a) Estaba en San Juanito Itzícuaro papando moscas, en eso sonó una campana y dije a mi compañero: "Creo que ya va a pasar la basura"; lo hice porque estoy acostumbrado a relacionar ese sonido de campana pequeña con los recolectores de desperdicios. Enseguida me respondió el aludido, habitante de esta colonia: "No manches, es la llamada para ir a la capilla". Iba a pedir disculpas, pero en cambio dije: "Ya no sé distinguir entre una y otra.
b) Saco a pasear a Vainilla todos los días, por ahí de las 7:30/8:00 horas. Recorro la colonia por algunas rutas que nos hemos inventado juntos. Desde hace dos semanas he visto en una de las calles por la que hacemos el recorrido canino a un gato blanco que fue atropellado. Los primeros días estaba ahí, con las tripas de fuera y moscas verdes metálico volando alrededor. Luego, a los pocos días, alguien le habían echado cal. Hoy pasé con Raquel junto al cadáver, ya muy venido a menos (redundancia fúnebre). Ella, filia de todo lo felino, se entristeció y me reclamó, en ese momento representé a la colonia y a toda la humanidad: "Qué poca, ¿por qué no han recogido al gatito, cuánto tiene así?". Le expliqué lo que había visto y oído: "La gente de la calle se ha acostumbrado a ver los restos del animal que ahora es un referente toponímico, las cosas están antes o después del gato". Seguro Raquel irá mañana a sepultar al gato.
jueves, 27 de junio de 2019
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