El médico limpia la herida, remueve, con frialdad y precisión, la carne escindida. La anestesia arde, pero sólo al principio. Surcir no es ningún problema, tres puntadas con hilo de nilón doble cero. Debes de lavar y secar la herida perfectamente, de lo contrario se te infectará. Mañana temprano te aplicas la vacuna contra el tétanos. Habla el médico. No es cicatrizar, se le llama coagulación, a eso te refieres. El médico me cobra cien pesos por su arte, insiste en un analgésico o desinflamante, le hablo del Orden caníbal, de la desaparición de la medicina según Attali y le pago. Cuando los accidentes ocurren, cuando la sangre brota, es aquí, en el pie, mira, toca.
jueves, 6 de marzo de 2014
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