciega matrona, mamar y controlar el pezón de los negocios, trasnacionales comunistas representados y protegidos por su majestad la marca registrada, revelarse vende, dice Naomi, ¿o fue Cristo el que dijo esto? Otro poema: El poder ejecutivo y su pito brasileño, bailando samba, porque este año no hay mundial y el mundo es un balón que pateamos todos. Bolita por favor. Organizar el partido, mediar con la directiva, valorar los fuera de lugar, establecer los once, legislar como árbitro vendido, crear institutos para nuevos torneos, comisiones especiales para la venta de jugadores y también comerciales, muchos comerciales, promocionales hasta el alma.
Vean los baberos que diseña mi empresa, porque ahora soy muchos libros, cero fugas, gano más cuando me desnudo. El fenómeno ilustrado donde encuentras lo que buscas, porque estamos buscando algo, esto no es una asociación libre, esto es una carrera semántica del yo contra el nosotros. Hipnótica sensación la de ver este dedo, mira bien, cuando cuente tres te convertirás en un sapo que canta ópera, libros para niños. Acaba el poema, libro de cuentos cortos, la gente nació aburrida. Estos mismos poemas estarán en las conciencias de las banquetas, y los semáforos se pondrán en rojo cuando yo pase, si hay algún semáforo verde que se atreva a bromear conmigo, le retiro los poemas, lo maldigo con jugo de zapote y chingo a mi madre cuando dedico éste, mi libro.
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