Admito que mi nivel intelectual está muy por debajo de la media normal (CI 20-34), por este motivo devoro libros al por mayor, leo, al menos, cinco horas al día, me esfuerzo por comprender las complejas ideas de los pensadores clásicos y contemporáneos, pero termino pasando los ojos por misterios inescrutables. De literatura he revisado gran parte de ese universo de ficciones estilizadas que sirve para que personas muy importantes hablen en los congresos y cafés, admito que me pierdo entre tantos personajes; así también de la poesía, con la que me he roto la cabeza, imágenes impenetrables que, por más que le doy vueltas, nunca entiendo. Luego entonces y con embargo, tales lecturas pocos estragos han causado en mí, aún me quedo mudo ante los argumentos (sólidos) de los demás, mi comprensión del mundo ni existe, ando como ciego a medio día, tropiezo en cualquier conversación, mis opiniones son como moscas, molestas y efímeras. Y a pesar de esta obtusa existencia, de mi declarada imbecilidad, puedo afirmar algo, lugar común de la sobado: Yo sólo sé que soy Caliche Caroma.
martes, 21 de marzo de 2017
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