“De lo poco que recuerdo de mi mamá es que era muy alegre”, habla uno de los personajes de la obra escrita y dirigida por Manuel Barragán, “L’Ate. Adiós, un abrazo y un dulce para el camino”, protagonizada por Teresita Sánchez, Noemi Uribe, Paulina Rosas y Yamel El Mosri. Esta tragicomedia con momentos durísimos se estrenó el jueves 23 de mayo en el Foro La Ceiba, ubicado en Lacas de Uruapan #301, colonia Vasco de Quiroga, comenzó a las 8:00 p.m., me senté frente a la mesa de la cocina donde se preparan las ricas mermeladas y los sabrosos ates de guayaba.
La gente esperaba la segunda y tercera llamada. Llegué 7:40, pasadas. Me encontré con unas amigas. Alguien estaba contando un chisme ahí afuera de La Ceiba: “¿Ya sabes que Teresita dejará el teatro?”. La noticia me pareció infundada, aunque nunca se sabe con la Tere. Dieron la segunda llamada, los que llegaron temprano, algunos con reservación, estaban empoderados, circundaban la entrada del foro que sobrevive más allá del primer cuadro de la ciudad. Para ingresar, después de la tercera llamada, lo vocean a cada uno por su nombre, yo, que no llevaba boleto, tuve que esperar hasta el último, pero al entrar, el mismísimo Manuel Barragán me sugirió un lugar privilegiado, de frente a la acción teatral. Los últimos, a veces, tenemos suerte.
Una mujer abandona a sus hijas, tres chamacas. Otra mujer las adopta, pasan lustros sin saber de la madre biológica, pero también son lustros de amor y entrega de la verdadera madre, cuidado y entrega, “el darse como si”. La vida de todas ellas (todas) está atravesada por la desgracia, transversalidad doliente, de las novias dejadas por motivos LGBTTTIQ+ a la súbita muerte, pasando por el incesto, la ingratitud y la mentira, ¡qué bonita familia! Histeria-historia con Fantasmas. Lo triste de ser espíritu, el ate ni ningún otro dulce puede ser degustado.
La dramaturgia de Barragán juega con lo melodramático, obtiene el oro de las minas de las telenovelas, que las hubo muy buenas, usa la miel y la hiel para edulcorar un mundo atroz, brutal y voraz, pero al final hay luz, lágrimas y risas… de fondo “Rosas en el Mar” cantada por Massiel: Voy buscando un lugar perdido en el mar /Donde pueda olvidar del mundo la maldad /La soledad quiero buscar /Para poder vivir en paz/Es más fácil encontrar rosas en el mar. La la la la larara…
Y a pesar de la dura prueba, al final triunfa la mermelada. El público lloró, se impresionó con varias de las confesiones y soltó mucha carcajada, mejores señales no hay, ahí están las pruebas que pide el remitente. La redención es muy importante, son tiempos de odio y venganza, el perdón, pareciera, no es la opción. Acertada decisión de Barragán al juntar a estas cuatro actrices.
Los créditos completos son: Asistente General, Ariadna Ponce; Producción, Vaso Teatro; Asesoría, Conchi León; Piezas Musicales, Eros Ortega; Escenografía y Utilería, La Compañía; Vestuario, Venus Solorio y Vaso Teatro; Iluminación, La Compañía; Diseño Gráfico y Fotografía, Cristina Bustamante.